lunes, 12 de marzo de 2012

Algunos puntos sobre el Sacramento de la Reconciliación


Al comienzo de la Cuaresma...

Toda la vida cristiana proviene de Cristo, Dios y hombre, que con su vida, muerte y resurrección nos ofrece la vida verdadera que es la nos trae de junto a Dios Padre.

1.- La comunicación de las gracias y frutos del misterio pascual de Cristo se hace a través de la liturgia sacramental de la Iglesia.

2.-La Iglesia, el conjunto de los cristianos, es como un cuerpo, cuya cabeza es Cristo. De la cabeza bajan hacia los miembros los dones, la vida, las gracias, todo. Los canales son los sacramentos. Que son 7: Bautismo, Eucaristía, Confirmación, Penitencia, Unción de los Enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio.

3.-El Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación son los sacramentos de iniciación cristiana. A través de ellos las personas reciben la vida nueva de Cristo, confieren las gracias necesarias para vivir según el Espíritu y para vivir la vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. El Matrimonio y el Orden sacerdotal están orientados a la salvación de los demás. Se llaman las sacramentos de la Comunidad. Se santifican a sí mismos, pero lo hacen mediante el servicio que prestan a los demás. Y los sacramentos de La Penitencia y de la Unción de Enfermos son los de Curación y Sanación.

4.- La vida de Dios que nos dan los sacramentos de iniciación puede ser debilitada y aún perdida por el pecado. Con todas sus consecuencias de miedos, depresiones, enfermedades, angustias, en fin, todo lo que oprime a la persona.

5.- Los nombres: Se llama sacramento de Conversión porque realiza sacramentalmente la conversión a la que llama Jesús, la vuelta a Dios Padre del que el hombre se había apartado por el pecado. Se llama Sacramento de la Penitencia porque realiza un proceso de personal y eclesial conversión, de arrepentimiento y de reparación del cristiano pecador.
Se llama Sacramento de la Confesión porque la declaración o manifestación de los pecados ante el sacerdote es uno de los elementos principales (junto con la Contrición o arrepentimiento y la Satisfacción por el daño causado)

6.- El Sacramento de la Penitencia, como todo lo demás, hay que mirarlo desde Dios y no desde nosotros. Porque no somos nosotros los que lo hemos creado. El ejemplo lo tenemos en la Parábola del Hijo Pródigo (Lc 15,11-32). El Padre no juzga al hijo, sino perdonando, porque el pecado del hijo de marcharse de la Casa del Padre va contra el amor del Padre, no contra ninguna ley. Por eso, cuando vuelve el hijo, el juicio del Padre consiste en perdonar. Y la finalidad es que el hijo participe de la vida y de la alegría del Padre, esté unido a él por el amor, no sólo en esta tierra, sino para siempre. Esto se hace a través del Hijo, Cristo que, con su vida, pasión, muerte y resurrección nos acerca la misericordia del Padre y nos reconcilia con Él, cuando reconocemos que nos hemos apartado del Padre. Y esto se realiza por la fuerza del Espíritu Santo que nos impulsa a reconciliarnos con nosotros, con los demás y con Él.

7.- Todo esto, por muy bonito que sea, sólo podrá realizarse si la persona no reconoce responsablemente su culpa y acoge el perdón que Dios le ofrece a través de su Iglesia que ejerce de mediadora entre Dios y el pecador. Y esto lo hace de tres maneras:

a) Por la Conversión ( o Contrición) Que no sólo es sentir disgusto o remordimiento por haber obrado mal, sino un cambio total, reorientando la vida hacia el amor en sus relaciones con Dios y con los demás.

b) La Confesión: Lo anterior queda en el interior de la persona, pero necesita expresarse, plasmarse en palabras y obras, porque es una cosa seria. Por la confesión oral manifestamos externamente la sinceridad de nuestro corazón por el medio que comúnmente empleamos, la palabra. Ver las dos clases de culpa: la no sana, que te llena de complejos. Y la sana, que te hace responsable de tus actos y te impulsa a mejorar. ¿Por qué ante el sacerdote? Los sacramentos los instituyó Jesús, que después de resucitar, se apareció a los discípulos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. (Jn 20,23) Y en otra ocasión les dijo: Os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará a atado en el cielo. Y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. (Mt 18,18) Además, se necesita la certeza de alguien que te diga en nombre de Dios YO te perdono, vete en paz y no peques más.

c) La Satisfacción por la que nos unimos a la Pasión de Cristo que satisfizo por todos, pues nosotros lo hacemos por nosotros mismos poniendo nuestro granito de arena. Consiste en reparar algún mal causado, pedir por la persona que ofendimos, dar gracias a Dios por las maravillas y dones que da a tu familia.


