martes, 2 de julio de 2013

Isabel de Portugal, Santa


Reina de Portugal, Julio 4
 
Isabel de Portugal, Santa
Isabel de Portugal, Santa

Reina de Portugal
Terciaria Franciscana.

Isabel significa "Promesa de Dios"

Nacida en Aragón, España en 1271, santa Isabel es la hija del rey Pedro III de ese reino y nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron Isabel en honor a su tía abuela, Santa Isabel de Hungría.

Su formación fue formidable y ya desde muy pequeña tenía una notable piedad. Le enseñaron que, para ser verdaderamente buena debía unir a su oración, la mortificación de sus gustos y caprichos. Conocía desde pequeña la frase: "Tanta mayor libertad de espíritu tendrás cuando menos deseos de cosas inútiles o dañosas tengas". Se esmeró por ordenar su vida en el amor a Dios y al prójimo, disciplinando sus hábitos de vida. No comía nada entre horas .

La casaron cuando tenía 12 años con el rey Dionisio de Portugal. Esta fue la gran cruz de Santa Isabel ya que era un hombre de poca moral, siendo violento e infiel. Pero ella supo llevar heroicamente esta prueba. Oraba y hacía sacrificios por el. Lo trataba siempre con bondad. Tuvo dos hijos: Alfonso, futuro rey de Portugal y Constancia, futura reina de Castilla. Santa Isabel llegó hasta educar los hijos naturales de su esposo con otras mujeres.

El rey por su parte la admiraba y le permitía hasta cierto punto su vida de cristiana auténtica. Ella se levantaba muy temprano y leía 6 salmos, asistía a la Santa Misa y se dedicaba a regir las labores del palacio. En su tiempo libre se reunía con otras damas para confeccionar ropas para los pobres. Las tardes las dedicaba a visitar ancianos y enfermos.

Hizo construir albergues, un hospital para los pobres, una escuela gratuita, una casa para mujeres arrepentidas de la mala vida y un hospicio para niños abandonados. También construyó conventos y otras obras para el bien del pueblo. Prestaba sus bellos vestidos y hasta una corona para la boda de jóvenes pobres.

Santa Isabel frecuentemente distribuía Monedas del Tesoro Real a los pobres para que pudieran comprar el pan de cada día. En una ocasión, el Rey Dionisio, sospechando de sus actos, comenzó a espiarla. Cuando la Reina comenzó a distribuir monedas entre los pobre, el rey lo observó y enfurecido fue a reclamarle. Pero el Señor intervino, de manera que, cuando el rey le ordenó que le enseñara lo que estaba dando a los pobres, las monedas
Isabel de Portugal, Santa
Isabel de Portugal, Santa
de oro se convirtieron en rosas.

Forjadora de la paz

El hijo de Isabel, Alfonso, tenía como su padre un carácter violento. Se llenaba de ira por la preferencia que su padre demostraba por sus hijos naturales. En dos ocasiones promovió la guerra civil contra su padre. Isabel hizo todo lo posible por la reconciliación. En una ocasión se fue en peregrinación hasta Santarém lugar del Milagro Eucarístico, y vestida de penitente imploró al Señor por la paz.

Llegó hasta presentarse en el campo de batalla y, cuando los ejércitos de su esposo y su hijo se disponían a la guerra, la reina se arrodillaba entre ellos y de rodillas ante su esposo e hijo, les pedía que se reconciliasen.

Se conservan algunas de sus cartas las cuales reflejan el calibre evangélico y la audacia de nuestra santa.

A su esposo: "Como una loba enfurecida a la cual le van a matar a su hijito, lucharé por no dejar que las armas del rey se lancen contra nuestro propio hijo. Pero al mismo tiempo haré que primero me destrocen a mí las armas de los ejércitos de mi hijo, antes de que ellos disparen contra los seguidores de su padre".

A su hijo: "Por Santa María Virgen, te pido que hagas las paces con tu padre.



Santa Isabel de Portugal, reina
fecha: 4 de julio
fecha en el calendario anterior: 8 de julio
n.: c. 1271 - †: 1336 - país: Portugal
canonización: C: Urbano VIII 24 jun 1626
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Santa Isabel, reina de Portugal, admirable por su desvelo en conseguir que reyes enfrentados hiciesen las paces y por su caridad en favor de los pobres. Muerto su esposo, el rey Dionisio, abrazó la vida religiosa en el monasterio de monjas de la Tercera Orden de las Clarisas de Estremoz, en Portugal, que ella misma había fundado, y en el cual murió cuando se esforzaba por conseguir la reconciliación entre un hijo y un nieto suyos que estaban enfrentados.
patronazgo: intercesora en peleas y conflictos, contra las guerras.
oración:
Oh Dios, que creas la paz y amas la caridad, tú que otorgaste a santa Isabel de Portugal la gracia de conciliar a los hombres enfrentados, muévenos, por su intercesión, a poner nuestros esfuerzos al servicio de la paz, para que merezcamos llamarnos hijos de Dios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Isabel era hija de Pedro III de Aragón. Nació en 1271. En el bautismo recibió el nombre de Isabel en honor de su tía abuela, santa Isabel de Hungría. El nacimiento de la niña fue ya un símbolo de la actividad pacificadora que iba a ejercer durante toda su vida, puesto que, gracias a su venida al mundo, hicieron la paz su abuelo, Jaime, que ocupaba entonces el trono, y su padre. La joven princesa era de carácter amable y, desde sus primeros años, dio muestras de gran inclinación a la piedad y a la bondad. Trataba de imitar todas las virtudes que veía practicar a su alrededor, porque le habían enseñado que era conveniente unir a la oración la mortificación de la voluntad propia para obtener la gracia de vencer la inclinación innata al pecado. Desgraciadamente, los padres de familia olvidan esto con frecuencia y acostumbran a sus hijos a desear desproporcionadamente las cosas de este mundo y a satisfacer todos sus caprichos. Ninguna penitencia es más educativa para un niño que la de acostumbrarse a no comer entre comidas, a soportar con paciencia que no se cumplan todos sus deseos y a no complicar la vida a los demás.

