domingo, 24 de febrero de 2013

Hacia el Cónclave Marzo 2013 (16):




Así será el cónclave que elegirá al sucesor de
Benedicto XVI

1.- La misa pro eligendo pontíficeA tenor de la legislación y ceremonial vigentes, desarrollados en el marco de la constitución apostólica de Juan Pablo II Universi Dominici gregis, firmada el 22 de febrero de 1996, el primer acto de la elección pontificia es la misa del Espíritu Santo o pro eligendo romano pontífice. Tiene lugar por la mañana del primer día del cónclave en la basílica vaticana.

Esta eucaristía es presidida por el decano del colegio cardenalicio, en este caso, el cardenal italiano Angelo Sodano (1927), secretario de Estado de la Santa Sede de 1990 2006. Pueden concelebrar en la misa todos los cardenales, independientemente de su edad. En la actualidad hay, en total, 208 cardenales.  El cardenal Sodano  también preside las congregaciones generales de cardenales, previas al cónclave, a las que también asistir los purpurados octogenarios.

2.- Procesión de entrada a la capilla sixtina y juramento de los cardenales electores.

En la tarde del mismo día, el primero del cónclave, llega el siguiente paso: la solemne ceremonia de entrada en el cónclave y el juramento de los  116 cardenales electores, los menores de 80 años, según decidió Pablo VI y según ratificaron sus sucesores. La procesión arranca de la capilla paolina para llegar a la capilla Sixtina, desde el siglo XVI sede propia del cónclave. La procesión es acompañada del canto de las letanías de los santos y posteriormente, ya en la capilla Sixtina, el Veni, Creator  Excluidos los ceremonieros y el secretario del colegio cardenalicio –el arzobispo italiano Lorenzo Baldisseri, secretario, a su vez, de la Congregación para los Obispos- no participan en este rito más que los cardenales electores.
De dos en dos, los cardenales caminan por riguroso orden de precedencia, a tenor de los tres órdenes del colegio cardenalicio –obispos, presbíteros y diáconos-. Lo anterior significa que, en este caso, abren la procesión los cardenales Giovanni Battista Re y Tarcisio Bertone, ambos italianos y los dos únicos de los seis cardenales del orden de los obispos menores de 80 años. Y esto y lo anterior significan también que las sesiones del cónclave estarán presididas por el cardenal Re (1934), exprefecto de la Congregación de Obispos.  Tanto el cardenal decano, el ya citado Sodano, como el vicedecano, el francés Roger Etchagaray (1922), superan, pues, los 80 años. Igualmente superan esta edad los otros dos cardenales del orden de los obispos: el nigeriano Arinze (1932) y el portugués Saraiva (1932).
3.- Comienzan los escrutinios y las “fumattas”

Concluida la procesión, con todos los cardenales electores ya en el aula, y tras unas oraciones comienza propiamente el cónclave, en cuyas sesiones electorales solo y exclusivamente participan los cardenales electores, si bien en los escrutinios entran en el aula el secretario del colegio cardenalicio y el maestro de ceremonias pontificios. Este último es el sacerdote italiano Guido María Marini, quien cierra la puerta de la capilla sixtina, que queda custodiada por dos guardias suizos, y pronuncia la célebre frase del Extra onmes (“Todos fuera”).
En la primera sesión de votaciones, en la tarde del día primero del cónclave tras los actos ya reseñados, solo hay una votación y correspondiente comunicado a través de la “fumatta”; en el resto de las sesiones hay dos votaciones.  Cada sesión electoral de mañana y de tarde es seguida de la “fumatta”. Esto es, en el día primero, por la tarde, tras la primera votación; y a partir de ahí, salvo elección, cada dos votaciones, en torno,  pues, a las 12 horas o a las 19 horas.

Eso sí, si la mayoría requerida de dos tercios, se produjera en la segunda, cuarta, sexta u octava votación, se adelantaría la “fumatta”, de color, pues, blanco, con la inequívoca señal de la elección pontificia.
Después de tres días de votaciones sin resultado, el cuarto día los cardenales tendrían una jornada de retiro y de reflexión, y así hasta el escrutinio treinta y tres –que según disposición de Benedicto XVI, de 11 de junio de 2007- las votaciones tendrían como únicos candidatos a los dos cardenales más votados y se alcanzaría la elección con la mayoría absoluta de los votos.

4.- En aislamiento total, eso es cónclave.

Durante todos los días del cónclave, tanto en la capilla sixtina como en la residencia de Santa Marta –donde se alojan- los cardenales electores tienen terminantemente prohibido y bajo graves penas canónicos, cualquier tipo de comunicación con el exterior, incluidas, por supuesto, las nuevas tecnologías. Para ello se dispone de las pertinentes cautelas e inhibidores de frecuencia.

