viernes, 8 de febrero de 2013

Josefina Bakhita, Santa

Religiosa, Febrero 8
Josefina Bakhita, Santa
Josefina Bakhita, Santa

Febrero 8
Religiosa

La verdadera fortuna es conocer, amar y servir a Dios. El nombre "Bakhita" significa "afortunada" y nuestra santa ciertamente lo es. Sin embargo, esa fortuna no le vino nada fácil. Bakhita es el nombre que recibió cuando fue secuestrada mientras que fue bautizada con el nombre de Josefina.

De su vida no se conocen datos exactos. Se cree que es de Olgossa en Darfur, y que nació en 1869. Vivió su infancia con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

Su vida fue profundamente marcada cuando unos negreros llegaron a Olgossa y capturaron a su hermana. En su biografía escribió: "Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos". También cuento su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos.

Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: ´Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco´. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.

Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percaté que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: ´Si gritas, morirás! Síguenos!´".

Fueron esos hombres quienes le pusieron el nombre Bakhita sin comprender a donde ella llegaría. Llevaron a Bakhita a El Obeid donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos. Intentó escapar, pero sin éxito. Su cuarto amo fue el peor en sus humillaciones y torturas. Cuando tenía unos 13 años fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. Ella cuenta en su biografía: "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal".

El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita en 1882. Era el quinto amo. Ella escribe: "Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".

En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita quiso seguir con su amo cuando este se fue a Italia con su amigo Augusto Michieli. La esposa de Michieli los esperaba en Italia y quiso quedarse con uno de los esclavos que traían por lo que se le dió a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.

En 1888 la familia Michieli compró un hotel y se trasladaron a Suakin pero Bakhita decidió quedarse en Italia. Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Esta congregación, fundada en 1808, es mas conocida como Hermanas de Canossa.

Fue en el Instituto que Bakhita conoció de verdad a Cristo y que "Dios había permanecido en su corazón", por lo que le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, "pero recién en ese momento sabía quien era". Recibió al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación, el 9 de enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. Tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.

Al ser bautizada expresó: "¡Aquí llegué a convertirme en una de las hijas de Dios!". Se dice que no sabía como expresar su gozo y en su biografía cuenta que en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".

La Señora de Michieli volvió del Sudán a llevarse a su hija y a Bakhita, pero con gran valentía Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. Bakhita pudo prevalecer porque la esclavitud era ilegal en Italia. El 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad profesó en la vida religiosa.

Bakhita fue trasladada a Venecia en 1902, donde trabajó limpiando, cocinando y
Josefina Bakhita, Santa
Josefina Bakhita, Santa
cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

Mucho le costó escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se hizo muy conocida y viajaba por toda Italia dando conferencias y recogiendo fondos para su congregación.

Aunque la salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y quedó con mucho dolor en silla de ruedas, no dejó de viajar. Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "Madonna! Madonna!"

Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, según cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos. Josefina se recuerda con veneración en Schio como "Nostra Madre Moretta".

Sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia del convento de Schio, Italia.

A LOS ALTARES

En 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones sobre su santidad. El 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. El 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II, declarándose su fiesta el 8 de febrero. En esa ocasión el Papa reconoció que ella transmitió el mensaje de reconciliación y misericordia.

Bakhita fué canonizada por S.S. Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.

La historia de Bakhita es la de un continente. Ella sufrió graves males en manos de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los malos ejemplos, nos puede apartar del amor de Dios cuando le permitimos reinar en nuestro corazón. Bakhita nos deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: "Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa". El Papa la llamó
Josefina Bakhita, Santa
Josefina Bakhita, Santa
"Nuestra Hermana Universal".

"Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".

Bakhita: "Afortunada"

 

Santa Josefina Bakhita
Nacimiento1869
Darfur, Sudán
Fallecimiento8 de febrero de 1947
Schio, Italia
Venerada enIglesia Católica
Beatificación17 de mayo de 1992
por el Papa Juan Pablo II
Canonización1 de octubre de 2000
por el Papa Juan Pablo II
Festividad8 de febrero
Josefina Bakhita (en ital. Giuseppina Bakhita) (nació en Darfur, Sudán, 1869 - murió en Schio, Italia, 8 de febrero de 1947). Fue una religiosa canossiana sudanesa nacionalizada italiana.

