viernes, 3 de mayo de 2013

Fiesta de la Santa Cruz






























Fiesta, Mayo 3
 
Santa Cruz
Santa Cruz

Fiesta
Mayo 3


Etimológicamente significa “lo mismo”. Viene de la lengua latina.

Hoy se celebra en Granada y en el mundo el día de la Cruz. Una preciosa fiesta popular que arranca desde el día en que se encontró la Santa Cruz en el año 326.

Casi todas las fiestas tienen un origen religioso. Hay algunos que en la actualidad las quieren convertir simplemente en culturales, abandonado su trasfondo religioso.

Eusebio de Cesarea fue un gran historiador de aquellos tiempos. Cuenta en sus libros que el General Constantino no era creyente pero le tenía mucho respeto a los cristianos por su paz y el bien que hacían en todos sitios.

Antes de una dura batalla contra Majencio –jefe de Roma -, tuvo un sueño en el que pudo contemplar una cruz luminosa y una voz que le decía: " Con este signo vencerás"

Y sin tener la menor duda de su triunfo, puso en todos los estandartes y banderas la cruz. Y arengando a las tropas les decía : " Confío en Cristo en quien cree mi madre Elena".

Al ganar la batalla, llegó bien pronto a ser emperador. Decretó el cese de perseguir a los cristianos y la libertad religiosa.

Hay, además, otros escritores célebres como san Ambrosio y Juan Crisóstomo afirman que Elena se fue a Jerusalén en busca de la Cruz del Señor.

Los arqueólogos se emplearon a fondo en esta labor. Al cabo del tiempo, encontraron tres cruces. ¿Cuál era la de Jesús? La respuesta se la dio una mujer que estaba muy enferma. Al tocarla, quedó curada.

Elena y el obispo de Jerusalén juntamente con muchos creyentes, la llevaron en procesión por las calles de la ciudad.

A raíz de estos acontecimientos se implantó esta fiesta por todo el orbe cristiano.

Últimamente, al hacer la reforma del calendario litúrgico, ha desaparecido como fiesta. Pero el pueblo, siempre sencillo, la sigue celebrando.

Por ejemplo es Granada es fiesta. De esta forma, mantiene viva la tradición.

Fiesta de la Santa Cruz en México
 
Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz /
 La Iglesia en este día celebra la veneración a las reliquias de la cruz de Cristo en Jerusalén, tras ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito. Según manifiesta la historia, al recuperar el precioso madero, el emperador quiso cargar una cruz, como había hecho Cristo a través de la ciudad, pero tan pronto puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, no pudo hacerlo y quedó paralizado. El patriarca Zacarías que iba a su lado le indicó que todo aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando iba cargando la cruz por las calles de Jerusalén. Entonces el emperador se despojó de su atuendo imperial, y con simples vestiduras, avanzó sin dificultad seguido por todo el pueblo hasta dejar la cruz en el sitio donde antes era venerada. Los fragmentos de la santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso, su produjeron muchos milagros.
 
 

Cruz de Mayo

           
 
La Santa Cruz de la Calle La Fuente en su paso durante la procesión del domingo por la mañana en la Plaza de España de Rociana del Condado, (Huelva).
La Fiesta de las Cruces o también llamada Cruz de Mayo se celebra el 3 de mayo.

 Orígenes

Religiosamente estos parecen tener su origen en el hallazgo por Santa Elena de la cruz donde murió Cristo, pero lo cierto es que el arraigo popular de la fiesta proviene de ciertas celebraciones de los romanos. La historia, con mucho de leyenda, narra como en el emperador Constantino I el Grande, en el sexto año de su reinado, se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio, en una batalla cuya victoria se cree imposible a causa de la magnitud del ejército enemigo. Una noche Constantino tiene una visión en el cielo en la que se le apareció una brillante Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras, "In hoc signo vinces" (Con esta señal vencerás). El emperador hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga. De vuelta a la ciudad, averiguado el significado de la Cruz, Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó edificar iglesias. Enseguida envió a su madre, Santa Elena, a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo. Una vez en la ciudad sagrada, Elena mandó llamar a los más sabios sacerdotes y logró hallar el lugar donde se encontraba la Cruz, pero no estaba sola. En el monte Gólgota, donde la tradición situaba la muerte de Cristo, encontró tres maderos ensangrentados ocultos y para descubrir cuál era la verdadera cruz donde falleció Cristo, colocó una a una las cruces sobre personas enfermas, e incluso muertos, que se curaban o resucitaban al tocar la cruz que había sido la de Cristo. A partir de ahí nace la veneración a la Santa Cruz, ya que Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Cristo que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz.
Actualmente, la liturgia cristiana ha eliminado esta fiesta de su calendario, quedando unificada con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, celebrada el 14 de septiembre, fiesta de origen similar.

 Países que festejan la cruz de mayo

Se celebra en numerosas localidades de España e Hispanoamérica:

 Chile

En Chile esta fiesta se vincula con el mundo rural y es una costumbre que se extiende desde la Colonia Española. La fiesta litúrgica que se celebraba el tres de mayo en el calendario litúrgico universal fue suprimida en la última reforma al resaltarse la otra fiesta del 14 de septiembre, aun así los obispos chilenos decidieron mantenerla.
En variadas localidades rurales de la zona centro-sur de Chile, como la localidad de Codegua ubicada en la VI Región (Del Libertador Bernardo O`Higgins), una familia del lugar es la encargada de guardar y preservar la Cruz. Esta familia con ayuda de los vecinos del sector se encarga de organizar la celebración y todo lo que ello implica.
En Chile (especialmente en la zona rural) se celebra de esta forma: El grupo (ataviado de forma campesina) va cantando la melodía: "Aquí va la cruz de mayo, visitando a sus devotos con un cabito de vela y un cantarito de mosto".[1] y alguien sostiene la cruz de madera -con espacios para las velas y demás decoraciones- y las personas van cantando casa por casa, parecido a los villancicos navideños.
La celebración rural de la Cruz de Mayo es ligada a la patrimonio cultural chileno del canto a lo divino.[2]
Es tradición que los habitantes de la casa colaboren con algún dinero o alimento que será distribuido entre los pobres.
Además la comunidad ayuda a la familia en la preparación de los alimentos para todos quienes hayan asistido al evento. Esto debido a que la festividad comienza al atardecer y se prolonga durante toda la noche, sólo se detiene en una oportunidad y es cuando se invita a todos los cantores y asitentes a compartir una comida para retomar las fuerzas y continuar adorando a la Santa Cruz.
Al finalizar la vigilia se solicitan diversos aportes de caridad a los "visitados" por la santa cruz, los que se destinan a los más necesitados de la comunidad.

 Ecuador

  • Cuenca Fiestas de la Cruz: castillos, bandas de música, canelazo, comida, etcétera, en el barrio de la Cruz Verde (Quito, Pichincha), el barrio de la Cruz en Cayambe (Pichincha), el barrio Cruz del Vado en Cuenca (Azuay) y Cusubamba (Cotopaxi).
Albazo, alumbrantes, ángel, juegos pirotécnicos, loeros, comida, bebida, enmascarados en Chaupicruz (Pichincha), Otavalo y Caranqui (Imbabura). Caminata nocturna hacia las Tres Cruces en Chunchi(Chimborazo).

El Salvador

 
Celebración de las cruces de mayo en El Salvador
El Día de la Cruz se celebra en El Salvador el tres de mayo, siendo esta fiesta el resultado de la fusión religiosa entre la celebración española de la Santa Cruz que tiene raíces en la conmemoración del hallazgo por Santa Elena de la Cruz de Cristo, en época del Emperador Constantino y el tributo indígena a la madre tierra y al dios Xipe Tótec.
Esta fiesta es una tradición religiosa y marca la llegada de la temporada lluviosa y el nacimiento de las flores y de los nuevos frutos en El Salvador.
La Celebración se inicia en la víspera del 3 de mayo, colocando una cruz de “palo de jiote” Esta es adornada con papel de “china”, recortando en forma de “toallas, cortinas, cadenas, churritos”, con fruta de la estación como mangos, jocotes, marañones, naranjas, cocos, aguacates y con flores de coyol.
El ritual de adorar la cruz se hace en la propia casa o en cada casa ajena que se visita: Se arrodilla uno y se persigna (hace la señal católica de la Cruz) y toma un fruto y se lo come.

España

 
Cruz de mayo de la Cuesta del Bailío, año 2005, en Córdoba (España).
 
