Automóvil brillante
La conversión es un cambio de mentalidad para darle a cada cosa la importancia relativa que tiene, y poner siempre a Dios en el primer lugar. La conversión es un giro del alma que desea encontrarse con el Señor. Es un impulso del Espíritu a dejar un itinerario equivocado o inferior y seguir un camino mejor y más feliz: el de Jesús.
Ese día Juan lavaba su auto en la calle, al lado de su casa. Al pasar por allí el señor cura se detuvo y lo felicitó: —¡Juan, cómo luce tu automóvil! No es nuevo, pero lo veo siempre brillante y funcionando bien. —¡Si supiera, Padre, cuánto tiempo y trabajo me cuesta! ¡Por lo menos, una hora diaria! —añadió el joven. El sacerdote luego de unos segundos le preguntó: —Y para tener limpia y brillante tu alma, Juan, ¿cuánto tiempo empleas por día? El joven no contestó, pues él casi nunca se tomaba tiempo para orar y meditar. Entonces, el reverendo agregó: —iJuan, en verdad, yo preferiría ser tu automóvil y no tu alma!
“La conversión es un cambio de dirección. Hay que apuntar no al egoísmo, a la indiferencia, sino a la generosidad y al sacrificio por los otros; no al olvido de Dios, sino al encuentro con él; no a la “ligereza” moral, sino a una conciencia formada en el evangelio. Esta es la revolución cristiana: el cambio del corazón” (AC).
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