La victoria de Santa Isabel sobre sí misma se debió a la educación que recibió en la niñez. A los doce años, Isabel contrajo matrimonio con el rey Dionisio de Portugal. Este monarca admiraba más la noble cuna, la belleza y las riquezas de su esposa que sus virtudes. Sin embargo, la dejó practicar libremente sus devociones, sin sentirse por ello llamado a imitarla. Isabel se levantaba muy temprano para rezar maitines, laudes y prima antes de la misa; por la tarde, continuaba sus devociones después de las vísperas. Naturalmente, consagraba algunas horas del día al desempeño de sus deberes domésticos y públicos. Comía con parsimonia, vestía con modestia, se mostraba humilde y afable con sus prójimos y vivía consagrada al servicio de Dios. Su virtud característica era la caridad. Hizo lo necesario para que los peregrinos y los forasteros pobres no careciesen de albergue y ella misma se encargaba de buscar y socorrer a los necesitados; además, proveía de dote a las doncellas sin medios.

Fundó instituciones de caridad en diversos sitios del reino; entre ellas se contaban un hospital en Coimbra, una casa para mujeres arrepentidas en Torres Novas y un hospicio para niños abandonados. A pesar de todas esas actividades, Isabel no descuidaba sus deberes, sobre todo el respeto, amor y obediencia que debía a su marido, cuyas infidelidades y abandono soportaba con gran paciencia. Porque, aunque Dionisio era un buen gobernante, era un hombre vicioso. En su carrera pública era justo, valiente, generoso y compasivo, pero en su vida privada era egoísta y licencioso. La reina hizo lo imposible por atraerle a la virtud, pues la entristecían mucho los pecados de su esposo y el escándalo que daba con ellos y no cesaba de orar por su conversión. Su bondad era tan grande, que cuidaba cariñosamente a los hijos naturales de su marido y se encargaba de su educación.

Santa Isabel tuvo dos hijos: Alfonso, que sería el sucesor de su padre y Constancia. Alfonso dio desde muy joven muestras de poseer un carácter rebelde debido, en parte, a la preferencia que su padre daba a sus hijos naturales; se levantó en armas en dos ocasiones y en ambas, la reina consiguió restablecer la concordia. Pero las malas lenguas empezaron a esparcir el rumor de que Isabel apoyaba en secreto la causa de su hijo y el rey la desterró algún tiempo de la corte. La reina poseía realmente un talento muy notable de pacificadora; así, logró evitar la guerra entre Fernando IV de Castilla y su primo, y entre el mismo príncipe y Jaime II de Aragón.

El rey Dionisio cayó gravemente enfermo en 1324. Isabel se dedicó a asistirle, de suerte que apenas salía de la cámara real más que para ir a misa. Durante su larga y penosa enfermedad, el monarca dio muestra de sincero arrepentimiento. Murió en Santarem, el 6 de enero de 1325. La reina hizo entonces una peregrinación a Santiago de Compostela y decidió retirarse al convento de Clarisas Pobres que había fundado en Coimbra. Pero su confesor la disuadió de ello, e Isabel acabó por profesar en la Tercera Orden de San Francisco. Pasó sus últimos años santamente en una casa que había mandado construir cerca del convento que había fundado. La causa de la paz, por la que había trabajado toda su vida, fue también la ocasión de su muerte. En efecto, la santa murió el 4 de julio de 1336 en Estremoz, a donde había ido en una misión de reconciliación, a pesar de su edad y del insoportable calor. Fue sepultada en la iglesia del monasterio de las Clarisas Pobres de Coimbra. Dios bendijo su sepulcro con varios milagros. La canonización tuvo lugar en 1626.

En Acta Sanctorum, julio, vol. II, hay una biografía de la santa que data casi de su época. En las crónicas hay muchos datos sobre la reina Isabel. La leyenda del paje que se salvó milagrosamente de la muerte en un horno y probó así su inocencia, es una simple fábula, cuyos orígenes se remontan al folklore de la India que pasó a formar parte de la leyenda cristiana de santa Isabel en 1562, pero puede haber reminiscencias en la iconografía.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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