Toda la vida cristiana proviene de Cristo, Dios y hombre, que con su vida, muerte y resurrección nos ofrece la vida verdadera que es la nos trae de junto a Dios Padre.

1.- La comunicación de las gracias y frutos del misterio pascual de Cristo se hace a través de la liturgia sacramental de la Iglesia.

2.-La Iglesia, el conjunto de los cristianos, es como un cuerpo, cuya cabeza es Cristo. De la cabeza bajan hacia los miembros los dones, la vida, las gracias, todo. Los canales son los sacramentos. Que son 7: Bautismo, Eucaristía, Confirmación, Penitencia, Unción de los Enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio.

3.-El Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación son los sacramentos de iniciación cristiana. A través de ellos las personas reciben la vida nueva de Cristo, confieren las gracias necesarias para vivir según el Espíritu y para vivir la vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. El Matrimonio y el Orden sacerdotal están orientados a la salvación de los demás. Se llaman las sacramentos de la Comunidad. Se santifican a sí mismos, pero lo hacen mediante el servicio que prestan a los demás. Y los sacramentos de La Penitencia y de la Unción de Enfermos son los de Curación y Sanación.

4.- La vida de Dios que nos dan los sacramentos de iniciación puede ser debilitada y aún perdida por el pecado. Con todas sus consecuencias de miedos, depresiones, enfermedades, angustias, en fin, todo lo que oprime a la persona.

5.- Los nombres: Se llama sacramento de Conversión porque realiza sacramentalmente la conversión a la que llama Jesús, la vuelta a Dios Padre del que el hombre se había apartado por el pecado. Se llama Sacramento de la Penitencia porque realiza un proceso de personal y eclesial conversión, de arrepentimiento y de reparación del cristiano pecador.
Se llama Sacramento de la Confesión porque la declaración o manifestación de los pecados ante el sacerdote es uno de los elementos principales (junto con la Contrición o arrepentimiento y la Satisfacción por el daño causado)

6.- El Sacramento de la Penitencia, como todo lo demás, hay que mirarlo desde Dios y no desde nosotros. Porque no somos nosotros los que lo hemos creado. El ejemplo lo tenemos en la Parábola del Hijo Pródigo (Lc 15,11-32). El Padre no juzga al hijo, sino perdonando, porque el pecado del hijo de marcharse de la Casa del Padre va contra el amor del Padre, no contra ninguna ley. Por eso, cuando vuelve el hijo, el juicio del Padre consiste en perdonar. Y la finalidad es que el hijo participe de la vida y de la alegría del Padre, esté unido a él por el amor, no sólo en esta tierra, sino para siempre. Esto se hace a través del Hijo, Cristo que, con su vida, pasión, muerte y resurrección nos acerca la misericordia del Padre y nos reconcilia con Él, cuando reconocemos que nos hemos apartado del Padre. Y esto se realiza por la fuerza del Espíritu Santo que nos impulsa a reconciliarnos con nosotros, con los demás y con Él.

7.- Todo esto, por muy bonito que sea, sólo podrá realizarse si la persona no reconoce responsablemente su culpa y acoge el perdón que Dios le ofrece a través de su Iglesia que ejerce de mediadora entre Dios y el pecador. Y esto lo hace de tres maneras:

a) Por la Conversión ( o Contrición) Que no sólo es sentir disgusto o remordimiento por haber obrado mal, sino un cambio total, reorientando la vida hacia el amor en sus relaciones con Dios y con los demás.

b) La Confesión: Lo anterior queda en el interior de la persona, pero necesita expresarse, plasmarse en palabras y obras, porque es una cosa seria. Por la confesión oral manifestamos externamente la sinceridad de nuestro corazón por el medio que comúnmente empleamos, la palabra. Ver las dos clases de culpa: la no sana, que te llena de complejos. Y la sana, que te hace responsable de tus actos y te impulsa a mejorar. ¿Por qué ante el sacerdote? Los sacramentos los instituyó Jesús, que después de resucitar, se apareció a los discípulos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. (Jn 20,23) Y en otra ocasión les dijo: Os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará a atado en el cielo. Y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. (Mt 18,18) Además, se necesita la certeza de alguien que te diga en nombre de Dios YO te perdono, vete en paz y no peques más.

c) La Satisfacción por la que nos unimos a la Pasión de Cristo que satisfizo por todos, pues nosotros lo hacemos por nosotros mismos poniendo nuestro granito de arena. Consiste en reparar algún mal causado, pedir por la persona que ofendimos, dar gracias a Dios por las maravillas y dones que da a tu familia.


