Los cinco minutos de María
Setiembre
La vida de María fue la aceptación absoluta de la voluntad del Padre. Como Jesús, ella también pudo afirmar que su alimento era hacer la voluntad del Padre.
La vida de María es -como la de Jesús- un “amén” perenne, un “sí, Padre” indefectible.
No podríamos hallar modelo más perfecto para nuestra vida cristiana; cuando hayamos llegado a decir en todas las circunstancias de nuestra vida: “Sí, Padre”, estaremos ya en camino de perfección.
Virgen concebida sin pecado, que nos ofreces el rostro del hombre nuevo, redimido por Jesucristo, ayúdanos a decir sí al Padre en todos las circunstancias de nuestra vida.
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