Conversión y votos de religiosa

Estando en Sudán, el diplomático Callisto Legnani la compró en calidad de esclava con el propósito de devolverle su libertad. Cuando Legnani debió regresar a su país, Bakhita decidió acompañarlo, y llegando a Génova, fue transferida a la localidad de Zianigo, al servicio de la familia Michielo, y posteriormente pasó a la Congregación de Hijas de La Caridad de Santa Magdalena de Canossa (Canossianas) de Venecia, donde recibió los primeros sacramentos del catecumenado, el 9 de enero de 1890, y fue bautizada con el nombre de Josefina, y el 8 de diciembre de 1896, ingresó a las Hermanas Canossianas, tomando como nombre religioso, el de Sor Josefina.
Josefina Bakhita se destacó no sólo por su piedad y su amor a Cristo y la Eucaristía, sino también por su servicio social por los más pobres y desamparados, por lo que fue llamada La Madre Moretta (la madre morena).

Muerte y Santidad

Murió en el convento canossiano de Schio, en 1947, a la edad de 78 años, y sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia de dicho convento. Fue beatificada en 1992 y canonizada en Roma, por el Papa Juan Pablo II, en octubre del 2000.
El ejemplo de su vida fue usado por el Papa Benedicto XVI en la encíclica Spe salvi para hablar de esperanza.[1]

 Notas

  1. Benedicto XVI, Enc. Spe salvi, 30 de noviembre de 2007, n. 3.
Su canonización fue el 6 de Octubre de 2002, el mismo día que se canonizó a San Josemaría Escrivá de Balaguer.

 Véase también


Santa Josefina (Giuseppina) Bakhita Esclava, religiosa, santa, de origen sudanés.
Fiesta: 8 de febrero
"Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".

Bakhita: "Afortunada"
La verdadera fortuna es conocer, amar y servir a Dios. El nombre "Bakhita" significa "afortunada" y nuestra santa ciertamente lo es. Sin embargo, esa fortuna no le vino nada fácil. Bakhita es el nombre que recibió cuando fue secuestrada mientras que fue bautizada con el nombre de Josefina.

De su vida no se conocen datos exactos. Se cree que es de Olgossa en Darfur, y que nació en 1869. Vivió su infancia con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

Su vida fue profundamente marcada cuando unos negreros llegaron a Olgossa y capturaron a su hermana. En su biografía escribió: "Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos". También  cuento su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos.
Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: 'Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco'. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.

Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percaté que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: 'Si gritas, morirás! Síguenos!'".
Fueron esos hombres quienes le pusieron el nombre Bakhita sin comprender a donde ella llegaría.  Llevaron a Bakhita a El Obeid donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos. Intentó escapar, pero sin éxito. Su cuarto amo fue el peor en sus humillaciones y torturas. Cuando tenía unos 13 años fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. Ella cuenta en su biografía: "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal".

El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita en 1882. Era el quinto amo. Ella escribe: "Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".

En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita quiso seguir con su amo cuando este se fue a Italia con su amigo Augusto Michieli. La esposa de Michieli los esperaba en Italia y quiso quedarse con uno de los esclavos que traían por lo que se le dió a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.

En 1888 la familia Michieli compró un hotel y se trasladaron a Suakin pero Bakhita decidió quedarse en Italia. Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Esta congregación, fundada en 1808, es mas conocida como Hermanas de Canossa.

Fue en el Instituto que Bakhita conoció de verdad a Cristo y que "Dios había permanecido en su corazón", por lo que le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, "pero recién en ese momento sabía quien era". Recibió al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación, el 9 de enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. Tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.
Al ser bautizada expresó: "¡Aquí lleg a convertirme en una de las hijas de Dios!". Se dice que no sabía como expresar su gozo y en su biografía cuenta que en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".
La Señora de Michieli volvió del Sudán a llevarse a su hija y a Bakhita, pero con gran valentía Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. Bakhita pudo prevalecer porque la esclavitud era ilegal en Italia. El 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad profesó en la vida religiosa.

Bakhita fue trasladada a Venecia en 1902, donde trabajó limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

Mucho le costó escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se hizo muy conocida y viajaba por toda Italia dando conferencias y recogiendo fondos para su congregación.

Aunque la salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y quedó con mucho dolor en silla de ruedas, no dejó de viajar. Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "Madonna! Madonna!"

Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, según cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos. Josefina se recuerda con veneración en Schio como "Nostra Madre Moretta".
Sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia del convento de Schio, Italia.
 
A los altares

En 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones sobre su santidad. El 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. El 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II, declarándose su fiesta el 8 de febrero. En esa ocasión el Papa reconoció que ella transmitió el mensaje de reconciliación y misericordia.
Bakhita fué canonizada por S.S. Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.
La historia de Bakhita es la de un continente. Ella sufrió graves males en manos de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los malos ejemplos, nos puede apartar del amor de Dios cuando le permitimos reinar en nuestro corazón.  Bakhita nos deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: "Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa". El Papa la llamó "Nuestra Hermana Universal".


