No sólo necesitamos hacer un compromiso total, pero parte de tener una vida cristiana victoriosa requiere que tomemos un paso más adelante y seamos transformados a través de la renovación de nuestras mentes. No podemos pensar como el mundo, si no deseamos los resultados del mundo. Como leímos en Filipenses 4:8, podemos escoger lo que pensamos, todo lo amable, justo, de buen nombre, en esto pensemos. Lo que ellos hacían en el antiguo testamento era tomar la Palabra del Dios y ponerla en los marcos de las puertas y en sus ropas, estaba constantemente en frente de ellos. Dios les mandó a que hablaran de su palabra de día y de noche y que debían observar sus mandatos. Y también tenían que contar todas estas cosas a sus hijos. Lo que pensamos es muy importante. Es muy importante que guardemos la palabra del Dios delante de nosotros en todo momento, para realmente tener una vida en victoria. Lo contrario de pensar en lo que es amable, justo, y de buen nombre, es no pensar en las cosas de Dios, y en las cosas del Espíritu. Romanos 8:6 dice, “El ocuparse de la carne es muerte” pero la siguiente parte de ese verso dice, “Pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”.
Hay vida, y hay paz al pensar en las cosas del Espíritu de Dios. Pero si comenzamos a pensar en adulterio, cosas del mundo, dinero, avaricia, entonces luego, ¿Sabe usted lo que sucedería en nuestras vidas? Como un hombre piensa en su corazón, así es él. Comenzaremos a actuar en esas cosas. Comenzaremos a jugar con esas cosas hasta que se cumplan en nuestras vidas, y destruiremos nuestras vidas. Vea usted, la verdadera guerra espiritual para el creyente no es realmente resistir o refutar al diablo en todo momento, aunque hay momentos en que necesitamos hacer eso. Pero la GUERRA ESPIRITUAL tiene que ver con lo que estamos pensando y en qué estamos meditando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario