jueves, 24 de enero de 2013

Juicio de Jesucristo

Juicio de Jesús

      

 
Captura de Jesús, pintada por Fray Angélico.
El Juicio de Jesús es un evento central en el cual Jesús es arrestado y juzgado. Es narrado por los Evangelios. Este evento conduce a la Pasión de Cristo.

Narración

De acuerdo con los Evangelios Canónicos, luego de la Última Cena Jesús y sus discípulos fueron a orar a Getsemaní, un jardín agradable localizado cerca del Valle de Kidrón, y los estudiosos piensan que probablemente era una arboleda de olivos. Una vez ahí se narra que envió lejos al grupo para poder orar en privado. El Evangelio de Mateo y el Evangelio de Marcos cuentan que Simón Pedro, Santiago el Mayor y Juan el Evangelista lo acompañaron a orar, el Evangelio de Lucas dice que se quedaron descansando sobre una roca.
Lo sinópticos (menos Juan) relatan que Jesús pidió a Dios si podría quitar de Él esa carga, pues dudaba de su fortaleza. Lucas narra que un ángel apareció para fortalecer a Jesús, mientras los otros Evangelio sólo narran que regresó con sus discípulos y los halló dormitando, y que Jesús se retiró nuevamente a rezar, y cuando volvió, encontró a sus discípulos dormidos, y en el acto oró una tercera ocasión. En ese punto los Evangelios narran que Judas Iscariote se aproximaba, y los Sinópticos añaden que Jesús alertó a sus discípulos sobre la inminente llegada de los soldados. Judas es acompañado por una muchedubre que los Sinópticos como una multitud de Fariseos, Saduceos y mayores. Mientras que Juan sólo dice que eran unos cuantos oficiales y sus soldados. Esa multitud no es descrita exactamente, pues aunque el Sanedrín tenía una fuerza policial propia, es probable que lo explicado por los Sinópticos sea cierto. (Kilgallen 271)
La tradición afirma que Judas dio un beso a Jesús en la mejilla, un signo que Judas había establecido con el Sanedrín. No está claro si la multitud que seguía a Judas no conocía a Jesús. Cuando los líderes de los Fariseos y Saduceos habían dialogado con él antes de la captura de Jesús, Judas prometió entregarlo con un beso, que era el sello judío tradicional de dirigirse al maestro, pero aún no se conoce la razón real. (Brown et al. 626) Las notas de los estudiosos para Mt 26:48 "El hecho de que Judas necesitara usar una señal indica que Jesús no era conocido personalmente en Jerusalén" Tras ser identificado Jesús es arrestado, pero mientras tanto uno de sus discípulos intenta detenerlos usando una espada, con la que corta la oreja de uno de los hombres que intenta detener a Jesús. El Evangelio de Juan, a diferencia de los Sinópticos, identifica al discípulo como Simón Pedro, y al hombre de la oreja cortada como Malco, un sirviente de Caifás, entonces Sumo Sacerdote. Lucas añade que Jesús curó la herida, pero los otros sinópticos y Juan, no. Todos los Evangelios, menos Marcos afirman que Jesús criticó la violencia y la resistencia a su arresto, Mateo añade que ante el acto de resistencia de Pedro afirmo El que a hierro mata a hierro muere. Tras el juicio y la condena de Jesús por el Sanedrín, de acuerdo con el Evangelio de Mateo, Judas sufrió de remordimientos e intentó devolver el dinero a los fariseos, diciendo he traicionado la sangre de un inocente. Después del rechazo de los sacerdotes diciendo que era su propio problema, les aventó las monedas y Judas se colgó. El Evangelio de Lucas afirma que se compró con ese dinero un campo.

 Enlaces externos


 IRREGULARIDADES EN EL JUICIO DE JESUS.


Si trasladásemos el juicio que se le dio a nuestro señor Jesús a la actualidad, veríamos con detalle, en un juzgado civil, que estuvo plagado de irregularidades de acuerdo a las leyes judías vigentes en aquella época. Cualquier juez en la actualidad daría el veredicto de “inocente” y no procedente a todas las acusaciones de que fue objeto Jesús de Nazaret.

Analicemos estas irregularidades a la luz de la ley judía.



1ª. Para empezar, y según la Misná (Orden Cuarto, Sanedrín), los procesos llamados de pena capital debían abrirse alegando la inocencia del reo y no su culpabilidad.



2ª. Los procesos de sangre -o donde se presume que puede estar en juego la vida del acusado- debían celebrarse de día y la sentencia, si era condenatoria, jamás podía pronunciarse

durante la misma jornada. «Por eso -dice la ley judía- no puede realizarse un proceso de sangre en la vigilia del sábado de un día festivo» (Así lo dice la ley (Misch., tratado «Sanedrín», capítulo IV, nº. 1). El «pequeño Sanedrín», al reunirse, por tanto, el viernes, 7 de abril, víspera del sábado y de la Pascua, cometió un doble delito.



3ª. En estos procesos capitales, el juicio debía ser abierto siempre por uno de los jueces que se sentaba al lado del más anciano, «a fin de que los jueces de menor autoridad no fuesen influenciados por los ancianos» (en el juicio contra el Maestro fueron los falsos testigos los que iniciaron la causa).



4ª. Y hablando de los falsos testigos, sólo la actuación de este grupo habría invalidado ya cualquier otra vista similar. La ley judía era y es sumamente rigurosa en este sentido.

Antes de iniciarse el proceso, los testigos debían ser amonestados severamente: Se les introducía en el interior de un recinto -dice la Misná- y se les infundía temor, diciéndoles: que no hablaran por mera suposición, por oídas, por la deposición de otro testigo, por la declaración de un hombre digno de fe que hubieren oído o que no fueran a creer que en último término no sería examinada y analizada su deposición. «Habéis de saber -se les decía a los testigos- que en los procesos de sangre, la sangre del reo y la sangre de toda su descendencia penderá sobre el falso testimonio hasta el fin del mundo...»

Nada de esto sucedió en la sede del Sanedrín. Es más: los sobornados testigos cayeron en continuas y abrumadoras contradicciones. La misma ley aclaraba que los falsos testigos debían ser flagelados o, incluso, condenados a muerte.

Es obvio, por tanto, que aquellos individuos se prestaron a semejante riesgo porque, previamente, se les había garantizado su inmunidad y, naturalmente, alguna sustanciosa cantidad de dinero.



5ª. «Si el reo era encontrado culpable -sigue diciendo la ley mosaica- la sentencia debía ser aplazada para el día siguiente.» Como ya he mencionado, nada de esto se respetó. A lo sumo, el tribunal levantó la sesión durante media hora, regresando a la sala de inmediato.

«En el entretanto -prosigue la ley-, los jueces se reúnen de dos en dos, comen muy frugalmente, no beben vino durante todo el día, pasan discutiendo y deliberando toda la noche y, por la mañana, se levantan temprano y van al tribunal.»



6ª. Si después de todo esto siguen considerando al prisionero culpable de la pena capital, la sentencia definitiva debía emitirse mediante votación. «Si doce lo declaraban inocente

y doce lo declaraban culpable, era declarado inocente. Si doce lo declaraban culpable y once inocente o, incluso, once lo declaraban inocente y otros once culpable y uno decía "no sé", o incluso si veintidós lo declaran inocente o culpable y uno dice “no se”, se han de añadir más jueces.»

¿Hasta cuántos habían de añadirse?

«Siempre de dos en dos hasta alcanzar los 71»

En el proceso presidido por Anás y Caifás no se produjo ninguna votación.



7ª. La ley hebrea prohibía que una misma persona fuera juez y acusador. En nuestro caso, Caifás acaparó ambos puestos.



8ª. Tampoco fue anunciada la sentencia, tal y como prescribía la ley: «... Se escribe (la sentencia) y se envían mensajeros a todos los lugares, diciendo fulanito de tal, hijo de fulanito de tal, ha sido condenado a muerte por el tribunal.»

Esta fue una de las razones por la que algunos de los fariseos que formaban parte del Consejo decidieron retirarse. Y en el colmo de la irregularidad jurídica, ni siquiera el propio procesado conoció el texto definitivo de dicha sentencia a muerte. (Jesús de Nazaret murió sin saber «oficialmente» su culpa...)



