miércoles, 16 de julio de 2014

Una disciplina conforme al Señor


Proverbios 3, 1-12

«Hijo mío, no olvides mi enseñanza,

guarda mis preceptos en tu mente;

pues te traerán días sin cuento, 

años de vida y bienestar.

 

No dejes que te abandonen el amor y la fidelidad;

átalas a tu cuello, grábalas en tu corazón;

así tendrás aceptación y éxito

ante Dios y ante los hombres.

 

Confía en el Señor con todo tu corazón

y no te fíes de tu inteligencia.

Tenle en cuenta en todos tus caminos,

y él enderezará tus sendas.

 

No te las des de sabio,

teme al Señor y evita el mal;

será salud para tu carne

y medicina para tus huesos.

 

Honra al Señor con tu riqueza,

con las primicias de tus ganancias;

así tus graneros se colmarán de grano

y tus lagares rebosarán de vino.

 

Hijo mío, no rechaces la instrucción del Señor

ni te enfades por su reprensión,

pues el Señor reprende a quien ama,

como un padre a su hijo predilecto».

(San Juan 6, 45)

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