Juan 3, 13-17. Fiesta La Santa Cruz. Gracias Señor Jesús, porque entregaste tu vida en la cruz. | |
En aquel tiempo Jesús dijo a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. Oración introductoria Señor Jesús, hoy que se celebra la Santa Cruz, en algunos países, quiero agradecerte el que hayas aceptado el anonadarte a Ti mismo para venir a salvarme. Que nunca me acostumbre o sea indiferente ante tu sacrificio en la cruz. Concédeme que en esta oración pueda percibir un poco más tu amor, vivo y verdadero, para buscar, con tu gracia, corresponderte. Petición Jesucristo, dame tu gracia para cargar mi cruz con amor y paciencia, contemplándote siempre a Ti, que vas mostrándome el camino que debo seguir. Meditación del Papa Dios se ha mostrado verdaderamente, se ha hecho accesible, ha amado tanto al mundo que -nos ha dado a su hijo Unigénito, para que quien cree en Él no se pierda sino que tenga vida eterna-, y en el supremo acto de amor de la cruz, sumergiéndose en el abismo de la muerte, la ha vencido, ha resucitado y nos ha abierto también a nosotros las puertas de la eternidad. Cristo nos sostiene a través de la noche de la muerte que Él mismo ha atravesado; es el buen Pastor, bajo cuya guía nos podemos confiar sin temor, ya que Él conoce bien el camino, ha atravesado también la oscuridad. (...) Se nos invita, una vez más, a renovar con valor y con fuerza nuestra fe en la vida eterna, es más, a vivir con esta gran esperanza y a dar testimonio de ella al mundo: después del presente no está la nada. Y precisamente, la fe en la vida eterna da al cristiano el valor para amar aún más intensamente esta tierra nuestra y trabajar para construirle un futuro, para darle una esperanza verdadera y segura. Benedicto XVI, 2 de noviembre de 2011. Reflexión Hoy celebramos la fiesta de la Cruz, símbolo del cristiano. En este diálogo entre Jesús y Nicodemo se anuncia de una manera oculta el momento supremo de la vida de nuestro Salvador: la crucifixión. La cruz no es sólo un símbolo material, sino la guía de nuestra vida. Dios en su gran amor, viendo la necesidad que tenía el mundo de ser salvado, no dudó en entregar a su propio Hijo para su salvación. Las circunstancias históricas concurrieron para que la redención se realizara por medio de la cruz. A partir de este acontecimiento la cruz se ha convertido en señal de salvación para todo el que cree que Jesús es el redentor del hombre. A pesar de que Jesús se puso el primero en el padecer no nos resulta fácil asumir la realidad de la cruz y todos la esquivamos de la mejor manera posible. Pero si ser cristiano es seguir al crucificado, ¿por qué rehusamos seguir sus huellas? Sólo desde el amor se entiende esta entrega, y sólo el amor hace posible convertir en alegría las mayores angustias de la vida. Es cuestión de amor, y cuando algo nos cuesta mucho es señal de que el termómetro del amor marca baja temperatura. Propósito Participar en una hora eucarística o hacer un acto de adoración a la Santa Cruz. Diálogo con Cristo Señor Jesús, que por nuestro amor entregaste tu vida en la cruz, te pedimos acrecientes en nosotros el amor para que podamos asumir con prontitud de ánimo los sufrimientos de la vida. Conoce más acerca de la Fiesta de la Santa Cruz. __________________________ Treinta días de oración a la Reina del Cielo. A lo largo del mes de mayo, tengamos a María presente en nuestro corazón y en nuestros hogares, entregándole un ramo de Rosas de oración. viernes 03 Mayo 2013 Fiesta de san Felipe y Santiago, apóstoles San Santiago Menor San Felipe Betsaida Santa Madre Maravillas de Jesús Leer el comentario del Evangelio por San Hilario : El camino hacia el Padre Lecturas 1 Corintios 15,1-8. Quiero recordarles, hermanos, la Buena Nueva que les anuncié. Ustedes la recibieron y perseveran en ella, y por ella se salvarán si la guardan tal como yo se la anuncié, a no ser que hayan creído cosas que no son. En primer lugar les he transmitido esto, tal como yo mismo lo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado; que resucitó al tercer día, también según las Escrituras; que se apareció a Pedro y luego a los Doce. Después se dejó ver por más de quinientos hermanos juntos, algunos de los cuales ya han entrado en el descanso, pero la mayoría vive todavía. Después se le apareció a Santiago, y seguidamente a todos los apóstoles. Y se me apareció también a mí, iba a decir al aborto, el último de todos. Salmo 19(18),2-3.4-5. Los cielos cuentan la gloria del Señor, proclama el firmamento la obra de sus manos. Un día al siguiente le pasa el mensaje y una noche a la otra se lo hace saber. No hay discursos ni palabras ni voces que se escuchen, mas por todo el orbe se capta su ritmo, y el mensaje llega hasta el fin del mundo. Juan 14,6-14. Jesús contestó: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocen a mí, también conocerán al Padre. Pero ya lo conocen y lo han visto.» Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta.» Jesús le respondió: «Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo es que dices: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Cuando les enseño, esto no viene de mí, sino que el Padre, que permanece en mí, hace sus propias obras. Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanme en esto; o si no, créanlo por las obras mismas. En verdad les digo: El que crea en mí hará las mismas obras que yo hago y, como ahora voy al Padre, las hará aún mayores. Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo. Y también haré lo que me pidan invocando mi Nombre. Extraído de la Biblia Latinoamericana. Leer el comentario del Evangelio por San Hilario (v. 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia La Trinidad, VII, 33-35 El camino hacia el Padre El Señor no dejó ningún atisbo de duda ni incertidumbre sobre un misterio tan grande... Escuchemosle revelar a los apóstoles todo lo que hay que saber para creerlo: " Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si vosotros me conocéis, conoceréis también a mi Padre... Quien me ha visto, ha visto también al Padre. Cómo puedes decirme: ¿Muéstranos al Padre? ¿No crees que estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? "... Entonces el que es el camino no nos conduce por sendas sin salida o através de un desierto sin camino; el que es la verdad, no quiere engañarnos con mentiras; el que es la vida no nos dejará en un error que acabaría en la muerte... "Nadie va al Padre sino por mí ": el camino hacia el Padre pasa por el Hijo... "Si me conocéis, conoceréis también al Padre”. Vemos al hombre Cristo Jesús, su aspecto exterior, es decir su naturaleza de hombre... ¿cómo pues conocerlo, es también conocer al Padre? En el misterio del cuerpo que tomó, el Señor manifiesta la divinidad que está en el Padre guardando un cierto orden: " si me conocéis, lo conoceréis y lo veréis "... Distingue el tiempo de la visión y el del conocimiento; dice que tienen que reconocer al que les habla y al que ven; deben aprender a reconocer la naturaleza divina que está en él. Estas palabras, que no esperaba, turban a Felipe. Ve a un hombre, y este hombre afirma ser el Hijo de Dios...; el Señor le dice que ha visto al Padre, y por tanto lo conoce, ya que lo ha visto. La condición limitada de su ser humano no le permite a Felipe comprender tal afirmación... Por eso responde que no ha visto al Padre y le pide al Señor que se lo muestre. El caso es, que no desea contemplarlo con sus ojos corporales, sino que le pide le dé a entender quién es el que ve... Expresa un deseo más bien de comprender que de ver, y añade: "y esto nos basta". |
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
viernes, 3 de mayo de 2013
Dios envió a su Hijo para salvarnos.
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