sábado, 16 de febrero de 2013

Constable, Santo

Abad, 17 de febrero
Constable, Santo
Constable, Santo

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de Cava de’ Tirreni, en la Campania, en Italia, san Constable, abad, que por su eximia mansedumbre y caridad hacia todos, mereció ser llamado «refugio protector de los hermanos» (1124).
El 21 de diciembre de 1893 el Papa León XIII, reconoció el antiquísimo culto tributado y el título de santos, a los primeros cuatro abades de la célebre Abadía de la Santísima Trinidad de Cava de’ Tirreni, fundada en el siglo XI.

Ellos son san Alferio el fundador y primer abad (†1050), san León I (1050-79), san Pedro I Pappacarbone (1079 -1123) y san Constable (1122-24), sus reliquias descansan en la iglesia de la abadía en la ´Capilla de los Santos Padres´.

Constable nació hacia el 1070 en Tresino en Lucania (hoy Basilicata) de la noble familia Gentilcore; cuando tenía siete años le fue confiado al abad de Cava san León I, convirtiéndose luego en monje en la misma abadía. Demostró una perseverancia encomiable en la Regla Benedictina en su vida monástica, tal, que fue considerado un ejemplo para sus cofrades y encargado por el abad de importantes negociaciones para la abadía.

El 10 de enero de 1118, con el pleno consentimiento de los monjes, el abad san Pedro I lo nombró su adjutor en el gobierno de la abadía que había crecido notablemente, sucediéndole como abad el 4 de marzo de 1122.

Su obra la ejercitó con amabilidad, comprensión a cada uno de los monjes y a sus individuales problemas, sin abusar de su autoridad.

Murió el 17 de febrero de 1124 a los 53 solos años y fue enterrado en la parte de la iglesia colindante a la gruta ´Arsicia´ usada por san Alferio. Después de su muerte apareció varias veces a los abades sucesores, viniendo a ellos para ayudarlos en las contingencias, se habla de sus intervenciones prodigiosas por la salvación de los botes que pertenecían a la Abadía, al punto que durante la Edad Media fue nombrado el protector de los marineros de la abadía.

Su fiesta es el 17 de febrero; es el santo patrón de la ciudad de Castellabate en el Cilento, que fue fundada en 1123.
San Constable de La Cava, abad
fecha: 17 de febrero
fecha en el calendario anterior: 12 de abril
n.: c. 1070 - †: 1124 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: León XIII 21 dic 1893
hagiografía: Santi e Beati
En el monasterio de Cava dei Tirreni, en la Campania, san Constable, abad, que por su eximia mansedumbre y caridad hacia todos mereció ser llamado justamente «protector de los hermanos».
refieren a este santo: San Alferio de La Cava, Beato Simeón

El 21 de diciembre de 1893 el Papa León XIII reconocía el antiguo culto tributado y el título de santo, a los cuatro primeros abades de la famosa abadía de la SS. Trinidad de Cava dei Tirreni, fundada en el siglo XI. Son san Alferio, el fundador y primer Abad (m. 1050), san León I (abad de 1050 a 1079), san Pedro I Pappacarbone (abad de 1079 a 1123) y san Costable o Constable (abad entre 1122 y 1124), y sus reliquias descansan en la iglesia de la abadía, en la «Capilla de los Santos Padres».
Constable nació alrededor de 1070 en Tresino, Lucania, de la noble familia Gentilcore; a los siete años fue confiado al abad de Cava san León I, y finalmente se convirtió en monje en la misma abadía. Demostró un compromiso encomiable con la regla benedictina en la vida monástica, a tal punto que fue considerado un ejemplo para sus hermanos y encargado por el abad de importantes tratativas para la abadía.
El 10 de enero de 1118, con consenso completo de los monjes, fue elevado por el abad san Pedro I a ser su coadjutor en el gobierno de la abadía, considerablemente engrandecida en ese moemnto. Le sucedió a su vez en el cargo, desde la muerte de Pedro, el 4 de marzo de 1122.
Explicaba sus exigencias con amabilidad, comprensión por cada uno de los monjes y sus problemas individuales, sin hacer pesar su autoridad. Murió el 17 de febrero de 1124, a tan sólo 53 años, y fue enterrado en la iglesia que daba a la «Gruta Arsicia», utilizada para san Alferio. Después de su muerte apareció varias veces a los abades sucesores, viniendo en ayuda de sus contingencias; se habla de su milagrosa intervención para salvar a los buques que entonces pertenecían a la famosa abadía, al punto que durante toda la Edad Media se lo consideraba el protector de los marineros de la abadía.

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