Procesión de la Virgen en la Cruz de Mayo Sama de Grado, Asturias, (España).
  • Abanilla (Región de Murcia):La Romería más importante del Levante español transcurre cada 3 de mayo entre Abanilla y la pedanía de Mahoya , donde se encontró un trozo de la Vera Cruz.
  • Aguilar de la Frontera (Córdoba) (Se celebra la procesión de Nuestra Señora de los Remedios por su barrio, desde su iglesia de la Veracruz)
  • Aguilar del Río Alhama (La Rioja)
  • Águilas (Murcia), se celebra en la pedanía de Calabardina.
  • Alboraya (Valencia). Organiza la Junta Local de Hermandades de Semana Santa de Alboraya.
  • Alcalá la Real (Jaén).(Estaba en la foto).
  • Alcolea de Calatrava (Ciudad Real).
  • Alfaz del Pi (Alicante)
  • Alhama de Murcia (Murcia)
  • Alhaurín el Grande (Málaga)
  • Alicante (en el barrio de Santa Cruz)
  • Almería (muy abundantes en el casco histórico de la ciudad)
  • Almonaster la Real (Huelva)
  • Almuñécar (Granada)
  • Añora (Córdoba) Fiesta declarada de Interés Turístico de Andalucía.
  • Armilla (Granada) El ayuntamiento de la ciudad organiza cada 3 de mayo un concurso de cruces.
  • Andosilla (Navarra)
  • Aranda de Duero (Burgos), se baja una cruz desde la iglesia-museo de San Juan hasta la Plaza Mayor, mientras cientos de personas bailan alrededor.
  • Arroba de los Montes (Ciudad Real) En los últimos años se suelen realizar las cruces por las asociaciones de amas de casa de la localidad.
  • Aznalcóllar (Sevilla) Son las más tradicionales del pueblo, las Fiestas de las Cruces de Arriba y de Abajo.
  • Baza (Granada)
  • Berrocal (Huelva)
  • Bonares (Huelva)
  • Breña Alta (Santa Cruz de Tenerife)
  • Breña Baja (Santa Cruz de Tenerife)
  • Bolaños de Calatrava (Ciudad Real)Tradicionalmente se realizaban en las casas donde acudian las vecinas a rezarlas
  • Bujalance (Córdoba)
  • Burriana (Castellón)
  • Cabeza la Vaca (Badajoz).En diferentes puntos de la localidad se adornan cruces con diversos motivos, la noche del 2 de mayo se recorren las diferentes cruces acompañados con una banda musical y el 3 de mayo se celebra una procesión que recorre las calles de la localidad, en la cual, además de la Santa Cruz, los niños llevan cruces adornadas con flores.
  • Cádiz Se sacan cruces con flores, en procesión por toda la ciudad.También se celebran verbenas en su honor y se decoran algunos patios con motivos florales.
  • Cadrete (Zaragoza)
  • Caminreal (Teruel)
  • Campo de Calatrava (Ciudad Real)
  • Caravaca de la Cruz (Murcia): del 1 al 5 de Mayo se celebran las Fiestas en honor a la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, de interés turístico internacional. El 3 de Mayo se saca la Cruz en procesión y se baña en el templete, un magnífico edificio barroco, cruce de canales de riego, para bendecir los campos de Caravaca.
  • Cartagena (Murcia): las cofradías pasionarias de la Semana santa, así como otras instituciones locales, preparan y engalanan cruces para la ocasión ante el disfrute de todos. En especial destaca la Cruz de Mayo de la Cofradía Marraja.
  • Ceuta:tradicionalmente en las diferentes hermandades de la ciudad se adornan cruces con flores, durante todo el mes se acude a las fiestas de dichas hermandades, donde se puede comer y beber. A las 12 de la noche suena el Himno de Ceuta que todo el público canta con fervor.
  • Cieza (Murcia)
  • Ciudad Real
  • Coín (Málaga)
  • Córdoba. Gran fiesta que se entremezcla, además de con los patios, con la Real Feria de Mayo. 25 CRUCES Y 50 PATIOS.Más información en Web oficial nacional e internacional de las fiestas de Córdoba en mayo (España)
  • Dosbarrios (Toledo)
  • Écija (Sevilla) Organizada por la Hermandad del Resucitado, con los tradicionales pasos llevados por niños. Se celebra el primer domingo de mayo posterior al día 3 de mayo que es el día de la Cruz. Más información en Página oficial de la Cruz de mayo de Écija
  • El Madroño (Sevillla)
  • El Puerto de Santa María (Cádiz) La celebración es inmediatamente después de la feria.
  • El Viso del Alcor (Sevilla)
  • Espejo (Córdoba) Fiestas de la Cruz de Mayo, con la instalación de numerosas Cruces de Mayo en plazas, calles y rincones del pueblo con motivos florales y típicos a la manera tradicional, con un concurso en el que se premia a las mejores Cruces. Las Cruces son instaladas por asociaciones, las personas del barrio o, en su mayoría, por las hermandades y cofradías de Semana Santa que con ellas, instalando un local para servir comidas, tapas y bebidas, consiguen presupuesto para sus fines cultuales, sociales y caritatvos. También en el día de la Cruz o su viernes más cercano se celebra la Semana Santa Chiquita, donde los niños hacen una recreación de las procesiones de Semana Santa en pequeñito, organizado por la Parroquia de San Bartolomé y las cofradías.
  • Feria (Badajoz) Fiestas declaradas de Interés Turístico Nacional. Impresionante demostración de devoción a la Santa Cruz, manifestada en la elaboración manual de las flores que visten las cruces, y las habitaciones en las que se velan en sus altares. En 2008 se contaron más de 70 cruces.
  • Fernán Núñez (Córdoba)
  • Grado (Asturias), se celebran en la parroquia de Sama de Grado. Su origen no se conoce pero puede llegar a tener más de 500 años de antigüedad, una de sus peculiaridades es que no se saca la Cruz sino a la Virgen de los Dolores vestida de azul celeste para celebrar la victoria de Jesús frente a la muerte, se saca la virgen por tres motivos (La virgen María es la madre de Dios, la Dolorosa acompañó a Jesús en el Calvario y estamos en Mayo, mes de María).
  • Granada Una de las fiestas más bonitas de la provincia. La tradición nos testimonia que en el año 1625 se alzó una Cruz de alabastro en el Barrio de San Lázaro y que fue celebrada con danzas. A principios del siglo XX en los barrios del Albaicín y del Realejo los niños construían pequeños altares con una Cruz, siendo decorados con mantones de manila, cacharros de cerámica, peroles de cobre y un pero con una tijera clavada. Por sus alrededores, los niños pedían el "chavico", palabra que procede del diminutivo local de ochavo. Se celebran varios concursos en los cuales hay tres premios por sección algunas de ellas son la sección de patios, calles y plazas, escaparates y colegios. Las cruces se adornan con claveles rojos o blancos adornados con distintos atuendos, entre otros el pero con las tijeras.
  • Granja de Rocamora (Alicante)
  • Guadalcázar (Córdoba) (en la Plaza de España)
  • Hellín (Albacete)
  • Hospitalet de Llobregat (Barcelona) Llevada a cabo por la misma cofradía de las procesiones de semana santa (15+1) y cargada a hombros de mujeres únicamente tiene lugar la procesión de la cruz de mayo junto con Nuestra Señora de los Remedios, que también sale el domingo de resurrección.
  • Huelva En esta localided se tiene la cvostumbre de celebrar fiestas dentro de casetas ubicadas en los distintos barrios de las distintas cruces durante todo el mes de mayo. Son típicos de estas verbenas las habas enzapatá y los altramuces (chochitos). Al final del mes, en el último fin de semana, salen todas estas cruces de procesión, cada una desde su barrio, pasando por el ayuntamiento y delante de la Cruz madrina que se para en la plaza de Las Monjas. Destacan las cruces de Soleares, Seguirillas, del Este y la céntrica Cruz de San Pedro.
  • Jaén
  • Jávea (Alicante)
  • La Calahorra (Granada)
  • La Carolina (Jaén)
  • La Palma del Condado (Huelva)
  • Lebrija (Sevilla)
 
Cruz decorada para la fiesta de las cruces, en Alcalá la Real (España).

Guatemala

En este país se celebra el día de la cruz haciendo coloridas y hermosas procesiones y altares. Tradicionalmente en las construcciones que se estén realizando en el país, los albañiles construyen un altar colorido, cuyo tema central es la Santa Cruz, misma que decoran con tiras de papel, flores, frutas, etc. En el departamento de Amatitlán (Guatemala) se realiza una procesión lacustre dedicada al Santo Niño de Atocha el día 3 de mayo. Esta fecha es reconocida como día del Albañil y del Arqueólogo.
En el departamento de Chimaltenango la empresa más Grande de Prefabricados de Concreto celebra este día a todos los albañiles, iniciando el día 2 de mayo con la celebración de la eucaristía en honor a la Santa Cruz que se realiza a las seis de la tarde, y el día 3 a partir de las 3 de la mañana se lleva a cabo la alborada recorriendo por las diferentes calles y avenidas de varios municipios del departamento, seguidamente se llevan a cabo actividades deportivas como ciclismo de montaña y maratón, al medio día un almuerzo para aproximadamente 3000 albañiles.ola

 México

  • México: la celebración de la Santa Cruz inicia en los albores del siglo XVI, cuando el capitán Juan de Grijalba nombró "Isla de la Santa Cruz" a la isla de Acuzamil o Cozumel de Quintan Roo. En México es celebrada mayormente por gremios involucrados en la construcción, como los albañiles. La celebración inicia con la colocación de una cruz, adornada con flores y papel, en una parte alta y visible de la construcción (obra). Continúa con una fiesta con comida típica de la región, cerveza, tequila, mezcal, y otros derivados de la fermentación en el lugar donde se desarrolla la obra.
En el Estado de Tabasco en el municipio de Huimanguillo existe la leyenda de la aparición de una cruz la cual querían tenerla en el centro del estado pero cada vez que llevaban la cruz, se volvía a regresar al municipio de Huimanguillo. Todos los años el día 3 de mayo se llega a visitar por las personas a las cuales les hizo algún milagro de curación, al entrar al municipio se pasa por un arroyo el cual permanece seco todo el año, llegando el día 2 de mayo comienza a subir y el 3 se desborda por la carretera la cual hace que casi no puedan pasar los carros, por eso al ir se tiene que llegar desde el día primero. Cuentan que hay una parte específica del río donde sólo pueden entrar los hombres y que se han visto casos en que las mujeres entran y no regresan.

 Paraguay

 
Chipá.
Kurusú Ara se dice en guaraní Día de la Cruz y es una festividad religiosa, que en el paraguay interviene la gastronomía en su celebración.[5] Se adorna un árbol con chipas colgadas, en forma de argolla, animales, cruz y rosario. Esto se llama gruta del laurel y se le coloca una cruz significativa para la comunidad por motivo histórico o sentimental.
 
chipas (argollas y alargadas) para el "kurusu jegua"
En caso de realizarlo en el interior de una casa o institución porque no se tiene un árbol o se encuentra en otro país. Se hace de esta otra forma: un aro recubierto de hojas de laurel (simbolizan el árbol) y una cruz en el medio. En ambos se cuelgan argollas de chipa (simboliza la vida).
Esta gruta del laurel se coloca en la parte más significativa por motivos históricos o sentimentales, donde se reunirán las personas para el encuentro religioso, en caso de una iglesia, en el templo, en el altar.
En ambas formas, el cuadro final, recibe el nombre de "kurusu jegua" (cruz decorada o ornamentada o engalanada) es símbolo de vida y de la esperanza de resurrección, pagada con su vida por el Salvador.
Al finalizar un encuentro religioso (rezo del rosario con cantos, en las casas o la Misa, en las iglesias) honrando al “kurusu jegua", se descuelgan y se reparten las chipas entre los participantes. De esta ceremonia proviene el nombre de esta chipa, el de “chipa jepo´o” (chipa que se recibe o arranca).
Esta festividad es la unión de la cultura aborigen guaraní con la cristiana.
La aborigen guaraní con la presencia de elementos naturales: el árbol o gruta del laurel y las chipas (hecha de harina de mandioca o maíz) entre las formas: los animales. Estos son elementos de la madre tierra que simbolizan el culto a la fertilidad y a la vida.
La Cristiana: en la muerte (cruz) y la resurreción (“kurusu jegua") de Jesús.
Tradición, fe y gastronomía se unen para exaltar a la cruz redentora en el día que la liturgia la venera.

 Perú

Ancash

En la región Ancash, las cruces tienen sus celebraciones en algunos pueblos, y se celebran el 3 de Mayo. En la ciudad de Huaráz ese día celebran la cruz del «Señor de la Soledad» amenizados con música de quenas y bombos. De Piscobamba, desde 1943,el 3 de mayo se dirigen cuesta arriba a la cima del «Cerro de Chontajirca», a disfrutar de un entusiasta regocijo, en honor de la Cruz de Tsunta hirka; las danzas anti-chuncho, negritos alegran la jornada y una comilona fresca y sabrosa colma el apetito.Ver Provincia de Mariscal Luzuriaga/capital Piscobamba/ distritos (2011) de Elmer Neyra.
En tanto que en la provincia de Bolognesi, destaca la fiesta del «Señor de Chaucayán». En Recuay se celebra la «Santisima Cruz del Señor de Mayo»; y en Corongo la «Cruz de Allaucán», que se celebra el 6 de mayo.[6]

 El «cruz velacuy» en el Cuzco

El «cruz velacuy» es una tradición cuzqueña que se realiza el 2 de mayo a manera de serenata a las cruces. Esa noche se hace el «amarre» que consiste en atar flores en las cruces, adornando sus altares con figuras de papel, velas adornadas y accionar juegos artificiales.[7]
El nombre en quechuañol es una adaptación de la voz castellana velación, de data medieval.
La gente danza agarrada de las manos bebiendo licor (chicha) hasta el día siguiente en el que se lleva a las cruces en procesión hacia los templos. Algunas de las cruces que se veneran en el Cuzco son:[7]
  • Fortaleza
  • La cruz del peñón del Ángel
  • La cruz de Picchu
  • Cruz T'it'iqaqa

 Huánuco

En la región Huánuco se rinde culto a la santa cruz del «Señor de Chacos», patrono del pueblo de San Rafael.[8]
En Huánuco se celebra la fiesta del «Señor de Mayo», del 1 al 6 de mayo, son tradicionales el «pachachi» que es la bienvenida y alojamiento a visitantes acompañados de música tradicional, también se realizan corridas de toros durante estas fechas. Una tradición muy común es el acondicionamiento de las capillas con los «palos mayores». La fiesta de la cruz en Huánuco termina con un acto denominado «ayhualla».[8]

 Festividad de la Santísima Cruz en la Región Tacna

 
Tradicional «challa» durante la fiesta de la Cruz. La «challa» es un acto simbólico de agradecimiento donde se pide la bendición a la Pachamama o «Santa Tierra».
 
