¡Voy a ser Padre! Tener un bebé es una experiencia maravillosa... también para el papá. Usted, como padre, puede participar en esta emocionante jornada e incluso ayudar a la futura mamá a traer al mundo al nuevo bebé. Dos cosas vienen a la mente cuando le dicen a uno que va a ser padre: un sentimiento de alegría jamás antes sentido y el temor de no estar listo para asumir el cargo más importante que un hombre puede realizar en su vida. Para mí, el día llegó el 23 de junio de 1997, después de un poco más de un año de casado y sin pensar mucho en la responsabilidad que estaba a punto de asumir. La noticia Cuando mi esposa me dijo que estaba embarazada, mi primera pregunta fue, ¿y cómo te ayudo yo? Una pregunta que duró los nueve meses del embarazo, pues los dolores, achaques y todo lo demás sólo los sentía ella, y lo único que yo podía hacer era mantenerme a su lado, brindándole apoyo moral que muchas veces me era difícil darle por no saber que era lo que ella sentía o pensaba. Embarazo compartido Traté de involucrarme lo más que pude. Fui con ella al doctor cuantas veces me fue posible. Fui a la tienda a comprar los muebles para la recámara del bebé, y le tomé de la mano cuando le dijeron en el hospital que su embarazo era de alto riesgo. La abracé frecuentemente para darle ánimo cuando tuvo que dejar su trabajo tres meses antes de tener al bebé, porque no podía realizar sus funciones sin sentirse cansada, agotada y hasta frustrada con su difícil embarazo. Fueron nueve meses duros, pero también de mucha alegría. Recuerdo cuando nos confirmaron que sería una niña, cuando le compramos su primer trajecito, su cuna..., y cuando vimos por primera vez sus ojitos, manitas, y hasta su cabello, a través de un ultrasonido. Superando las barreras Esos fueron momentos que nos ayudaron a superar, entre tantas cosas, la diabetes gestacional que sufriá Lilian, las inyecciones diarias de insulina y las visitas a las salas de emergencia por múltiples razones, ya que, como era nuestra primera experiencia, todo vaso de agua era un mar de angustias para ambos. Los temores Nunca había estado en un parto. Lo más cercano a esta experiencia fueron las dos ocasiones que estuve en la sala de espera cuando mis hermanas Maria y Rosa tuvieron a sus hijos. Por eso, nunca pensé que estaría listo para ser parte del nacimiento, y menos para poder ayudar a mi esposa a dar a luz. Asistí a las clases de rigor de Lamaze para estar preparado, pero mi único pensamiento era no desmayarme cuando llegara la hora. Momentos inolvidables Y el día llegó. Un poco más tarde de lo esperado y tras casi 20 horas de espera en el hospital, nació Alejandrita. Fue un día muy emocionante en todos los sentidos. Comenzó la tarde anterior, cuando Lilian empezó a sentir los dolores. Para la media noche los dolores persistían, pero no lo suficiente para hacer otra cosa más que esperar. Una noche de poco dormir se esfumó, y una mañana de poca acción se convirtió en las dos horas más intensas de mi vida. Cuando inició la fase final del parto, iniciaron también los dolores y las decisiones: ¿Más medicamento? ¿Menos medicamento? ¿Podré aguantar otro grito de la mujer que más quiero en la vida? ¿Cómo podré ayudarla? Con una inyección terminaron los dolores y en poco tiempo Alejandra vino al mundo, con aquel pelo negro abundante que ya habíamos visto antes en el ultrasonido. Ahora que nuestra bebita tiene 10 meses de edad, la alegría de ser padre continúa siendo uno de los sentimientos más increíbles de mi vida. Ver sus primeros movimientos, escuchar sus primeras palabras, verla dar sus primeros pasos, dar muestras de entendimiento...es el inicio de una relación que durará toda la vida. ¿Quiere participar más en el embarazo de su pareja y no sabe que hacer para "compartir" esta etapa tan especial de sus vidas? A continuación están algunas sugerencias para ofrecerle apoyo a la futura mamá y para que usted, como papá, participe también en esta emocionante espera:
Sabrás lo que significa ser padre cuando en la noche corras por esa medicina que necesita para aliviar su fiebre, al llevar la cuenta de sus vacunas y cuando de puntillas te acerques a su cuna a escuchar su respiración, acompasada y feliz. | ||
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
miércoles, 27 de julio de 2011
El Ser Padre
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