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¿8 cesáreas u 8 personas? Mis 8
hijos |
Me llamo Silvina, profesora de Historia,
casada y madre de familia numerosa. Tengo 8 hijos y todos nacieron por cesárea.
Con 48 años y habiendo vivido la maternidad desde muy joven, creo haber
reflexionado sobre la vida y sus riesgos.
La ciencia médica (la verdadera
que está al servicio de la vida, como debe ser), no sólo ayuda sino que,
proporciona todos los medios para poder seguir adelante con los embarazos
llamados de riesgo o alto riesgo. Hoy en día esto no se comprende, pues la
práctica médica más extendida aconseja no pasar por ese trance de las cesáreas
más de tres veces. En realidad se trata de una consigna ideológica. Yo misma lo
pude comprobar en mi propia carne...
En mi séptima cesárea, tuvo que
intervenir un cirujano para operarme una hernia inguinal. Sin saber el número de
cesáreas que yo tenía, y viendo mi útero me animaba a tener más hijos “porque
usted está fantástica”, me decía. Cuando mi obstetra, le dijo que era mi séptima
cesárea, casi se desplomó e inmediatamente cambió de opinión y comenzó a decirme
que no tuviera más hijos. El veía la realidad de mi tejido que le indicaba lo
contrario, pero su concepto de “tres cesáreas y punto” era más fuerte. Está
claro lo que puede hacer la ideología en la conciencia humana.
Aunque
nuestra actitud pueda parecer de irresponsabilidad, puedo asegurar que mi marido
y yo no estamos locos. Precisemos un poco, ¿qué significa ser responsable?
¿Tener un hijo, dos? ¿Tener todo calculado? ¿Vivir en la comodidad egoísta sin
sacrificio alguno? ¿No arriesgar nada por algo que valga la pena? Muchas veces
nos dijeron que, nuestra actitud era providencialista, significando con ello que
no medíamos las consecuencias de los actos que realizábamos. Debo decir que, no
considero a priori que, el tener muchos hijos sea una irresponsabilidad. Depende
todo de las circunstancias personales y sociales en las que uno se encuentre
(armonía conyugal, salud física y psíquica, posibilidades económicas, etc.) Creo
haber obrado con responsabilidad, ya que siempre supimos con mi esposo que
probablemente estábamos concibiendo un niño, y así lo queríamos.
Y el ser
responsable, no excluye la creencia en la Providencia de Dios. Por el contrario
Dios cuenta con nuestra “libertad responsable” (si cabe el término) para obrar y
colaborar con Él y nosotros contamos con su cuidado amoroso, porque de verdad
nos creemos que existe Dios. Cuando se enteran de que, somos padres de ocho
hijos, nos acotan siempre que evidentemente debemos tener un buen pasar y que el
dinero y la salud nos sobran.
La salud, debo decir que no siempre ha sido
muy buena. Las cesáreas, dejaron de ser un problema, cuando a partir de mi
cuarto hijo, comencé a tener dificultades por incompatibilidad sanguínea con mis
niños. Pero la Medicina, ha avanzado mucho, gracias a Dios, y existen
medicamentos y tratamientos apropiados para estos casos que posibilitaron
tenerlos sin dificultades de ningún tipo. Y con respecto al dinero, siempre
tuvimos lo “necesario” (y remarco la palabra) para criarlos y educarlos,
obviando muchas veces cosas que la sociedad nos impone como necesarias y no son
tales.
Pero, más allá de lo que mi marido y yo hayamos decidido, cada
hijo aporta las posibilidades “infinitas” del desarrollo de la persona; uno
menos sería el privarnos tal vez, de la riqueza de esa persona y de su aporte a
la vida familiar y social. Es conocida la anécdota sobre las incapacidades
familiares de Beethoven y de los antecedentes físicos de sus hermanos. Si su
madre hubiera vivido hoy, toda la pseudociencia le hubiera aconsejado abortarlo.
Y así la humanidad se hubiera visto privada de su genio. Cada ser es único e
irrepetible.
Cada uno con su riqueza personal y con sus características,
nos proporcionan una inmensa felicidad (no exenta de problemas a veces, pero es
que, así es la condición humana). No me imagino la vida sin ninguno de ellos, me
refiero sin haberlos conocido. Y esperamos de ellos que desarrollen cada una de
las potencialidades que tienen escondidas aún y que puedan servir a los
demás.
Al tener tantos hijos, a veces he pensado qué podría aportar a una
mujer que se plantea abortar. Lo primero que le diría es que se informe bien
acerca de lo que significa un aborto (aunque sea muy triste, hay muchos abortos
filmados y en estos casos conviene verlos).
Segundo, que averigüe sobre
las dificultades que le aquejan, no contentándose con la opinión de un solo
médico, investigando, etc.
Tercero, que busque un buen ginecólogo que
públicamente esté a favor de la vida, ya que la opinión científica de estos no
está influida por la ideología de la muerte.
Cuarto, que busque el
consejo y el apoyo de muchas de las instituciones que hoy trabajan para
acompañar y ayudar a las mujeres embarazadas.
Y por último, que la vida
está llena de dificultades y que, el afrontarlas y buscarles una verdadera
solución sin atentar contra la dignidad de la persona humana es lo que la hará
verdaderamente feliz y plena, sabiendo que ha puesto todo de sí para sortear los
inconvenientes.
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