Santísima Cruz del Cerro Intiorko dentro de su capilla. Ésta cruz recibe la visita de los devotos durante la Semana Santa, pero es bajada hasta la catedral de Tacna para la fiesta de las Cruces.
La festividad de la Cruz de Mayo, es la festividad religiosa tredicional más extensa de la región Tacna, en el sur del Perú. Las actuales tradiciones de la fiesta de la Cruz en Tacna son resultado del sincretismo entre la religión Católica y la cultura aymara, además del fuerte proceso de aculturación del que fue objeto el pueblo aymara posterior a la conquista española. En ésta festividad la religiosidad aymara y católica se ven fusionadas debido al fuerte arraigo de los aymaras a los apus (dioses-montañas o cerros sagrados) en los cuales se hacen diversos sacrificios llamados "Pagos" dedicados a la Santa Tierra o Pachamama. Luego de la conquista española los pueblos aymaras de la zona de Tacna formaron una reducción en lo que actualmente es la ciudad de Tacna, subiéndo a los cerros una vez al año para adorar a sus apus. Por orden de la iglesia católica se dispuso que en los lugares más altos se pusiera una cruz, y esto incluía a los apus aymaras en la zona. De esta manera, con el paso del tiempo la adoración a los apus tutelares y a la cruz católica fue mezclándose en una fiesta que fue creciendo debido al gran número de pueblos aymaras reducidos en Tacna, cada uno con su apu tutelar.
En la actualidad, cada cruz venerada en Tacna tiene una hermandad religiosa conformada por socios que se encargan de venerarla. Tradicionalmente las cruces de Tacna descansan a lo largo del año en lo alto de los cerros o montañas de la región, una semana antes del 3 de mayo son bajadas de cada montaña para iniciar los ritos de la celebración en las casas de los miembros de las hermandades, iniciándose oficialmente las festividades el 3 de mayo cuando todas las cruces de la región son reunidas en la catedral de Tacna. Las cruces son veneradas a lo largo del mes mayo, en algunos casos la fiesta se extiende. Los rituales de cada cruz tienen variaciones según cada zona cultural en la región. Así las cruces que se encuentran en montañas cercanas al mar difieren en los ritos de las montañas de la cordillera de los Andes.
Se calcula que más de 300 cruces inician sus festejos en la ciudad de Tacna.[9] Algunas de las cruces reunidas en la Catedral de Tacna cada 3 de mayo son:
  • Santísima Cruz del Pago Olanique: la capilla de esta cruz se encuentra en lo que antiguamente fuera el Pago Olanique (Hoy Urb. Miraflores) en el área metropolitana de Tacna. Es venerada por los vecinos de Miraflores durante el mes de mayo llevándola en procesión hasta la Catedral de Tacna para la misa central del 3 de mayo.
  • Santísima Cruz de Huaylillas: esta cruz descansa en la cordillera de Huaylillas en el distrito de Palca, a 4700 msnm vestida con mantos de piel de vicuña. Los miembros de su hermandad peregrinan una semana antes hacia el cerro Huaylillas en donde realizan pagos a la pachamama, consistente en hojas de coca, fetos de llamas, minerales, plantas y animales. Luego la cruz es bajada hacia la ciudad de Tacna y vestida con traje de fiesta hecho por los miembros de la hermandad. Asisten a la misa central del 3 de mayo, extendiendo la fiesta durante todo el mes.
  • Santísima Cruz de Tonchaca: esta cruz descanza en el área metropolitana de la ciudad de Tacna, en lo que antiguamente fue el Pago Tonchaca (Hoy Urbanización Vigil). Antiguamente la cruz descansaba en una pequeña capilla, hoy el terreno es un templo dedicado a San Martín de Porres cede de la Parroquia del mismo nombre (división de la Diócesis de Tacna y Moquegua).
  • Santísima Cruz del Cerro Intiorko: esta cruz descansa en el cerro Intiorko (del aymara: inti-sol y orko-cerro), cerro tutelar de la ciudad de Tacna, a 780 msnm y la hermandad de esta cruz se encarga de su veneración durante la semana santa, fecha en la cual la población peregrina para venerar al a cruz en su capilla, y también durante la fiesta de las cruces en la cual la cruz baja desde el cerro hasta la ciudad para la misa del 3 de mayo, continuando su festividad durante todo el mes recorriendo las casas de la hermandad del cerro Intiorko.
  • Santísima Cruz de Livini: esta cruz descansa en la apacheta del abra Livini a 4780 msnm y la hermandad traslada esta cruz a la ciudad de Tacna para el 3 de mayo. Dependiendo de la hermandad su festividad puede también ser celebrada en la Provincia de Tarata.
  • Santísima Cruz de Morro Sama: su capilla se levanta frente al mar en las faldas de Morro Sama en el distrito de Sama, cercano al poblado de Puerto Grau. Es venerada por los pescadores que viven en la zona quienes la trasladan hacia la ciudad de Tacna para la misa central y la respectiva fiesta de alferado. Las fiestas posteriores a esa fecha se realizan en el poblado de Puerto Grau durante el mes de mayo.
  • Santísima Cruz de Tarucachi: esta cruz se ubica en lo alto del Cerro Poroma (3741 msnm) en el distrito de Tarucachi. Este cerro, tiene un difícil acceso debido a su pendiente pronunciada, pese a esto los pobladores del pueblo de Tarucachi suben cada año en peregrinaje para descender esta cruz y llevarla a la misa en la Catedral de Tacna. Luego de esto continúan las celebraciones en el poblado de Tarucachi.
  • Santísima Cruz de Condorpico: es venerada por los pobladores de Alto Perú (4100 msnm) quienes peregrinan 18 km hasta las faldas del cerro de Condorpico en donde se levanta la ermita de esta cruz. Cada mes de mayo los pobladores aymaras de esta zona (limítrofe con Bolivia y Chile) llevan la cruz hasta la ciudad de Tacna para la misa en la Catedral del 3 de mayo. Posteriormente continúan la fiesta en la ciudad de Tacna durante tres días para luego retornar al pueblo de Alto Perú y continuar la fiesta.
  • Santísima Cruz del Cerro Mamacocha: esta cruz se ubica en un cerro desértico a 12 km de la ciudad de Tacna, en el distrito de Calana. Es venerada por una hermandad religiosa que cada año la traslada hasta la ciudad de Tacna el 3 de mayo.
  • Santísima Cruz del Ferrocarril: ubicada a un costado de los rieles del Ferrocarril Tacna-Arica en el Distrito de Gregorio Albarracín (área metropolitana de Tacna).
  • Santísima Cruz de Vilavilani
  • Santísima Cruz de Hospicio
  • Santísima Cruz de Pentecostés
  • Santísima Cruz del Cerro Arunta
  • Santísima Cruz de Magollo
  • Santísima Cruz de Miculla
  • Santísima Cruz de Toquepala
  • Señor de Lluta
  • Santísima Cruz de Tomasiri
  • Santísima Cruz de la Yarada
  • Santísima Cruz del cerro Blanco
  • Santísima Cruz del Peligro
  • Santísima Cruz de Miculla
  • Santísima Cruz de Calientes
  • Santísima Cruz de Llostay
  • Santísima Cruz de Piedrablanca
  • Santisima Cruz de Quebrada Honda
  • Santísima Cruz de Para
  • Santísima Cruz de la Esperanza
El folclore en la celebración de la cruz de Mayo, también ha ido cambiando con el paso del tiempo. En las últimas décadas la fuerte migración aymara de la zona del Collao peruano (provincias de Yunguyo, Chucuito, El Collao y Puno) así como migrantes Bolivianos (departamento de La paz), han influido en las danzas y tradiciones actuales en Tacna.
La iglesia católica condena muchas de las actividades relacionadas con la Festividad de las Cruces en la ciudad de Tacna,[10] manifestando que esta celebración en muchos casos desvirtúa el verdadero significado de la exhaltación de la cruz.[11] Esto debido a la considerable ingesta de bebidas alcohólicas durante la fiesta[12] (chicha, cerveza y vino), así como la clausura de calles para los conciertos o fiestas.[13] Esto ha llevado a las comunas de la ciudad de Tacna a imponer sanciones a las hermandades de las cruces que ocasionan disturbios en la vía pública.[14] Es importante aclarar que para el pago a la tierra (ceremonia preincaica) es necesario el uso ritual de la chicha de maíz.

 Venezuela

  • Choroní, Estado Aragua: esta celebración es de suma importancia y tradición, y tanto el pueblo como los visitantes participan en una gran fiesta a orillas del malecón y amanecen al ritmo de los tambores, bailando en honor a la Cruz de Mayo.
  • Guatire, Estado Miranda: la Cruz es la patrona de la ciudad de Guatire. Se le conoce como la Santísima Cruz de Pacairigua en alusión al río homónimo que atraviesa la ciudad. Es la patrona de esta ciudad desde su formación en el siglo XVII. La imagen se guarda en el Templo Parroquial de Guatire. La festividad se celebra el 3 de mayo.
El velorio de cruz de mayo es una de las manifestaciones culturales más ricas del Oriente venezolano (Carupano). Se ha transmitido de generación en generación desde la colonia, mezclándose con aportes indígenas y africanos.
Es la celebración en la cual la Iglesia Católica recuerda el hallazgo del madero en el cual murió Jesucristo, en el año 324. Sin embargo, en Venezuela ha evolucionado y se ha convertido además en un velorio, un ritual para propiciar buenas cosechas (por el comienzo de la época de lluvias), y una forma de pedirle a la virgen su protección durante el resto del año.
El día de la cruz es el 3 de mayo. Sin embargo, en Venezuela esta celebración se lleva a cabo durante todo el mes, en el Oriente, Centro y Occidente del país. Los únicos estados donde no se celebra son Mérida, Zulia y Táchira.
La celebración proviene de nuestros ancestros, quienes al llegar el mes de mayo, adornaban la Santa Cruz con las primeras flores del año como ofrenda para obtener buenos frutos. En Venezuela, se siguió con esta tradición de vestir a la cruz como vínculo con la tierra y las lluvias. Pero con el paso del tiempo, la celebración se convirtió en sinónimo de fiesta. Incluso hay gente que lo llama “bailorio”, en lugar de velorio.
Estas fiestas van acompañadas de distintas manifestaciones musicales de la región como son los galerones, punto y llano, fulías, malagueñas, romances y tonos. Los instrumentos utilizados son: cuatro, mandolina, guitarra, tambor cuadrado, maracas y acordeón. Se reparten también bebidas y dulces típicos. La música, los rezos, la comida y demás elementos varían de acuerdo a la región.

 Trinidad y Tobago

Lopinot, Trinidad[15]

Referencias

  1. Artículo Diario Crónica
  2. Portal del Patrimonio Inmaterial de Chile
  3. GARCÍA BRESÓ, Javier (2008) "La lógica de la Cruz de Mayo: simbolismo y representación en la provincia de Ciudad Real". En Revista Demófilo,pps 117-142, Sevilla
  4. FREIRE MARTÍN, José (1995) " Piedrabuena: Mayos y Cruces". Diputación Provincial de Ciudad Real. 304 pp. Dep. legal: CR-343-1996.
  5. Ministerio de Cultura y Educación de Paraguay, Dia de la cruz, consultado mayo 2010
  6. Varios autores, ed (1998). «Folklore». Gran enciclopedia del Perú. Ancash. Barcelona: Lexus. ISBN 9972-625-13-3. 
  7. a b Varios autores, ed (1998). «Folklore». Gran enciclopedia del Perú. Cusco. Barcelona: Lexus. ISBN 9972-625-13-3. 
  8. a b Varios autores, ed (1998). «Folklore». Gran enciclopedia del Perú. Huánuco. Barcelona: Lexus. ISBN 9972-625-13-3. 
  9. http://www.correoperu.com.pe/correo/nota.php?txtEdi_id=6&txtSecci_parent=0&txtSecci_id=16&txtNota_id=346279
  10. http://www.correoperu.com.pe/correo/chiquitas.php?txtEdi_id=6&txtSecci_parent=&txtSecci_id=13&txtNota_id=344750&txtSeccion=Quebrada%20del%20Diablo
  11. http://www.correoperu.com.pe/correo/nota.php?txtEdi_id=6&txtSecci_id=14&txtSecci_parent=0&txtNota_id=344043
  12. http://www.correoperu.com.pe/correo/nota.php?txtEdi_id=6&txtSecci_parent=0&txtSecci_id=16&txtNota_id=365042
  13. http://www.correoperu.com.pe/correo/nota.php?txtEdi_id=6&txtSecci_parent=0&txtSecci_id=14&txtNota_id=343146
  14. http://www.correoperu.com.pe/correo/nota.php?txtEdi_id=6&txtSecci_parent=0&txtSecci_id=14&txtNota_id=344045
  15. Review of the Indigenous Caribbean, accessed 2012-08-28.