9ª. Incluso la respuesta dada por el Maestro a Caifás, cuando éste le conjuró a que declarase si era el Mesías, no fue motivo de blasfemia, tal y como señalaba la ley. Según la Misná, «el blasfemo no es culpable en tanto no mencione explícitamente el Nombre». En la contestación de Jesús, como se recordará, no se citaba el «Nombre»; es decir, Yavé, Dios o el Divino. Jesús dijo: «Tu lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo (Mateo 26:64).» ¿Dónde aparece en estas frases el «Nombre» explícito Hijo de Dios?



10ª. Y en el caso de que así hubiera sido, la ley especificaba que, «una vez concluido el juicio, no lo sentenciarán a muerte usando la circunlocución, sino que echarán a todo el público

Fuera de la sala del juicio y preguntarán al testigo de más dignidad: "Di, ¿qué oíste de modo explícito?" Aquél lo dice. Entonces los jueces se ponían en pie, rasgando sus vestiduras que no podían volver a unir. El segundo testigo decía: "También yo oí lo que él" y el tercero afirmaba: "También yo

(oí) como él"».

¿Es que en el juicio contra el Nazareno sucedió algo de esto? Ni siquiera Caifás llegó a rasgarse verdaderamente las vestiduras...



11ª. Si el Tribunal consideró que Jesús era un falso profeta

-como así ocurrió-, la ley tampoco autorizaba su juicio, a no ser por el «gran Sanedrín», formado siempre por 71 miembros. Y aquél, como ya dije, sólo constaba, oficialmente, de 23.



12.ª Por último, aunque, como digo, el rosario de fallos e irregularidades en esta causa podría ser muy extenso, los jueces no respetaron tampoco las normas legales, que señalaban los lunes y jueves, como fechas oficiales para las distintas comisiones y asambleas de los tribunales de justicia (así lo marca la Misná en su Orden Tercero, capítulo 1).
 
 
 
¿Por qué crucifican a Jesús? El Proceso contra Él.
El Proceso que llevó a Jesús a dar la vida por nuestra salvación.
 

¿Por qué crucifican a Jesús? El Proceso contra Él.
¿Por qué crucifican a Jesús? El Proceso contra Él.
¿ Por qué crucifican a Jesús?

El Proceso de Jesús (CEC 596)




Antes de abordar el tema, y para sumergirnos en él, debemos recordar que el territorio de los judíos estaba dominado en tiempos de Jesús por los romanos, por lo que, si bien los judíos podían ejercer su religión, no tenían ciertos derechos, como el de condenar y ajusticiar a alguien (Jn 18,31).

El juicio y la sentencia corrían por parte de los romanos, expertos en leyes además, aunque se escuchaba el alegato de los que acudían a ellos para solicitar sentencia.

Los judíos deciden la muerte de Jesús por envidia (así lo atestigua el procurador romano, en Mt 27,18, donde asevera el evangelista que Pilato sabía bien el motivo de la entrega).

Pero debían presentar una acusación que tuviera cierto peso jurídico y legal, para llevar a cabo sus planes de exterminio del Nazareno.

Por eso se ejecutan dos juicios: Uno religioso, ante el tribunal judío, y otro civil, ante el tribunal romano.

Ante el tribunal judío, basta la acusación de blasfemia (Mt 26,66): Siendo un hombre, Jesús se hace pasar por Dios, ya que manifiesta un poder de perdonar los pecados, cosa que solo es atribuible a Dios.

El razonamiento es sensato. Jesús cura y manifiesta explícitamente que lo hace como un signo de que tiene el poder de perdonar los pecados. Es más, al curado, le dice que sus pecados les son perdonados (Lc 5,20-24; 7,48-50).

Ahí estaría la blasfemia. Presentada así es verdad. Un hombre no puede perdonar los pecados. Es prerrogativa solamente de Dios: Y en cualquier religión, sea ésta judía, cristiana, musulmana o hindú. Uno puede predisponerse, pero solo perdona Dios.

La salvedad es que para el cristianismo posterior a la Resurrección, este hombre de Nazareth resulta ser el mismo Dios, el mismo Yahvé, el Yo Soy del Antiguo Testamento (Ex 3,14; Jn 8,24).

Pero una acusación de blasfemia, no era de peso ante un tribunal romano. Delitos religiosos no eran condenados con severidad.

Entonces cambian el motivo de la condena: Jesús quiere hacerse rey, es un revolucionario político (Lc 23,2). Y ellos, que odiaban al César y a su Imperio, manifiestan que el César es su único rey (Jn 19,15c). Extraña conducta del hombre que traiciona, no solo a los demás, sino sus propios principios e ideales.

Viendo Pilato que la cosa iba de mal en peor, y que el pueblo amenazaba con acusarlo de complicidad con el supuesto revolucionarlo, al no condenarlo por querer usurpar el lugar que corresponde solo al César, y viendo peligrar su puesto (Jn 19,12), decide entregarlo para ser crucificado (Jn 19,16).

Pilato, actuando en contra de su conciencia en el proceso contra Jesús, decide colocar una inscripción encima de la cruz: INRI, que en latín quiere decir: “Jesús Nazareno, Rey de los Judíos”. Ésta atrae la atención de éstos, que quieren impedirlo (Jn 19,21), a lo que el gobernante proclama que “lo escrito, escrito está”, reafirmando la realidad no solo de la sentencia, sino de la condición real de Jesús (Jn 19,22).

Como a Jerusalén acudían peregrinos religiosos de toda lengua y nación, hizo colocar además del hebreo, también la inscripción en griego y en latín, de modo que todo el que pasaba podía contemplarla (Jn 19,20b).

Jesús muere con el cargo de blasfemo para los judíos (siendo un hombre común se hacía pasar por Dios), y con el cargo de revolucionario político ante las autoridades romanas:

Sin embargo, el motivo inscripto en su condena, es que es el Rey:
¿Lo es en nuestras vidas?
¿Le damos lugar en el trono de nuestro corazón?
Sin duda las cosas nos irían mejor, personal y comunitariamente, si así lo hiciéramos.


Los idiomas bíblicos en la Cruz de Jesús.


Estos idiomas originarios (hebreo, latín y griego), que señalan la condena de Jesús en el patíbulo, son los que cimientan la base de la realeza mesiánica de Jesús todo el cristianismo.

En efecto, el cristianismo nace bajo el imperio romano, en el que todavía se hablaba la lengua griega de Alejandro Magno, el gran guerrero helénico. El griego popular era la “koiné”, lenguaje utilizado en el Nuevo Testamento y en la traducción bíblica del Antiguo Testamento al griego en el siglo II a.C., la versión llamada Alejandrina o canon (lista de libros bíblicos) largo de 46 libros. 7 libros del Antiguo Testamento escritos directamente en griego son aceptados como inspirados por los católicos, con el nombre de deuterocanónicos (“nuevos” en el canon).

Por supuesto que el hebreo es cuna también del cristianismo, donde se gestan la mayoría de los libros del Antiguo Testamento aceptados por el canon católico, el llamado canon corto de Palestina, de 39 libros.

Y poco a poco el griego es reemplazado en el Imperio por el latín, culto en las cortes, vulgar entre el pueblo.

En el siglo IV el Papa Dámaso pide a San Jerónimo, el más grande biblista de todos los tiempos, y el más grande hebraísta de su época, que traduzca los libros originales del hebreo al latín.

Así lo hace él, completando luego la traducción latina también de los libros griegos. Así aparece el tercer canon típico de la Biblia, el traducido al latín vulgar, llamado “Vulgata”.

39 libros hebreos del Antiguo Testamento, 7 libros griegos del Antiguo Testamento, y 27 libros del Nuevos Testamento.

Un total de 73 libros para la Biblia católica.

