martes, 19 de febrero de 2013

Eusquerio de Orleans, Santo


Obispo, 20 de febrero
 
Eusquerio de Orleans, Santo
Eusquerio de Orleans, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En el cenobio de san Trudón, en Brabante, de Austrasia, tránsito de san Euquerio, obispo de Orleans, que, desterrado por Carlos Martel por razón de las calumnias de algunos envidiosos, encontró piadoso refugio entre aquellos monjes (c. 738).

Etimológicamente: Eusquerio = significa “de buena mano”. Viene de la lengua alemana.
Natural de Francia y nacido de familia noble alrededor del año 690, en Orleáns.

Dice la leyenda que su madre era piadosísima y que poco antes de tener al hijo tuvo un sueño angelical. Sí, una criatura celeste le anunciaba que iba a ser madre de un futuro obispo muy santo. Y es que hubo un tiempo en que las biografías de santos tenían poco «gancho» si no se presentaba su figura con títulos de gran alcurnia y con abundancia de datos sobrenaturales.

Normalmente las cosas de Dios suelen ser más simples y sencillas y el santo se forja en el continuo juego de la correspondencia a la gracia, teniendo con frecuencia los altibajos que dependen tanto de los dones otorgados -y esto sólo lo puede medir el Espíritu Santo- como de la generosidad en la respuesta del que los recibe -siendo esto cosa muy difícil de calibrar.

El caso es que nació como todos los niños y con la acción de gracias de los padres, como es lo normal. De niño se inicia en el conocimiento de las letras y cuando joven le entusiasman los conocimientos propios del saber de la época; se adentra en las artes y en las ciencias; le gusta la filosofía y prefiere ante todo la teología. Al calor de la devoción sincera con la Virgen comienzan a señalarse rasgos de profundidad en la virtud.

Cuando Leodoberdo es obispo abraza el estado clerical. Luego se hace monje en el monasterio de Jumièges, a orillas del Sena, cerca de Ruan; al parecer es uno de los lugares santos de más estricta observancia. A la oración y la penitencia propia del monasterio añade el estudio de los sagrados cánones y de los santos Padres. Recibe el Orden Sacerdotal y se adentra en la Eucaristía con lágrimas en los ojos.

Muerto Severo, obispo de Orleáns, es propuesto para obispo de la sede vacante. Tiene que ser Carlos Martel, el rey merovingio hijo bastardo de Pipino de Heristal, quien casi le obligue a aceptar, una vez vencida la resistencia personal a abandonar el silencio del claustro y la compañía de sus hermanos monjes. Pensaba en aquel momento que las «dignidades» bien podrían ser causa de condenación.

Parece que le va bien el oficio de obispo, un tanto extraño para un monje. Desempeña su ministerio con un celo poco usual. Cuentan los cronicones que entra de lleno en cuidar la disciplina eclesiástica ya que está convencido de que el buen ejemplo es la primera predicación al pueblo. Y así sucedió. Con un clero bien dispuesto, llegan tempranos los frutos que pudo recoger: hay reforma en las costumbres del pueblo; se da una vuelta a la piedad sincera. Incluso se traspasan los límites de la diócesis de Orleáns que agradece de modo ostensible el recibimiento a su obispo-padre hasta en los lugares más remotos.

No iba a estar exenta esta santa vida y labor de cruces que purifican ni de la acción de los que padecen el tic de la envidia que siempre y en todo lugar fueron muchos. Aquí también. Soliviantan los ánimos de Carlos Martel, cuando regresa de Aquitania, volviéndolos en contra de su protegido de otro tiempo porque tuvo el valor de enfrentarse el rey franco defendiendo los bienes de la Iglesia al utilizarlos como fondos para sus campañas guerreras. Los envidiosos supieron aprovechar bien el momento y echaron leña al fuego hasta levantar una hoguera de tamaño natural. El resultado fue el destierro del obispo Euquerio que muere el 20 de febrero del año 743 en la abadía de Tron donde pasó en humilde y escondida santidad sus últimos seis años.


San Euquerio de Orleans, obispo
fecha: 20 de febrero
n.: c. 694 - †: c. 738 - país: Bélgica
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el cenobio de Saint-Truiden, en el territorio de Brabante, en Austrasia, tránsito de san Euquerio, obispo de Orleans, que desterrado por Carlos Martel a causa de las calumnias de algunos envidiosos, encontró piadoso refugio entre aquellos monjes.

Según su biógrafo, que quizás habria sido un contemporáneo, san Euquerio llevó desde la niñez vida de santo. Nació en Orléans y entró en la abadía benedictina de Jumiéges, hacia el año 714. Seis o siete años después murió Soavarico el obispo de Orléans, que era su tío, y el senado, el pueblo y el clero de la ciudad, enviaron una diputación al mayordomo de palacio, Carlos Martel, para pedirle permiso de elegir a Euquerio como obispo de la ciudad. Carlos Martel dio su consentimiento y envió a uno de sus oficiales para escoltar al santo desde el monasterio hasta Orléans.

Euquerio se resistió a aceptar en un principio, rogando a sus monjes que le retuviesen para salvarlo de los peligros que le amenazaban en el mundo. Pero los monjes le exhortaron a vencer su rechazo y a anteponer el bien del pueblo a sus propios deseos. Euquerio fue consagrado en 721 y, a pesar de la repugnancia con que había aceptado el cargo, fue un pastor ejemplar y se entregó en cuerpo y alma al bien de su grey, que le dispensó gran cariño y veneración.

Sin embargo, el favor de Carlos Martel no duró mucho tiempo. Dicho príncipe tenía por costumbre apoderarse de las rentas de las iglesias, animando a otros a hacer lo mismo, para pagar los gastos de sus guerras y recompensar a sus servidores. San Euquerio se opuso abiertamente a tales confiscaciones y los malos consejeros hicieron creer a Carlos Martel que la intención del obispo era la de ofenderle. El año 737, cuando el mayordomo volvía a París, después de haber derrotado a los sarracenos en Aquitania, entró en Orléans, mandó a Euquerio que le siguiese hasta Verneuil-sur-Oise y desde ahí le desterró a Colonia. La piedad y el agradable carácter del santo le ganaron tanta popularidad en aquella ciudad, que Carlos Martel le mandó trasladar a una fortaleza de las proximidades de Lieja y le puso bajo la vigilancia directa del gobernador del distrito. Pero el obispo ganó de nuevo a todos, y el gobernador le nombró limosnero y le dio permiso de retirarse al monasterio de Saint-Trond, cerca de Maestricht, donde Euquerio pasó el resto de su vida en oración y contemplación. La leyenda que cuenta que San Euquerio vio a Carlos Martel en el infierno fue interpolada posteriormente en la biografía primitiva; hacemos mención de ella porque el incidente aparece en algunas imágenes del santo.

Ver la biografía en Acta Sanctorum, febrero, vol. III, y en Mabillon. Cf. igualmente Duchesne, (Fastes Episcopaux, vol. II, p. 458), quien hace notar que, si bien el autor de la biografía dice que Euquerio fue el sucesor inmediato de Soavarico, las listas episcopales de Orléans mencionan a dos o tres obispos entre ambos. Existen además otras dificultades de cronología, que hacen dudar de que el autor de la biografía haya sido un contemporáneo. Ver Saints de Saint-Trond, en Analecta Bollandiana, vol. LXXII (1954).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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