Enlaces externos

11 HOMILÍAS PARA LA FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ 
 
1.
Lo importante de la cruz es lo que señala y significa, lo que nos dice y nos recuerda; porque la cruz es una señal, la señal de los cristianos. Claro está que todas las señales, igual que las palabras, pueden cambiar poco a poco de sentido, imperceptiblemente, de modo que lleguen a significar incluso lo contrario de lo que ellas querrían decir en su origen. Nos preguntamos si no habrá ocurrido con la cruz algo semejante.
En tiempos de Pablo todavía era la cruz un escándalo para los judíos y una necedad para los romanos; pero los judíos y romanos de nuestro tiempo, los césares y fariseos de hoy, se honran con la cruz y se condecoran. ¿Acaso habrán comprendido que la cruz es sabiduría de Dios? ¿o habrá que decir que la cruz ya no significa lo mismo? Si en aquel tiempo fue plantada la cruz en la oposición, frente a los señores de este mundo y su justicia, y si ahora la vemos convertida en un ornato inofensivo que nada contradice en la sociedad, será porque la cruz ha sido tergiversada, desfigurada, manipulada, y no ciertamente porque la sociedad se haya convertido a la cruz de Cristo. Vemos aquí la causa de que los cristianos hayamos perdido la conciencia de nuestra identidad, pues no sabemos lo que decimos, lo que apreciamos y por lo que luchamos en el mundo, si es que luchamos por algo. Para recuperar esta conciencia y encontrarnos a nosotros mismos y saber qué debemos hacer como cristianos, habrá que poner en claro lo que significó la cruz para Cristo y debe significar, por lo tanto, para quienes se llaman hoy sus discípulos.
La cruz fue para Cristo la voluntad del Padre cumplida hasta el extremo: "y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre". Fue para Cristo la última palabra y la más elocuente. En la palabra de la cruz manifestó de una vez por todas lo que es Dios y quiere ser para los hombres, y ahora sabemos que Dios es amor. La cruz fue para Cristo ponerse en el último lugar y prestar el mejor servicio a todos los hombres. Para servir hay que ponerse en la cola, y hasta ahí, hasta el último lugar, descendió el que era Hijo de Dios, y no quiso alardear de ello porque vino al mundo a servir y no a ser servido. Por eso fue también la cruz el trono de la exaltación de Cristo, su gloria. Por eso recibió en la cruz el "nombre-sobre-todo-nombre". La cruz fue, finalmente, la justicia ajusticiada por los poderosos de este mundo, y, por ende, la justicia de Dios contra la justicia de los poderosos. Y si la cruz fue para Cristo todo eso, la cruz de Cristo no puede ser ya nunca asimilada, integrada, desvirtuada por un sistema en el que domina el capricho del egoísmo sobre las exigencias de la voluntad de Dios, el odio y la mentira sobre la revelación del amor, el dominio y el abuso de poder sobre el servicio, la ostentación de lo que no se es por encima de la aceptación de la propia verdad. La cruz de Cristo es el mentís, la contradicción manifiesta de una sociedad competitiva donde se fomenta la rivalidad y la vanagloria.
La exaltación de la cruz, fiesta que celebramos hoy, ha de ser para nosotros ocasión de hacer memoria, de recordar y proclamar muy alto que se ha querido olvidar y silenciar incluso dentro de la misma iglesia: que Cristo ha sido exaltado en la cruz y que todos los que son de Cristo no pueden apetecer otra gloria que ésta. Tengamos, pues, los mismos sentimientos que tuvo Cristo y no queramos conformarnos a este mundo. Si somos discípulos de Cristo estaremos siempre con él en la cruz, en la oposición.
EUCARISTÍA 1975/51

2. CZ/CAMINO.
Hoy interrumpimos las lecturas propias de los domingos ordinarios, ya que celebramos la fiesta de la Exaltación de la Santa cruz, antigua fiesta que este año cae en domingo. De ahí que los textos que hemos leído nos ofrezcan una posibilidad de contemplar qué significa la cruz de JC. Y aunque el tiempo más propio para esta contemplación sea la Cuaresma y la Pascua, y muy especialmente la celebración del Viernes Santo (toda ella centrada en la cruz gloriosa), creo que para cualquier cristiano es provechoso recordar el sentido de la cruz. Por algo es el signo que preside nuestras reuniones; el signo que desde pequeños nos enseñaron a hacer como distintivo y resumen de nuestra fe; el signo que estará presente en el lugar de nuestra sepultura, como afirmación de fe en la resurrección.
-LA CRUZ, CAMINO DE CADA DÍA (/Lc/09/23). Lo que acabamos de recordar puede ayudarnos a situar nuestra reflexión: ¿qué representa esta presencia constante del signo de la cruz en la vida del cristiano? ¿no querrá decir que la realidad de la cruz también debe estar siempre presente? Presente no sólo como un recuerdo o como un distintivo convencional -por ejemplo, la cruz como una joya que adorna como podrían adornar unos pendientes-, ni tampoco como si fuera una posibilidad de desgracia que siempre nos acecha -aquello que expresa la frase popular al decir: "Dios le ha enviado una buena cruz"-, sino la cruz como camino.
Lo escuchábamos en el evangelio del pasado domingo: "Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío". No habla JC de acordarnos de su cruz ni de convertirla en adorno o en objeto oficial ni se refiere a algún hecho extraordinario en nuestra vida, sino que habla de algo para cada día. Esto es la cruz como camino.
Esto es lo que significó para El la cruz. No un final desgraciado o inesperado, sino la culminación de su camino. No hay rompimiento entre lo que hizo antes y su cruz. JC llegó a la cruz precisamente porque era el lugar adonde llevaba lo que El decía y hacía. La cruz -la incomprensión, la persecución, la oposición- JC la halló desde el primer momento, pero no se desvió en absoluto de su camino. JC no escoge la cruz, pero tampoco se aparta de su camino aunque éste lleve a la cruz. Es un problema de fidelidad a su decir la verdad, a su luchar por la justicia, a su darse a los marginados y despreciados, a su combatir todo mal, toda trampa. Todo esto -lo sabemos bien- significa cruz para cada día.
-LA CRUZ CAMINO DE VIDA. La presentación que las lecturas de hoy nos hacían de la cruz, coincidían en acentuar su aspecto salvador. No nos hablaban de la cruz como de un mal -aunque sea inevitable- sino de la cruz como un bien. Y no por masoquismo de buscar el sufrimiento por el sufrimiento, sino por fe: el cristiano participa de la convicción de JC y la convicción de JC es que su camino de cruz es camino de vida. Aquí está al fondo de la cuestión.
La cruz no condena; la cruz salva. Es lo que hemos escuchado en el evangelio: "Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él". Si nuestro cristianismo entiende y habla a veces de la cruz como un mal, un castigo, una desgracia, ¿no será porque ha comprendido poco qué es la Buena Noticia de JC? Aquí está el escándalo y por eso la fe cristiana es fe (es decir, algo que nunca se podrá demostrar): porque creemos que un camino de cruz puede ser camino de vida.
Reducir el camino a Cruz y negar que es camino de vida, es traicionar a JC. Es convertir su Buena Noticia en un Triste Noticia.
-¿COMO? La cruz, camino de cada día. La cruz, camino de vida. pero imagino que preguntaréis: bien, todo esto ¿qué significa en la realidad? ¿supone que debe buscarse el sufrimiento como si fuera algo bueno? No se trata de eso. De lo que se trata es de seguir a JC, de intentar vivir como El viviría (evidentemente, en nuestras circunstancias, en nuestra realidad concreta). Escoger un camino que ahora sea consecuente con lo que El nos enseñó: un camino que, por ejemplo, sirva a la verdad y no a la mentira, al amor generoso y no al egoísmo insolidario, a la justicia de cada día y no al aprovecharse de los débiles, etc.., etc., etc.
Y con ello basta. Si hacemos esto, ninguno de nosotros necesitará buscar la cruz: la encontrará sin buscarla. Cada día. Pero la encontrará como JC: como un camino de vida, un camino que dará fruto.
Ahora, cuando bastantes actividades personales y comunitarias reemprenden sus tareas, de cara al nuevo curso, será bueno tener presente todo eso. Es necesario escoger bien el camino y saber por adelantado que si es el de JC, será difícil. El cristiano no busca el sufrimiento, pero no puede rehuir la dificultad. No puede ser miedoso ni fofo ni cansarse por los obstáculos que deben superarse. El camino de vida es camino de cruz. ¿No es eso -hermanos- lo que celebramos cada domingo en la Eucaristía?
JOAQUIM GOMIS
MISA DOMINICAL 1980/17

3.
El desierto. La abrasadora mordedura del suelo y del cielo; los esqueletos que dan fe de la muerte; el lugar del olvido... No todos los días se convierte el desierto en oasis de seducción. ¡Y el pueblo protesta! Desierto de la existencia; los hombres no mueren sólo de cáncer, leucemia o trombosis... ¡Cuántos hombres y mujeres mueren de no saber ya adonde ir! Por mucha fuerza que tengan para alzar los ojos, no encuentran más que serpientes que silban por encima de su cabeza...
Dios lo sabe. Y tanto mejor lo sabe cuanto que su Hijo murió en el desierto del abandono, fuera de los muros de la ciudad. Si hoy la cruz es gloriosa, no lo es por sí misma, pues la maldición pesaba sobre el que moría colgado del madero. ¿Era aquello la maldición de Dios? Muchos así lo pensaban. Más tarde o más temprano le viene al hombre a la mente la idea de que la muerte es la herida fatal, inscrita en nosotros como una mancha de lepra, a la que durante mucho tiempo hemos confundido con un simple lunar. También de Cristo se dijo: "¡Le vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar...!". Cristo, solidario de todos los que inclinan la cabeza en un gesto que un día pondrá fin a su vida, cuando les venza la muerte. ¿Quién va a querer recriminarnos por ello?
Y, sin embargo, la cruz es gloriosa. Cruz erguida sobre el mundo. La antigua serpiente había tomado rostro de hombre, y Dios, descendiendo en su Hijo hasta el despojo total, levantó la cruz por encima de nuestras miserias. La mordedura de la muerte ha sido transfigurada en fuente de vida. La cruz es gloriosa porque, en lo sucesivo, el rostro del hombre sufriente resplandece con el amor de Dios.
De nosotros depende levantar en el desierto del mundo el signo de un futuro más fuerte que la muerte. No se trata de colocar crucifijos por todas partes; se trata de que nosotros mismos estemos marcados por el amor de tal manera que todo hombre pueda reconocer el rostro de Cristo y la esperanza de curación. El caduceo, emblema de nuestros médicos inspirado en la serpiente antigua, lo está diciendo a su manera, porque, al fin y al cabo, ¿de qué medicina se trata, para salvar al hombre, sino de la que lucha tanto con las armas del amor como con las de la ciencia? En el desierto del hombre hay hombres que luchan contra la muerte para que vivan humanamente los minusválidos, los débiles, los incurables... Y la muerte retrocede, aunque el hombre sabe perfectamente que él no ha de ganar la última batalla. Pero la muerte es vencida cada vez que el amor la impide reinar como dueña y señora.
DIOS CADA DIA
SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL
ADVIENTO-NAVIDAD Y SANTORAL
SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 162 s.

