miércoles, 6 de febrero de 2013

Ninguno es profeta en su tierra

Marcos 6, 1-6. Tiempo Ordinario. Cristo sale a nuestro encuentro, quiere encontrarnos, hablarnos, tocar nuestra vida.
 
Ninguno es profeta en su tierra
Del Evangelio según san Marcos 6, 1-6

Salió Jesús de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.

Oración introductoria

Señor, permite, por tu gracia, que pueda reconocerte en esta meditación. Confío en Ti, en tu Palabra que me ha revelado que, a pesar de mis debilidades, puedo acercarme a Ti para ser curado y redimido por tu amor.

Petición

Jesús, ayúdame a conocerte más, para poder amarte más.

Meditación del Papa

Según las expectativas judías, el Mesías no podía proceder de un pueblo tan oscuro, como era el caso de Nazaret. Al mismo tiempo, sin embargo, muestra la libertad de Dios, que sorprende nuestras expectativas, manifestándose precisamente allí donde no nos lo esperamos. [...] "Ven y lo verás". Nuestro conocimiento de Jesús tiene necesidad sobre todo de una experiencia viva: el testimonio de otra persona es ciertamente importante, pues normalmente toda nuestra vida cristiana comienza con el anuncio que nos llega por obra de uno o de varios testigos. Pero nosotros mismos tenemos que quedar involucrados personalmente en una relación íntima y profunda con Jesús. De manera semejante, los samaritanos, después de haber escuchado el testimonio de la compatriota con la que Jesús se había encontrado en el pozo de Jacob, quisieron hablar directamente con Él y, después de ese coloquio, dijeron a la mujer: "Ya no creemos por tus palabras; pues nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo". (Benedicto XVI, 4 de octubre de 2006).

Reflexión

La predicación de Cristo era entonces acogida con entusiasmo. Lo vemos rodeado por muchedumbres, buscado, querido, aclamado... Pero en su tierra no fue así. Y el mismo Cristo se admiraba de su incredulidad. “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”, leemos en el prólogo del Evangelio de san Juan.

Cristo viene a nosotros cada día. Baja al altar, en tantos rincones del mundo, en las manos del sacerdote necesitado, en el pobre, en el triste. Viene en esa voz interior que a veces escuchamos, la que se hace pan para estar junto a nosotros, viene a nosotros en nuestro prójimo, en él nos invita a ser más nobles y generosos, a cambiar algunos detalles de nuestra vida. Nos habla a través de nuestros sacerdotes, en la palabra del Papa y de nuestros obispos.

Cristo sale a nuestro encuentro de una y mil formas. Quiere encontrarnos, hablarnos, tocar nuestra vida. Que nos conceda la gracia de saber reconocerle y recibirle, dejarle entrar hasta el fondo. Vino a los suyos, - los suyos somos nosotros - y los suyos queremos agradecerle con amor.

Propósito

Reconocer y honrar diariamente a Jesús, que se me manifiesta continuamente en la oración. Antes de tomar una decisión importante me preguntaré cuál es el ejemplo que Jesucristo me da en el Evangelio para tratar de imitarlo.

Diálogo con Cristo

Señor Jesús, ¿qué importancia le doy a tu Palabra? ¿Es ella la brújula en mi toma de decisiones? ¿Es mi fortaleza cuando aparecen las contrariedades? Ayúdame a buscarte en la lectura atenta y fervorosa de la Sagrada Escritura, libro vivo donde puedo aprender a conocerte, amarte y seguirte.
 
miércoles 06 Febrero 2013
Miércoles de la cuarta semana del tiempo ordinario

Santo Pablo Miki


Leer el comentario del Evangelio por
Carta a Diogneto : “Se sorprende de su falta de fe”

Lecturas

Hebreos 12,4-7.11-15.

Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.
Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes.
Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo.
Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre?
Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella.
Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean.
Y ustedes, avancen por un camino llano, para que el rengo no caiga, sino que se cure.
Busquen la paz con todos y la santificación, porque sin ella nadie verá al Señor.
Estén atentos para que nadie sea privado de la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz venenosa capaz de perturbar y contaminar a la comunidad.


Salmo 103(102),1-2.13-14.17-18a.

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.

Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo.

Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
de los que lo temen y observan su alianza,
de los que recuerdan sus preceptos y los cumplen.



Marcos 6,1-6.

Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?
¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.
Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa".
Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.
Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

Carta a Diogneto (c  200)
§ 11-12 ; PG 2, 1183, SC 33

“Se sorprende de su falta de fe”

El Padre ha enviado al Verbo para manifestarle al mundo. Este Verbo fue
despreciado por los suyos; pero por la predicación de los apóstoles las
naciones paganas creyeron en él, El existía desde el principio (Jn 1,1), y
se ha manifestado en una época concreta. Aunque sea antiguo, renace siempre
nuevo en el corazón de los santos. Es proclamado Hijo en un eterno hoy
(Sal. 2,7)


Por él, la Iglesia se enriquece de una gracia que se abre y se
acrecienta en los santos, les confiere la inteligencia espiritual, les
desvela los misterios sagrados y les hace comprender los signos de los
tiempos. La Iglesia se regocija en los creyentes: se ofrece a los que la
buscan respetando los compromisos de la fe y los jalones puestos por los
Padres. Desde ahora el temor de la Ley sugiere cantos de alabanza, se
reconoce la gracia anunciada por los profetas, la fe evangélica es
afianzada, la tradición de los apóstoles permanece intacta y la gracia de
la iglesia salta de júbilo.


Sí tú no dañas esta gracia, conocerás los secretos que el Verbo
comunica a quien quiere y cuando él quiere... Si con empeño las atendéis y
escucháis, sabréis qué bienes procura Dios a quienes lealmente le aman,
cómo se convierten en un paraíso de deleites, produciendo en sí mismos un
árbol fértil y frondoso, adornados de toda variedad de frutos. Porque en
este lugar fue plantado el árbol de la ciencia y el árbol de la vida; (Gn
2,9)...

Que tu corazón pues sea entero conocimiento, y que el Verbo de la
verdad se haga tu vida. Si este árbol crece en ti y si deseas ardientemente
su fruta, cosecharás siempre los mejores dones de Dios.   

 

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