Lo que No Debe Ser el Esposo
El que espera demasiado de su esposa
En la mayoría de las familias, hay niños de diversas edades, algunos de los cuales necesitan no sólo la atención y sabia disciplina de la madre sino también la influencia más severa, aunque afectuosa, del padre. Pocos son los padres que dan a este asunto su debida importancia. Son negligentes acerca de su deber y así acumulan gravosas cargas sobre la madre, al mismo tiempo que, basándose en su propio juicio, se permiten criticar y condenar las acciones de ella. Con frecuencia, la pobre esposa y madre, abrumada por la impresión de responsabilidad y censura, se siente culpable y llena de remordimiento por lo que ha hecho inocentemente o por ignorancia, y que era, en muchos casos, lo mejor que podía hacerse en las circunstancias vigentes. Y sin embargo, cuando debieran apreciarse y aprobarse sus penosos esfuerzos e infundir alegría a su corazón, se ve obligada a andar bajo una nube de pesar y condenación porque su esposo, mientras pasa por alto su propio deber, espera de ella que cumpla el de ambos en forma satisfactoria para él, sin tener en cuenta las circunstancias que puedan impedirlo.
Muchos esposos no entienden ni aprecian suficientemente los cuidados y perplejidades que sufren sus esposas, generalmente apresadas todo el día en un ciclo interminable de deberes caseros. Con frecuencia regresan ellos a casa con frente ceñuda y no aportan alegría al círculo familiar. Si la comida no está lista a tiempo, la esposa cansada, que a menudo es a la vez ama de casa, enfermera, cocinera y sirvienta, es saludada con críticas. El esposo exigente puede condescender a recibir de los brazos cansados de la madre el niño molesto, para que ella pueda apresurar los preparativos de la comida familiar; pero si el niño es inquieto y se agita en los brazos de su padre, éste muy rara vez considera que es su deber actuar como nodriza para tratar de calmarlo. No se detiene a considerar cuántas horas la madre ha soportado la agitación del pequeñuelo, sino que exclama con impaciencia: "¡A ver, mamá, si atiendes a tu hijo!" ¿No es acaso hijo de él tanto como de ella? ¿No tiene acaso él obligación natural de llevar pacientemente su parte de la carga que representa criar a los hijos?
Consejos a un esposo autoritario
Su vida sería mucho más feliz si Vd. no se creyese investido de autoridad absoluta por ser esposo y padre. Su práctica demuestra que interpreta erróneamente su posición de vinculador en la casa. Manifiesta nerviosidad y un espíritu autoritario. A menudo deja ver mucha falta de juicio, y, cualquiera que sea su opinión acerca de su propia conducta en tales ocasiones, es imposible que su esposa y sus hijos la tengan por consecuente. Una vez que tomó una decisión, rara vez está dispuesto a revocarla. Se obstina en llevar a cabo sus planes aun cuando muchas veces su conducta es errónea y debiera reconocerlo. Lo que Vd. necesita es muchísimo más amor y tolerancia, y menos determinación para salirse con la suya en palabras y en hechos. Si se empeña en el camino que sigue ahora, en vez de ser vinculador de su familia, será instrumento de opresión y angustia para los demás....
Al tratar de obligar a otros a cumplir sus ideas en todo detalle, Vd. ocasiona a menudo mayor daño que si cediese en tales puntos. Esto sucede aun en las ocasiones en que sus ideas sean correctas en sí, pero no lo son en muchas cosas. Resultan exageradas como consecuencia de las peculiaridades de su organización; por lo tanto Vd. insiste en imponer lo incorrecto en forma enérgica e irracional.
Vd. tiene opiniones peculiares acerca de cómo gobernar su familia. Ejerce un poder independiente y arbitrario, que no tolera en derredor suyo ninguna libertad de voluntad. Se considera suficiente para ser jefe de su familia y piensa que su cabeza basta para hacer actuar a cada miembro como una máquina es movida por las manos de los obreros. Vd. dicta y asume autoridad. Esto desagrada al Cielo y contrasta a los compasivos ángeles. Vd. se ha conducido en su familia como si fuese el único capaz de gobernarse a sí mismo. Se ha ofendido porque su esposa se atreviera a oponerse a una opinión suya o a dudar de sus decisiones.
Esposos inquietos y preocupados
Esposos, dad a vuestras esposas oportunidad de vivir su vida espiritual.... Muchos cultivan la disposición al enfado al punto que se vuelven como niños grandes. No dejan atrás esta fase de su vida infantil. Conservan estos sentimientos hasta entorpecer y empequeñecer toda la vida por sus quejas y querellas. Y hacen esto no sólo con su propia vida sino también con la ajena. Les acompaña el espíritu de Ismael, cuya mano se levantaba contra todos, y la de todos contra él.
