miércoles, 24 de julio de 2013

María del Carmen Sallés y Barangueras, Santa


Fundadora, 25 de julio
 
María del Carmen Sallés y Barangueras, Santa
María del Carmen Sallés y Barangueras, Santa

Fundadora de la Congregación
de Hermanas de la Inmaculada Concepción

Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, Santa María del Carmen Sallés y Barangueras, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción, para la educación de mujeres piadosas e incultas (1911).

Fecha de beatificación: 15 de marzo de 1998 por el Papa Juan Pablo II

Fecha de canonización: 21 de octubrer de 2012 por S. S. Benedicto XVI
Todo empezó en Vic (Barcelona, España), en 1848. El 9 de abril nació a la vida. El 11 nació a la gracia.

Con un nombre: Carmen Sallés. Y con un estilo que uno de sus hermanos resumía en aquel aire suyo de andarse en la presencia de Dios.

En el día a día, fue colegiala en la Compañía de María. Y se preparó, alegre y consciente, para el matrimonio. Pero con una duda inquietante: ¿era eso, lo que Dios quería de ella?.

Unos Ejercicios Espirituales y un discernimiento valiente, le hicieron ver que no. Dios la invitaba a consagrarse a Él, en la vida religiosa. Nuevos interrogantes: ¿Dónde? ¿Cómo?

Consagrada

En 1869, ingresó en el noviciado de las Adoratrices, que se dedicaban a la recuperación de mujeres marginales, por la delincuencia o la prostitución. Su inquietud y su capacidad de razonamiento la llevaron a preguntarse cómo habrían sido aquellas mujeres si la sociedad les hubiese dado otras oportunidades. Decidió entonces dedicar la vida a la formación de la mujer, para que pudiera ocupar en la sociedad el lugar que le correspondía, en cualquier clase social en que se encontrase.

Pasó para ello a una Congregación de Religiosas, dedicadas a la enseñanza y educación de la mujer: las Dominicas de la Anunciata, fundadas por el P. Coll, quien la recibió en el Noviciado. Durante 22 años se dedicó a la educación en diversos lugares, dirigió una escuelita para que los hijos de mujeres trabajadoras no estuvieran en la calle; en Barcelona dirigió un colegio dedicado a la clase media, y se las ingenió para abrir en él enseñanzas nocturnas para 300 obreras, ayudada por las alumnas del turno diurno.

Se esforzaba por aumentar la cultura femenina y educar a las jóvenes en una piedad honda, bien fundamentada, sin sensiblerías, que se anticipara a la mentalidad más común en su tiempo, de manera que todos pudieran comprender que la mujer debía ir más allá de las primeras letras y las “labores de su sexo”.
Entre otros problemas internos se la acusó de querer llenar de vanidad la cabeza de la mujer. El año 1889 Carmen inicia un profundo proceso de búsqueda. Oraba, consultaba y se ponía a la escucha de la voz del Espíritu Santo que la hablaba al corazón y también por las circunstancias que vivía.

Los problemas fuertes acontecen a finales de 1891 y primeros meses de 1892. La verdad es que ella nunca quiso salir definitivamente de la Congregación Dominicana, sino desplegar una rama de este mismo árbol. Quiso quedarse en la casa, para seguir impartiendo la enseñanza en ella. Pero se lo negaron, y se vio forzada a iniciar un camino nuevo. Acompañada de tres compañeras -Candelaria Boleda, Remedios Pujol, Emilia Horta- inició una Congregación nueva en la Iglesia, llamada en un primer momento: Concepcionistas de Santo Domingo, hoy: Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza.

En una búsqueda perseverante pero tranquila, porque confía en el Señor más que en sí misma, Carmen hace un viaje a Madrid. Allí la espera la Providencia Divina. La palabra firme y serena de Don Celestino Pazos, perteneciente al Cabildo de Zamora, le ayuda a buscar la voluntad de Dios. Carmen entrega su proyecto a la Virgen del Buen Consejo, situada en la capilla de la Colegiata de S. Isidro. Después de orar, dice a sus compañeras: "Es voluntad de Dios. Vamos a Burgos. Allí trabajaremos y lucharemos con todo lo que se presente. Y Dios proveerá".

El 15 de octubre de 1892, festividad de Santa Teresa de Jesús, Carmen llega a Burgos, con las tres compañeras: Candelaria Boleda, Emilia Horta y Remedios Pujals. Allí encuentra un gran protector en la persona del Señor Arzobispo, D. Manuel Gómez-Salazar y Lucio Villegas, quien, el 7 de diciembre del mismo año, otorga la aprobación Diocesana a la naciente Congregación y autoriza la apertura del primer colegio Concepcionista.

El 16 de abril de 1893 se obtiene la aprobación Diocesana de las Constituciones y Carmen Sallés recibe el nombramiento de Superiora general.

El 29 de febrero de 1908, Carmen Sallés solicita del Santo Padre la aprobación del Instituto. Y el 19 de septiembre del mismo año recibe el Decreto de Alabanza, otorgado por San Pío X.

