miércoles, 5 de noviembre de 2014

IGLESIA ELECTRÓNICA


Hace algunos años llamaban al televisor «la caja del diablo». Pero después se dieron cuenta de la gran utilidad de la televisión y la radio para hacer proselitismo, y se lanzaron sobre ellos en cuerpo y alma. Empezaron con invertir en estos medios de comunicación las ganancias de sus campañas y el cobro de sus diezmos y ahora son dueños de emisoras de radio y canales de televisión.
Normalmente son fundamentalistas. Cada pastor es jefe indiscutible de su Iglesia e interpreta la Biblia a su modo. Por lo general, pertenecen a la línea pentecostal. Insisten en la acción del Espíritu Santo, el fin del mundo que se aproxima, los milagros de curación, el éxito económico para sus seguidores, la necesidad de enviar ayuda económica para hacer progresar la «obra de Dios». Como siempre, dinero y más dinero. ¡Una actitud tan diferente de la de Cristo y los apóstoles!
Apacienten el rebaño de Dios que les ha sido confiado, cuidándolo no a la fuerza, sino con gusto, a la manera de Dios. No piensen en alguna ganancia, sino háganlo con entrega generosa (1Pe 5,2).
Además, normalmente esos pastores tienen una fuerte actitud anticatólica, logrando poco a poco crear en los oyentes una mala imagen acerca de la Iglesia Católica y una buena imagen acerca de su manera de vivir el Evangelio.
La «Asociación Evangélica Billy Graham», el «Club 700» y «Visión Mundial», representan las más grandes transnacionales religiosas, que han hecho de los medios masivos de comunicación su arma fundamental de penetración.
He aquí lo que dice a este propósito Ben Amstrong, responsable ejecutivo de las Televisiones religiosas de Estados Unidos. Son palabras extraídas del video propagandístico, titulado: «El intento de conquistar América Latina para Cristo».
«Nuestra fuerza aérea es la T. V.;
la infantería son todos los convertidos,
que van de casa en casa...
La nueva cruzada no se está llevando a cabo
de forma aritmética, sino geométricamente,
y las ondas de Radio suscitan cada día
una nueva Iglesia.
Anunciamos todo un mundo unido,
en breve, vía satélite,
como propone el Apocalipsis».
Y nosotros, los hijos de la luz, ¿qué estamos haciendo? ¿No sería mejor en lugar de construir algún nuevo santuario, dedicar más dinero, esfuerzo y tiempo al uso de los medios masivos de comunicación como medio para evangelizar? Un reto pendiente, en espera de una respuesta urgente.

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