El esposo egoísta y malhumorado
El Hno. B. no tiene un temperamento que alegre a su familia. En esto conviene que empiece a obrar. Se asemeja más a una nube que a un rayo de luz. Es demasiado egoísta para dirigir palabras de aprobación a los miembros de su familia, especialmente a la persona que debiera ser objeto de su amor y tierno respeto. Es malhumorado, intolerante, y autoritario. Con frecuencia pronuncia palabras mordaces cuyas heridas él no trata de curar suavizando su ánimo, reconociendo sus defectos y confesando su mal proceder...
El Hno. B. debe ablandarse; debe cultivar el refinamiento y la cortesía. Debiera ser muy tierno y amable para con su esposa, que es su igual en todo respecto; no debiera pronunciar una palabra capaz de echar una sombra sobre el corazón de ella. Debe comenzar en casa la obra de reforma, cultivar el afecto y vencer los rasgos duros y toscos de su disposición carente de generosidad.
El esposo y padre malhumorado, egoísta y autoritario no sólo se hace infeliz, sino que aflige a todos los de la casa. Cosechará lo que sembró, viendo a su mujer desanimada y enfermiza, y a sus hijos contaminados con su propio genio displicente.
A un esposo egotista e intolerante
Vd. espera demasiado de su esposa y de sus hijos. Los censura demasiado. Si Ud. mismo estimulara una disposición alegre y feliz, y les hablase con bondad y ternura, introduciría alegría en su morada en vez de nubes, pesar y desdicha. Estima demasiado su propia opinión; ha tomado a veces decisiones extremas, y no ha permitido que el juicio de su esposa tuviese en su familia el peso que debiera tener. No ha estimulado su propio respeto hacia su esposa ni ha enseñado a sus hijos a acatar el juicio de ella. No la ha hecho su igual sino que ha tomado en sus propias manos las riendas del gobierno y las ha sostenido con asidero firme. No tiene una disposición afectuosa, ni manifiesta simpatía. Es necesario que Vd. cultive estos rasgos de carácter si quiere ser vencedor y que la bendición de Dios descanse sobre su familia.
A quien desprecia la cortesía cristiana
Vd. ha considerado como debilidad el ser bondadoso, tierno y lleno de simpatía. Le ha parecido indigno de sí hablar a su esposa con ternura y amabilidad. Está equivocado acerca de lo que constituye la verdadera virilidad y dignidad. La disposición a no ejecutar actos de bondad es una debilidad manifiesta y un defecto de su carácter. Lo que Vd. consideraría debilidad Dios lo tiene por verdadera cortesía cristiana, que todo creyente debe ejercer porque es el espíritu que Cristo manifestó.
Debe merecer amor y afecto
Si el esposo es tiránico, exigente y crítica las acciones de su esposa, no puede conservar su respeto y afecto, y la relación matrimonial llegará a ser odiosa para ella. No amará a su esposo, porque él no procura hacerse digno de ser amado. Los esposos deben ser cuidadosos, atentos, constantes, fieles y compasivos. Deben manifestar amor y simpatía. . . . Cuando el esposo tiene la nobleza de carácter, la pureza de corazón y la elevación mental que debe poseer todo verdadero cristiano, ello será puesto de manifiesto en las relaciones matrimoniales. . . . Procurará mantener a su esposa con salud y buen ánimo. Se esforzará por pronunciar palabras de consuelo, y por crear en el círculo del hogar una atmósfera de paz.
No hay una fórmula única mágica para ser un esposo maravilloso. Cada mujer, cada matrimonio es diferente. Sin embargo, existen algunos problemas comunes que enfrentan a muchas parejas casadas, y si tú eres uno de ellos, las siguientes directrices te ayudarán a convertirse en un mejor esposo...
Sé romántico. Qué significa "ser romántico" varía mucho de persona a persona, pero en esencia, el romance implica hacer algo para expresar afecto de una forma inesperada. Un verdadero acto romántico requiere creatividad y sinceridad, a menudo inspirada por el amor (ya sea por su presencia o por su posibilidad).
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Reintroduce el entusiasmo que caracterizó los comienzos de tu relación. Haz algo diferente, algo que tu pareja no esperaría. ¡Cuanto más fuera de lo común, mejor!
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Trata a tu pareja como si fuera única, como si estuvieras tratando de ganar su afecto y confianza. Lo contrario de ser romántico es dar todo por supuesto. Nadie quiere sentirse como que ya ha sido “cazado”, y ya está todo hecho.
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Hay millones de maneras de decir “Te quiero” y “Soy afortunado de tenerte”. Piensa en el mundo como tu horizonte. Si quieres decir “te quiero”, puedes escribirlo, decirlo, esculpirlo, enseñarlo, esconderlo, gritarlo, pintarlo, besarlo, aumentarlo, tocarlo, y expresarlo en formas ilimitadas.
