jueves, 26 de enero de 2012

La esposa de Dios

¿ la esposa de DIOS ?


¡ no! solo una persona con corazon




Un niño de 10 años estaba parado frente

a una

tienda de zapatos


en el camino, descalzo apuntando

a través

de la ventana y temblando de frío.






Una señora se acercó al niño y le dijo:






;Mi pequeño amigo, ¿qué estas

mirando con tanto interés en esa ventana?;.






;Le estaba pidiendo a Dios que

me diera un par de zapatos;

fue la respuesta del niño.






La señora lo tomó de la mano y

entraron a la tienda.






Le pidió al empleado media

docena de pares de calcetines

para el niño.






Preguntó si podía darle un

recipiente con agua y una toalla.





El empleado le trajo lo que pidió.







Ella llevó al niño a la parte trasera

de la tienda le lavó los pies y

se los secó.






Para entonces el empleado

llegó con los calcetines.






La señora le puso un par al niño

y le compró un par de zapatos.





Juntó el resto de los calcetines y

se los dió al niño.






Le acarició la cabeza y le dijo:

¡No hay duda pequeño amigo

que te sientes mas cómodo ahora!;.





Cuando ella daba la vuelta para irse,

el niño le agarró la mano y mirándola

con lágrimas en los ojos, le preguntó:





¿Es usted la esposa de DIOS?







¿esposa de DIOS? no solo es una

persona que se atrevio a usar su

corazon, que bello mensaje

para pensar, aveces somos tan

egoistas que no vemos ,

¡ sabes! podemos usar nuestros

corazones y ayudar aunque parezca

un grano de arena.


Es un frío día de diciembre en la ciudad de Nueva York. Un jovencito de unos 10 años estaba parado, descalzo, ante una tienda de zapatos en Broadway, asomándose al escaparate, y temblando de frío.

Una dama se acercó al muchacho y le dijo: "Mi jovencito, ¿qué es lo que miras con tanta insistencia en el escaparate?

"Le estaba pidiendo a Dios que me diese un par de zapatos", fue la respuesta del muchacho.

La dama lo tomó de la mano y entraron a la tienda, le pidió al vendedor que trajese una media docena de calcetines para el muchacho. Entonces, le preguntó si podía conseguirle una vasija con agua y una toalla.
Él se las trajo rápidamente. Ella se llevó al muchacho a la parte trasera de la tienda y, quitándose sus guantes, se arrodilló, lavó sus piecitos y los secó con la toalla.

Para entonces, el vendedor había regresado con los calcetines.

Colocando un par en los pies del muchacho, entonces ella le compró un par de zapatos, y atando el resto de los pares de calcetines, se los entregó. Le dio una palmadita en la cabeza y le dijo: "No hay duda, mi amiguito, te sentirás más cómodo ahora".

Al salir, el asombrado muchacho le tomó la mano y, mirándola al rostro, con lágrimas en sus ojos, le contestó con estas palabras: "¿Es usted la esposa de Dios?"

Desconocemos el Autor

No hay duda que cuando somos compasivos nos parecemos a Dios, porque Dios es Compasivo. Extendemos nuestra mano amiga y tierna no sólo en Diciembre, sino todo el año.

Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5, 16.

Y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su compasión, como está escrito: "Por eso te alabaré entre las naciones; cantaré himnos a tu nombre."
Romanos 15, 9.

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