jueves, 21 de noviembre de 2013

Oración para los tiempos difíciles

 

La Palabra debe ocupar un lugar muy especial en la vida de un cristiano… tal vez no lo has entendido, pero la Biblia no es un libro, sino una persona: Jesús… por eso, cómo podemos cultivar una relación íntima con Él si no sacamos tiempo para escuchar lo que Él quiere decirnos…
Les comparto que esta noche leía el pasaje donde Marcos nos relata la historia del paralítico y sus cuatro amigos, que descolgándole desde el techo, consiguieron arrancarle un milagro al Señor (Marcos 2, 1-12)… y pensaba en la fe de aquellos hombres… pero saben algo, lo más que me llamó la atención es que ni el paralítico ni sus amigos le piden nada a Jesús… solamente lo ponen frente a Él porque saben que Él va a actuar…!!! Y es Jesús, quien «viendo la fe de ellos», le ofrece al paralítico el mayor de todos los dones y la más grande de todas las sanaciones cuando le dice «tus pecados te son perdonados»…
Jesús realizó dos milagros aquel día: el primero, invisible a los ojos de los hombres, perdonó al paralítico y restauró su vida de gracia… el segundo, aunque menos importante, es el medio a través del cual Dios se glorifica: «toma tu camilla y vete a tu casa»…
El paralítico se abandono en las manos de Jesús… lo descolgaron desde el techo y lo posaron frente a Él… como diciendo: “Tú conoces todo de mí… estoy aquí porque confío en Tu Misericordia… has conmigo lo que quieras”… y Jesús cambió su vida para siempre…
Mientras leía este pasaje, pensaba que todos tenemos alguna situación difícil que nos preocupa e inquieta… alguna situación que nos confunde y llega hasta robarnos la paz… pensaba en mis familiares y amigos, y en sus situaciones particulares… y pensaba en las intenciones que algunos de ustedes dejan en la sección de Oremos juntos
Entonces, me di cuenta que el papelito que usaba para marcar la página de mi Biblia era, precisamente, una “Oración para los tiempos difíciles”… que nos invita a abandonarnos confiadamente en la Voluntad de Dios…

Oración para los tiempos difíciles
 
Espíritu Santo, Dios de Amor, mírame en esta circunstancia difícil en que se encuentra mi vida y ten compasión de mí. Confiadamente acudo a Ti, pues sé que eres Dios de bondad y manantial de amor.
Vengo a Ti, pues sé que no hay nada que no lo pueda lograr tu misericordia infinita. Acepto tus insondables designios, aunque no los comprenda. Me abrazo a ellos con aquel fervor y generosidad con que Cristo aceptó el Misterio del dolor en su vida.
Humildemente te pido, me des la gracia de superar esta situación difícil, en este momento de mi existencia, y que esta prueba, lejos de separarme de Ti, me haga experimentar con mayor plenitud la omnipotencia de tu amor que limpia, santifica y salva.
Hágase en mí Tu Divina Voluntad… Amén.

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