Santa Josefina Bakhita, virgen
fecha: 8 de febrero
n.: c. 1869 - †: 1947 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 17 may 1992 - C: Juan Pablo II 1 oct 2000
Santa Josefina Bakhita, virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que, siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio del prójimo.
oración:
Oh Dios, que de la humillante esclavitud condujiste a santa Josefina a la dignidad de hija tuya y esposa de Cristo, te rogamos nos concedas que, imitando su ejemplo, sigamos con amor firme a Cristo crucificado y, movidos a misericordia, perseveremos en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

«Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido ésto, ahora no sería cristiana y religiosa.»

Infancia


El nombre real de Bakhita no se conoce, al igual que tampoco se sabe la fecha exacta de su nacimiento, pero se cree que venía del pequeño pueblo de Olgossa en Darfur, al sur del actual Sudán, y se habla de 1869 como año de su nacimiento. Allí creció junto a sus padres, sus tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su propia gemela. Siendo todavía una pequeña niña, sufrió un acontecimiento que la marcaría para el resto de su vida. Mientras ayudaba a sus padres en el campo, Olgossa fue atacada por negreros en busca de esclavos y su hermana, que se encontraba en casa cuidando al más pequeño de la familia, fue capturada. Más tarde, en su biografía, Bakhita escribirá: "Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos".

Mientras los imperios ya establecidos proporcionaban protección ante la esclavitud, toda la zona de Sudán constituía una fuente de recursos para capturar esclavos. El comercio de esclavos en esta época se había cambiado desde el mercado americano (la esclavitud al otro lado del atlántico había sido abolida) al mercado árabe en el norte y la esclavitud interior en los imperios africanos. Darfur pertenecía al dominio británico-egipcio de Sudán, donde el comercio de esclavos había sido prohibido en 1856. El comercio, en cualquier caso, no era controlado por el gobierno y fuera de los centros coloniales, los únicos sitios con una fuerte presencia de europeos, la trata de esclavos se mantuvo durante verias décadas más. Sólo después de la ocupación efectiva del interior de Sudán, a principios del siglo XX, la práctica de venta de esclavos fue poco a poco abolida. La esclavitud, en otras formas, ha continuado hata nuestros días. Bakhita relata sobre su propio encuentro con estos buscadores de esclavos:

«Tenía aproximadamente nueve años cuando, una mañana, caminaba por los campos, un poco lejos de casa, con una amiga. Repentinamente, vimos a dos extranjeros aparecer tras unos arbustos. Uno de ellos le dijo a mi compañera: 'Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tu puedes continuar tu camino. Te alcanzaremos dentro de poco'. Su objetivo era alejar a mi amiga para que no pudiese dar la alarma mientras ellos me capturaban.
Yo, por supuesto, no podía sospechar nada y obedecí, tal y como hacía siempre con mi madre. Una vez que estaba en el bosque, ví a las dos personas detrás de mí. Uno de ellos me agarró fuertemente, mientras el otro sacó un cuchillo con el que me amenazaba. Gritándome, me dijo: 'Si gritas, morirás. Síguenos'.»


Bakhita significa "afortunada", un nombre que le dieron los mismos buscadores de esclavos que la secuestraron cuando tenía nueve años y la separaron para siempre de su familia y de su pequeño pueblo. La niña estaba tan traumatizada por la experiencia que le fue imposible recordar su verdadero nombre. Los secuestradores advirtieron rápidamente su especial carisma y eligieron para ella el nombre de Bakhita.

En esclavitud


Bakhita fue llevada hasta la ciudad de El Obeid, en la región de Kordofan, donde fue utilizada como esclava por los mismos comerciantes de esclavos árabes que la habían secuestrado. Su venta se realizó muy pronto. En total, fue objeto de este comercio cinco veces, pasando a cinco distintos amos a través de los mercados de esclavos de El Obeid y Jartum, la capital de la colonia. Intentó escapar varias veces, pero no lo consiguió. En concreto, su cuarto amo, en Jartum, fue quien le hizo sufrir las peores humillaciones y torturas. Sus peores recuerdos se remontan a la edad de 13 años, cuando fue tatuada. Le realizaron 114 incisiones en su cuerpo y durante un mes le colocaban sal para evitar las infecciones. "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal", escribe Bakhita en su biografía. Su quinto y último amo fue el cónsul y comerciante italiano Calixto Leganini. Leganini compró a Bakhita en el mercado de Jartum en 1882 y, por primera vez, fue tratada bien. "Esta vez fuí realmente afortunada - escribe Bakhita - porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".

