sábado, 16 de febrero de 2013

Francisco Régis Clet, Santo

Presbítero y Mártir, 18 de febrero
Francisco Régis Clet, Santo
Francisco Régis Clet, Santo

Presbítero Vicentino, Misionero y Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Uchangfou, en la provincia de Hupei, en China, san Francisco Régis Clet, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que durante treinta años, y en medio de grandes dificultades, anunció el Evangelio, pero, denunciado por un apóstata, después de una larga cautividad fue estrangulado por su condición de cristiano (1820).

Fecha de canonización: 1 de Octubre de 2000, junto con otros 119 mártires de China, por el Papa Juan Pablo II.
San Francisco Regis Clet nació el 19 de agosto de 1748 en Grenoble, décimo de los 15 hijos de Claudina Bourquy y César Clet.

Cursó sus estudios en el colegio dirigido por sacerdotes diocesanos y los Oratorianos. Fue un estudiante brillante. La Congregación de la Misión era conocida en su región natal y Francisco se siente atraído a seguir el camino de los Misioneros.

Entró en el noviciado el 6 de marzo de 1769, en Lyón, en el barrio de Fourvier. Fue ordenado sacerdote el 27 de marzo de 1773.

Su primer apostolado fue de profesor del seminario de Mayor de Annecy siendo muy apreciado y nombrado superior.

En Mayo de 1778 es nombrado Superior del seminario Interno de la Congregación de la Misión.

Vinieron después los difíciles tiempos de la "Revolución Francesa". El 13 de Julio de 1789 San Lázaro fue saqueado y sacerdotes y hermanos tuvieron que huir.

El Superior General desea enviar misioneros a China, Francisco Regis se ofrece y el Superior acepta su ofrecimiento. En abril de 1791 parte con dos compañeros hacia China llegando a Macao el 15 de octubre.

Durante treinta años se dedicará sin descanso a la misión. La misión era difícil. La mayoría de los sacerdotes entraban en China ilegalmente. Los Misioneros Paúles ejercían su apostolado en varias provincias ayudados por sacerdotes chinos atendiendo a más de 200.000 cristianos. La situación es peligrosa y deben evitar ser reconocidos. Francisco Regis fue arrestado en Jinjiagang y conducido a Nanyang es encarcelado y después de muchos sufrimientos es sentenciado a muerte por el Emperador con las siguientes palabras: Ha llegado secretamente a China, ha engañado a mucha gente predicando su doctrina, debe ser estrangulado, sin demora. Finalmente murió estrangulado en una cruz cerca de Outchangfou el 18 de febrero de 1820.

Fue beatificado el 27 de mayo de 1900 y canonizado el 1 de Octubre de 2000 junto con 119 mártires de China.

Sus restos reposan en la Casa Madre de la Congregación de la Misión en París.
San Francisco Régis Clet, presbítero y mártir
fecha: 18 de febrero
n.: 1748 - †: 1820 - país: China
canonización: B: León XIII 27 may 1900 - C: Juan Pablo II 1 oct 2000
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el lugar de Wuchang, en la provincia de Hubei, en China, san Francisco Régis Clet, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que durante treinta años, y en medio de grandes dificultades, anunció en aquellos lugares el Evangelio, pero denunciado por un apóstata, después de una larga cautividad fue estrangulado por su condición de cristiano.
San Francisco Régis Clet nació en Grénoble, Francia, en 1748, y a los veintiún años entró en la Congregación de la Misión (Lazaristas). Tras un corto período de profesorado de teología en Annecy, el P. Clet fue maestro de novicios en Saint-Lazare de París, en 1788. En la turbulenta época de la Revolución, resultaba difícil enviar regularmente misioneros al Lejano Oriente. En 1791, se presentó la oportunidad de conseguir pasaje para dos misioneros a la China; como uno de ellos se encontrase en la imposibilidad de partir, el P. Clet le sustituyó gustoso.
Desembarcó en Macao, y desde allí consiguió introducirse en el Imperio, después de vencer muchas dificultades. Sería largo describir todos los obstáculos que el P. Clet debió superar en cerca de treinta años que pasó en China. Aparte de la dificultad del idioma, que nunca pudo dominar del todo, pues había empezado a aprenderlo a los cuarenta años; el distrito que le tocó en suerte despertaba la suspicacia del emperador, por haberse mostrado desafecto a la corona y aun rebelde. Los soldados hacían allí frecuentes inspecciones. Durante largos períodos, la vida del misionero fue como la que describe la Epístola a los Hebreos: «anduvieron errantes, vestidos con pieles de corderos y de cabras, faltos de todo, angustiados y afligidos» (11,37). Los pocos sacerdotes que había en la vasta provincia de Hu-Kuang murieron o cayeron en manos de los perseguidores. El P. Clet vivió tres años absolutamente solo. Las comunicaciones eran muy difíciles y muchas de sus cartas a sus superiores en Europa se perdieron. La salud del misionero se quebrantó a causa del clima y las terribles penurias. Los escasos cristianos del lugar le querían mucho y él tuvo el consuelo de presenciar, repetidas veces, la extraordinaria constancia de sus hijos frente a los peores tormentos y brutalidades.
En 1818, empezó un período de persecución más seria. Cierta mañana, se produjo en Pekín un fenómeno extraño e inexplicable que oscureció durante algunas horas el cielo luminoso y limpio. El emperador se alarmó y, aunque hasta entonces había sido tolerante con los cristianos, se dejó persuadir por algunos malos consejeros de que las divinidades locales estaban encolerizadas y había que suprimir las religiones extranjeras. Se publicó, pues, un decreto que afectaba a una enorme región. El P. Clet logró al principio escapar de los perseguidores; pero al fin, por la maldad de un pagano que quería vengarse de un convertido, y por la traición de un cristiano que entregó al misionero por 1000 taels, cayó en manos de sus enemigos.
Hubo de soportar la flagelación, el encierro en un calabozo solitario, el hambre, la sed y otras horribles formas de tortura, particularmente crueles tratándose de un hombre de su edad, ya que tenía en ese momento más de 70 años. La firmeza de sus respuestas provocaba la cólera de los jueces, que a menudo ordenaron a los soldados que le abofetearan, hasta que finalmente le condenaron a ser estrangulado. Este suplicio no se practicaba ahí en la forma ordinaria, sino que se aflojaba la cuerda, cuando la víctima perdía el conocimiento, hasta que lo recobraba de nuevo. Así se hizo dos veces con el P. Clet, que exhaló el último suspiro cuando los verdugos apretaron la cuerda por tercera vez. El sitio de su martirio fue Wu-Chang-Fu, frente a Hankow, la capital de Hupeh. Era el 17 de febrero de 1820.
Artículo extraído del dedicado a los Mártires de China de fecha 17 de febrero, cuya bibliografía se refiere sobre todo al conjunto de los santos de esa celebración (beatos en época de la edición). El sitio dedicado a los santos vicencianos «Somos Vicencianos» trae una amplísima colección de cartas del santo traducidas al castellano, así como diversos escritos biográficos que abracan con mayor amplitud cada una de las etapas de su vida.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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