viernes, 17 de mayo de 2013

Donaciano y Rogaciano, Santos


Mártires, Mayo 24
 
Donaciano y Rogaciano, Santos
Donaciano y Rogaciano, Santos
Etimológicamente significa “dado y orante”. Vienen de la lengua latina.

Eran dos hermanos: Donaciano, el menor, convirtió a la fe a su hermano mayor. El tirano los hizo encarcelar, y como los amenazase con hacerlos morir, dijo Donaciano: Los tormentos que Dios te prepara en el infierno son infinitamente más crueles que aquellos con que nos amenazas. Rogaciano, instado a que adorase a los ídolos, dijo: No me atrevo a adorar lo que está por debajo de mí; estos ídolos no son sino metal, sin vida y sin alma. Los dos fueron decapitados en Nantes, hacia el año 300.

Estos dos hermanos, dignos de admiración por su osadía en momentos difíciles, nacieron en Nantes y murieron bajo el temible Maximino (222-235).

Este criminal sucedió a Alejandro Severo que, durante el período de su mandato, se había distinguido por ser un sincretista, es decir, una persona que le daba igual un dios que otro. Para él Jesucristo no se diferenciaba en nada de los dioses a los que les daban culto los romanos.

Respetó, por tanto, a los cristianos. Sin embargo, su sucesor se propuso acabar con el cristianismo a toda costa. Menos mal que sólo duró tres años en el poder. Sus mismos soldados le dieron muerte por insoportable.

Estos dos hermanos estaban recibiendo la formación cristiana. El primero ya había recibido el sacramento del bautismo y el segundo se estaba preparando.

Y como soplones y chivatos los ha habido siempre, un enemigo los denunció ante la autoridad por el hecho criminal -¡vaya por Dios!- de que eran cristianos.

Comparecieron ante el tribunal por separado. El juez le dijo a Donaciano:" Parece que no solamente no has adorado a los dioses Júpiter y Apolo, sino que te has atrevido a predicar el culto del Crucificado y te han seguido muchos fieles.

Quería, señor juez, arrancarlos a todos del error para que vuelvan a Cristo, el único que merece adoración".

El juez lo encarceló. Después se dirigió a Rogaciano diciéndole: "Mira, tú no te has bautizado todavía. Abjura de tu error y te salvaré la vida". Rogaciano le contestó:" Nunca lo haré. Seguiré a mi hermano mayor en la fe que él ha profesado en el Dios verdadero. En el calabozo, el hermano le dio el bautismo a falta de sacerdote.

Santos Donaciano y Rogaciano, mártires
fecha: 24 de mayo
†: c. 304 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Nantes, en la Galia Lugdunense, santos hermanos Donaciano y Rogaciano, mártires, acerca de los cuales se narra que el primero había recibido el bautismo y el otro era todavía catecúmeno, pero en el combate final, besando a su hermano, Donaciano rogó a Dios para que el que aún no había podido ser lavado por el bautismo sagrado mereciese ser enjugado en la corriente de su propia sangre.

En el reinado del emperador Maximiano vivía en Nantes, en la región de Bretaña, un joven llamado Donaciano. Era un fervoroso cristiano que pertenecía a una de las más distinguidas familias galo-romanas. Cuando estalló la persecución, el ejemplo de Donaciano arrastró a su hermano Rogaciano a solicitar el bautismo; pero no pudo recibirlo inmediatamente porque el obispo se hallaba escondido. El emperador había publicado un decreto por el que se condenaba a muerte a todos los que se negasen a ofrecer sacrificios a Júpiter y Apolo. Cuando el prefecto romano llegó a Nantes, Donaciano tuvo que comparecer ante él, acusado de profesar abiertamente el cristianismo y de haber apartado a su hermano y a otros paganos del culto a los dioses. Donaciano confesó valerosamente la fe y fue encarcelado. Pronto se reunió con él Rogaciano, quien había defendido ardientemente la fe contra todas las amenazas y promesas.

La gran pena de Rogaciano era no haber recibido todavía el bautismo; pero pidió fervorosamente a Dios que el beso de paz que le había dado su hermano, le confiriese la fuerza necesaria para la prueba. Dios le tenía destinado el bautismo de sangre. Ambos hermanos pasaron la noche en oración y, al día siguiente, comparecieron de nuevo ante el prefecto, a quien manifestaron que estaban dispuestos a soportar, por la fe, todos los tormentos. Por orden del prefecto fueron torturados en el potro, se les perforó la cabeza con una lanza y finalmente fueron decapitados. En Nantes se venera mucho a estos mártires, a quienes se conoce con el nombre de «les enfants nantais» («los hijos de Nantes»). Una parte de sus presuntas reliquias se conserva en la iglesia dedicada a su nombre. Ruinart incluyó en Acta Sincera las actas de estos mártires, que son muy sobrias en comparación con otras.

Las mismas actas se encuentran en Acta Sanctorum, mayo, vol. V y hay otra versión de ellas en Analecta Bollandiana, vol. VIII (1889), pp. 163-164. Aunque indudablemente no se trata de una obra escrita por un contemporáneo, tampoco hay razón para considerarla como una simple novela. Mons. Duchesne, que trata el punto en Fastes Épiscopaux (vol. II, pp. 359-361), hace notar que Donaciano y Rogaciano son los únicos mártires de las Galias que perecieron ciertamente en las persecuciones romanas. Véase también A. de la Borderie, Hisloire de Bretagne, vol. I, pp. 187-194; Delanoue, S. Donatien et S. Rogatien (1904); G. Mollat, en Anuales de Bretagne, vol. xxn (1907), pp. 205-213; y J. B. Russon, La passion des enfants nantais (1945). También H. Leclerq discute el problema con cierto detenimiento en DAC., vol. XII (1935), ce. 628-634; en dicho artículo se encontrarán numerosas referencias.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI





¡Felicidades a quienes lleven estos nombres!

No hay comentarios: