jueves, 7 de febrero de 2013

Ana María Adorni, Venerable

Fundadora, 7 de febrero
Ana María Adorni, Venerable
Ana María Adorni, Venerable

Fundadora de la Congregación de las
Esclavas de María Inmaculada y
del Instituto del Buen Pastor

En Parma, Venerable Ana María Adorni, fundadora de la Congregación de las Esclavas de María Inmaculada y del Instituto del Buen Pastor ( 1893)
"Al ocaso de la vida seremos juzgados en la caridad". Así escribió el místico doctor S. Juan de la Cruz, comentando las palabras del Evangelio, en las que Cristo afirmó que en el último día considerará como suyos a los que lo hubieran reconocido con fe y rodeado de caridad a los más pequeños de sus hermanos, acogiéndolos como huéspedes, cubriendo al desnudo, visitando a los enfermos y a los presos, socorriéndolos en el hambre y en la sed. Esto, con santa e incansable actividad, obró hasta avanzada la Sierva de Dios Anna María Adorni, cuya vida fue una total e ininterrumpida entrega de amor a los miembros más humildes de Cristo.

Nacida el 19 de junio 1805 en Fivizzano, en territorio que hoy forma parte de la diócesis de Pontremoli, sus padres fueron a Matteo Adorni y Antonia Zanetti, cristianos piadosos, los que cuatro días después del nacimiento hicieron reengendrar en Cristo a su hija mediante el bautismo, educándola luego según las enseñanzas de la fe. Deseosa de anunciar el nombre de Cristo, con apenas siete años, dejó su casa con una compañera, con la intención de ir a las Indias para salvar almas. Afortunadamente la encontraron con rapidez y fue llevada de vuelta a casa, donde fue formada por su madre a orientar su vida según el Evangelio y encaminada a los trabajos femeninos, hasta que, muerto su padre en 1820, tuvo que trasladarse con su madre a Parma, donde fue elegida para el cargo de institutriz de la familia Ortalli. Ella deseaba abrazar la vida religiosa entre las monjas capuchinas, pero respetando la voluntad de su madre, que se oponía al piadoso deseo, se casó el 18 de octubre de 1826 con el distinguido Sr. Antonio Domenico Botti, empleado de la Casa Ducal de Parma, al que dio seis hijos, todos muertos a tierna edad, a excepción de Leopoldo que luego abrazó la vida monástica en de la Orden Benedictina. El 23 de marzo de 1844 quedó viuda del marido a quien amó verdaderamente. Lo lloró píamente, aceptando su muerte como voluntad de Dios, con la que su vida era conducida a consagrarse sólo a Dios. Sin embargo, por consejo del confesor, no entró en ningún Instituto religioso, emprendiendo un camino de caridad y alivio especialmente a las mujeres en la prisión, para las que fue su madre y hermana en Cristo. Se acercó a ellas con humildad, las escuchó con afable serenidad, las consoló con palabras y apoyo, las instruyó en las enseñanzas de la fe, haciéndoles conocer la esperanza y el poder celestial de la oración, de modo tal que la cárcel parecía haberse convertido en un convento. Muchas señoras se sintieron atraídas por el ejemplo de la Sierva de Dios, imitándola en el cumplimiento de su labor de caridad, con la Asociación, reconocida canónicamente por el obispo en 1847 y aprobada por la Duquesa de Parma, llamada "Pía Unión de Damas visitadoras de la cárcel bajo la protección de los Sagrados Corazones de Jesús y María". Pensando también en las mujeres que salían de la cárcel, Anna María pudo tomar en alquiler una casa para ellas y para las niñas huérfanas y en riesgo. La obra se inspiró en el "Buen Pastor" - como luego sería llamada - y para ella, superando innumerables dificultades, el 18 de enero de 1856, encontró un lugar adecuado para adaptarlo como sede: el antiguo convento de las monjas Agustinas, dedicado a San Cristóbal.

Para proveer de manera más idónea la obra iniciada, pensó en fundar una familia religiosa, cuyos miembros alimentaran aquella llama de caridad que el Espíritu Santo encendió en su corazón. El 1 de mayo de 1857, con ocho compañeras, sentó las bases del nuevo Instituto; en el 1859 pronunció con ellas los sagrados votos privados de castidad, obediencia y pobreza y de consagrar su vida religiosa a la recuperación de las mujeres caídas, la tutela de quienes estuvieran en peligro, la materna asistencia de los desamparados y huérfanos. Fue nombrada superiora de las Hermanas. Las presidió con el ejemplo de todas sus virtudes y sobre todo con una intensa caridad, admirable por su actividad y la total entrega de sí misma aun en las actividades más difíciles y humildes.

El 25 de marzo de 1876 el Obispo de Parma Domenico Villa erigió canónicamente el instituto del Buen Pastor en Congregación religiosa, bajo el título de "Piadosa Casa de las Pobres de María Inmaculada" y las Reglas fueron confirmadas el 28 de enero de 1893 por su sucesor, Andrés Miotti. La Sierva de Dios, siempre afrontó con ánimo juvenil las obras de caridad hasta el 7 de febrero de 1893, tras una breve parálisis, pasó de este mundo al Padre, con fama de santidad, para recibir el premio reservado a quienes ven, aman y ayudan a Cristo en los pobres y los infelices.

