1. Se le preguntó a un anciano: “¿Cómo debe ser el monje?. Y contestó: “A mi modesto entender, solo ante el Solo.”
2. Preguntaron a un anciano: “¿Por qué tengo miedo cuando voy al desierto?” y respondió: “Porque vives todavía.”
3. A un anciano le preguntaron: “¿Qué haces para no estar nunca desanimado? Y contestó: “Espero la muerte cada día.”
4. A un anciano le preguntaron: “Qué hay que hacer para salvarse?”. El siguió tejiendo las palmas sin levantar los ojos de su trabajo, y contestó: “Lo que está viendo.”
5. Uno preguntó a un anciano: “¿Por qué me desanimo continuamente?” Y respondió: “Porque no ha visto todavía la meta.”
6. Preguntaron a un anciano: “¿Cuál es el trabajo del monje? Y él contestó: “El discernimiento.”
7. Un hermano preguntó a un anciano: “¿De dónde vienes mis tentaciones de impureza?” Y el anciano respondió: “De comer demasiado y de dormir demasiado.”
8. Se le preguntó a un anciano: “¿Qué debe hacer un monje?” Y respondió: “Practicar el bien y abstenerse de todo mal.”
9. Los ancianos decían: “La oración es el espejo del monje.”
10. Decían los ancianos: “No hay nada peor que juzgar.”
11. Los ancianos decían: “No hay que hacer jamás ninguna concesión a los pensamientos.”
12. Decían los ancianos: “La humildad es la corona del monje.”
13. Los ancianos decían: “A todo pensamiento que te venga, dile: “¿Eres de los nuestros, o vienes del enemigo?”. Y ciertamente él lo confesará.”
14. Los ancianos decían: “El alma de una fuente: si profundizas se hace más limpia; si arrojas en ella estiércol, se ensucia.”
15. Decía un anciano: “Yo creo que Dios no es injusto cuando saca de la prisión o arroja en ella.”
16. Un anciano dijo: “El camino de Dios consiste en hacerse violencia en todo.”
17. Dijo un anciano: “No empieces a hacer nada sin que antes hayas examinado tu conciencia, para saber si lo que vas a hacer es según Dios.”
18. Un anciano decía: “Si un monje ora tan sólo cuando está en pie para la oración, no ora nunca.”
19. Dijo un anciano: “He estado luchando durante veinte años contra un pensamiento para ver a todos los hombres como si fueran uno solo.”
20. Decía un anciano: “De todas las virtudes la más excelente es la discreción.”
21. Uno preguntó a un anciano: “¿Cómo adquiere el alma la humildad?” Y respondió: “Estando atenta tan sólo a sus propias faltas.”
22. Decía un anciano: “Lo mismo que el suelo no puede caer más bajo, así también el humilde no puede caer.”
23. Decía un anciano: “No he dejado que me reprendan en todo aquello que me ha llamado la atención.”
24. Un anciano dijo: “Es vergonzoso para un monje haber dejado sus bienes, haber dejado su patria por el Señor, para ir al fin al infierno.”
25. Decía un anciano: “Esta generación no se ocupa del hoy sino del mañana.”
26. Un anciano decía: “Nuestro trabajo consiste en hacer arder la leña.”
27. Dijo un anciano: “No te dejes enredar por las preocupaciones.”
28. Decía un anciano: “La humildad no se enfada, ni enfada a nadie.”
29. Decía un anciano: “Una vida ordenada, en la celda, colma de bienes a los monjes.”
30. Un anciano dijo: “Desgraciado el hombre cuya reputación es mayor que sus obras.”
31. Un anciano dijo: “La desenvoltura y la risa se parece al fuego que arde en el cañaveral.”
32. Un anciano decía: “El que se hace violencia por Dios es igual a un confesor de la fe.”
33. Dijo también: “Cuanto más loco se haga uno por el Señor, tanto más sabio le hará el Señor.”
34. Un anciano decía: “Un hombre que tiene siempre ante los ojos la muerte supera siempre la falta de valor.”
35. Dijo un anciano: “Esto es lo que Dios examina en el hombre: el pensamiento, la palabra y la obra.”
36. Dijo también: “El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios.”
A Él pertenece el honor, la gloria y la soberanía por los siglos de los siglos. Amén.
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