Hoy, 23 de marzo, conmemoramos a Santa RAFQA PIETRA CHOBOQ (REBECA PETRONILA) AR-RAYÈS, Religiosa Maronita.
SANTA RAFQA PIETRA CHOBOQ AR-RAYÈS (1832-1914) nació en Himlaya, Líbano, hija única de Mourad Saber al-Choboq y de Rafqa Gemayel. Nuestro equivalente de Rafqa es Rebeca, y de Pietra, Petronila, o Pierrette en francés.
A partir de su bautizo, sus progenitores le enseñaron a amar a Dios y a rezar todos los días. A los 7 años pierde a su madre, y su padre, debido a la pobreza en que vivían, la manda a Damasco a servir en casa de un libanés radicado ahí, Asaad al-Badawi.
Cuando regresa a la casa paterna en 1847, encuentra que su padre se volvió a casar y ha formado una nueva familia. Santa Rafqa era sociable y de buen carácter, y al ver que su padre no requería más de ella, su profunda religiosidad la hizo decidirse por consagrar su vida a Dios.
Así pues, en 1853 se presenta en la Congregación de Mariamât (Hijas de María), en su Convento de Nuestra Señora de la Liberación, en Bifkaya. Pronuncia sus votos en 1856.
Enseguida Santa Rafqa se prepara para ser maestra, y se le encomienda la misión de catequizar y enseñar en numerosas aldeas de las montañas libanesas. en 1860, enseñando el catecismo a los jóvenes en Deir al-Qamar, cuando se desató un periodo sangriento en la historia de su país.
En ese lugar le tocó ser testigo del martirio de un gran número de personas. Santa Rafqa tuvo el valor de esconder bajo sus ropones a un niño, salvándole la vida.
Un sueño que tuvo en el que se le aparecieron varios santos, en 1871 decide entrar a la Orden de los Monjes Libaneses Maronitas; de este modo fue transferida al monasterio de San Simeón al-Qarn, en Aïtou. Ahí pasó 26 años de su vida como ejemplo de ascetismo y abnegación.
Los últimos 12 años de ese periodo comienza a padecer jaquecas fortísimas, cuyo dolor aguanta con resignación. En 1897 las autoridades de la Orden Libanesa Maronita la transfieren a un monasterio recién fundado en Grabta.
La etapa final de su vida está llena de tormentos. En 1899 Santa Rafia pierde la vista, y paulatinamente se fue quedando paralítica. Padecía, además, las fuertes jaquecas, y sufrió dolores constantes en todo el cuerpo.
Santa Rafqa fue canonizada por Juan Pablo II en 2001.
SANTA RAFQA PIETRA CHOBOQ (REBECA PETRONILA) AR-RAYÈS nos ofrece un ejemplo de desprendimiento familiar, amor al prójimo y resignación ante el sufrimiento propio.
SANTA RAFQA PIETRA CHOBOQ AR-RAYÈS (1832-1914) nació en Himlaya, Líbano, hija única de Mourad Saber al-Choboq y de Rafqa Gemayel. Nuestro equivalente de Rafqa es Rebeca, y de Pietra, Petronila, o Pierrette en francés.
A partir de su bautizo, sus progenitores le enseñaron a amar a Dios y a rezar todos los días. A los 7 años pierde a su madre, y su padre, debido a la pobreza en que vivían, la manda a Damasco a servir en casa de un libanés radicado ahí, Asaad al-Badawi.
Cuando regresa a la casa paterna en 1847, encuentra que su padre se volvió a casar y ha formado una nueva familia. Santa Rafqa era sociable y de buen carácter, y al ver que su padre no requería más de ella, su profunda religiosidad la hizo decidirse por consagrar su vida a Dios.
Así pues, en 1853 se presenta en la Congregación de Mariamât (Hijas de María), en su Convento de Nuestra Señora de la Liberación, en Bifkaya. Pronuncia sus votos en 1856.
Enseguida Santa Rafqa se prepara para ser maestra, y se le encomienda la misión de catequizar y enseñar en numerosas aldeas de las montañas libanesas. en 1860, enseñando el catecismo a los jóvenes en Deir al-Qamar, cuando se desató un periodo sangriento en la historia de su país.
En ese lugar le tocó ser testigo del martirio de un gran número de personas. Santa Rafqa tuvo el valor de esconder bajo sus ropones a un niño, salvándole la vida.
Un sueño que tuvo en el que se le aparecieron varios santos, en 1871 decide entrar a la Orden de los Monjes Libaneses Maronitas; de este modo fue transferida al monasterio de San Simeón al-Qarn, en Aïtou. Ahí pasó 26 años de su vida como ejemplo de ascetismo y abnegación.
Los últimos 12 años de ese periodo comienza a padecer jaquecas fortísimas, cuyo dolor aguanta con resignación. En 1897 las autoridades de la Orden Libanesa Maronita la transfieren a un monasterio recién fundado en Grabta.
La etapa final de su vida está llena de tormentos. En 1899 Santa Rafia pierde la vista, y paulatinamente se fue quedando paralítica. Padecía, además, las fuertes jaquecas, y sufrió dolores constantes en todo el cuerpo.
Santa Rafqa fue canonizada por Juan Pablo II en 2001.
SANTA RAFQA PIETRA CHOBOQ (REBECA PETRONILA) AR-RAYÈS nos ofrece un ejemplo de desprendimiento familiar, amor al prójimo y resignación ante el sufrimiento propio.
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