4.
Muchos personas tienden a ver a Jesús como un Maestro excepcional que enseñó verdades eternas. Otros quieren que él sea un director espiritual. Algunos, lo ven como un rebelde irreductible. Otros más, quieren de él un profeta singular. Pero, la verdad de él -así lo dicen los evangelios- nos la dice la cruz. Es una verdad que las primeras comunidades la descubrieron después de la experiencia de la resurrección. Una verdad que los apóstoles, discípulos, discípulas y muchos cristianos descubrieron a través del martirio.
Hoy, necesitamos recuperar el valor de la cruz para el pueblo cristiano. El pueblo hoy padece innumerables cruces que lo agobian y ponen en el límite su fe y esperanza. Sin embargo, es necesario un proceso que haga comprensible esa cruz. Un proceso que no eluda la abominación pero que sepa ver algo más que el sufrimiento. La cruz de Jesús que hoy cargan los pobres tiene que tener algún valor redentor.
Precisamente, el evangelio de Juan y la carta a los Filipenses, nos dan pistas de la senda que siguieron los primeros cristianos para comprender el misterio de Dios. El evangelio nos dice que esa cruz da el sentido de la vida eterna. Pues, el proyecto de Jesús, el Reino, iluminan la existencia de la humanidad y muestran el camino por el cual se accede a una vida auténtica. Del mismo modo, Pablo entona un himno a aquel hombre que encarnó el designio de Dios y que lo llevó al límite de la muerte ignominiosa. La excelencia de su vida superó el límite que le impusieron con la muerte.
Hoy nos aprestamos a celebrar dos mil años del nacimiento de Jesús. Es necesario que reorientemos nuestro cristianismo con una visión de futuro y para esto es indispensable recuperar el valor de la cruz.
SERVICIO BÍBLICO LATINOAMERICANO

5. TIENE QUE SER ELEVADO EL HIJO DEL HOMBRE
El misterio de la cruz en la vida de Jesús, y por tanto, en la nuestra, no es consagración del dolor y del sufrimiento, sino revelación cumbre del amor. Jesús pudo salvarnos desde el triunfo y la gloria, pero prefirió hacerlo desde nuestra condición humana, desde la humildad, el servicio, la obediencia y la renuncia, en vez de imponerse desde el dominio y el poder. "Actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre toda y le concedió el "Nombre-sobre-todo nombre".
Jesús nos invita a seguirlo abrazando la cruz de cada día. "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga" (Mt 16,24). Saber sufrir con amor es la sabiduría de Dios.
La pasión de Cristo está todo el año y todos los días en nuestras calles, en cada hombre o mujer que sufre. En cada uno de estos hermanos nuestros, Cristo "sufre y muere", pues se identifica con ellos. Toda deformación y cicatriz en el rostro del hombre es bofetada en el de Cristo. "Jesús estará en agonía hasta el fin del mundo" (Pascal).
El misterio de la cruz es preludio de la resurrección del Señor. La cruz es su máximo abajamiento, pero paradójicamente es también su máxima exaltación a la gloria. "El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió". "Te pedimos, Señor Jesucristo, que lleves a la gloria de la resurrección a los que has redimido en el madero salvador de la cruz".
J.L.O.

6. Domingo 14 de septiembre de 2003. Fiesta de la SANTA CRUZ. Exaltación de la fidelidad de Jesús a su Causa.
Estamos en la fiesta de la «Exaltación» de la Santa Cruz. Fiesta que «vence» nada menos que sobre el domingo. Se trata de ese signo que identifica al cristianismo mundialmente, como la media luna identifica al islam o la estrella de seis puntas formada por dos triángulos equiláteros que –en la posición conocida- significan el judaísmo.
Dentro de la mentalidad mágica, la cruz ha tenido en la historia casi tanto valor como el Cristo que en ella fue crucificado. La señal de la cruz ha espantado al demonio, ha alejado las maldiciones, ha «persignado» a todos los devotos, ha sido trazada millones de veces en el aire derramando bendiciones benefactoras.
En la religiosidad popular, Cristo ha sido sobre todo el sufriente, el condenado, azotado, crucificado, varón de dolores, muerto entre sufrimientos insoportables. La cruz ha sido el signo del dolor, tanto del de Cristo como del universal. Para los cristianos, el sufrimiento de Cristo tiene referencia universal.
Por la significación dolorista de la cruz, su «exaltación» no deja de tener problemas. Algunos agentes de pastoral, con frecuencia, tratan de obviarlos evadiéndolos, no refiriéndolos, mirando hacia otra parte, hablando de otra cosa. No siempre este método evasivo es el mejor servicio que se puede haceer al pueblo cristiano. Creemos que es mejor afrontar los problemas de frente y ponerles nombre y límites. Es lo que vamos a tratar de hacer.
El primer gran peligro es esa misma «exaltación» de la cruz, por lo que pueda tener de exaltación del sufrimiento por el sufrimiento, como si tuviera un valor cristiano por sí mismo. Aún se conserva una imagen de Dios dolorista y amante del sufrimiento, que parece alegrarse cuando ve sufrir, o que sólo le da su gracia o su benevolencia al ser humano a cambio de sufrimiento. Muchas promesas, «mandas», de la religiosidad popular se hacen sobre ese esquema: yo me sacrifico, le ofrezco a Dios un daño que me hago, como un pago dado a él a cambio del favor solicitado… Este Dios ante el que lo que vale y lo que le agrada es el sufrimiento no es un Dios cristiano; la exaltación de una cruz que incluyera una imagen de Dios así no sería una exaltación cristiana.
Es un gravísimo problema esa teología que aún está ahí, según la cual Dios envió a su Hijo al mundo a sufrir, a sufrir horrorosamente, porque Él sería el único capaz de ofrecer una reparación infinita a la dignidad de Dios ofendida por el ser humano en un «pecado original» que históricamente no tuvo lugar… Sin fundamento real en el evangelio, esta teología apareció con el paso de los primeros siglos, y fue san Anselmo de Caterbury (siglo XI) quien le dio la configuración con que ha llegado hasta nosotros mismos en los catecismos infantiles. Es la visión clásica de la «redención», la muerte de Jesús en la cruz redentora, que «paga» con su sufrimiento al Padre para que éste acceda a restablecer el buen orden de sus relaciones con la Humanidad. Estrechamente unido a esta teología está el «sacrificio» de Cristo en la Cruz. Una teología que, por una parte, hoy día evidencia una imagen de Dios que resulta inaceptable. Por otra se trata de una teología que aún figura –inexplicablemente- en los documentos oficiales. Celebrar la Exaltación de la Santa Cruz sin abordar estos problemas puede ser más cómodo, pero no más sincero ni más provechoso o pedagógico.
La cruz de Cristo no debiera ser utilizada como símbolo de todo aquello que en nuestra vida humana hay de limitación estructural, de finitud natural. Esta es una dimensión natural de nuestra vida humana («las cruces de la vida»), y la cruz de Cristo no tiene nada de natural, sino que todo lo tiene de histórico. En la cruz de Cristo –si no queremos caer en mixtificaciones- no entran sus dificultades y limitaciones humanas, ni las nuestras: enfermedades, limitaciones, accidentes ni la mala suerte. Eso no es la cruz de Cristo, sino avatares y peculiaridades de la vida humana, que hay que saber llevar y sobrellevar con gracia y con buen talante.
La cruz de Cristo no fue un «designio de Dios», sino un designio muy humano. Jesús, por su parte, tampoco buscó la cruz: «Pase de mí este cáliz», y nunca deberá ser buscada la cruz, por sí misma, por parte de sus discípulos. Aquel «Ave Crux, Spes única!», «¡Salve, Cruz, esperanza única!» del adagio clásico, hay que tomarla con muchas cautelas en la forma de entenderlo. Ni Dios, ni Cristo, ni nosotros debemos amar la cruz, sino, al contrario, debemos combatirla. La tarea del cristiano, como la de Jesús, es combatir la cruz, liberar del sufrimiento al ser humano, «hacer todo el bien que se pueda», como decíamos comentando el evangelio del domingo pasado. Claro que, al luchar contra la cruz ocurre que se levanta la animosidad de los que están interesados egoísticamente en los mecanismos de opresión, personas y estructuras que impondrán una cruz sobre quienes luchan por liberar al ser humano de toda cruz. Otro adagio más moderno y más correcto dice: «Busca la Verdad, la Cruz ya te la pondrán». No hay que buscar la cruz, aunque no hay que retroceder un milímetro ante la Verdad, por el miedo a la cruz que nos impondrán…
En definitiva, lo que necesitamos exaltar no es la cruz, sino el coraje de Jesús, que optó por el Reino y por el amor sin temor a la cruz que estaba seguro y previó que le iban a imponer. La exaltación de la fidelidad de Jesús a la Causa del Reino es el verdadero contenido de esta fiesta.
Algunas personas se asustan cuando se hacen estas relecturas crítica. Les parece algo muy negativo. Prefieren que se hable sólo de lo positivo, y que lo demás quede sobreseído, como superado por el olvido… No compartimos esa opinión. Estamos en un momento de transición teológica, una transición que se hace lenta por causa precisamente de esa falta de sentido crítico en la teología y en la homilética. Si los predicadores (y los grupos de formación cristianos) asumieran como tarea habitual la de hacer la digestión crítica de todo el pensamiento que aún lastra al cristianismo, sin duda que estaríamos en condiciones de dialogar mejor con el mundo actual. Por otra parte, toda renovación del pensamiento y de la vida necesita de un momento de desconstrucción, sin el cual, frecuentemente, no es posible una verdadera renovación.
 
Para la revisión de vida
-¿Busco la verdad a toda costa, sin acobardarme ante la posibilidad de que me pongan la cruz?
-¿Acepto las cruces (históricas, no naturales) que ya cargo? (Enumerarlas, revisarlas pormenorizadamene ante mí mismo).
-Cristo, en su solidaridad con la humanidad, se "despoja" de su rango divino y toma la condición de esclavo. ¿Qué dice este gesto de Jesús a mi nivel de vida? ¿Hasta dónde llega mi solidaridad con los pobres? ¿De qué debo despojarme para ser solidario con la humanidad doliente?
 
Para la reunión de grupo
Para este tema de la cruz, recomendamos especialmente:
-"¿Cómo predicar hoy la cruz de nuestro Señor Jesucristo?", de Leonardo Boff. Es un texto corto que se presta muy bien para una reunión de estudio o reflexión del grupo bíblico o de toda la comunidad.
-Para tomar conciencia de las exageraciones que se han dicho en torno a este tema de la cruz en la historia del cristianismo, ver el estudio de SESBOÜÉ «Un florilegio sombrío».
 
Para la oración de los fieles
- -Por todos los hombres y mujeres que prolongan hoy la cruz de Jesús sufriendo la persecución por su compromiso con la verdad y por la Justicia, para que lleven esa misma cruz de Jesús, con esperanza firme en el triunfo de Su Causa, roguemos al Señor...
- -Por nuestra comunidad, para que esté solícita en la preparación de un verdadero hogar, en el que Jesús pueda prolongar históricamente su lucha por la Verdad y el Amor en el mundo, roguemos al Señor...
- -Por la mujer, que en la historia ha desempeñado su papel de verdadera discípula, sin realmente valorada ni reconocida, para que continuemos todos en la tarea de su promoción y liberación, roguemos al Señor...
- -Para que el cristianismo siga avanzando y renovándose, a pesar de todas las dificultades, consciente de que Dios quiere ser visto y captado bajo nuevos esquemas, nuevas imágenes, nuevos modelos, roguemos al Señor…
 
Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro, otórganos el don de saber encontrar en el hoy de nuestra historia, el sentido profundo de nuestra misión cristiana, para que nos comprometamos con todo lo que implica ser fieles a tu proyecto en la sociedad en la que nos ha tocado vivir y construir tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.

Dios Padre y Madre, que en la vida, pasión y muerte de Jesús has realizado tu revelación máxima para el mundo, según nos asegura nuestra fe; te rogamos nos otorgues el don de saber redescubrir con ojos humildes todo lo que tú has continuado revelando en estos 2000 años de historia, dentro y fuera del cristianismo, para que la Palabra que pronunciaste en Jesús pueda ser compartida por todos los pueblos y religiones. Por Jesucristo nuestro Señor.
 

