martes, 2 de julio de 2013

Andrés de Creta, Santo


Obispo, Julio 4
 
Andrés de Creta, Santo
Andrés de Creta, Santo

San Andrés de Creta, nació en Damasco a mediados del siglo VII, abrazó la vida monástica en un convento de Jerusalén, por lo que también es llamado Andrés Jerosolimitano. Asistió al III Concilio de Constantinopla que condenó la herejía del monotelismo (año 681), como legado del Patriarca de la Ciudad Santa. Más tarde, consagrado obispo de Creta, defendió la legitimidad del culto a las imágenes. Murió hacia el año 720.

San Andrés de Creta fue un excelente compositor de himnos sagrados, hasta el punto de que la Iglesia oriental ha incorporado algunos a su liturgia. Además se conservan veintidós homilías suyas. Las que se refieren a la Virgen gozan de particular importancia, pues constituyen un testimonio muy elocuente de la fe en la Inmaculada Concepción y en la Asunción corporal de María al Cielo.

Con toda la Tradición de la Iglesia, San Andrés expone que la Concepción de Nuestra Señora es el inicio de la renovación de la naturaleza humana, herida por el pecado original. La Virgen María, preservada por Dios de toda culpa, trae al mundo «las primicias de la nueva creación», siendo —como canta la liturgia— lirio que florece entre espinas y paraíso espiritual donde Jesucristo, el nuevo Adán, establece su morada.


San Andrés de Creta, obispo
fecha: 4 de julio
n.: c. 650 - †: 740 - país: Grecia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Erissos, en la isla de Lesbos, tránsito de san Andrés de Creta, obispo de Gortinia, que con oraciones, himnos y cánticos de refinada composición alabó a Dios y exaltó a la Madre del Señor, la Virgen inmaculada y asunta a los cielos.

Andrés nació en Damasco a mediados del siglo VII. A pesar de la elocuencia que poseyó en su edad madura, se cuenta que hasta la época de su primera comunión, que recibió a los siete años, era muy poco locuaz. A los quince años de edad, se trasladó a Jerusalén, por lo cual se le da algunas veces el título de san Andrés de Jerusalén. En dicha ciudad se hizo monje del monasterio de San Sabas y, en el monasterio del Santo Sepulcro recibió el lectorado y el subdiaconndo.

El patriarca de Jerusalén, Teodoro, le envió el año 685 a Constantinopla a reiterar la adhesión de su Iglesia al sexto Concilio ecuménico (Constantinopla III), que acababa de condenar la herejía monotelita. San Andrés se quedó en Constantinopla y fue ordenado diácono de la Gran Basílica; además, se le confió el cuidado de un orfanato y de un hospicio de ancianos. Poco después, debido a sus cualidades de carácter y a sus habilidades, fue elegido arzobispo de Cortina, la sede metropolitana de Creta. Ahí se dejó envolver en la última oleada del monotelismo. En efecto, el año 711, Filípico Bardanes se apoderó del trono imperial, quemó las actas del sexto Concilio ecuménico, restableció en los dípticos litúrgicos los nombres que dicho Concilio había anatematizado y reunió un sínodo para que ratificase su proceder. Andrés asistió a dicho sínodo el año 712; pero al año siguiente, se arrepintió de ello y firmó sin vacilar la carta de excusa que su patriarca escribió al Papa Constantino, después de que Anastasio II arrojó a Bardanes del trono imperial.

San Andrés se distinguió el resto de su vida como predicador y autor de himnos. Se conservan más de veinte sermones suyos, que han sido publicados. Sus himnos dejaron una huella perdurable en la liturgia bizantina. Según se dice, él fue quien introdujo la forma himnódica llamada «kanon». En todo caso, está fuera de duda que escribió numerosos himnos, en ése y otros ritmos parecidos; algunos de ellos se cantan todavía. Desgraciadamente, el ritmo del «kanon» se presta mucho a la verbosidad. San Andrés compuso un «kanon» de 250 estrofas, que solía cantarse en la Cuaresma, «con gran dificultad y fatiga para los pulmones», según escribió Combefis. Las homilías de san Andrés tienen cierta importancia en la historia de la mariología, y han alcanzado un lugar en algunas celebraciones del ciclo litúrgico actual, ya que fragmentos de ellas se leen como segunda lectura del Oficio de Lecturas en la Fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, en la Fiesta de la natividad de la Santísima Virgen María y en el Domingo de Ramos (el mismo se lee también el martes de la XXXIII semana del TO).

No hay que confundir a este san Andrés con el san Andrés de Creta, llamado «el Calibita» (celebrado el 20 de octubre). S. Vailhé, en Echos d'Orient, vol. V (1902), pp. 378-387. Acerca de los himnos y homilías de San Andrés, véase Bardenhewer, Patrology (trad. ingl.), p. 567. Nilles, Kalendarium Manuale, vol. II, pp. 147-156; y J. M. Neale, Hymns of the Eeastern Church. El Gran Canon cuaresmal al que hace referencia el artículo se utiliza en la Cuaresma ortodoxa; puede leerse aquí una traducción castellana.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 

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