Desde el primer momento se dedicó a preparar adecuadamente a las futuras religiosas maestras. En un momento en que las leyes no exigían el título de maestra para enseñar en colegios privados de la Iglesia, puso a las religiosas a estudiar la carrera de Magisterio y la de Piano y las introdujo en el dominio de la lengua francesa. La Universidad iba a tardar todavía unos años en abrir sus puertas a la mujer. Pero ya a dos años de fundado el Instituto, sus alumnas cursaban estudios de Magisterio.
Planteó la educación como un proyecto integral y equilibrado. La niña, la joven, debían desarrollar armónicamente su inteligencia y su corazón.

Gastó su vida al servicio de la educación de niños y jóvenes.

Empleó todas sus energías en fundar hasta 13 "Casas de María Inmaculada", como gustaba llamar a sus Comunidades y Colegios. Estas fueron: Burgos, Segovia, El Escorial, Madrid, Pozoblanco, Almadén, Valdepeñas, Manzanares, Santa Cruz de Mudela, Murchante, Barajas de Melo, Arroyo del Puerco (hoy de la Luz), Santa Cruz de la Zarza).

“Seguirá fiel a su vocación religiosa dedicada a la enseñanza. En 19 años de trabajo, fundará 13 casas y desarrollará un amplio apostolado en colegios en diversas ciudades y pueblos de España. Emergerá la figura de una mujer de gran carácter y de gran dulzura, que supo superar muchas dificultades a lo largo de todo el itinerario de fundadora. Su fe inconmovible y su ardiente caridad van unidas a una gran sensibilidad por la formación cristiana de las mujeres en un tiempo donde surgían presiones laicistas y anticlericales. M. Carmen manifiesta también un gran amor por las niñas más pobres: en efecto, en todas sus fundaciones surgen juntamente las iniciativas para favorecer las niñas más pobres. Los testimonios ofrecen también pruebas sobre la densidad de su vida interior y de la delicadeza de conciencia con respecto a las experiencias dolorosas pasadas: nunca la oirán lamentarse o hablar mal de nadie o justificar sus propias actitudes”. (Positio).
También inició los pasos previos para llevar su obra a Italia y Brasil.

Murió en Madrid, a los 63 años, el día 25 de julio de 1911 habiendo gastado y desgastado su vida por Dios y los hermanos.

El 8 de diciembre de 1954, festividad de la Inmaculada Concepción, y Año Mariano, S. S. Pío XII aprobó definitivamente la Congregación, con su nombre actual: Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza.

El 15 de marzo de 1998, S. S. Juan Pablo II la beatificó.

“Mientras haya jóvenes que educar y valores que transmitir, las dificultades no cuentan”, decía. Madre Carmen continúa su trabajo en la Iglesia por medio de las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza.

La devoción a la Santa Carmen Sallés se va extendiendo de manera providencial por todo el mundo.

Aprobado milagro para su canonización

Una niña brasileña de 3 años que sufría una isquemia cerebral aguda se recuperó milagrograsamente gracias a su intercesión, la curación es asombrosa y total.

El milagro ocurrió en Sao Paulo (Brasil) en año 1999 cuando la pequeña Maria Isabel Gomes de Melo Gardelli, de solo tres años de edad sufrió una isquemia cerebral aguda que la dejó paralizada, con el rostro deformado y sin esperanzas de recuperación.

De padres médicos, la niña fue enviada a su casa sin tratamiento ni medicinas, esperando un fatal desenlace. Fue entonces que tanto su familia, como sus compañeros del colegio María Inmaculada de Sao Paulo, iniciaron una Novena de oración a la Madre Carmen Sallés.

La Postuladora de la Causa de Canonización, Madre María Asunción Valls Salip, explicó que en "el quinto día de la Novena, fue cuando se curó…la oración de los niños tiene mucha fuerza".

Los médicos habían descartado una curación completa. Aún si hubiera recibido años de terapia y tratamientos, los médicos dejaron claro que tendría riesgo alto de epilepsia y otros síntomas secundarios".

A lo largo de su vida, la joven pasó por el diagnostico de 27 médicos y "realmente no ha quedado absolutamente ninguna secuela", explica la Madre Valls. Ahora María Isabel tiene 15 años, y por su belleza hasta ha recibido ofertas para trabajar como modelo.

"Es una alumna brillante, con 8 y medio de nota media en todos sus estudios, con un carácter alegre, solidario, una gran capacidad de comprensión, es decir, es una alumna brillante humanamente e intelectualmente", y "claro, no puede caber duda del milagro", explica la postuladora.

Una resonancia magnética reciente demuestra que en el cerebro de la joven está aún la cicatriz de la isquemia y nadie puede negar que sufrió este severo ataque cerebral, según explica la religiosa.




Santa María del Carmen Sallés y Barangueras, virgen y fundadora
fecha: 25 de julio
n.: 1848 - †: 1911 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 15 mar 1998 - C: Benedicto XVI 21 oct 2012
hagiografía: Alfa y Omega
En Madrid, capital de España, santa María del Carmen Sallés y Barangueras, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción, para la educación de mujeres piadosas e incultas.