Estos tres idiomas originarios en el cristianismo, que sentenciaron con la realeza la condena de Jesús, aparecen también reinando en la Palabra de Dios encarnada en las Sagradas Escrituras.
La aristocracia judía condenó a muerte a Jesucristo y lo entregó al poder romano para que lo ejecutase. Ese juicio es sin duda el más resonante de la historia de la humanidad. En él, el Sanedrín violó numerosas leyes del pueblo judío: no menos de una veintena.
En estos días, los cristianos recuerdan en la liturgia y en las lecturas evangélicas la Pasión de Cristo. Ésta comienza con la detención de Jesucristo por los criados del sumo sacerdote y la guardia del Templo. El siguiente paso es el juicio realizado por el Sanedrín, en el que sus miembros condenan a Jesucristo a muerte. Aunque el juicio se recubrió de apariencia legal, la sentencia ya estaba dictada de antemano, para lo cual el sumo sacerdote, Caifás, y sus acólitos no dudaron en vulnerar las leyes y los precedentes judíos.
Los hermanos Agustín y Joseph Lémann, judíos franceses que se convirtieron al catolicismo y se ordenaron sacerdotes, escribieron un libro, La asamblea que condenó a Jesucristo, en el que encuentran hasta veintisiete ilegalidades. Las fuentes documentales principales que usan son los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, los escritos del historiador Flavio Josefo –procedente de una familia de sacerdotes–, el Talmud y la Mishná.
El Sanedrín era el tribunal supremo de los judíos y lo formaban setenta y un miembros repartidos en tres cámaras: la de los sacerdotes –la más importante–, la de los escribas y la de los ancianos. El sumo sacerdote en esos años era, como ha quedado dicho, Caifás, y fue él quien presidió las deliberaciones contra Jesús. Su suegro, Anás, había desempeñado el mismo cargo, y aunque lo había dejado hacía tiempo seguía siendo consultado por su autoridad; sus hijos (Eleazar, Jonatás, Teófilo, Ananías y Matías) eran también sacerdotes y miembros del Sanedrín.

El procedimiento para una condena

Entre las normas que regulaban el Sanedrín como tribunal penal estaban las siguientes:
  • No podía juzgar ni reunirse en sábado ni en día de fiesta; tampoco lo podía hacer en la víspera de un sábado o de un día de fiesta.
  • No podía instruir un asunto capital durante la noche, ni comenzar la sesión antes del sacrificio matutino y continuarla después del sacrificio vespertino.
  • Los testigos debían ser dos, como mínimo. Declaraban por separado y en presencia del acusado. Se les tomaba juramento, y sus declaraciones debían ser coincidentes en todo; de lo contrario, sus testimonios se anularían. Por ejemplo, si se acusaba a alguien de idolatría, delito gravísimo, y un testigo decía que el reo adoraba al Sol y otro a la Luna, la acusación se anulaba.
  • Si se debatía una sentencia de muerte, ésta sólo podía dictarse al día siguiente del juicio. Además, los jueces tenían que reunirse por parejas para volver a analizar la causa; a fin de garantizar su ecuanimidad, la ley les prohibía beber vino y darse comilonas. Cuando llegaba la votación, un escriba anotaba apuntaba las absoluciones y otro las condenas.
  • Para aprobar la pena capital, los votos favorables tenían que superar en dos a los absolutorios. Y la condena había de pronunciarse en la llamada sala Gazit o de sillería, una de las dependencias del Templo.
Caifás, juez y fiscal

De acuerdo con los Evangelios, el Sanedrín dedicó al juicio de Cristo dos sesiones. La primera comenzó de noche, después del sacrificio vespertino y el primer día de ázimos, víspera de la Pascua. Ya hemos enunciado tres infracciones. A partir de aquí se acumularon.
Caifás interrogó a Jesús a la vez que se sentaba entre los jueces. Los miembros del Sanedrín permitieron que un guardia abofetease al acusado. Los guardias del Templo presentaron a individuos del populacho como testigos de cargo, y muchos de ellos se contradijeron en sus testimonios; dos llegaron a declarar juntos. Todo esto contravenía las normas. Sólo por las contradicciones entre los testigos, el Hijo de Dios debió haber sido absuelto.
Ante el silencio de Cristo, Caifás trató de hacerle hablar: "Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías". A los testigos se les debía hacer jurar para que dijesen la verdad, pero no a los acusados, porque se les ponía en la alternativa de perjurar o acusarse a sí mismos. Una nueva ilegalidad.
Cuando Cristo respondió "Soy yo", Caifás se rasgó sus vestiduras, vulnerando así no sólo los códigos de conducta sino el mandato que le prohibía romperlas porque representaban el sacerdocio. Calificó él mismo el delito ("¡Blasfemó!"), detuvo el juicio ("¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?") y pidió la opinión de los demás jueces ("¿Qué os parece?").
Los miembros del Sanedrín dictaron la sentencia de muerte sin deliberación, en el acto, sin aguardar al día siguiente, y de manera tumultuaria. Tampoco aparecieron los dos escribas que anotaban los votos.

La sede del tribunal, una casa particular

Al día siguiente, el Sanedrín se reunió para debatir cómo presentar al pueblo judío la condena a muerte de Jesús, totalmente nula por la cantidad de irregularidades cometidas. La reunión comenzó al amanecer, antes del sacrifico matutino, y el día de la gran fiesta de Pascua: dos vulneraciones más.
De nuevo se interrogó a Jesús, que reconoció ser Hijo de Dios, y por segunda vez se produjo una votación en masa, no individual, y sin guardar los plazos exigidos.
La última de las irregularidades se cometió al principio del juicio: la sentencia de muerte se dictó en la casa de Caifás (el evangelista Juan dice que primero llevaron a Jesús a la casa de Anás, pero que luego le trasladaron a la de su yerno), cuando sólo podía haberse pronunciado en la sala de sillería.
Y así aparece escrito en el Evangelio de San Juan: "Llevaron a Jesús desde casa de Caifás hasta el pretorio de Pilatos".
De esta manera, Cristo pasó de las manos del Sanedrín a las de Roma, porque ésta había arrebatado a las autoridades judías el derecho de dar muerte a condenados (ius gladii). Los ejecutores de la condena tenían que ser los romanos. Y para persuadir a Poncio Pilatos, que no encontró culpa en Jesús, los sacerdotes montaron por medio de sus criados un motín para forzarle a crucificar al Mesías.

¿Quién es Éste contra quien el Sanedrín violó toda justicia?
 
 

EL JUICIO CONTRA JESÚS

 

 La aristocracia judía condenó a muerte a Jesucristo y lo entregó al poder romano para que lo ejecutase. Ese juicio es sin duda el más resonante de la historia de la humanidad. En él, el Sanedrín violó numerosas leyes del pueblo judío: no menos de una veintena.



En estos días, los cristianos recuerdan en la liturgia y en las lecturas evangélicas la Pasión de Cristo. Ésta comienza con la detención de Jesucristo por los criados del sumo sacerdote y la guardia del Templo. El siguiente paso es el juicio realizado por el Sanedrín, en el que sus miembros condenan a Jesucristo a muerte. Aunque el juicio se recubrió de apariencia legal, la sentencia ya estaba dictada de antemano, para lo cual el sumo sacerdote, Caifás, y sus acólitos no dudaron en vulnerar las leyes y los precedentes judíos.
Los hermanos Agustín y Joseph Lémann, judíos franceses que se convirtieron al catolicismo y se ordenaron sacerdotes, escribieron un libro, La asamblea que condenó a Jesucristo, en el que encuentran hasta veintisiete ilegalidades. Las fuentes documentales principales que usan son los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, los escritos del historiador Flavio Josefo –procedente de una familia de sacerdotes–, el Talmud y la Mishná.
El Sanedrín era el tribunal supremo de los judíos y lo formaban setenta y un miembros repartidos en tres cámaras: la de los sacerdotes –la más importante–, la de los escribas y la de los ancianos. El sumo sacerdote en esos años era, como ha quedado dicho, Caifás, y fue él quien presidió las deliberaciones contra Jesús. Su suegro, Anás, había desempeñado el mismo cargo, y aunque lo había dejado hacía tiempo seguía siendo consultado por su autoridad; sus hijos (Eleazar, Jonatás, Teófilo, Ananías y Matías) eran también sacerdotes y miembros del Sanedrín.
El procedimiento para una condena
Entre las normas que regulaban el Sanedrín como tribunal penal estaban las siguientes:
  • No podía juzgar ni reunirse en sábado ni en día de fiesta; tampoco lo podía hacer en la víspera de un sábado o de un día de fiesta.
  • No podía instruir un asunto capital durante la noche, ni comenzar la sesión antes del sacrificio matutino y continuarla después del sacrificio vespertino.
  • Los testigos debían ser dos, como mínimo. Declaraban por separado y en presencia del acusado. Se les tomaba juramento, y sus declaraciones debían ser coincidentes en todo; de lo contrario, sus testimonios se anularían. Por ejemplo, si se acusaba a alguien de idolatría, delito gravísimo, y un testigo decía que el reo adoraba al Sol y otro a la Luna, la acusación se anulaba.
  • Si se debatía una sentencia de muerte, ésta sólo podía dictarse al día siguiente del juicio. Además, los jueces tenían que reunirse por parejas para volver a analizar la causa; a fin de garantizar su ecuanimidad, la ley les prohibía beber vino y darse comilonas. Cuando llegaba la votación, un escriba anotaba apuntaba las absoluciones y otro las condenas.
  • Para aprobar la pena capital, los votos favorables tenían que superar en dos a los absolutorios. Y la condena había de pronunciarse en la llamada sala Gazit o de sillería, una de las dependencias del Templo.