Al comienzo de la Cuaresma...

Toda la vida cristiana proviene de Cristo, Dios y hombre, que con su vida, muerte y resurrección nos ofrece la vida verdadera que es la nos trae de junto a Dios Padre.

1.- La comunicación de las gracias y frutos del misterio pascual de Cristo se hace a través de la liturgia sacramental de la Iglesia.

2.-La Iglesia, el conjunto de los cristianos, es como un cuerpo, cuya cabeza es Cristo. De la cabeza bajan hacia los miembros los dones, la vida, las gracias, todo. Los canales son los sacramentos. Que son 7: Bautismo, Eucaristía, Confirmación, Penitencia, Unción de los Enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio.

3.-El Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación son los sacramentos de iniciación cristiana. A través de ellos las personas reciben la vida nueva de Cristo, confieren las gracias necesarias para vivir según el Espíritu y para vivir la vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. El Matrimonio y el Orden sacerdotal están orientados a la salvación de los demás. Se llaman las sacramentos de la Comunidad. Se santifican a sí mismos, pero lo hacen mediante el servicio que prestan a los demás. Y los sacramentos de La Penitencia y de la Unción de Enfermos son los de Curación y Sanación.

4.- La vida de Dios que nos dan los sacramentos de iniciación puede ser debilitada y aún perdida por el pecado. Con todas sus consecuencias de miedos, depresiones, enfermedades, angustias, en fin, todo lo que oprime a la persona.

5.- Los nombres: Se llama sacramento de Conversión porque realiza sacramentalmente la conversión a la que llama Jesús, la vuelta a Dios Padre del que el hombre se había apartado por el pecado. Se llama Sacramento de la Penitencia porque realiza un proceso de personal y eclesial conversión, de arrepentimiento y de reparación del cristiano pecador.
Se llama Sacramento de la Confesión porque la declaración o manifestación de los pecados ante el sacerdote es uno de los elementos principales (junto con la Contrición o arrepentimiento y la Satisfacción por el daño causado)

6.- El Sacramento de la Penitencia, como todo lo demás, hay que mirarlo desde Dios y no desde nosotros. Porque no somos nosotros los que lo hemos creado. El ejemplo lo tenemos en la Parábola del Hijo Pródigo (Lc 15,11-32). El Padre no juzga al hijo, sino perdonando, porque el pecado del hijo de marcharse de la Casa del Padre va contra el amor del Padre, no contra ninguna ley. Por eso, cuando vuelve el hijo, el juicio del Padre consiste en perdonar. Y la finalidad es que el hijo participe de la vida y de la alegría del Padre, esté unido a él por el amor, no sólo en esta tierra, sino para siempre. Esto se hace a través del Hijo, Cristo que, con su vida, pasión, muerte y resurrección nos acerca la misericordia del Padre y nos reconcilia con Él, cuando reconocemos que nos hemos apartado del Padre. Y esto se realiza por la fuerza del Espíritu Santo que nos impulsa a reconciliarnos con nosotros, con los demás y con Él.

7.- Todo esto, por muy bonito que sea, sólo podrá realizarse si la persona no reconoce responsablemente su culpa y acoge el perdón que Dios le ofrece a través de su Iglesia que ejerce de mediadora entre Dios y el pecador. Y esto lo hace de tres maneras:

a) Por la Conversión ( o Contrición) Que no sólo es sentir disgusto o remordimiento por haber obrado mal, sino un cambio total, reorientando la vida hacia el amor en sus relaciones con Dios y con los demás.

b) La Confesión: Lo anterior queda en el interior de la persona, pero necesita expresarse, plasmarse en palabras y obras, porque es una cosa seria. Por la confesión oral manifestamos externamente la sinceridad de nuestro corazón por el medio que comúnmente empleamos, la palabra. Ver las dos clases de culpa: la no sana, que te llena de complejos. Y la sana, que te hace responsable de tus actos y te impulsa a mejorar. ¿Por qué ante el sacerdote? Los sacramentos los instituyó Jesús, que después de resucitar, se apareció a los discípulos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. (Jn 20,23) Y en otra ocasión les dijo: Os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará a atado en el cielo. Y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. (Mt 18,18) Además, se necesita la certeza de alguien que te diga en nombre de Dios YO te perdono, vete en paz y no peques más.

c) La Satisfacción por la que nos unimos a la Pasión de Cristo que satisfizo por todos, pues nosotros lo hacemos por nosotros mismos poniendo nuestro granito de arena. Consiste en reparar algún mal causado, pedir por la persona que ofendimos, dar gracias a Dios por las maravillas y dones que da a tu familia.


