lunes, 8 de julio de 2013

El corazón profundo

 


   «En el centro de nuestro ser está un punto de la nada preservado del pecado y de la ilusión, un punto de pura verdad; un punto o chispa que pertenece enteramente a Dios, del cual nunca podemos disponer y desde el que Dios dispone de nuestras vidas; un punto inaccesible a las fantasías de nuestra mente o la brutalidad de nuestra voluntad.
   Este pequeño punto de la nada y de absoluta pobreza es la pura gloria de Dios en nosotros. Es, por así decir, Su Nombre escrito en nosotros.
   Lo mismo que están nuestra pobreza, nuestra indigencia, nuestra dependencia y nuestra filiación, está este puro diamante que brilla con la luz invisible celestial.
   Está en todo hombre. Y, si pudiéramos verlo, veríamos estos billones de puntos de luz juntándose en la faz y resplandor de un sol que haría desaparecer completamente toda la oscuridad y crueldad de la vida.
   No tengo receta para esta visión; sólo se da. Pero la Puerta del Cielo está en todas partes».
“Conjeturas de un Espectador Culpable” de Thomas Merton

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