5.- El color de las “fumattas”

El humo que de la chimenea de la capilla sixtina comunica los resultados –la “fumatta bianca o la fumatta nera”- sale de la destrucción de las papeletas, que son quemadas, en las que los cardenales electores han escrito sus votos, amén de paja y quizás de un producto químico para darle el color correspondiente.
Si la paja y las papeletas se queman sin humedecer, el color que saldrá al exterior será blanco, la señal inequívoca, inefable y gozosa del “Habemus Papam!”. Si se queman humedecidas, el color será negro: los cardenales han seguir votando…

6.- Elección con al menos 78 votos.

            Una vez que un candidato alcance la mayoría exigida –los dos tercios (78 votos en esta ocasión) hasta la no probable votación 33-, si el elegido es cardenal –lo más previsible y casi seguro y lo que viene ocurriendo desde hace siglos- es preguntado por el cardenal que preside el cónclave, ahora, como queda dicho, el italiano Re,  acompañado del primero de los cardenales presbíteros –en este caso, el belga Danneels- y el primero de los cardenales diáconos –el francés Taurán-, si acepta la elección y el nombre que desea imponerse como Obispo de Roma y Pastor Supremo de la Iglesia  Universal.
Estas son las palabras en latín de la pregunta sobre la aceptación de la elección: Acceptásne electiónem de te caónice facta in Summum Pontifficem? Y apenas recibida la aceptación, el cardenal presidente del cónclave pregunta Qui nónime vis vocare? Y el elegido, anteponiendo la fórmula Vocabor, dice también en latín el nombre elegido con su correspondiente numeración histórica.

7.- Ritos tras la aceptación.

Para este acto de aceptación del elegido, y como notarios del mismo, han sido llamados al aula electoral (la capilla sixtina), el secretario del colegio cardenalicio y el maestro de ceremonias, junto a dos de sus colaboradores.
Mientras tanto, se ultima la “fumatta bianca”, el ya electo Papa y a todos los efectos Papa va a la sacristía –llamada de las lágrimas…- para vestirse una de las tres sotanas blancas preparadas al efecto, junto al resto de vestiduras que son propias del Sucesor de San Pedro –esclavina y estola rojas con las figuras, en esta, de los santos apóstoles Pedro y Pablo-.
El nuevo papa regresa a la capilla sixtina, donde  el cardenal presidente del cónclave le saluda con unas palabras ya prescritas, sigue una breve liturgia de la Palabra, los cardenales rinden personalmente un gesto de obsequio,  saludo, felicitación y obediencia al nuevo Sumo Pontífice y se canta el Te Deum.

8.- La “fumatta bianca”: Habemus Papam!

Mientras tanto, la Plaza de San Pedro se habrá llenado ya de cientos de miles de personas, alertadas por la “fumatta bianca”, los medios de comunicación y el repiquetear solemne y festivo de las campanas.
El cardenal prodiácono, el francés ya citado Jean-Louis Tauran, acompañado de ceremonieros, saldrá al balcón o logia central de la basílica vaticana para anunciar a la urbe (Roma) y al orbe (el mundo entero) el nombre del nuevo Papa.
Lo hará también mediante una bien consagrada y conocida fórmula latina:  Anunúntio vobis gaudim magnum; habemus Papam: emnimentisismus ac reverendisimus dóminun, dóminum… (citará en latín el nombre propio), sanctae romanae ecclesiae cardinalem (dirá el apellido), qui sibi nomen imposuit…. (dirá el nombre que ha elegido para ser Papa).

9.- El nuevo Papa sale al balcón.
Todo este hermosísimo y multisecular ritual se completa, en torno a una hora después de la elección pontificia, con la salida del nuevo Papa al balcón o logia central de la basílica, desde la cual saluda y bendice. Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI aprovecharon la ocasión para dirigir unas palabras, las primeras, pues, de sus pontificados.
El cónclave propiamente ha terminado ya. El nuevo Papa y los cardenales vuelven a la capilla sixtina y se procede a la clausura del cónclave, normalmente tras una eucaristía en la capilla sixtina, presidida por el nuevo Pontífice.

10.- Misa de inicio de pontificado.

Días después, según decida el Santo Padre, es la misa solemne del comienzo del ministerio apostólico petrino del nuevo Papa –la antigua misa de coronación, sustituida desde el 3 de septiembre de 1978 por el Papa Juan Pablo I-, si bien ya a todos los efectos el elegido Papa es Papa a todos los efectos.
El nuevo Papa habrá asimismo, en el momento oportuno, de tener otra celebración de comienzo de ministerio en la basílica papal de El Salvador o San Juan de Letrán, catedral de Roma e iglesia cabeza y madre de todas las iglesias. También realiza una primera e inmediata visita a la basílica papal de San Pablo Extramuros.

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