POSTULANTE |
Me llamo Noelia García Molina y soy natural de Motril (Granada). Tengo 27 años y llevo dos años y medio en el Monasterio Cisterciense de la Santa Cruz, en Casarrubios del Monte, provincia de Toledo. Comencé el noviciado el día 19 de marzo de este año 2012, solemnidad de San José (patrono de las vocaciones).
Siempre supe que me faltaba algo para ser plenamente feliz, y busqué sin desanimarme. Llegué al Monasterio por vez primera, en septiembre de 2007 y me quedé prendada de la paz, silencio, sencillez y alegría de sus habitantes. Los días que estaba en el monasterio, rezaba con ellas y me nutría espiritualmente de sus bellos y solemnes cantos en la Liturgia de las Horas -oración oficial de la Iglesia- y en la Eucaristía de cada día. También de su espiritualidad tan rica y profunda. Comprobé que en cada una de ellas había una personalidad muy diferente pero éso no impedía una convivencia en perfecto orden y armonía, porque amar e imitar a Jesucristo y en El a los hermanos es su ideal y la finalidad de su vida en el monasterio, por tanto, lo que las diferencia en este sentido, enriquece más esa convivencia y la hace más atractiva. De todos modos no fue fácil decidirme, me costaba dejar tantas cosas… y una especie de miedo al fracaso, a no ser capaz y a no sé que más cosas... Pero como experimentaba que aumentaba mi sed de Dios y lo buscaba con todo mi corazón, me rendí a Su llamada ¡No existen imposibles para Él!
NOVICIA |
La llamada hacia la vida monástica, era cada día más clara y yo diría que hasta urgente. Experimentaba fuerte necesidad de vivirla, pese a los miedos que también iba superando. Por parte de la familia no lo tenía nada fácil, la reacción de ellos fue muy dura, no lograban entender que me gustase estar en un monasterio para siempre. A partir de la primera vez que vinieron a verme y conocieron a las hermanas que tengo de comunidad, todo aquello se ha cambiado en alegría y cariño agradecido hacia ellas. Ahora son muy felices de que esté aquí y hasta se sienten orgullosos de que sea monja.
Yo tampoco me arrepiento de haber optado por la vida monástica cisterciense, ni por este monasterio, sino que cada día me siento más impulsada a dar gracias a Dios por este “gran regalo de la vocación”, es más, me siento profunda mente agradecida, porque también me reconozco profundamente indigna de él. Esa gratuidad de un “don tan grande para mí, me impulsa a cuidarla con esmero y en este momento compartirla expresando esta gozosa experiencia por si le puede ayudar a otras jóvenes, a discernir la llamada y a seguirla. Porque no hay duda de que el Señor sigue llamando a seguirle por este camino de la vida monástica, como lo ha hecho casi desde los primeros años del cristianismo.
PROFESIÓN TEMPORAL |
También quiero concluir diciendo a las jóvenes que me lean y se sientan llamadas por Dios a la vida consagrada, que no tengan miedo a seguir esa llamada, por que es lo más grade y maravilloso que puede ocurrirles.
Con relación a mi, puedo decir con algunos salmos bíblicos ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Confiando en el Señor no me siento defraudada; Vale más un día en sus atrios que mil en mi casa; Cantaré eternamente las misericordias del Señor; Tu amor y tu bondad me acompañarán todos los días de mi vida. Pues con toda mi esperanza puesta en Dios confío poder ser fiel todos los días de mi vida, es decir, por años sin termino.
Noelia García Molina
- novicia cisterciense-
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