BOGOTÁ, 06 Sep. 17 / 06:40 pm (ACI).- Al llegar a la Nunciatura Apostólica en Bogotá, Colombia, el Papa Francisco animó a los jóvenes a que no se dejen robar “la alegría y la esperanza”.
“Gracias por la alegría, gracias por el coraje. No se dejen robar la alegría. ¿Qué es lo que no se tienen que dejar robar?”, preguntó el Santo Padre, a lo que los jóvenes respondieron: “¡La alegría!”.
“Que nadie se las robe, que nadie los engañe. No se dejen robar la esperanza. ¿Qué es lo que no se deben dejar robar?”, continuó el Santo Padre.
“¡La esperanza!”, respondieron los presentes.
El encuentro estuvo marcado por un acto musical que incluyó una presentación de rap y danzas tradicionales a cargo de jóvenes del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron), una entidad fundada por el sacerdote salesiano P. Javier de Nicoló, que atiende a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad social y de indigencia.
El Papa les agradeció “el esfuerzo que han hecho. Muchas gracias por el camino que se han dignado a realizar y eso se llama heroísmo”.
“Hasta los más chicos pueden ser héroes y los más pobres. Vivieron engañados, se equivocan, se levantan, y son héroes y van adelante ¡Sigan adelante! ¡Sigan adelante así!”, exhortó.
Luego de la intervención musical, dos jóvenes de esa institución, Angie y Ferney, compartieron con el Papa su testimonio. La joven dijo al Pontífice que quieren aceptar la “invitación a que demos el primer paso. Entendemos que usted lo hace a nosotros al venir acá a encontrarnos desde tan lejos”.
“Le aseguramos que daremos el nuestro, no solo escuchándolo y adhiriéndonos a sus propuestas de humanización de los marginados de la sociedad, sino poniendo nuestro empeño por triunfar sobre las tentaciones que nos acosan y destruyen”, agregó.
“Este día quedará imborrable en la memoria de nuestro corazón”, manifestó la joven.
Por su parte, Ferney señaló que “al parecer la mugre que nos hace dormir en las calles nos hace invisibles ante algunos corazones, para quienes somos simplemente indigentes, desechables y que deberíamos desaparecer”.
Sin embargo, “somos seres humanos que podemos servir y que agradecemos a quienes a ejemplo de Jesús nos han brindado su manos sin juzgar ni señalar”.
Acto seguido, el Papa recibió tres regalos de parte de los jóvenes: una ruana, un velón y un vitral.
La ruana, una tradicional prenda de abrigo que en muchos países se conoce como “poncho”, significa “toda toda la laboriosidad de nuestros artesanos, jóvenes de IDIPRON que las han tejido con sus propias manos”.
El Papa como gesto de agradecimiento se colocó la ruana y sonrió.
El velón, fabricado por los jovenes que están en la primera etapa del camino para abandonar la calle, simboliza “la luz que es usted para cada uno de nosotros, seguidores y creyentes de Cristo, el que Resucitado nos ilumina”.
Finalmente, los jóvenes regalaron un vitral con la imagen de una custodia del Santísimo como muestra de que “queremos irnos en su corazón” y para que “recuerde a todos estos jóvenes que creen y confían en usted”.
Luego de recibir los regalos, el Papa volvió a tomar la palabra y les dijo: “¿Les puedo pedir un favor?, Que recen por mí. ¿Lo van a hacer? Que Dios los bendiga, y gracias porque (los regalos) son muy lindos”.
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