martes, 22 de enero de 2013

Valero (Valerio), Santo


Obispo de Zaragoza, 22 de enero
 
Valero (Valerio), Santo
Valero (Valerio), Santo

Obispo de Zaragoza

Martirologio Romano: Conmemoración de san Valerio o Valero, obispo de Zaragoza, en la Hispania Tarraconense (hoy España), que tomó parte en el primer Concilio de Illiberis y, conducido a Valencia junto con san Vicente, murió en el destierro (305/315).
Los nombres de Valeriano, Valerio y Valero proceden de la noble estirpe romana de los Valerios, y derivan del verbo valere, de donde procede también el nombre de Valentín. En todos ellos subyace la idea de valiente, fuerte, eficaz, vigoroso.

OBISPO DE ZARAGOZA

San Valero, fue elegido obispo de Zaragoza, en el año 290, y dedicó su vida a predicar la fe cristiana y evangelizar a sus fieles. Había nacido en Zaragoza y murió desterrado en Anet (Eure y Loira), el año 315. Su biógrafo, el poeta cristiano-romano Prudencio, nos cuenta que pertenecía a la familia consular de los Valerios.

LA FORTALEZA CRISTIANA

Alcanzó una larga longevidad. Hubo de resistir durante su episcopado, la persecución de Diocleciano y Maximiano. Pero digno heredero de la tradición de fortaleza de los cristianos, sabiendo, como los mártires que le habían precedido, que estaba arriesgando su vida, no dejó nunca de predicar y de reconfortar a los perseguidos. Es el santo patrón de la ciudad de Zaragoza.

PERSEGUIDO POR DACIANO

Llegó a oídos de Daciano, gobernador de Hispania, que el obispo Valero y su diácono Vicente predicaban abiertamente la fe cristiana. Mandó detenerlos y conducirlos cargados de cadenas a Valencia, donde él residía. No se arredró Valero ante Daciano; pero éste, que entendía que hacer mártires cristianos fortalecía la fe que pretendía desarraigar, en vez de debilitarla; y no deseando ensañarse con un pobre anciano, lo condenó al destierro, reteniendo preso en Valencia a su discípulo y diácono Vicente, a que cruelmente martirizó.

DATOS ESCASOS DE SU VIDA

De su vida se nos han transmitido pocos datos, lo que no es extraño, teniendo en cuenta que estamos en los inicios del siglo IV. Los últimos años de su episcopado no podía cumplir con el cargo de la predicación, por un problema en la lengua, por lo que fue llamado "el tartamudo". Pero encontró un magnífico ayudante en el diácono Vicente, San Vicente Mártir, que fue traído por sus padres desde Huesca, para que lo educara. Como hemos dicho anteriormente en esta época, a principios del siglo IV, todo lo cristiano resultaba una clara amenaza para el imperio romano y Diocleciano y Maximino desencadenaron una cruel persecución contra la Iglesia, principalmente contra obispos, presbíteros y diáconos. Valero y Vicente fueron llevados prisioneros a Valencia para ser juzgados por un tribunal. Vicente halló el martirio y Valero fue desterrado a Enate, pueblo cercano a Barbastro. Como San Valero por su problema de locución, no se pronunció ante el tribunal valenciano, tomó Vicente la palabra y dirigió su atención principal hacia él, y pagó con la vida su discurso, siendo San Valero desterrado.

CONCILIO DE ELVIRA

Sabemos que estuvo presente en el primer Concilio español del que existe noticia: el de Elvira, en Granada. Prudencio, en su Peristéphanon nos dice que Vicente, natural de Huesca y martirizado en Valencia era su diácono. Juntos fueron apresados en Zaragoza y le acompañó en su cautiverio hasta la ciudad del Turia durante la persecución de Diocleciano, y en donde salvó la vida, tal vez en vista de su ancianidad. Hubo más de un obispo cesaraugustano con el nombre de Valero, en la Edad Antigua. Y no hay duda -por las Actas del Concilio de Elvira- acerca de que era un Valero quien gobernaba la diócesis Zesarausgustana a comienzos del siglo IV.

RETIRADO A LA ORACION Y PENITENCIA

Valero se retiró al pueblo de Anet, donde se entregó unos doce años a la oración y penitencia en el templo que había hecho edificar en honor de su diácono el mártir Vicente, una vez conocido su martirio, hasta su fallecimiento en el año 315. Murió lleno de años y méritos. Su cuerpo fue sepultado cerca de Anet, en el castillo de Strada, de donde fue trasladado a Rota en 1065 y de allí a Zaragoza en 1170 por orden del rey Alfonso II de Aragón.

SUS RELIQUIAS

Después de la invasión musulmana, cuando acababa de nacer el Reino de Aragón, llegaron noticias de que se habían descubierto sus restos en el Pirineo. Se supuso que el obispo había sido exilado a aquellas tierras poco hospitalarias. En 1050, lo que se creyó que era su cuerpo venerable fue llevado a la sede episcopal de Roda de Isábena, entonces cabeza eclesial de Aragón. Sus reliquias, entonces muy veneradas y solicitadas, sufrieron varios traslados, sobre todo durante la ocupación de España por los árabes. Estuvieron primero en el castillo de Estrada y posteriormente fueron trasladados a Roda de Isábena, entonces cabeza eclesial de Aragón.