Caifás, juez y fiscal
De acuerdo con los Evangelios, el Sanedrín dedicó al juicio de Cristo dos sesiones. La primera comenzó de noche, después del sacrificio vespertino y el primer día de ázimos, víspera de la Pascua. Ya hemos enunciado tres infracciones. A partir de aquí se acumularon. 
Caifás interrogó a Jesús a la vez que se sentaba entre los jueces. Los miembros del Sanedrín permitieron que un guardia abofetease al acusado. Los guardias del Templo presentaron a individuos del populacho como testigos de cargo, y muchos de ellos se contradijeron en sus testimonios; dos llegaron a declarar juntos. Todo esto contravenía las normas. Sólo por las contradicciones entre los testigos, el Hijo de Dios debió haber sido absuelto.
Ante el silencio de Cristo, Caifás trató de hacerle hablar: "Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías". A los testigos se les debía hacer jurar para que dijesen la verdad, pero no a los acusados, porque se les ponía en la alternativa de perjurar o acusarse a sí mismos. Una nueva ilegalidad.
Cuando Cristo respondió "Soy yo", Caifás se rasgó sus vestiduras, vulnerando así no sólo los códigos de conducta sino el mandato que le prohibía romperlas porque representaban el sacerdocio. Calificó él mismo el delito ("¡Blasfemó!"), detuvo el juicio ("¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?") y pidió la opinión de los demás jueces ("¿Qué os parece?").
Los miembros del Sanedrín dictaron la sentencia de muerte sin deliberación, en el acto, sin aguardar al día siguiente, y de manera tumultuaria. Tampoco aparecieron los dos escribas que anotaban los votos.
 
La sede del tribunal, una casa particular
 
Al día siguiente, el Sanedrín se reunió para debatir cómo presentar al pueblo judío la condena a muerte de Jesús, totalmente nula por la cantidad de irregularidades cometidas. La reunión comenzó al amanecer, antes del sacrifico matutino, y el día de la gran fiesta de Pascua: dos vulneraciones más.
De nuevo se interrogó a Jesús, que reconoció ser Hijo de Dios, y por segunda vez se produjo una votación en masa, no individual, y sin guardar los plazos exigidos.
La última de las irregularidades se cometió al principio del juicio: la sentencia de muerte se dictó en la casa de Caifás (el evangelista Juan dice que primero llevaron a Jesús a la casa de Anás, pero que luego le trasladaron a la de su yerno), cuando sólo podía haberse pronunciado en la sala de sillería.
Y así aparece escrito en el Evangelio de San Juan: "Llevaron a Jesús desde casa de Caifás hasta el pretorio de Pilatos".
De esta manera, Cristo pasó de las manos del Sanedrín a las de Roma, porque ésta había arrebatado a las autoridades judías el derecho de dar muerte a condenados (ius gladii). Los ejecutores de la condena tenían que ser los romanos. Y para persuadir a Poncio Pilatos, que no encontró culpa en Jesús, los sacerdotes montaron por medio de sus criados un motín para forzarle a crucificar al Mesías.
Los hermanos Lemánn se preguntan al final de su libro:

¿Quién es Éste contra quien el Sanedrín violó toda justicia?


ÍNDICE

Introducción
En la aplicación del sistema procesal romano y dentro de la tradición del mundo cristiano, se dio un proceso que definió el rumbo de la humanidad como el más importante de todos los tiempos, este fue el proceso contra Jesucristo.
De este tan importante proceso definiré el acontecimiento, el año del mismo, el emperador que gobernaba, el tipo de proceso, la proporcionalidad del hecho acusado con relación a la pena aplicada, las personas que intervinieron en el mismo, la legitimidad para actuar en este proceso, las posibles medidas alternativas, la forma de la ejecución de la sentencia y las garantías del sentenciado.

Juicio de Jesucristo

Acontecimiento

Los miembros del Sanedrín, temerosos de Cristo, decidieron su muerte espoleados por Caifás, sumo sacerdote. Pero el sanedrín no tenía competencias jurídicas civiles y no podía aplicar el Ius gladii, la pena de muerte. Entregan a Jesús acusándolo de ser un malhechor traído ante Pilato para ser condenado debido a que en la ley judía no había o no tenían la facultad para aplicar la pena de muerte.
Pensaron que seria mejor que Roma fuera la que ejecutara la pena y se llevara las culpas. Así que llevaron a Jesús ante Poncio Pilato y le acusaron no sólo de ser un blasfemo contra la Ley de Moisés, sino también de "rebelión contra Roma" y por ello trataron que Pilato creyera que Jesús era un revolucionario anti-romano, pero Pilato no cayo.
Jesús fue traicionado y entregado por Judas Iscariote; arrestado en el huerto de Getsemaní; abandonado por sus discípulos y particularmente negado por el primero de ellos, Pedro.
“ Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.
Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»

Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»
Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.»Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.
Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, rey de galilea, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén. Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.
Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia. Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.
Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.
Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo
y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.
Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.
Así que le castigaré y le soltaré.»
Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»
Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.
Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,
pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»
Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»
Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.
Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.
Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
Año de este histórico hecho
      Poco después de las seis de la mañana del viernes 7 de abril del año 30, Jesús fue llevado ante Pilatos, es aquí donde empieza el proceso más injusto de la Historia, como lo fue el proceso de Jesucristo.
Emperador Romano que gobernaba
El emperador en el poder era Tiberio.
Juicio de Jesucristo
Al acceder al poder Augusto encontró a Roma sumida en el más absoluto caos. Cuando falleció, el Estado había sido pacificado y organizado.
Octavio Augusto nace el 24 de septiembre del año 63 a.C. en el seno de una familia burguesa procedente de Veletri, en el Lazio.
Su padre se llamaba Cayo Octavio y había sido durante un tiempo gobernador de Macedonia. Su carrera política estuvo determinada por su matrimonio con Atia, una sobrina de César
.
El nombre de Augusto tenía buenos augurios ya que se designaba así a aquellos lugares consagrados que habían sido elegidos por los augures.
Su salud fue siempre muy frágil, estando afectado de eccema, colitis y bronquitis, enfermedades que se fueron enconando con el tiempo para convertirse en crónicas y motivar que siempre tuviera que ir acompañado de un médico, al tiempo que sentía pánico por las corrientes de aire.
Juicio de Jesucristo
Cuando Augusto falleció en el año 14 de nuestra era, el sucesor designado fue Tiberio, el hijo menor de Agripa y Livia. El nombramiento no fue fácil ya que Augusto nunca mostró hacia él especial atracción. Tras la muerte de Cayo César sólo quedaba Tiberio como sucesor, siendo adoptado por Augusto e investido con poderes proconsulares. Su gobierno está caracterizado por la contradicción, reflejo de su carácter.
Tiberio fortaleció las bases militares del Imperio, estableciendo a los pretorianos en Roma. El jefe del pretorio, Sejano, se convertía en el personaje más importante tras el emperador y él recibió el gobierno cuando Tiberio se trasladó a Capri en el año 26, abandonando el poder para entregarse a los placeres.
Cinco años después regresaba a la vida pública acabando con el gobierno del jefe del pretorio. Sejano fue condenado a muerte y ejecutado.
Tipo de proceso aplicado
Considero que se dio un tipo de proceso extraordinario; debido a que fue un proceso monofásico, pues intervino Pilato, que fue quien realizo todo el proceso, ( a pesar del la cantidad de veces que lo hicieron ir a otros lados como por ejemplo, cuando fue mandado donde Herodes). Sin embargo no con todas sus características, pues hasta donde logre investigar este proceso nunca fue escrito, ni se permitieron contra demandas ni mucho menos apelaciones.
Además en Roma existió la figura del Defendis Plebis y en este caso no se uso esta figura.
En roma siempre respetó el Principio de Personalidad de la ley, según el cual en cada provincia se podría mantener la legislación propia bajo la vigilancia romana. Si este es el caso, ante la autoridad del sanehedín terminaba el juzgamiento de Jesús, pero varían la acusación para involucrar a las autoridades romanas.
Al entrar las autoridades romanas:
  • La ley a aplicar no es el ius civile o de delitos romanos ( que era una lista con los gnicos delitos posibles, porque Jesús no era ciudadano romano sino un peregrino, caso en cual se aplicaba el ius gentium derecho que estaba en manos del pretor peregrino y no del gobierno.
  • Pilato no era el gobernador, el cual se ubicaba en Palestina, sino el procurador, es decir la primera instancia. En casos de pena de muerte había apelar ante el gobernador y ante el mismo Emperador. Además por la cercanía de la pascua no se permitía llevar acabo un juzgamiento en el cual estuviera involucrada la posible aplicación de la pena de muerte. (Precisamente por respeto a las normas judías).
  • Y señalar que además la sentencia se ejecuto de forma inmediata.
    Pilatos tuvo la opción de apelar a la absolución del un reo que se acostumbraba realizarse por Pascua:
        "Era costumbre que el procurador, con ocasión de la fiesta, diese a la muchedumbre  la libertad de un preso, el que pidieran"
    Pilatos hizo uso de esta opción obteniéndose los resultados que ya conocemos.
    La proporcionalidad del hecho acusado con relación a la pena aplicada
    ¿Era Jesús culpable?¿Merecía la pena de muerte?
    Hay que considerar que nos encontramos con unas contradicciones considerables: si sólo hubiese sido culpado de desacato a la ley judía, entonces era imposible que los romanos le condenasen a morir de forma tan vil, ya que a estos les importaba muy poco la religión hebrea y las rencillas que sus creyentes pudieran tener entre ellos.
    Los romanos únicamente por la acusación de proclamarse rey, y de ser un revolucionario mesiánico y además atentar contra la integridad del Imperio, podían tomárselo en serio.
    En aquellos tiempos la pena de prisión era muy rara. La pena de muerte (ius gladius) era aplicada en casos extremos como el asesinato o la traición y la pena más común para delitos graves era el destierro. El castigo de los azotes servía como advertencia a los culpables de delitos menores como desórdenes, pequeños robos, etc.
    Pero en ningún caso podía ser aplicada a un ciudadano romano ya que el Derecho Romano lo prohibía expresamente.
    Este juicio se llevo acabo en un lugar de acceso principal debido a que era un juicio público y había que conjugar la presencia del gentío con la seguridad interna del recinto.
    El comportamiento de Pilato es primero ajustado a la ley, pero cuando se convoca juicio público y Jesús comparece ante un auditorio que era "seleccionado" por sus acusadores, la mente de Pilato sólo ve a un acusado y a muchos acusadores pidiendo su muerte.
    Quizás pensó que mejor dejar que mataran a Jesús para calmar el ansia de sangre de aquellos judíos y así, con cobardía, dejó a Jesús en manos de los verdugos no sin antes dejar constancia de que él no tenía nada contra aquel hombre al que iban a crucificar. A pesar de ello, incomprensiblemente, Pilato no le encuentra ninguna culpa, además de que, siendo así, es altamente sospechoso que ordenase su crucifixión, efectivamente, si no le encuentra culpable no puede condenarle a morir en la cruz, a pesar del instigamiento de parte del pueblo judío.
    En roma los delitos debían constar en una lista y el Ius Gentium respetaba los delitos estables como tales.
    Juicio de Jesucristo

    Los sujetos que intervienen en el proceso
    ¿Quiénes intervienen en el proceso a Jesús?
    Básicamente cinco personas: Caifás, sumo sacerdote; Anás, que había sido sumo sacerdote y era suegro de Caifás; Herodes, rey de Judea; Pilato; procurador Romano, Barrabas y por supuesto Jesús.
    Pilatos es de nuevo un mero instrumento de los designios de Dios, ya que no es culpable directa de la crucifixión de Jesús.
    Poncio Pilato, fue prefecto de Judea del año 26 al 36 de nuestra era. El relato de los Evangelios nos muestra a un perfecto y cuadriculado burócrata preocupado por hacer cumplir la ley de Roma, exactamente igual que cualquier funcionario celoso de su deber. Pilato era un hombre de Sejano, el prefecto del pretorio de Roma.
    Aunque era un administrador razonablemente bueno, moralmente era un cobarde. No era un hombre lo bastante grande como para comprender la naturaleza de su tarea como gobernador de los judíos. No lograba captar el hecho de que estos hebreos tenían una religión real, una fe por la que estaban dispuestos a morir, y que millones y millones de ellos, dispersos por todo el imperio, que consideraban a Jerusalén como el santuario de su fe y respetaban al sanedrín como el tribunal más alto de la tierra.       Es importante constatar que, aunque este gobernante romano indeciso sacrificó a Jesús por miedo a los judíos y para salvaguardar su posición personal, finalmente fue destituido a consecuencia de una matanza innecesaria.
    Cuando cayó Sejano, Pilato fue cesado y llamado a Roma donde tuvo que dar cuenta de muchas de sus "hazañas", como la famosa masacre de samaritanos y demás asesinatos en masa.
    Se le condenó por sus excesos y murió poco después.
    Caifás era Sumo Sacerdote aquel año. Caifás era un político que se enriquecía con el culto del Templo.
    Ocupaba su cargo apoyado por Roma. Hacía tiempo que el sumo sacerdocio había dejado de ser un cargo vitalicio.
    Caifás era yerno de Anás, que a pesar de ser destituido conservaba una gran influencia y seguía gobernando a través de sus hijos y parientes.
    Este Caifás tuvo, a pesar suyo, una intervención profética, aunque movida por el resentimiento.
    Caifás pretendía defender la situación del momento sin importarle los signos que probaban que verdaderamente Jesús era el Mesías, el rey prometido.
    Él es quien rasga las vestiduras y declara blasfemo y reo de muerte a Jesús.
    Fue quien preguntó a Jesús, si era el Mesías. Jesús lo afirmo, pero nunca lo dice expresamente y esa fue la razón más poderosa para que lo sentenciaran.
    Herodes; era hijo de Herodes el Grande, el que mandó matar a los inocentes de Belén. Estaba unido a Herodías, su sobrina y esposa de su hermano Filipo. Por causa de esta Herodías, Herodes hizo decapitar a Juan Bautista. Era un taimado y sensual, que buscaba de toda forma congraciarse con Roma. Para adular al emperador Tiberio puso el nombre de Tiberiades a la ciudad sede de su tetrarquía. Aunque muy cerca de los caminos y ciudades por donde Jesús andaba, el Señor nunca puso los pies en Tiberiades.
    Barrabas; es otro extraño personaje del drama de la Pasión. Su nombre y su participación en el proceso de Cristo son referidos por los cuatro evangelistas. Mateo le llama ``preso famoso'', Marcos dice de él que era homicida y sedicioso, Lucas dice lo mismo, pero el cuarto evangelista, Juan, lo califica de ``bandido''. Quiere decir que pertenecía a una banda de ``guerrilleros'' o ``terroristas''. Quizá haya sido un miembro del partido ultranacionalista de los ``zelotes''.
    La legitimidad para actuar
    La acusación de proclamarse Hijo de Dios no bastaba ante Pilatos, era necesaria una acusación política y no religiosa para lograr una condena a muerte.
    Recordemos que los miembros del Sanehedrín, no tenían competencias jurídicas civiles y no podía aplicar el Ius gladii, la pena de muerte.
    Por esa razón lo envían donde Pilatos, para que este lo condenara. Pero este pensó que fácilmente iba a librarse del proceso de Jesús cuando oyó en medio del griterío de la gente amotinada que Cristo venía de Galilea.
    Entonces el asunto no era de su jurisdicción, sino de Herodes Antipas. Y allá envió al pobre Jesucristo junto al Tetrarca de Galilea, que ocasionalmente estaba en la ciudad.
    Herodes era hijo de Herodes el Grande, aquel que mandó matar a los inocentes de Belén. Era un taimado y sensual, que buscaba de toda forma congraciarse con Roma.
    Herodes recibe a Jesús en su palacio y le hace mil interrogaciones. Pero como Jesús no hablo una sola palabra, este déspota le despidió con muchas burlas y le echó a la calle con una espléndida túnica blanca, de vuelta donde Pilatos.
    Las medidas alternas que se pudieron haber dado:
    Al no existir una acusación política para una condena a muerte, en mi opinión y no pensando que así lo fuera Jesús: debió haber sido amonestado y azotado por blasfemo, era una acusación judía que no incumbía a Roma. Pero jamás una pena de muerte, que dicho sea de paso fue promovida por el mismo pueblo judío.
    Retomo lo pasado que en esos tiempos la pena de prisión era muy rara. La pena de muerte (ius gladius) era aplicada en casos extremos como el asesinato o la traición y la pena más común para delitos graves era el destierro. El castigo de los azotes servía como advertencia a los culpables de delitos menores como desórdenes, pequeños robos, etc.
    La efectividad de la ejecución de la sentencia:
    Pilatos se dirige al pueblo y pregunta a quién de los presos absuelve, Barrabás o Jesús. El juego de palabras de ambos nombres confunde al pueblo, y vuelven a insistir en que quieren la muerte de Jesús. Pilatos pretende contentar a los judíos con el azotamiento de Jesús. Pero el grito es unánime, la flagelación no basta: "¡Crucifícale!", por querer ser llamado el hijo de Dios.
    Pilatos se lava las manos, no desea ser responsable de la sangre que corre, entrega Jesús a los judíos. El camino de la calavera llevará a Jesús a la ansiada crucifixión.
    Prácticamente la sentencia se ejecuto inmediatamente de la decisión de Pilatos y seguidamente de su lavado de manos.
    Las garantías del sentenciado si es que se dieron:
    Los juicios romanos seguían un trámite estricto: los acusadores (cualquier ciudadano libre) presentaban los cargos y los testigos que los apoyaban. El acusado tenía tres oportunidades de defenderse. Sin embargo en el juicio de Jesús nunca existieron esas tres oportunidades, tomando en cuenta que no debía haber sido juzgado por esta jurisdicción. Puesto que no era ciudadano romano y por ello solo aplicaba el Ius Gentium que respetaba el derecho procesal.
    Sino que más bien debió haber sido juzgado por el derecho procesal judío que, era favorable al reo y estaba repleto de garantías:
    • Se exigía testigos de descargo.
    • La noche era momento inhábil para las actuaciones judiciales.
    • Los testigos de cargo deben ser directos, y sus testimonios debían ser absolutamente coincidentes para  decretarse la condena de muerte.
    • La sentencia no era emitida en el mismo acto del juicio sino al día siguiente. Lo que no se podía dar por la Pascua.
    Pero repito que no fue este el caso del proceso de Jesús. Debido a las injusticias que un pueblo comete, avaladas por un cobarde como lo fue Poncio Pilatos.