Cuando vino al mundo Carmen Sallés y Barangueras, en abril de 1848, nadie lo tomó en cuenta. Era el año del Manifiesto comunista. Un acontecimiento social y político de primera magnitud. Incluso en su ciudad natal, Vic, pasó inadvertido. Allí toda la atención se la llevó La muerte de Jaime Balmes, filósofo y escritor de gran relieve.
La vida de Carmen Sallés no iba a ser fácil. Desde niña apuntaba hacia caminos particulares y difíciles, rompiendo los designios de sus padres que la encarrilaban al matrimonio. Ella abrigaba un propósito personal que fue tomando cuerpo en sus años jóvenes. Sentía por dentro una inclinación religiosa. Con el tiempo supo que aquello era el germen imparable de una vocación de entrega a los caminos de Dios y del prójimo.
Caminos claros e inciertos a la vez. ¿Por dónde tirar? Entró primero en las Adoratrices. Contenta pero no satisfecha, pasó a las Dominicas. Le tiraba el camino de la educación. Lo llevaba hincado en el alma. ¿Cuál iba a ser su lugar en la Iglesia? Junto con su tendencia a la educación humana y religiosa, su vocación se decantaba hacia la dignificación de la mujer. Soñaba con hacer algo que favoreciera la feminidad. Algo que sumara cultura y religiosidad; que educara, que formara, adelantándose a otros influjos. Incluso algo que preservara. Educar consiste en anticiparse, era el estribillo que le rondaba por la cabeza. Y pensaba siempre en la Inmaculada, preservada y preparada por Dios para una gran misión. Tan sublime y tan femenina a la vez. Lo suyo, lo de Carmen Sallés, apuntaba a un feminismo sin aspavientos. Era, en realidad, un feminismo a lo divino.
Con la plenitud de la edad le alcanzó a Carmen la plenitud de su decisión. Tenía un ideal claro y algunas compañeras -Emilia, Remedios, Candelaria- con quienes ponerse a la tarea. Abriría con ellas un nuevo camino en la Iglesia. Al servicio de Dios y con especial dedicación a la promoción integral de la mujer. Pero ¿hacia dónde dirigir sus pasos? Inició una dura peregrinación. Consultas y tanteos. Ilusiones y sinsabores. Un buen día, descartadas otras bazas, dijo a sus compañeras con clara decisión: Será en Burgos. Allí Dios proveerá.
Queriéndolo o sin quererlo, Carmen Sallés se había metido por los caminos de Teresa de Jesús. En Burgos, en 1582, había dejado Teresa su última fundación. Cómo el Señor guió hacia allí sus pasos y cómo sostuvo a la fundadora, lo cuenta la madre Teresa en el capítulo 31 de Las fundaciones. No era mal augurio empezar justo donde Teresa terminó. De momento, en octubre de 1892 Carmen Sallés y las suyas estaban arrodilladas ante el Cristo de Burgos. Era lo primero que se le había ocurrido también a Teresa de Jesús.
Con el respaldo del arzobispo Manuel Gómez Salazar nacería enseguida la Congregación de Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza. Fecha, el 15 de octubre de 1892, fiesta litúrgica de santa Teresa. No podía ser de otra manera. La aprobación oficial del arzobispo llegaría poco después. El día de la Inmaculada Concepción. Cuando las primeras Concepcionistas, con su hábito blanco y azul, salieron de casa para ir a la catedral, en Burgos había nevado copiosamente. ¡Qué amasijo de curiosas y providenciales coincidencias! ¡Todo quedaba entre Teresa de Jesús y la Inmaculada Concepción!
Desde Burgos inició Carmen Sallés los caminos de sus muchas fundaciones. Orientándolas a la educación pero coincidentes en muchos perfiles -posadas y carretas incluidas- con los viejos caminos fundacionales de Teresa. Carmen iba abriendo noviciados y escuelas o colegios. Segovia, El Escorial, Madrid, varios lugares de la Mancha, de Cáceres, de Navarra. Cuando le llegó la hora, el 25 de julio de 1911, su congregación de Concepcionistas estaba consolidada y presente en buena parte de la geografía española. Luego vendría la expansión por el ancho mundo. Siempre en pie de servicio alegre y comprometido. Brasil, Japón, Venezuela, Estados Unidos, Italia, República Democrática del Congo, República Dominicana, Guinea Ecuatorial, Corea, Filipinas y México testimonian hoy que los caminos de Carmen Sallés -caminos de santidad personal orientados a Dios y de servicio al prójimo en el campo de la educación- eran de alcance universal.
Su beatificación en 1998 por Juan Pablo II y canonización por Benedicto XVI en 2012 certifican la ejemplaridad de su vida y de sus virtudes. Su santidad probada y atractiva. La validez eclesial de su testimonio y de su herencia. ¡Quién iba a decirlo en Vic aquel 9 de abril de 1848!

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