LA ENTRADA DE ALFONSO I

Cuando las tropas de Alfonso I y de Gastón de Bearn entraron en Zaragoza en 1118, la restauración de la diócesis cristiana exigía la presencia física de las reliquias de San Valero. El capítulo de Roda fue generoso y envió, en sucesivos momentos, primero un brazo y, más tarde, en 1170, ya bajo el cetro de Alfonso II, el cráneo del obispo confesor. Cuando Don Pedro de Luna fue elegido papa, regaló a la Seo, en 1397, el relicario para guardar el cráneo del obispo patrono y protector de Zaragoza. Hecho por orfebres y esmaltadores del taller de Aviñón, en plata sobredorada y con pedrerías, es una de las mejores piezas góticas que guarda Aragón

SU RETRATO EN EL MUSEO

Un retrato de San Valero, que reproduce los rasgos de Benedicto XIII, se guarda en el Museo Capitular de Zaragoza. Su festividad se celebra el día 29 de enero en la ciudad de Zaragoza, siendo este día el postre popular de todos los zaragozanos el típico "Roscón de San Valero". Ya es tradición que en la plaza del Pilar se reparta cada año un gran roscón bendecido y repartido entre 10.000 personas y que se coloca a las 10 de la mañana en la Plaza del Pilar.


San Valerio de Zaragoza, obispo
fecha: 22 de enero
fecha en el calendario anterior: 28 de enero
†: c. 315 - país: España
otras formas del nombre: Valero
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Conmemoración de san Valero o Valerio, obispo de Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, que tomó parte en el primer Concilio de Illiberis. Conducido a Valencia junto con san Vicente, fue enviado al destierro.
patronazgo: patrono de Zaragoza.
tradiciones, refranes, devociones: San Valero, rosconeros y ventolero, porque en las fiestas patronales se come roscón, y «es dia raro es el año que no nos sopla en algun momento del dia uuna racha de cierzo, que nos despeja el ambiente» (informado por una lectora)

San Valerio, obispo «cesaraugustano», es decir, de Zaragoza, no fue mártir como su archidiácono Vicente, a quien hoy mismo conmemoramos. En realidad apenas tenemos datos sobre su vida, y si no apareciera mencionado en las Actas de san Vicente, quizás hubiera pasado desapercibido para la historia cristiana.
No sabemos ni la fecha de su nacimiento ni la de su muerte, sólo que tenía algún problema en el habla (lo dicen las actas de Vicente) y que participó del Conclio de Elvira, donde su firma aparece en el undécimo lugar entre 19 obispos firmantes. Lamentablemente, la fecha del concilio -que nos ayudaría a concretar más sobre la vida de Valerio- es discutida, y mientras unos estudiosos lo sitúan en el 303, y por tanto sería anterior al martirio de san Vicente, otros piensan que este importante concilio local no se celebró hasta después de la paz constantiniana del 314. Si ya era costumbre que los obispos firmaran los documentos por orden de edad (los más ancianos primero), el que estuviera en el puesto número 11 lo hace en el momento de mediana edad, rondando los 50 años.
No tiene una fecha de conmemoración demasiado fija a lo largo de la historia, precisamente por el desconocimiento que tenemos de sus datos más elementales. En general está inscripto en los martirologios a lo largo del mes de enero, y en el Martirologio Romano anterior lo estaba el más tradicional, el día 28, aniversario de una traslación de reliquias. Sin embargo en el Martirologio actual ha pasado al 22 de enero, pero puesto que no hay ninguna razón visible para este cambio, deduzco que se ha hecho por una muy curiosa circunstancia:
En la ciudad piamontesa de Lu Monferrato se venera desde hace siglos a un san Valerio obispo, del que se desconoce absolutamente todo. El único dato es que un 22 de enero de algún año (!) los habitantes de la zona fueron testigos de un milagro: el grano crecía espléndidamente en un campo a pesar del riguroso invierno. Al explorar el campo para averiguar la causa, encontraron los restos de un Valerio. Nada más sabían de él, pero como ya hemos comprobado, la tradición oral huye del vacío, así que frente a las reliquias milagrosas, pronto se tejió la leyenda, carente de todo fundamento, de que este Valerio había sido un obispo que sufrió martirio bajo los arrianos (en realidad la leyenda era copia de la tradición de martirio del santo patrono de un pueblo cercano). Se confeccionó el precioso relicario, se hizo la estatua, la procesión, el patronazgo, etc, pero... ¡sobre el débil fundamento de unas desconocidas reliquias milagrosas, y un nombre archicomún en la tradición latina! El culto de ese san Valerio de Lu Monferrato sigue vigente, y según puede deducirse con facilidad, el Nuevo Martirologio ha querido dar contenido cierto a la figura fantasmagórica de ese san Valerio del 22 de enero, al identificarla con el poco conocido pero real san Valerio de la historia vicentina, aprovechando la circunstancia de que el de Italia se celebra el 22 de enero, fecha tan significativa en la historia de san Vicente.
Ver Acta Sanctorum, enero II, pág 834ss y las Actas del Concilio de Elvira, en Documenta Catholica Omnia. Para el san valerio de Lu Monferrato ver el artículo de Damiano Pomi en Santi e beati.

Abel Della Costa

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