Ella confesó en su vejez, que por muchos años Dios le concedió la gracia de no apartarla nunca de la íntima comunión con Él, de modo tal que, aunque estuviese llena de ocupaciones, entregada a la educación de las niñas, ocupada en pláticas y o en asuntos de todo género, nunca se olvidó de la presencia de Dios en ella. En efecto vivía en constante oración, realmente digna del nombre con el que la llamaban sus hijas: "Rosario viviente".

La fama de santidad de la Sierva de Dios no se desvaneció después de la muerte y finalmente, en 1940, por orden del obispo, se instituyó en la Curia de Parma el proceso informativo sobre sus escritos y el "no culto" de la Sierva de Dios, las actas se llevaron a Roma para que allí sean estudiadas tal como señalan las normas.

El 15 de diciembre 1977, la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos presentó el informe al Sumo Pontífice Pablo VI, quien ordenó publicar el decreto sobre las virtudes heroicas de la Sierva de Dios, quien fue declarada Venerable.

El sábado 27 de marzo de 2010, S.S. Benedicto XVI firmó el decreto referente a un milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Ana María Adorni, ahora sólo faltaría se señale la fecha para su beatificación.
Beata Ana María Adorni, viuda y fundadora
fecha: 7 de febrero
n.: 1805 - †: 1893 - país: Italia
canonización: B: Benedicto XVI 3 oct 2010
hagiografía: Zenit.org
En Parma, beata Ana María Adorni, viuda, fundadora de la Congregación «Pía Casa de las Pobres de María Immaculada».
«Si ha existido en la vida una persona feliz, esa soy yo», decía muy segura de sí misma la madre Anna María Adorni (1805 - 1893), pese a que había sufrido la muerte de su esposo y sus seis hijos. Nació y creció en la localidad de Fivizziano, en la provincia de Massa y Carrara al norte de Italia. A los 15 años sufrió la muerte de su padre. Quería ser monja capuchina pero debió someterse a la voluntad de su madre y contrajo matrimonio en 1826 con Antonio Domenico Botti a quien quiso mucho. Sólo tres meses después enfrentó la muerte de su madre. Su marido murió cuando ella tenía 39 años, luego de cuatro meses de una gran enfermedad en la que le supo dar todos los cuidados. Quedó sola con cuatro hijos (dos de ellos habían muerto ya siendo muy pequeños): Poldino de 16, Alberto de 7, Guido de 4 y Celestina de 3 meses.
Anna Maria sintió el llamado de hacerse viuda consagrada, a dedicarse a las obras de caridad, especialmente con los presos: «era muy comprometida con los presos, con quienes nadie se interesaba», dice el padre Camera, postulador de la causa de beatificación. «Y no se trataba de visitar la prisión como medio de escape. Ella siempre estaba muy comprometida [...] Vivió esta maternidad hacia aquellos que no eran sus hijos».
Luego vinieron otros momentos de dolor: murieron siendo todavía niños, sus hijos Guido, Alberto y Celestina. Sólo se quedó con Poldino, quien luego se fue al monasterio Benedictino y falleció a los 26 años. Pese a todos estos sucesos, Anna María no perdía la esperanza. Muchos hombres de fe quedaban admirados por su actitud y algunos la buscaban para pedirle consejo. Entre ellos san Juan Bosco, el obispo Domenico Maria Villa, el beato Andrea Ferrari, arzobispo de Milán.
Varias mujeres quisieron seguir su ejemplo y así nació la llamada Pía Unión de Damas visitadoras de la cárcel bajo la protección de los Sagrados Corazones de Jesús y María, una asociación de mujeres voluntarias especializadas en la pastoral carcelaria. Anna María tomó en alquiler una casa para las mujeres que salían de la cárcel para que pudieran reinsertarse en la sociedad. También recibía allí a las niñas huérfanas en riesgo. El 1 de mayo de 1857, junto con ocho compañeras, dio inicio a la nueva congregación Esclavas de María Inmaculada de Parma. Dos años más tarde pronunció con ellas los votos privados de castidad, obediencia y pobreza.
Estas mujeres se comprometieron a consagrar su vida religiosa a la recuperación de las mujeres caídas, la tutela de quienes estuvieran en peligro, la materna asistencia de los desamparados y huérfanos. «No sólo iban a visitarlas sino que se comprometían a insertarlas en la sociedad con un trabajo. Ellas las acogían para asegurar así el futuro», dice el padre Camera.
El obispo de Parma Andrés Miotti confirmó los estatutos de esta comunidad el 28 de enero de 1893. Anna Maria murió el 7 de febrero siguiente, sólo nueve días después de este hecho. «Vistió el hábito religioso prácticamente en el lecho de muerte», comenta su postulador. La fama de santidad de Anna María comenzó a expandirse rápidamente. Se registraron 57 presuntos milagros que se habían hecho gracias a su intercesión. Además muchos hablaban de milagros que la beata había hecho en vida: «El Señor ha obrado en su vida. Tuvo una fe muy bella porque ella confiaba en sus confesores, en las mediaciones humanas, buscaba entender qué cosa quería el Señor, momento tras momento y esta fe la llevaron muy alto. Creo que los milagros que hizo se debieron a esta fe», concluye el padre Camera.

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