7.
En la Cruz de Jesucristo Dios nos manifiesta su amor. Las palabras, del Evangelio según san Juan, que meditamos hoy brevemente siguiendo la Liturgia de la Santa Misa para este día, son un comentario de Nuestro Señor a Nicodemo, hablándole de la vida que quiere Dios para los hombres, y que Jesús nos conseguiría con su muerte y resurrección.
        También nosotros, a pesar de nuestros defectos, de nuestros egoísmos, somos capaces de dar cosas buenas a quienes amamos. Por los que queremos con todo el corazón somos capaces de cualquier esfuerzo. Estamos dispuestos también -si fuera preciso- a sacrificar lo más apetecible, con tal ayudar, proteger, consolar o favorecer de alguna forma a los que amamos. La medida de nuestro esfuerzo desinteresado es la medida de nuestro amor. De hecho, es habitual escuchar como argumento definitivo y prueba de la autenticidad y grandeza de un cariño, el conjunto de las renuncias soportadas por él; o, dicho positivamente, la cantidad y calidad de los bienes que se han entregado para favorecer a quien amamos. Así pues, cuando queremos de verdad, aunque nos enriquecemos verdaderamente -y mucho- amando, es indudable que padecemos también una cierta pérdida. Es el sacrificio, que de buena gana hacemos al amar.
        En Dios no puede darse mengua alguna. Dios a nada renuncia cuando ama a los hombres, y nos sana y enriquece más de lo que puede hacerlo el mejor bien de la tierra. Siendo el Amor mismo subsistente e infinito, no es concebible en Él la privación. El dolor que acompaña siempre al amor humano -"la piedra de toque del amor es el dolor", se suele afirmar- es una manifestación más de nuestra finitud y precariedad. No pocas veces, ese dolor unido a nuestro amor, es la triste consecuencia de la humana miseria, pues es imprescindible romper con los apegos de la concupiscencia, de la comodidad, del orgullo, del capricho..., de paso que vamos purificando nuestros afectos y los dirigimos a quienes conviene y según conviene, para agradar a Dios. Amamos, pues, entre el dolor y la renuncia que nos supone el desapego a nuestros caprichos, para poder ocuparnos de los demás.
        En otros momentos insistirá Jesucristo en la necesidad de seguirle con nuestra cruz de cada día, si queremos ser de los suyos. Que el cristiano -el de Cristo- debe llevar una vida exigente -de cruz-, es algo muy sabido por todos, no solamente por los hijos de la Iglesia. Pero en las palabras de san Juan que hoy consideramos, Jesús nos habla de su Cruz, que es una Cruz de amor: de amor por los hombres. Los bienes que nos enriquecen a partir de esa Cruz, que es su Pasión en el Calvario, son innumerables. Todas las virtudes hechas vida en Jesús, saltan a la vista, para quienes contemplan con algún detenimiento las tremendas escenas de su crucifixión y muerte en la Cruz. Hasta el fin de los tiempos quedan ahí -fielmente reflejadas en el Evangelio- para nuestro ejemplo. Y nos enriquecemos humana y sobrenaturalmente de ellas, si tratamos de imitarlas y las pedimos con humildad a Quien más nos quiere y a la medida de Cristo, más todavía que nosotros mismos.
        Podemos afirmar, sin duda, que Jesús sobre el Calvario, siendo como siempre perfecto Dios y hombre perfecto, nos resulta, sin embargo, allí, especialmente notoria su humanidad y su divinidad. Situémonos de modo ideal frente a Cristo paciente, marchando con la Cruz y ya en la cumbre del Gólgota, para tomar la medida de lo que falta aún a nuestra perfepción. Parece necesario interesarse por la conducta y sentimientos de Jesucristo para llegar a valorar la Vida Eterna: inigualable tesoro que Él nos ha ganado con su muerte. Según recuerda el propio Jesús: así debe ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga Vida Eterna en Él. La Vida abundante, de la que nos hablaba otras veces, nos corresponde por su Cruz para una existencia eterna.
        Es la manifestación final del divino amor por los hombres. Un amor que requería la entrega del Hijo, para que nos mereciera la reparación del pecado. Un amor sobreabundante, que nos convierte en hijos de Dios: coherederos con Cristo, en la expresión del Apóstol. Por los sacramentos, y de modo singular por la Eucaristía, nos hacemos partícipes de los méritos del mismo Cristo muriendo en la Cruz. Este es el sentido de la venida al mundo de Jesús: hacernos participar en en su misma Vida Eterna. Debemos, por tanto, desechar otros pensamientos menos rectos y demasiadas frecuentes, por desgracia. Para algunos, en efecto, el Cristianismo consiste, más que nada, en un conjunto de preceptos o condiciones de vida que debemos guardar. El fiel cristiano lleva así, en la práctica, una existencia atemorizada por miedo a las penas que caerán sobre él si se aparta de los mandamientos.
        Se trata, desde luego, de una visión deformada -monstruosa- del mensaje salvador y, en consecuencia, de Jesucristo, que nos lo ha mostrado de modo espléndido. El mismo Jesús así manifiesta, según acabamos de recordar con las palabras que nos transmite san Juan: Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. Concretamente, en su Cruz no vemos afán de revancha o rencor, ni odio, ni falta de esperanza o de paz; por el contrario, allí brilla el perdón, el interés por los demás hasta su último instante, una paz inmensa en la tarea bien concluida, absoluta confianza en Dios y en su Bienaventuranza, y, sobre todo. mucho amor.
        Celebramos, pues, esa Cruz en el día de hoy. Y damos gracias a Dios, a través de Santa María, su Madre y Madre nuestra, porque nuestras penas y dolores -unidos a la Cruz de Cristo- pueden ser ocasión de alegría eterna, por voluntad de Dios.

8.
1. Nexo entre las lecturas

Las tres lecturas de esta fiesta centran la atención en la realidad del "exaltamiento". En el libro de los Números (1L) se nos dice que el Señor respondió a Moisés: "Haz una serpiente y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla". De este modo quedarían con vida todos aquellos que fueran mordidos por aquellas serpientes venenosas que el Señor les había enviado como castigo por su conducta vergonzosa. Paradójicamente la exaltación de esa serpiente portadora de muerte se convertía para el pueblo arrepentido en portadora de vida. La lectura cristiana de este episodio ha visto una prefiguración de la exaltación de Cristo en la cruz. Cristo mismo anticipa esta lectura cristiana cuando al temeroso Nicodemo, que había ido a hablar con el de noche le dice: "Lo mismo que Moisés elevó a la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna". San Pablo, que sufría las penas de la prisión a causa de su servicio al Evangelio, sumido en una profunda contemplación del misterio del amor de Dios en Cristo Jesús, afirma en su carta a los filipenses (2L): "Por eso Dios lo exaltó (a Cristo) y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre". Con esto quiere decir que no hay nombre posible de significar la magnitud, grandeza y belleza de la obra de Cristo.


2. Mensaje doctrinal

1. Misterio del anonadamiento de Dios. En la celebración de esta fiesta litúrgica todo converge en la exaltación de Cristo Jesús, que siendo Dios, se abajó haciéndose uno de nosotros, muriendo colgado sobre el estandarte de la Cruz, para mostrarnos cuál es la medida del amor de Dios hacia nosotros. Exaltar la cruz es exaltar el amor de Dios por nosotros, es exaltar la victoria del amor y de la misericordia sobre el pecado, el egoísmo y la muerte.

El misterio de Cristo crucificado está íntimamente unido al misterio de la encarnación del Verbo, siendo una prolongación del mismo. A lo largo del aZo litúrgico la Iglesia, al celebrar las diversas fiestas y solemnidades, bajo diversos enfoques, pretende reflexionar y meditar en la sublimidad insondable de este misterio de amor y extrayendo de esta contemplación luz, fuerza y vida.

A los cristianos nos cautiva de modo particular, el hecho de que Dios haya querido salir de sí mismo para hacerse uno como nosotros. Nos sentimos abrumados ante la presencia de un misterio tan abismal por la inmensidad del amor que lo ilumina y por la incapacidad absoluta de nuestra mente humana para abarcarlo. La contemplación sincera de este misterio es incompatible con un pasar por encima de él, con cierta superficialidad, dándolo por descontado como un presupuesto del conjunto de la doctrina cristiana. La contemplación de Dios hecho hombre es siempre transformante.Y uno de los momentos más fuertes de está contemplación es justamente el ver a Cristo muriendo colgado de una cruz, como un criminal, desangrándose y asfixiándose, abandonado y humillado. El más grande, sin punto alguno de comparación, el creador y Señor del universo, en la condición la más vil que pueda ser imaginada. El que es la vida misma, sufriendo en primera persona la muerte más horrenda. Y esto libremente y sin rebajar en nada su divinidad. Este es el misterio del anonadamiento de Dios que la Iglesia no se cansa de contemplar, y que nunca logra abarcar. El cristiano sabe que nunca serán suficientes los días de esta vida ni de la eternidad para agotar la contemplación de este don que Dios hace de si mismo. La única clave de comprensión es el amor. Sólo el amor explica esta entrega por propia iniciativa, sin que lo hayamos ni merecido ni pedido. Sólo porque él nos ama quiso venir hasta nosotros, hacerse uno como nosotros, y morir por nosotros. "Tanto amó Dios al mundo -dice Jesucristo a Nicodemo- que entregó a su hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna". Dios nos muestra que su amor hacia nosotros realmente no tiene medida.


2. Misterio de la fealdad y magnitud del pecado del hombre. Si por una parte, Jesucristo pendiendo de la cruz es testimonio del amor, de la ternura y de la misericordia de Dios hacia nosotros, pobres pecadores, por otra parte lo es también de la fealdad del pecado. Con la razón y la experiencia natural los hombres podemos percibir, sin grande problema, el desorden que existe en las malas acciones humanas. Pero ver a Jesucristo en la cruz, "pagando por nuestras culpas" nos hace descubrir que esa fealdad del pecado, de las malas acciones, es inmensamente más grave de lo que nunca hubiéramos imaginado. El pueblo en el desierto, agotado y extenuado por el camino y las dificultades peca hablando mal contra Dios y contra su enviado. Esas murmuraciones contra Dios, aparentemente nos podrían parecer, que si bien no eran justificables, si eran comprensibles, y por ello no tan graves ni tan daZosas. Sin embargo, Dios envía serpientes venenosas como castigo, para hacerles ver, que a pesar de ese cansancio y de esas dificultades, sus murmuraciones han sido profundamente injustas y desordenadas. Pero es un castigo de la pedagogía amorosa de Dios, y por ello, una vez arrepentidos, Dios les da la serpiente de bronce para que no mueran. Pero esto era sólo preparación para comenzar a comprender la malicia de ese primer pecado original, y de todos los demás pecados que le han seguido. Ahora bien, sólo a la luz de Cristo crucificado podemos comprender, un poco más, lo desordenado y horrendo del pecado.


3. Sugerencias pastorales

Desprendimiento de sí. Para nosotros este misterio de Cristo crucificado, desprendido de sí mismo, es una de las principales lecciones que debe quedar grabada en nuestra alma. Si Él, siendo Dios, se despojó de sí mismo por amor a nosotros, no menos debemos hacer nosotros por amor a Él. Desprendernos de nosotros mismos, renunciar a todo lo que tenga sabor a egoísmo y empeZarnos por apropiarnos de los sentimientos de Cristo, debe ser nuestra respuesta de amor. Este es el primer paso que debemos dar si de verdad queremos ser cristianos auténticos, si queremos ser testigos de nuestra fe en este mundo. El cristiano debe ser imitador de Cristo.

Por ello, es necesario habituarnos a desprendernos de nosotros mismos sobreponiéndonos al egoísmo, al racionalismo, al naturalismo y a las situaciones anímicas adversas, y combatiendo sin tregua todas esas manifestaciones que pueden presentarse en nuestra vida y que denotan que nos pertenecemos todavía mucho a nosotros mismos.

