Nos son conocidos algunos detalles concernientes a la vida de Palemón, gracias, sobre todo, a su ilustre discípulo Pacomio.
Palemón fue uno de los primeros anacoretas de la Tebaida. Vivía retirado en el desierto desde hacía un buen número de años, cuando Pacomio fue a buscarle y a pedirle que le recibiera como discípulo. El viejo ermitaño respondió que la empresa era muy ardua y que muchos no habían podido llevarla a buen fin. Al mismo tiempo, le hizo una descripción de sus austeridades y terminó diciendo: «No vas a poder resistir. Primero vete a trabajar y mortifícate en un monasterio y luego volverás». Sin embargo, Pacomio insistió y Palemón consintió en recibirlo.
Después de muchos años, el discípulo dio parte a su viejo maestro de las empresas de fundación que Dios le inspiraba. Convinieron en no separarse, aunque en realidad, Palemón guardó su soledad y sus austeridades. Por otra parte, no tardó en caer enfermo. Pacomio regresó de Tabena para asistirle y para enterrarle, después de haber visto que los ángeles llevaban su alma al cielo. La muerte de Palemón sucedió probablemente hacia el 330.
Ver la Vida de San Pacomio y el Estudio sobre el cenobitismo pacomiano, vol. I, (1898), de P. Ladauze.
Palemón fue uno de los primeros anacoretas de la Tebaida. Vivía retirado en el desierto desde hacía un buen número de años, cuando Pacomio fue a buscarle y a pedirle que le recibiera como discípulo. El viejo ermitaño respondió que la empresa era muy ardua y que muchos no habían podido llevarla a buen fin. Al mismo tiempo, le hizo una descripción de sus austeridades y terminó diciendo: «No vas a poder resistir. Primero vete a trabajar y mortifícate en un monasterio y luego volverás». Sin embargo, Pacomio insistió y Palemón consintió en recibirlo.
Después de muchos años, el discípulo dio parte a su viejo maestro de las empresas de fundación que Dios le inspiraba. Convinieron en no separarse, aunque en realidad, Palemón guardó su soledad y sus austeridades. Por otra parte, no tardó en caer enfermo. Pacomio regresó de Tabena para asistirle y para enterrarle, después de haber visto que los ángeles llevaban su alma al cielo. La muerte de Palemón sucedió probablemente hacia el 330.
Ver la Vida de San Pacomio y el Estudio sobre el cenobitismo pacomiano, vol. I, (1898), de P. Ladauze.
fuente: «Vidas de los santos», Alban Butler
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