Los cinco minutos de María
Así fue el Corazón de la Virgen: un Corazón de Virgen y de Madre con todas sus bellas cualidades: en un grado elevadísimo y sin ningún defecto. Un Corazón poseído por completo por el amor de Dios y el amor a los hombres, sus hermanos.
Así como invocamos al Corazón de Jesús diciendo: “Sacratísimo Corazón de Jesús, haz mi corazón semejante al tuyo”; digámosle a María: “Corazón Inmaculado de María, sé tú mi salvación”.
Virgen, rosa preferida del jardín de Dios, haz que el Espíritu Santo tenga en mí sus complacencias.
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