     
    Conclusión
    Mediante el análisis del proceso realizado a nuestro señor Jesucristo, con todo y el estudio del sistema procesal romano previamente asimilado en clase, y mediante la investigación del sistema procesal de Judea, encuentro que estamos frente al proceso más disímil, inicuo y mal constituido de la justicia romana.
    Desde distintos puntos de vista hay dos cosas que no entiendo: primero como futuro abogado, no concibo todavía por que no se le dieron las garantías que otorgaba el sistema procesal romano en la época, si es que mediante ese sistema debió haber sido juzgado o peor aun no se le dieron las garantías instituidas por el sistema procesal de Judea; segundo desde el punto de vista religioso, tendría que concluir que todo fue para salvar a los hombres y que así estaba ideado por Dios ya que esa fue su voluntad “Entregar al hijo de Dios a los hombres” .






















    El juicio de Poncio Pilato
     
    Poncio Pilato, prefecto (que no procurador, ojo) de Judea del año 26 al 36 de nuestra era, se encontraba en Jerusalén, instalado en el palacio de Herodes de la ciudad alta. Se acercaba la Pascua y la presencia del prefecto causaba un efecto intimidatorio a los judíos.
    Pilato no era un buen hombre. Eso queda bien claro al leer su curriculum. El relato de los Evangelios nos muestra a un perfecto y cuadriculado burócrata preocupado por hacer cumplir la ley de Roma, exactamente igual que cualquier funcionario celoso de su deber. A lo largo de la Historia se han cargado mucho las tintas contra él, pero lo cierto es que no fue culpable directo de la muerte de Jesús. Es más, si leemos los Evangelios ¡que falta nos hace!, veremos cómo trató de evitar que Jesús fuera condenado porque jurídicamente no veía que hubiera cometido delito alguno. Pilato era el perfecto funcionario romano: con un cerebro frío y un corazón de piedra.
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    El juicio de Jesús reconstruido por Peter Connolly. Connolly, al igual que la mayoría de los historiadores, se decide por situarlo en el palacio de Herodes en lugar de en la fortaleza Antonia. En este caso el lugar elegido sería, sin duda, uno de los accesos principales, ya que era un juicio público y había que conjugar la presencia del gentío con la seguridad interna del recinto. En la ilustración aparece una de las escalinata de acceso y el pórtico en cuyo centro se halla el estrado donde Pilato, revestido con la toga praetexta ribeteada en púrpura propia de los altos magistrados en ejercicio, juzga auxiliado por otros dos magistrados romanos. Los soldados que aparecen flanqueando el estrado son auxiliares (soldados que no tenían la ciudadanía romana, éstos eran probablemente sirios) del ejército romano. Una cohorte (480 hombres) de estos auxiliares al mando de un tribuno  se hallaba de guarnición permanente en la Torre Antonia, ya que en Jerusalén no había legionarios (soldados pertenecientes a las legiones), sino auxiliares.
    Los juicios romanos seguían un trámite estricto: los acusadores (cualquier ciudadano libre) presentaban los cargos y los testigos que los apoyaban. El acusado tenía tres oportunidades de defenderse.
    Los miembros del Sanedrín, temerosos de Cristo, decidieron su muerte espoleados por Caifás, sumo sacerdote. Pero el sanedrín no tenía competencias jurídicas civiles y no podía aplicar el Ius gladii, la pena de muerte. Y a la vez no querían linchar a Jesús por temor a la reacción del pueblo, por lo que la solución de Caifás fue tratar de que fuera Roma la que ejecutara la pena y se llevara las culpas. Así que llevaron a Jesús ante Poncio Pilato y le acusaron no sólo de ser un blasfemo contra la Ley de Moisés (cosa que a Pilato le traía sin cuidado), sino también de "rebelión contra Roma", lo que llamó la atención del prefecto de Judea, aunque según narran los Evangelios se dio cuenta en seguida de que Jesús no era un peligro para Roma y que los judíos sólo pretendían involucrar a Roma en un asunto meramente religioso. Los acusadores deseaban la muerte de Jesús, pero como eran cobardes y viles que eran, a la vez temían la reacción de los seguidores del Nazareno y por ello trataron que Pilato creyera que Jesús era un revolucionario anti-romano, pero Pilato no picó. Sigamos con atención el relato de los hechos que nos hace Lucas (Lucas 23,1-25):
    Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.

    Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»

    Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»

    Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.»
    Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
    Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.

    Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.

    Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.

    Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.

    Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.

    Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.

    Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.

    Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo

    y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.

    Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.

    Así que le castigaré y le soltaré.»

    Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»

    Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.

    Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,

    pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»

    Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»

    Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.

    Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.

    Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.

    Si el comportamiento de Herodes el tetrarca (hijo de Herodes el Grande) es ridículo, el de Pilato es primero ajustado a la ley, pero cuando se convoca juicio público y Jesús comparece ante un auditorio evidentemente "seleccionado" por sus acusadores, la mente obtusa y envilecida de Pilato sólo ve a un acusado y a muchos acusadores pidiendo su muerte. Probablemente pensó que mejor dejar que mataran a Jesús para calmar el ansia de sangre de aquellos judíos y así, con cobardía, dejó a Jesús en manos de los verdugos no sin antes dejar constancia de que él no tenía nada contra aquel hombre al que iban a crucificar. En este caso llama la atención que los que le acusaban prefirieran que se dejase libre a un asesino convicto como Barrabás antes que a un inocente como Jesús, lo que demuestra el tremendo grado de fanatismo, intransigencia e intolerancia de ciertos sectores judíos...
    ...Y no olvidemos tampoco que Jesús, María y los doce apóstoles eran judíos de pura cepa ¡y bien orgullosos que estaban todos ellos de serlo!, por lo que no se puede culpar de los pecados de unos a todo un pueblo como desgraciadamente se ha hecho tan a menudo.
    Pilato era un hombre de Sejano, el prefecto del pretorio de Roma. Cuando cayó Sejano Pilato fue cesado y llamado a Roma donde tuvo que dar cuenta de muchas de sus "hazañas", como la famosa masacre de samaritanos y demás asesinatos en masa. Se le condenó por sus excesos y murió poco después.

    Los Juicios de Cristo
    ¿Quién Fue Realmente Culpable?
    Después de Su arresto, el inocente Hijo de Dios fue juzgado como un criminal común y fue sentenciado a muerte. Durante la noche y hasta la mañana siguiente se realizaron seis juicios—tres por los judíos y tres por los romanos. Estos juicios fueron totalmente injustos, porque los enemigos del Señor ya habían resuelto que Jesús era culpable y que Él debía morir. Cuando veamos estos seis juicios, quedará claro quién era inocente y quién era realmente culpable.
    1) Juicio Número 1—Jesús ante Anás
    La Biblia nos dice que inmediatamente después que Jesús fuese arrestado, Él fue llevado primero ante _____________ (Juan 18:13). El pueblo judío estimaba a Anás y consideraban que era su líder.
    Durante este breve juicio Jesús hizo una petición razonable. Pidió que trajesen testigos honestos que dijeran lo que sabían sobre el Señor y Sus enseñanzas (Juan 18:21). Esta petición fue seguida por un trato muy injusto de mano de un oficial judío quien “le ______ una _______________” (Juan 18:22).
    Este alguacil levantó su mano y golpeó en el rostro al inocente Salvador. Su mano no estaba empuñada, sino golpeó al Señor con su mano abierta, con un golpe con la palma de la mano o una fuerte palmada con la mano y los dedos. Aunque Jesús hubiese sido un hombre cualquiera y culpable de un terrible crimen, ÉL no merecía un trato tan injusto. Este fue el primero de muchos golpes en el rostro que Jesús recibiría en las horas siguientes.
    Este juicio y los que siguieron fueron muy injustos en diversas maneras. Estos hombres querían deshacerse de cualquier manera posible del Señor Jesús. Tener este juicio en la noche era contrario a la ley judía. Deberían haber oído a testigos honestos. Deberían haber dado un abogado o un defensor a Jesús y no un golpe en el rostro. Todo lo que hicieron estuvo mal y fue hecho por motivos equivocados. Como resultado, el juicio fue irregular e injusto. Lo único que interesaba a estos líderes judíos era quitar a Jesús de la tierra y deshacerse de Él de una vez por todas.
     
    2) Juicio Número 2—Jesús ante Caifás y el Sanedrín
    Después de comparecer ante Anás, ¿a dónde fue llevado Jesús (Juan 18:24)? __________________ Tanto Anás como Caifás querían ver muerto a Jesús y no estaban interesados en un juicio justo. Los líderes judíos también estuvieron presentes en este juicio (el concilio de líderes judíos era conocido como el Sanedrín—Marcos 14:55). Trajeron muchos testigos falsos para que hablaran cosas contra Jesús y dijeran cosas sobre ÉL que no eran ciertas, pero lo que decía una persona no concordaba con lo que decía otra (Marcos 14:56). Sus testimonios se contradecían.
    Después de un rato, Caifás se asombró de que Jesús no dijera nada (Marcos 14:60). Cuando preguntó a Jesús acerca de esto, el Señor no dijo una palabra (Marcos 14:61). Por lo general, los hombres tratan de defenderse aún cuando saben que están equivocados y especialmente cuando son inocentes. En este caso, el Señor Jesús era totalmente inocente y tenía todo el derecho de protestar contra las injustas cosas que estaban diciendo sobre ÉL, pero ÉL permaneció en silencio. ¿Puedes encontrar un versículo en Isaías 53 que habla del silencio de nuestro Señor ante Sus acusadores? Versículo _______ Comparar 1 Pedro 2:22-23.
    Hay un tiempo para hablar y un tiempo para estar en silencio. ¿Puedes pensar en momentos en que es mejor hablar? ¿Puedes pensar en momentos en que es mejor no hablar? El Señor sabía que Su Padre Celestial se haría cargo de todas las cosas malas que se decían y hacían con ÉL.
    Finalmente el Sumo Sacerdote (Caifás) dijo, “¿Eres tú el Hijo de Dios?” (Comparar Marcos 14:61). Esta vez Jesús no permaneció en silencio. ¿Cuál fue la respuesta que dio el Señor (Marcos 14:62)? “Yo S_____.”
    Tan pronto como Jesús dijo esto, el sumo sacerdote dio su veredicto (Mateo 26:65):
    “Ha B_____________________.” 
     (Blasfemia es cuando alguien que es solo un hombre dice que es Dios).
    El concilio entonces dio la sentencia o el castigo  (Mateo 26:66):
    “Es R______ de M____________.”  
    ¿Cuál fue Su terrible crimen? ¿Por qué debía morir? Porque Él dijo que era el Hijo de Dios. Cuando lo criminales eran crucificados, la acusación se escribía sobre sus cabezas. Por ejemplo, si un hombre había matado intencionalmente a alguien, se escribía, “Este es un asesino.”  ¿Qué acusación se escribió sobre la cabeza de Jesús (Mateo 27:37)? ___________________________________________________ Este era Su crimen.    
    Después de decidir que Jesús era culpable y digno de muerte, estos judíos se quitaron sus máscaras religiosas y comenzaron a mostrar la clase de monstruos que eran en realidad.  Comenzaron a E_________________ en Su rostro (Mateo 26:67). También le dieron P_________________ (Mateo 26:67), lo que significa que cerraron sus puños y golpearon al Señor como un boxeador  golpearía a su oponente (sin el atenuante de los guantes de box). Otros lo abofetearon con la palma de las manos (Mateo 26:67). Mientras le golpeaban con sus puños o con sus manos, le escarnecían y se burlaban de Él y se mofaban de Él.
    Incluso le V________________ los ojos (Lucas 22:64) y jugaron con Él el cruel juego del hombre ciego.  “Si eres el Hijo de Dios como acabas de decir, dime cual es mi nombre” mientras uno tras otro  le empujaba y pegaba (Marcos 14:65). Cristo podría fácilmente haber dicho sus nombres (lo cual les habría sorprendido mucho), pero Él permaneció nuevamente en silencio.
    ¿Sabía el Señor de antemano que le sucederían todas estas cosas (Marcos 10:34; Lucas 18:32)? _______
     
    3) Juicio Número 3—Jesús ante Caifás y el Sanedrín
    (Juicio Formal en la Madrugada)
     
    El concilio (Sanedrín) de los líderes judíos se reunió una vez más. ¿Cuándo sucedió esto (Mateo 27:1)? _____________________________ Recordemos que Jesús estuvo despierto durante toda la noche y había pasado muchas horas sin dormir. Tiene que haber estado extremadamente cansado y exhausto. A veces cuando no podemos dormir y estamos muy cansados, podemos recordar que nuestro Salvador sabe lo que se siente al estar físicamente exhausto (Hebreos 4:15).
     