La vida ordinaria, a cada uno según su estado de vida y sus circunstancias, nos ofrece un sinnúmero de oportunidades para ejercitarse cotidianamente en el desprendimiento, sobre todo del propio juicio y voluntad. Pensemos en los mil quehaceres del lugar, la formación de los hijos, la obediencia a los padres, las relaciones de trabajo, el esfuerzo del deber, las penurias económicas... Quien se habitúa a negarse a sí mismo por amor a Cristo en esos pequeZos o grandes actos que le exige el cumplimiento de los propios deberes familiares, sociales, profesionales, o de estudiantes, avanza con pasos de gigante en el camino de la imitación de Cristo, y por lo tanto va siendo testigo del amor divino. La renuncia de sí mismo no es sino el abrir más espacio en nuestra alma para la invasión del amor de Dios. No hay alegría comparable con el gozo que comunica el amor sobrenatural que anima todos los actos de un alma. Siempre debemos tener muy claro que no hay verdadero amor sin renuncia; cuanto más auténtico sea el propio sacrificio, tanto más auténtico será el amor y la felicidad.
 
 
9. DOMINICOS 2003
“La cruz, a secas, ni se ama ni se puede amar. Lo que sucede es que nadie habla de la cruz a secas, sino de la cruz del Crucificado”, según Moltmann. Tampoco nosotros celebramos la exaltación de cruz alguna a secas, pero, por el Crucificado, celebramos el misterio de su cruz y, por él y por ella, reflexionamos sobre las nuestras.
Desde entonces, el misterio de la cruz del Crucificado es nuestra señal, la señal del cristiano, que nuestros mayores nos enseñaron a usar con frecuencia. Lo aprendimos de san Pedro, cuando, en la mañana de Pentecostés, entendió y proclamó quién era  el que había estado con ellos, su vida, su muerte y su resurrección. Y comprendió también por qué la muerte no había triunfado sobre él, y, desde aquel mismo día, empezó a predicar por todas partes, junto con sus compañeros, el nombre de Jesús y, como testimonio, la señal de la cruz.
Dicen que en alguna de las últimas guerras se “peinaron“las informaciones y las fotografías de las mismas. No es que no fueran verdaderas, sino que no eran toda la verdad. Se decía también que una guerra sin muertos o con pocos muertos o sin que se vieran los muertos, era más vendible. Esta puede ser la gran tentación de nuestros días: que por aquello de la desacralización y el empeño de convertir en “light” todas las bebidas fuertes, suavicemos la cruz, la despojemos de sangre, la hagamos inteligible y hasta un tanto aceptable para el mundo que nos rodea y, sin darnos cuenta, para nosotros mismos.
Porque, desde que “la cruz fue escándalo para los judíos y locura para los gentiles” (Cor 1,23), no nos puede extrañar el rechazo a la cruz, por antiestética, indigna e inhumana. San Pablo en Atenas no se atrevió a nombrar la cruz porque sabía lo escandalosa que resultaría para ellos. Un Dios muerto en la cruz iba hasta contra las buenas costumbres; en la cruz sólo morían los esclavos.
No obstante, nosotros celebramos la cruz, la exaltamos y, al hacerlo, celebramos, exaltamos y adoramos al Crucificado. Y lo hacemos desconcertados por el misterio, pero sin escandalizarnos, porque la sombra de la cruz se proyecta no sólo sobre su muerte sino también, y sobre todo, sobre su resurrección.
Árbol del amor consumado
Así se narra la tradición de esta fiesta cristiana: recuerda la recuperación de la cruz en que murió Jesús de Nazaret. Había sido trasladada a Persia por el rey Cosroes, como botín de guerra después de apoderarse de Jerusalén (a. 600) y matar en ella a muchos miles de cristianos. Catorce años después Heraclio, rey de Constantinopla, persiguió y venció a Cosroes y entró victorioso en Jerusalén, portando la cruz que había recuperado. Pero avisado por el patriarca Zacarías de que esa marcha triunfal y lujosa no era aceptable a los ojos de Dios, Heraclio se despojó de sus ricas vestiduras y descalzo llevó en su hombro el sagrado madero y lo repuso en el monte Calvario. Este hecho ocurrió el 14 de septiembre del año 614, y desde entonces el pueblo cristiano celebra con toda solemnidad la fiesta de la Exaltación de la Cruz.

Comentario bíblico:

Iª  Lectura: Números (21,4b-9): De paso por el desierto

I.1. Este texto del libro de los Números nos resulta hoy una verdadera leyenda religiosa, casi pagana, propia de un pueblo del desierto que tiene que defenderse contra los adversarios más naturales de ese hábitat. No podía ser de otra manera y no merecería la pena entrar en una interpretación historicista del relato (como sería el pensar que esta tradición habría nacido en contacto con las minas de cobre en la Arabá, en Timna, cuando el pueblo pasa por allí). Sabemos que a la religión se le ha dotado de tradiciones y leyendas que a veces pueden resultar demasiado culturalistas. Eso es lo que sucede en este caso. Los hombres siempre han recurrido a artes extrañas e incluso las han plasmado en ritos religiosos con los que quiere expresar que solamente es posible que Dios nos defienda. 

IIª  Lectura: Filipenses (2,6-11): La solidaridad divina se ha humanizado

II.1. Son muchos los que piensan que Filipenses 2:6-11 es en su esencia un antiguo himno cristiano. Pablo lo tomó, lo adaptó y lo retocó, con objeto de que sirviera para poner ante la comunidad de Filipos el “modelo” de la deidad velada en el misterio de su anonadamiento. Los creyentes alababan al Hijo de Dios: porque “se despojó a sí mismo” (v.7) y escogió dejar de lado sus propios derechos y privilegios para convertirse en hombre. Y no cualquier hombre, sino un siervo humilde, esclavo, con lo que ello significaba en aquél ambiente. Y murió, pero no con una muerte humana, sino inhumana: la “mors turpissima” que se despreciaba en aquella sociedad, como se repudiaba a los esclavos y a los que hambreaban tener la dignidad que su conciencia y su corazón les dictaban.
 II.2. No es determinante que insistamos o pongamos de manifiesto si las dos estrofas del himno tienen el mismo equilibrio; tampoco el trasfondo (background) que las sustenta, aunque resulte erudito. Es una pieza, sin embargo, que quiere cantar antes que nada la kénosis (el vaciamiento, el despojamiento) de lo divino en lo humano. No se trata tampoco de que esto lo entendamos ontológicamente, porque no es la ontología del ser divino y el humano lo que aquí prevalece. Es verdad que antes de que Jesús, el Señor y el Hijo de Dios fuera uno de nosotros, preexiste en una “prehistoria” divina a la que renuncia para llegar a la kénosis. Esa, y no otra, es la razón de la alabanza de este himno que se cantaba en alguna comunidad paulina. Esa prehistoria es importante, porque no se está hablando simplemente de la aparición de un hombre extraordinario, como otros hombres maravillosos han aparecido en la historia.  ¡No! “Apparuit  Deus in humanitatem suam”.
II.3. Entonces ¿qué significa kénosis? Entre las muchas cosas que se pueden decir elegimos ésta: la solidaridad  con los que no son nada en este mundo. Esa es la razón por la que se compuso este himno. Y no se trata de una simple solidaridad social, sino de radicalidad antropológica. Si se hizo esa opción antropológica es porque a Dios le interesa el hombre, la humanidad y, de la humanidad, aquellos que han sido reducidos a lo inhumano. La muerte en la cruz es la máxima expresión de lo inhumano y hasta ahí llegó. Y ello no es una simple representación estética. Por medio está toda una vida y unas opciones proféticas en medio de un pueblo que adora a Dios, pero que le llevan a una condena. No eligiera concretamente la muerte en la cruz en el misterio de su kénosis; eso quedaba a decisiones de los que podían resolver y decidían sobre la vida y la muerte de las personas. Y esos precisamente, emperadores y reyes, querían recorrer un camino opuesto al del Hijo: dejar de ser hombres para ser adorados como dioses. Algunos lo consiguieron con mucha sangre y crueldad, pero su divinidad se ha esfumado. Que Pablo haya añadido “y una muerte de cruz” – como muchos creen-, es para dejar bien asentada esa solidaridad radical.
II.4. Por eso se le dio un nombre nuevo. El nombre es una misión. Su nombre es Jesús, el que tuvo siendo hombre en esta historia, pero desde la cruz ese nombre viene a ser fuente de salvación: Dios es mi salvador, significa. El crucificado, pues, ya no es un maldito, sino el bendito porque ha sabido llegar a “entregarse” por todos. Y al nombre de Jesús… La cruz no es adorada, no puede serlo. La cruz es un patíbulo y sigue siendo un patíbulo para muchos. En la cruz hay que poner un nombre, una persona, una historia real, un Hijo, que es lo que le da sentido. Allí, en la cruz, se resuelve toda una historia de amor de Dios por la humanidad. Y esa historia la realiza Jesús, el crucificado, que por su solidaridad con la humanidad es glorificado.

Evangelio Juan (3,13-17): El amor crucificado es glorificado

III.1. El diálogo con Nicodemo es una de las estampas más significativas del evangelio de Juan. Nicodemo, desde “su noche”, viene –según el evangelista- a encontrarse con Jesús ¿por qué? Habría que pensar en el trasfondo de la comunidad joánica, así como en el acercamiento de algunos judíos a los cristianos, para poder entender esta escena. Hubo enfrentamientos muy fuertes entre judíos y cristianos, y esto se refleja en este evangelio. Pero también hubo judíos que con toda su carga religiosa y su tradición querían buscar la verdad, la luz, el agua viva, el nuevo maná. Los israelitas en el desierto protestaban contra el maná y vinieron serpientes. Estos conceptos teológicos son muy propios del evangelio de Juan.
III.2. En concreto, los vv. 13-17 corresponden a una reflexión teológica, sobre palabras de Jesús, que tienen una carga soteriológica de envergadura. Aquí se ha querido ir más allá de lo que el mismo Jesús pudo decir en su vida histórica. Porque no podemos olvidar que este evangelio se construye con una ideología soteriológica que se pone de manifiesto desde la misma presencia de Jesús en la “encarnación”. Jesús es el “revelador” de la salvación y quien se encuentra con él y cree en él, se encuentra con la vida. El texto, además, intenta superar la escena religiosa-culturalista de la primera lectura (Núm 21,8). Ahora los hombres no tienen que mirar a una serpiente en su “abrasador” (saraf: cf Is 30,6), sino al trono de la cruz, donde ha sido elevado, el Hijo del hombre. Ahora la salvación no queda en mirar a un animal venenoso, por mucho simbolismo que tuviera en la antigüedad y en la Biblia.
III.3. En la cruz esta el “hijo del Hombre”. El “abrasador” es una cruz que los hombres han levantado para quien revelaba a Dios de una forma nueva e inaudita. Y esto lo explica la teología joánica como “amor” de Padre al mundo. Es, probablemente, la afirmación soteriológica más decisiva de estas palabras del evangelio. El Hijo de Dios ha venido entregado por el Padre “para salvar” al mundo. El mundo en San Juan son los hombres que no aceptan el proyecto salvífico de Dios. Bien, pues ese Dios no odia al mundo, sino que lo ama y lo muestra en el misterio de la entrega del Hijo. Podríamos atrevernos a decir que el texto evangélico de hoy es una “versión” joánica del himno de la carta a los Filipenses, ni más, ni menos. Con un trasfondo distinto, pero que viene a sostener la misma verdad.
III.4. Se ha dicho que este es también un texto de profundo calado escatológico, muy propio de la teología joánica. ¡Es verdad! El juicio de nuestra salvación futura no es una decisión jurídica y enrevesada de última hora ante un ficticio tribunal divino. Esa es una imagen apocalíptica poco feliz. Es en el presente donde se está decidiendo nuestro porvenir salvífico. Ello es posible al aceptar por la fe al que ha sido “elevado a lo alto”, en la cruz, donde se inicia su gloria. En la teología del cuarto evangelio la elevación en la cruz es la glorificación; por eso se permite proclamar: “y yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí. Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.” (Jn 12,32-33). Todo con una garantía que teológicamente es irrenunciable: el Dios de nuestra salvación es un Dios que ama al mundo que lo rechaza. No es un dios perverso o rencoroso. Es un Dios que quiere ser aceptado, que quiere ser amado, desde el amor que Él mismo ha mostrado en su Hijo entregado hasta la muerte en la cruz. Esa es su gloria y esa es nuestra garantía.
Miguel de Burgos, OP