Al llegar las tropas mahdis a Jartum en 1884 y expulsar a los colonialistas británico-egipcios, Laganini se vió obligado, junto a otros muchos europeos, a abandonar Sudán. Bakhita se negaba a abandonar a su patrón y, tras muchas súplicas e insistencia, consiguió viajar, junto a su patrón y su amigo Augusto Michieli, a Italia. Al llegar a Italia, la esposa de Michieli les esparaba. Esperando la llegada de varios esclavos, la señora Michieli exigió obtener uno de ellos y se le entregó a Bakhita. Así, Bakhita siguió a su nueva "familia" a Ziango, un pequeño pueblo en la zona de Venecia. Durante los tres años que vivió con la familia Michieli, Bakhita trabajó como niñera y amiga de su hija Minnina. Pero, en 1888, la familia compró un hotel en Suakin, la costa sudanesa del Mar Rojo y la señora Michieli siguió a su marido para ayudarle en el negocio hotelero. Bakhita decidió permanecer en Italia.

La conversión a la religión


Después de haber sido aconsejadas por la orden de las Hermanas de Canossa de Venecia, Bakhita y Mimmina, la hija de los Michieli, ingresaron en el noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. La congregación fue fundada en 1808 por la hermana Magdalena Gabriela di Canossa, que le dió el nombre de Instituto de las Hermanas de la Caridad, pero normalmente se conocen como las Hermanas de Canossa. Allí Bakhita se dedicó a educar a niñas pobres, servir en hospitales y enseñar la catequesis en las parroquias. Aquí, en el Instituto, aprendió a conocer al Dios de los cristianos y en ese momento reconoció que Dios "había permanecido en su corazón", desde que había sido niña y que le dió fuerzas para soportar la esclavitud, "pero no sabía quien era hasta este momento". Fue bautizada el 9 de enero de 1890 y recibió, al mismo tiempo, su primera comunión y confirmación por el cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.

Se dice que Bakhita tuvo problemas para expresar su gozo. Pero el regocijo que experimentó a través de su religión fue a veces observado, como en el momento de su bautismo, en el que manifestó: "¡Aquí llego a convertirme en una de las hijas de Dios!". En su biografía cuenta que, cada día que permaneció en el Instituto, llegó a ser más y más consciente de quien era este Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".

Cuando la señora Michieli volvió de Sudán quería llevarse consigo a su hija y a Bakhita de nuevo a África. Pero, con una impresionante fuerza y coraje, Bakhita dijo que no iría y que prefería servir a su Dios junto a las Hermanas de Canossa. Se dice que la respuesta enfureció a la señora Michieli y que insistió en que Bakhita fuese con ellos. De todos modos, la responsable del Instituto contactó al cardenal y al gobernador, quienes declararon que, desde que la esclavitud era ilegal en Italia, Bakhita era libre de tomar sus propias decisiones y llevarlas a cabo. Así, permaneció en el Instituto y pronto su vocación la llevó a convertirse en una hermana de la orden. Lo consiguió el 7 de diciembre de 1893, a la edad de 38 años.


Bakhita, la monja


Los siguientes 50 años de su vida fue monja. En 1902 fue trasladada de Venecia a Schio, en el norte de Italia, donde trabajó limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. En poco tiempo consiguió la reputación de ser una santa. En cualquier caso, no fue conocida por realizar milagros ni fenómenos sobrenaturales. Ella es conocida por haber sido modesta y humilde, manteniendo la fe en su interior, espiritualmente, y cumpliendo cada día las rutinas diarias. Es un gran trabajo para ella cuando le ordenan escribir su autobiografía y viajar para contar la increíble historia de su vida. Comienza sus memorias en 1910 y finalmente fueron publicadas en 1930. En 1929 se le ordenó ir a Venecia y empezar a contar sus experiencias. Después de que se publicase su biografía, Bakhita se convirtió en una gran personalidad en toda Italia y se vió obligada a viajar por todo el país para dar conferencias y recoger dinero para la orden.

En sus últimos años, la salud de Bakhita era cada vez más débil y se vió obligada a postrarse en una silla de ruedas. Pero, no obstante, continuó viajando y representando un modelo de caridad, aunque sus últimos años estuviesen marcados por el dolor y la enfermedad. En medio de su sufrimiento, volvió a recordar sus terribles experiencias como esclava de nuevo, y se sabe que decía a la enfermera que la cuidaba en sus últimso momentos: "¡Por favor, desatadme las cadenas...es demasiado!" Cuando murió el 8 de febrero de 1947 en Schio, sus últimas palabras fueron tan sólo "Madonna! Madonna!". Su cuerpo fue expuesto para ser velado durante tres días. Miles de personas acudieron para expresarle su respeto y admiración. LLegó a ser famosa por su caridad y piedad por todo el país. La afectada multitud contó que sus articulaciones continuaban calientes a lo largo de estos tres días y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos para que les otorgase la salvación. Su reputación como una santa se ha consolidado. Josefina ha sido recordada y respetada como nostra Madre Moretta, en Schio. Fue canonizada por SS Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.

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