    Los líderes judíos sabían que su juicio nocturno era injusto y fraudulento, de modo que tan pronto llegó la mañana ellos condenaron a Cristo y dijeron que Él debía ser entregado a M____________ (Mateo 27:1). Sin embargo, los enemigos de nuestro Señor tenían un problema. Aunque querían matar a Jesús, no podían hacerlo. Era contra la ley (ver Juan 18:31). Solo los romanos podían matar a un hombre. Si ellos hubiesen podido hacerlo, probablemente habrían apedreado a Cristo (ver Juan 10:31), pero los romanos ejecutaban a los criminales crucificándoles en una cruz de madera.
     
     
    4) Juicio Número 4—Jesús ante Pilatos la Primera Vez
     
    Los judíos ataron a Jesús y le llevaron donde Pilatos, el G_______________ romano (Mateo 27:2). Querían el permiso de Pilatos para ejecutarlo (matarlo) como a un criminal.
     
    De acuerdo con la evaluación de Pilatos, ¿Jesús era inocente o culpable (Lucas 23:4)? _______________________ Pilatos quería librar a Jesús, pero los líderes judíos no quedarían contentos hasta que Jesús estuviese muerto.
     
    Finalmente, Pilatos envió a Jesús donde otro gobernante que se encontraba casualmente en la ciudad de Jerusalén y cuyo nombre era H_______________ (Lucas 23:7). Este era el mismo Herodes que había asesinado a Juan el Bautista (Marcos 6:17,27).
     
     
    5) Juicio Número 5—Jesús ante Herodes
     
    Herodes se alegró de ver a Jesús porque había oído muchas cosas acerca de Él y esperaba verle hacer algún M______________ (Lucas 23:8). ¿Presentó Jesús un show ante Herodes haciendo toda clase de milagros (Lucas 23:9-11)? ______ ¿Jesús dijo alguna palabra a Herodes (Lucas 23:9)? _______
     
    Jesús habló de Herodes en una oportunidad y lo llamó “aquella Z_________” (Lucas 13:32). La Zorra quería divertirse con Jesús. Según Lucas 23:11 Herodes reunió a sus soldados para escarnecer a Jesús y lo vistieron con espléndidas ropas reales. Finalmente lo enviaron de vuelta a P___________ (Lucas 23:11).
     
     
    6) Juicio Número 6—Jesús Ante Pilatos por Segunde Vez
     
    Herodes puede haberse alegrado de ver a Jesús (comparar Lucas 23:8), pero no así Pilatos. El quería hacer lo que él sabía era correcto, pero no quería enojar a los judíos. Se vio ante un gran dilema.
     
    ¿Pilatos encontró a Jesús culpable o inocente (Lucas 23:13-14)? ____________________
     
    ¿Pensaba Pilatos que Jesús era digno de muerte (Lucas 23:15)? ________
     
    ¿Pilatos quería crucificar a Jesús o quería librarlo (Lucas 23:16)? __________________________
     
    ¿Qué querían los judíos que hiciera Pilatos (Lucas 23:21)? _____________________________
     
    El siguiente plan de Pilatos era azotar  Jesús. El tenía la esperanza de que los judíos sintieran  compasión por Jesús y esperaba que ellos dijera, “Eso es suficiente castigo. Le has causado suficientes heridas.” Luego Pilatos podría dejarlo ir. Por lo cual, Pilatos tomó a Jesús y le _______________ (Juan 19:1).
     
    Nada era más cruel que el látigo romano. Era un terrible azote y una manera muy cruel de castigar a los criminales. Tenía una manilla corta de madera a la que estaban unidas varias cuerdas y en los extremos de las cuerdas había trozos de metal afilado o pedazos de huesos. El azote cortaba la espalda desnuda de la víctima y causaba un tremendo dolor. Muchas veces la persona se desmayaba y en algunos casos incluso podía morir por esos latigazos. Ellos hicieron esto con el Señor Jesús, el Justo, el Santo, el Inocente. Él estaba dispuesto a sufrir y sangrar y morir para poder salvarnos (a los culpables) y llevarnos a Dios (1 Pedro 3:18).
     
     
    Para los soldados romanos no fue suficiente azotarlo, Ellos, al igual que Herodes, querían divertirse a costa de Jesús:
     
    1) Lo vistieron con un manto púrpura (Marcos 15:17; Mateo 27:28). Después de haber sido azotado, Jesús tiene que haber sentido dolor cuando el manto rozó las heridas de Su espalda.
     
    2) Lo coronaron con una _______________ de ______________  (Marcos 15:17) y la presionaron sobre Su cabeza.
     
    3) Pusieron en Su mano una caña. Después de obligarlo a sentarse, pusieron en Su mano derecha una C_________ (Mateo 27:29) porque un rey debe tener un cetro (una vara o bastón que el rey sostiene como símbolo de poder y autoridad).
     
    4) Lo adoraron, burlándose cruelmente. Pretendían honrarle, pero lo hacían de una manera burlona (riéndose de Él). Un soldado se arrodilló y dijo, “S_________, R______ de los J__________.” (Mateo 27:29). Luego otro hizo lo mismo y así todos participaron de esta diversión.
     
    5) Le escupieron. Al parecer, actuaron peor que bestias (Mateo 27:30). Cada soldado, a su turno, después de levantarse de sus rodillas, escupió el rostro del Hijo unigénito de Dios.
     
    6) Le dieron bofetadas con la palma de sus manos (Juan 19:3) en el mismo rostro que los judíos habían golpeado horas antes. ¿Esto nos ayuda a entender Isaías 52:14 y 53:2?
     
    7) Lo golpearon. Cuando los soldados se paraban uno a uno ante Jesús, tomaban la caña (el cetro) de la mano de Jesús y con ella le golpeaban en la cabeza (Mateo 27:30) como diciendo, “¿Qué clase de Rey eres? Uno que es golpeado en la cabeza con Su propio cetro.”
     
    Pero antes de sentir lástima por Jesús, debemos recordar que es por esos mismos soldados por los que realmente debemos sentir pena. Llegará otro día en el cual estos hombres doblarán sus rodillas ante el Rey, ante Aquel de quien ellos se burlaron y a quien maltrataron (ver Filipenses 2:9-11). ¿Doblarás tú también tus rodillas ante este Rey? _______
     
    Finalmente, después que hicieron todo esto, Pilatos trajo a Jesús fuera para que toda la gente pudiera verlo (Juan 19:5). ¿Qué dijeron los judíos? (Marca la respuesta correcta):
     
    a.       “Jesús ha sido castigado lo suficiente. Rogamos que no lo castigues más.”
    b.      “Nos damos cuenta de que Jesús es realmente inocente. Ha estado  mal que lo condenáramos a muerte.”
    c.       “CRUCIFÍCALE.”
    d.      “Hemos pecado contra Dios y contra el Hijo de Dios. Oh Dios, perdónanos este gran pecado.”
     
    Todos los esfuerzos de Pilatos fallaron y él hizo finalmente lo que quería la multitud. Jesús fue entregado para que lo crucificaran.
     
    ¿A veces eres maltratado por los demás, en el colegio o en el vecindario? ¿La gente a veces se burla de ti y se ríe de ti? ¿A veces la gente te acusa de ser malo o de hacer algo malo cuando en el corazón sabes que lo que hiciste estaba bien? ¿Te han herido físicamente tus amigos o tus enemigos (peleando o lanzando cosas, etc.)?
     
    ¿Sabe el Señor Jesús exactamente lo que es ser tratado de esa manera? ¿Sabe Él como es cuando se burlan de ti y se ríen de ti y te hieren y te acusan falsamente? ¿Puede Él ser un Amigo comprensivo en momentos como esos (Hebreos 4:15 y 2:17-18)? Jesús nos dejó un ejemplo de cómo debemos reaccionar en esas situaciones (1 Pedro 2:20-23), y Él también nos puede ayudar en esos momentos.
     
     



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