Toda la vida cristiana proviene de Cristo, Dios y hombre, que con su vida, muerte y resurrección nos ofrece la vida verdadera que es la nos trae de junto a Dios Padre.

1.- La comunicación de las gracias y frutos del misterio pascual de Cristo se hace a través de la liturgia sacramental de la Iglesia.

2.-La Iglesia, el conjunto de los cristianos, es como un cuerpo, cuya cabeza es Cristo. De la cabeza bajan hacia los miembros los dones, la vida, las gracias, todo. Los canales son los sacramentos. Que son 7: Bautismo, Eucaristía, Confirmación, Penitencia, Unción de los Enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio.

3.-El Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación son los sacramentos de iniciación cristiana. A través de ellos las personas reciben la vida nueva de Cristo, confieren las gracias necesarias para vivir según el Espíritu y para vivir la vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. El Matrimonio y el Orden sacerdotal están orientados a la salvación de los demás. Se llaman las sacramentos de la Comunidad. Se santifican a sí mismos, pero lo hacen mediante el servicio que prestan a los demás. Y los sacramentos de La Penitencia y de la Unción de Enfermos son los de Curación y Sanación.

4.- La vida de Dios que nos dan los sacramentos de iniciación puede ser debilitada y aún perdida por el pecado. Con todas sus consecuencias de miedos, depresiones, enfermedades, angustias, en fin, todo lo que oprime a la persona.

5.- Los nombres: Se llama sacramento de Conversión porque realiza sacramentalmente la conversión a la que llama Jesús, la vuelta a Dios Padre del que el hombre se había apartado por el pecado. Se llama Sacramento de la Penitencia porque realiza un proceso de personal y eclesial conversión, de arrepentimiento y de reparación del cristiano pecador.
Se llama Sacramento de la Confesión porque la declaración o manifestación de los pecados ante el sacerdote es uno de los elementos principales (junto con la Contrición o arrepentimiento y la Satisfacción por el daño causado)

6.- El Sacramento de la Penitencia, como todo lo demás, hay que mirarlo desde Dios y no desde nosotros. Porque no somos nosotros los que lo hemos creado. El ejemplo lo tenemos en la Parábola del Hijo Pródigo (Lc 15,11-32). El Padre no juzga al hijo, sino perdonando, porque el pecado del hijo de marcharse de la Casa del Padre va contra el amor del Padre, no contra ninguna ley. Por eso, cuando vuelve el hijo, el juicio del Padre consiste en perdonar. Y la finalidad es que el hijo participe de la vida y de la alegría del Padre, esté unido a él por el amor, no sólo en esta tierra, sino para siempre. Esto se hace a través del Hijo, Cristo que, con su vida, pasión, muerte y resurrección nos acerca la misericordia del Padre y nos reconcilia con Él, cuando reconocemos que nos hemos apartado del Padre. Y esto se realiza por la fuerza del Espíritu Santo que nos impulsa a reconciliarnos con nosotros, con los demás y con Él.

7.- Todo esto, por muy bonito que sea, sólo podrá realizarse si la persona no reconoce responsablemente su culpa y acoge el perdón que Dios le ofrece a través de su Iglesia que ejerce de mediadora entre Dios y el pecador. Y esto lo hace de tres maneras:

a) Por la Conversión ( o Contrición) Que no sólo es sentir disgusto o remordimiento por haber obrado mal, sino un cambio total, reorientando la vida hacia el amor en sus relaciones con Dios y con los demás.

b) La Confesión: Lo anterior queda en el interior de la persona, pero necesita expresarse, plasmarse en palabras y obras, porque es una cosa seria. Por la confesión oral manifestamos externamente la sinceridad de nuestro corazón por el medio que comúnmente empleamos, la palabra. Ver las dos clases de culpa: la no sana, que te llena de complejos. Y la sana, que te hace responsable de tus actos y te impulsa a mejorar. ¿Por qué ante el sacerdote? Los sacramentos los instituyó Jesús, que después de resucitar, se apareció a los discípulos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. (Jn 20,23) Y en otra ocasión les dijo: Os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará a atado en el cielo. Y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. (Mt 18,18) Además, se necesita la certeza de alguien que te diga en nombre de Dios YO te perdono, vete en paz y no peques más.

c) La Satisfacción por la que nos unimos a la Pasión de Cristo que satisfizo por todos, pues nosotros lo hacemos por nosotros mismos poniendo nuestro granito de arena. Consiste en reparar algún mal causado, pedir por la persona que ofendimos, dar gracias a Dios por las maravillas y dones que da a tu familia.

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