Sé honesto. En una relación madura, la honestidad es la mejor política. Puede ser difícil, pero la verdad permitirá respirar a la relación. No importa lo que pase, nadie puede cuestionar el hecho de que seas veraz, pensando que la otra persona también te da el mismo respeto. Si alguna cosa no conviene, que lo sepa, de lo contrario nadie va a confiar en tu opinión. Pero que suene como un cumplido. Sugiere una alternativa, y adjunta una alabanza a la alternativa.
Por ejemplo, si te pregunta si te gusta algo que está probando (probando, ¡no llevando a una fiesta!), hazle saber que podría funcionar, pero que crees que el azul es tu favorito hasta el momento, ya que ello muestra su gran gusto por... (...inserta aquí una característica de ella que tú aprecies, preferentemente que no sea una tan evidente). No va a ser fácil ser honesto y amable al mismo tiempo, así que céntrate en aprender "Como retroalimentarse", lo cual hará que sea buenos para ambos.
No dejes aparte a tu esposa. La gente encuentra a menudo exasperante, el hecho de recibir la sensación de que su pareja les trata como un inferior en una relación. Las mujeres no son una excepción. Muchos creen que la única manera de obtener la atención cuando su pareja está tratando de ignorarles, es actuar más emocionalmente, e intentar ser más fuerte, hasta que finalmente se rinde y le presta atención, sobretodo en un enfado. Si sientes que estás siendo tratada fríamente por la persona que se supone que es importante para él, deberías estar preocupado por la situación. Especialmente cuando ello ocurre sin tú dar una explicación de por qué esta alteración se ha producido.
Las personas no somos lectores de mentes. Tu compañera no es probable que pueda adivinar que tú estás irritable, sólo porque no se te haya permitido hacer algo que a su juicio era muy trivial, pero que tu piensas que es importante. Si sabes que tu estado de ánimo podría dar lugar a una reacción desproporcionada, di simplemente “me siento realmente irritado ahora. ¿Podríamos hablar de esto más tarde, después de que me haya calmado un poco?” (No te olvides de seguir adelante, y hablar de ello más tarde.)
Comunícate. No hables detrás de ella. Sin embargo asegúrate de que, si tú tienes cualquier problema, que pueda afectar a tu estado de ánimo, ella deberá conocer las razones de tus problemas y estado de ánimo, de manera que no parezcas una persona voluble y caprichosa. No estés en las nubes cuando estés hablando con ella.
Por ejemplo, pregúntale qué tipo de películas le gusta, o sobre una de sus favoritas. Si conoces el tema, habla sobre ello un poco de una manera honesta, lo que piensas del argumento, y adivina por qué le podría haber gustado. Incluso si estás equivocado, tu pareja le encantará el hecho de que estás suficiente interesado como para intentarlo. Recuerda, lo contrario de hablar no es esperar, es escuchar. Asegúrate de que estás escuchando en realidad, no sólo a la espera de tu turno para hablar. Haz que se sienta segura.
Regálale algo como una sorpresa. Cualquiera puede comprar un regalo para un cumpleaños, un aniversario o Navidad. Escúchala cuando salís de compras, y si hay algo que le gusta, y está dentro de tus posibilidades, recuérdalo y sorpréndele con ello, cuando ella menos se lo espere, por ninguna razón en absoluto. O recoge algo en el camino a casa desde el trabajo, y dile que estabas pensando en ella cuando lo viste. No tiene que ser grande o caro. Un libro que sabes que le gusta, o un CD de su grupo favorito, es un agradable gesto.Sé su mayor defensor. Sé alguien con el que ella sabe que siempre puede contar. Alguien que estará ahí cuando ella haya tenido un día duro. Escúchala con ojos y oídos atentos. ¡Ponla arriba, al cien por cien! Y protégela siempre, tanto física como emocionalmente. Si has hecho algo que la ha herido, dile que lo sientes y demuestra tu afecto, incluso si fue sin querer. ¡Debes ser y parecer sincero! No hay nada peor que decir "lo siento", si se dice cuando no es cierto.
Piensa que tu relación personal debería ser más importante para tí que los otros miembros de tu familia, tu trabajo, tus amigos etc. Ella es tu socio en todas las cosas. Trátala como tal. Si te preocupa tener una cierta independencia respecto a ellos, entonces habla con tu esposa y dejad claras las cosas, acerca de qué decisiones podrán tomar sin consultar con el otro, y qué decisiones deben ser discutidas irremediablemente.
Pero también, pregúntate por qué sientes que necesitas ser más independiente. Puede que no sea difícil decir "¡Déjame consultar esto con mi esposa".