Pautas para la homilía

Todo comenzó en un día en torno al 7 de abril del año 30, cuando Jesús de Nazaret murió crucificado en Jerusalén. Para los que no tienen fe cristiana, un suceso irrelevante. Entonces y ahora son muchos los que mueren ajusticiados y, a veces, asesinados por sus semejantes. Pero, para los que creen en Jesús, para sus seguidores, Jesús era Dios. Y, desde entonces, la cruz dejó de ser sólo el suplicio donde morían los esclavos para convertirse en la sangrienta y misteriosa “solución” para quitar Dios los pecados del mundo.
  • La cruz de Jesús

Primero un problema: en el estado de bienestar en el que nos toca vivir, ¿cómo imitar hoy a san Pedro, a los apóstoles, y anunciar algo tan contradictorio como la cruz a una sociedad que parece buscar sólo la comodidad? ¿Cómo explicar hoy el mensaje de la cruz a una civilización tan hedonista que identifica felicidad con placer? ¿Y, sin pensar en los demás, cómo vivirlo nosotros, creyentes y practicantes, imbuidos como estamos de esta cultura de bienestar? Hoy las iglesias y los conventos han dejado de tener los fuertes muros protectores de antaño; la intercomunicación y la globalización son un hecho, y todos participamos de la misma cultura y de similares intereses.
En este contexto celebramos la exaltación de la cruz de Jesús, constatando, de entrada, que Jesús mismo vivió y sintió esta misma dificultad de aceptación de la cruz cuando sus mismos discípulos no entendían que él tenía que subir a Jerusalén y morir. Nosotros, que ya sabemos todo lo que pasó y cómo pasó, aceptamos más fácilmente su pasión y su muerte, su cruz, pensando en su resurrección. Hasta tal punto aceptamos la cruz que la hemos colocado en las torres de nuestros templos, en las cimas de las montañas, y en nuestros hogares y mesas de trabajo. La hemos repujado de oro, plata y piedras preciosas y la usamos como adorno personal. E, inconscientemente, surge la pregunta, ¿es ésta la cruz de Jesús o es, más bien, una cruz descrucificada que no tiene gran cosa que ver con la original?
Porque la cruz de Jesús, según el Evangelio, no tiene adornos, está desnuda y no es atrayente. Pero, es el centro de todo el Evangelio. Los apóstoles, mientras vivió Jesús, no lo entendieron así, pero, una vez que murió y resucitó, la descubrieron en toda su grandeza y omnipresencia y la convirtieron en el centro de su predicación.
  • La cruz de Jesús y las cruces

Si nuestras cruces tienen valor es porque, de alguna forma, estaban ya presentes en el monte Calvario junto a la suya y, misteriosa pero realmente, son su prolongación. Sólo por aquélla tienen valor éstas que, por otra parte, gozan de ventajas sobre aquélla, como bellamente nos dice Bernanos: “Jesús ha tenido miedo a la muerte. Muchos mártires no han tenido miedo a la muerte. Los mártires eran sostenidos por Jesús, pero Jesús no tenía la ayuda de nadie, porque toda ayuda y toda misericordia proceden de él. Ningún ser vivo entró en la muerte tan solo y tan desarmado”.
Pero, a pesar de estas ventajas, las cruces existen. Existen no sólo en las cumbres de las montañas y en las bendiciones de los sacerdotes. Si los ricos pudieran vender sus cruces, habría menos pobres. Todos, pero particularmente los sacerdotes, la hemos visto donde menos se esperaba que se pudiera encontrar: hospitales, hogares, ancianos y niños, solteros, casados, célibes y consagrados. Ni siquiera la iglesia o los conventos se libran de ella. Al final, la última cruz, como en el caso de Jesús, es aquélla sobre la que morimos.
  • Actitud ante la cruz

¿Qué respuesta tener, en cristiano, en religioso, ante las cruces, ante el sufrimiento? ¿Deberá ser de agradecimiento porque nuestras cruces son participación de la suya? ¿Deberá ser de gratitud porque todo, y por tanto también la cruz, es fruto del amor infinito de Dios? ¿O sólo resignación?
Una respuesta la podemos encontrar en María que, después de Jesús, puede que sea quien más sabe de cruces y de dolores. La actitud de María es distinta en el “Magnificat” y en el monte Calvario. En el primer caso, María expresa su regocijo y  agradecimiento por un gran bien y por el mejor de los regalos. En el segundo, “Stabat mater dolorosa, juxta crucen lacrimosa, dum pendebat Filius”. Lo normal, en humano y en cristiano, es alegrarse con los regalos y lamentar las cruces. Lo normal, en humano y en cristiano, es ser agradecidos con Dios, darle las gracias por sus dones y aceptar las cruces porque son inherentes a la naturaleza humana. Y puede que lleguemos al grado heroico de agradecer a Dios y alegrarnos por las cruces por poder compartir la suya.
La otra y definitiva respuesta la encontramos, como siempre, en Jesús y en su Evangelio. Estando en Getsemaní, padeciendo ya el comienzo de su Pasión, nos propone el modelo de todo oración de petición:
1º. “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz”. Ora y pide al Padre que aparte de él el cáliz de su profundo sufrimiento. Y lo hace con sangre, sudor y lágrimas. Plena sinceridad.
2º. “Pero, no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22,42). Lo último siempre la sumisión absoluta, la entrega total a Dios.
Agradecimiento profundo por todos los dones de Dios. Aceptación de las cruces, de los sufrimientos y, al final, de la muerte. Y, como última actitud, “hágase tu voluntad”. Aunque, en circunstancias puntuales, mirándole a él y con sentimientos similares a los suyos, tengamos que decir también: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46). 
Fray Hermelindo Fernández,O.P. hfernandez@dominicos.org

 
10. CLARETIANOS
Los medios de comunicación cada día nos conducen inconscientemente a "exaltaciones" de signo político, deportivo o social. Hoy, sin embargo, no ocupa la primera página de este lugar diario de encuentro ninguna estrella del deporte ni figura de revista del corazón ni personaje heroico o acontecimiento histórico. Hoy en el centro y bien visible aparece ese símbolo que nos identifica como cristianos: la Cruz. Define nuestro diccionario "Exaltación" como la acción de elevar a alguien o algo a gran auge o dignidad realzando su mérito o circunstancias. ¿Qué dignidad o mérito podemos encontrar en el mayor símbolo de fracaso? ¿Por qué hacer fiesta y exaltar la cruz? ¿En que consiste la cruz para el cristiano? No suceda que nosotros coloquemos la cruz donde Jesús nunca la puso.
La "cruz" representa para la mayoría de nosotros todo aquello que nos hace sufrir, incluso ese sufrimiento que aparece en nuestra vida generado por nuestro propio pecado o manera equivocada de vivir. Cruz es el sufrimiento que se producirá en nuestra vida como consecuencia de seguir a Jesús y los valores del evangelio. Contemplar la cruz y a Dios crucificado en ella puede cambiar de raíz nuestra actitud cuando padecemos la enfermedad, somos víctima de la desgracia, sufrimos la dureza de la vida o las consecuencias de seguir los pasos de Jesús. Y no diremos: "¿Por qué me mandas esto?, ¿qué pecado cometí?", sino que nuestra súplica creyente será: "Dios mío, contemplando tu cruz sé que mi sufrimiento te duele tanto como a mí; sé que también ahora me acompañas y me sostienes, aunque no te sienta. Confío en Ti. No sé cómo ni cuando, pero un día conoceré contigo la paz y la dicha".
Por eso exaltamos la cruz y porque no es el último destino de quien sigue a Cristo. Los creyentes no vivimos la cruz como derrotados, sino como portadores de una esperanza final. Si asumimos esa cruz inevitable en todo aquel que se esfuerza por ser él mismo más humano y por construir un mundo más habitable, es porque queremos arrancar para siempre del mundo y de nosotros el mal y el sufrimiento. A la cruz, a una vida crucificada como la de Jesús, sólo le espera resurrección. Por eso hoy nos gozamos y hacemos fiesta contemplando la cruz., por encima de otras exaltaciones efímeras mundanas que nos acompañan cada día.

Teodoro Bahillo (tbahillo@teleline.es)

 

11. COMENTARIO 1

Frente a las dos reacciones se muestra ahora la verdadera realidad del Mesías. Para los fariseos, la Ley era fuente de vida y norma de conducta; para Juan, la única fuente de vida es el Hombre levantado en alto, el Hijo de Dios, don de Dios a la humanidad para salvarla (13-18).

v. 13: Nadie sube al cielo para quedarse más que el que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre...

Haber bajado del cielo señala la calidad divina de Jesús, por poseer la plenitud del Espíritu (cf. 1,32: el Espíritu que bajaba como paloma desde el cielo).

Subir al cielo para quedarse significa victoria, éxito. Sólo el que es capaz de amar hasta entregarse a sí mismo puede obtener y asegurar el triunfo definitivo, instaurar la nueva sociedad humana (el reino de Dios).

vv. 14:16: Lo mismo que en el desierto Moisés levantó en alto la serpiente, así tiene que ser levantado el Hombre, 15para que todo el que lo haga objeto de su adhesión tenga vida definitiva.
16Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único, para que todo el que le presta su adhesión tenga vida definitiva y ninguno perezca. El Hombre levantado en alto (doble sentido: cruz y exaltación) es señal visible, fuente de vida que libra de la muerte. Dios es puro amor, pretende sólo salvar, comunicar una vida que supera la muerte (16-17).

v. 17: Porque no envió Dios el Hijo al mundo para que dé sentencia contra el mundo, sino para que el mundo por él se salve.

Ausencia de juicio; es la opción del hombre la que determina su suerte.


COMENTARIO 2

El evangelio de Juan, que tanto insiste en la encarnación de Jesús ("El Logos se hizo carne" 1,14), igualmente insiste en la muerte de Jesús como glorificación. Jesús revela en la cruz el amor de Dios a la humanidad ("tanto amó Dios al mundo..."), para que ésta tenga ya ahora vida eterna. La vida que Jesús construye en la cruz, es una vida humana plena que ya no muere. Juan afirma así una escatología realizada: la condición última de la humanidad y del mundo la vivimos ya ahora en el presente. Más adelante lo dice claramente: "el que escucha mi Palabra...tiene vida eterna...y ha pasado de la muerte a la vida". La muerte en cruz era la muerte más temida por todos los oprimidos del imperio romano. Jesús transformó esta cruz en glorificación y medio para poseer una vida eterna. En este sentido la exaltación de la cruz no es la exaltación del sufrimiento y del sacrificio, sino la posibilidad de transformar el sufrimiento en construcción de vida humana plena. Jesús nos enseña cómo pasar de la muerte a la vida. En el himno a Jesús, que nos transmite la carta a los Filipenses (2, 6-11), se nos revela el despojo y la humillación de Dios, que hace posible la exaltación del pobre y del oprimido. Jesús no asume la condición de hombre, sino la de esclavo y de un esclavo que muere en la cruz. La exaltación de Jesús-esclavo como Señor, abre la posibilidad al pueblo oprimido de ser Señor de la historia.
1. Juan Mateos, Nuevo Testamento, Ediciones Cristiandad 2ª Ed., Madrid, 1987 (Adaptado por Jesús Peláez)
2. Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)

 ¡Felicidades a quienes celebran hoy esta fiesta!

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