Haz tu parte de trabajo. No dejes que ella llegue a pedirte que hagas tus tareas en la casa. Esto le hace sentirse como “una pesada” y va creando una relación niño/adulto, que nunca llega a ser buena. Ella es tu pareja y no tu madre. Demuéstrale que puede contar contigo para conseguir que las cosas funcionen.No le muestres nunca la más leve forma de desprecio. El desprecio es el veneno en una relación. Tú no tienes que actuar como ella te dijo que le gustaría, pero no asumas una actitud de superioridad, ni siquiera momentánea, o con suspiros de disgusto u ojos llorosos. Tales gestos, aunque aparentemente insignificantes, muestran una profunda falta de apoyo, respeto y confianza. La forma en que deberías actuar hacia ella, debe respetarla como una persona que es, incluso cuando no la entiendas o no estés de acuerdo con ella.
Mirar a los ojos cuando tiene algo importante que decirte, es demostrar respeto; no mirar, indica falta de respeto, y que no te importa ella o lo que ella tiene que decir. Esto destruirá cualquier intento de buena comunicación.
Mira cual es tu responsabilidad y asume la responsabilidad de tus acciones. La principal diferencia entre un hombre y un niño, es que los hombres son responsables. Hombres de honor que cumplen con sus compromisos, aceptan sus obligaciones y son responsables, con daños y perjuicios en los que incurran, las deudas y los créditos que ellos realicen. Los verdaderos hombres acostumbran a limpiar lo que ensucian (figurativa y literalmente). Un hombre sabe que cualquiera puede ser padre de un bebé, pero sólo un hombre que entiende y acepta la responsabilidad, puede ser un buen padre. Los hombres rehúsan obligar a hacer a alguien algo que ellos mismos no están dispuestos a hacer. A veces los hombres hacen sacrificios para la gente que ama y por la que se preocupa. Así es la vida. Es una de las partes del crecimiento, tanto si te gusta como si no. La diferencia entre un hombre y un niño, es que un hombre da la cara, mientras que un niño duda o se queja.
Consejos
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Cuando ella esté molesta: escuchar, escuchar, escuchar. Resiste la tentación de ofrecer asesoramiento o soluciones a menos que ella te lo pida. Y no estés a la defensiva. Sólo escucha, y demuestra que estás tratando de entenderla. Si ella está enojada contigo, no trates de darle un abrazo como si no hubiera pasado nada. Si tu le haces ver que comprendes lo que está diciendo, que vas a esforzarte más (pero de verdad), y que lo harás mejor, ella estará dispuesta a aceptar tu postura más fácilmente.
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No trates de “arreglar” todo. Los hombres son “solucionadores”, pero la mujer no quiere que el hombre arregle todo. Algunas veces, ellas quieren hacer las cosas ellas mismas, y solo necesitan de ti que les escuches.
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Los maridos y las esposas viven juntos, pero asegúrate de que tú pasas suficiente tiempo juntos. Pero que sea tiempo con calidad. Esto significa reír, hablar, divertirse juntos. Hacerle ver a ella que, donde quiera que estéis, cuando estas con ella, te sientes como en casa.
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Elogia a tu esposa en público, pero si notas que hay algo que te gustaría comentar, por favor, encuentra un momento privado.
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¡No critiques! Hazle saber los asuntos de una manera positiva diplomática. Es muy importante para ellas, de cómo ven a otras personas. No le mires con ojos de “chico malo”, o que hay algo con lo que no estás de acuerdo. El momento adecuado para debatir estas cuestiones es cuando estáis vosotros dos solos, no delante de la gente cuando puede sentirse avergonzada. Estando en público, ¡asegúrate de que todo el mundo a tu alrededor sabe que ella es tu chica! Cógela de la mano siempre que sea posible, bésala, abrázala, etc. Para ella, todo eso significa que tú estás dejando claro que estás fuera del mercado.
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Ten en cuenta que ella no puede percibir el amor de la misma manera que tú lo haces.
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Tened tiempo en común de calidad. Regalar. Tocar físicamente. Afirmación verbal, y los contínuos toques serviciales y corteses, son los diferentes "lenguajes del amor" que tú y tu esposa deberíais tener. Asegúrate de averiguar cual es el más esencial para ella, y ¡háblale con el "idioma del amor"!
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Discute juntos los proyectos y problemas financieros y planead juntos un método para conseguirlo.
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Dile lo que piensas, no asumas que ella ya lo sabe. Cuando crees que está agradable, díselo; cuando pienses en la suerte que tienes de tenerla a ella, díselo. Un hombre o una mujer, no asumen esas cosas como ciertas e infalibles, y necesitan que se las recuerden a menudo.
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