viernes, 18 de julio de 2014

SAN BRUNO DE SEGNI

 
 
Obispo
Martirologio Romano: En Segni, en el Lacio, san Bruno, obispo, que trabajó intensamente en la reforma de la Iglesia, por lo que tuvo que sufrir mucho y se vio incluso obligado a dejar su diócesis, encontrando refugio en Montecasino, monasterio del que fue abad durante un tiempo (1123).
Obispo de Segni, en Italia, nació en Solero, Piemonte (tierras bajas), alrededor del año 1048; murió en el año 1123.
Recibió educación elemental en un monasterio benedictino de su lugar natal. Después de concluir sus estudios en Bolonia y recibir la ordenación sacerdotal, fue designado canónigo de Siena. Como agradecimiento a su gran aprendizaje y piedad inminente, fue llamado a Roma, donde, como consejero capaz y prudente, cuatro Papas sucesivos buscaron su consejo.
Durante un sínodo en Roma en 1079 obligó a Berengario de Tours, que negaba la presencia real de nuestro Señor en la Santa Eucaristía a retractarse de su herejía. Disfrutó de la amistad personal de Gregorio VII, y fue consagrado Obispo de Segni por él en la “Campagna di Roma”, en 1080. Su humildad le llevó a declinar el cardenalato. Se le conoce como "el brillante defensor de la iglesia" por el coraje invencible que mostró ayudando a Gregorio VII y a sus sucesores en sus esfuerzos para la reforma eclesiástica, especialmente en denunciar la investidura laica, que inclusive declaró como herética.
Acompañó al Papa Urbano II en 1095, al Concilio de Clermont en el que se inauguró la Primera Cruzada. En 1102 se convirtió en monje de Monte Casino y fue electo abad en 1107, sin renunciar a su cargo episcopal. Junto a muchos Obispos de Italia y Francia, Bruno rechazó el tratado conocido por la historia como el "Privilegium", el cual Enrique V de Alemania había extraído del Papa Pascual II durante su encarcelamiento.
En una misiva dirigida al Papa lo censuró francamente por concluir una convención que le concedió al rey Alemán el inadmisible reclamo al derecho a la investidura del anillo y del crucifijo exclusivo de obispos y abades, y exigió que el tratado fuera anulado. Irritado por su oposición, Pascual II ordenó a Bruno a renunciar a su abadía y regresar a su sede episcopal. Con un celo incansable continuo la labor en favor de su grey, así como el interés común de toda la Iglesia, hasta su muerte. Fue canonizado por el Papa Lucio III el 5 de septiembre del año 1183.
Su fiesta se celebra el 18 de Julio. San Bruno fue el autor de numerosas obras, principalmente Escriturísticas. De estas se deben mencionar sus comentarios sobre el Pentateuco, el Libro de Job, los Salmos, los cuatro Evangelios y el Apocalipsis. 
Nadie es perfecto.
Ni siquiera los santos. San Bruno, uno de los mayores eruditos de su tiempo sobre las Escrituras, cometió al menos un grave error. Mantuvo que un sacerdote que cometía simonía (comprar y vender dones espirituales) no podía, válidamente, administrar los sacramentos. En otras palabras, creía, incorrectamente, que un sacerdote que vendía un oficio eclesial no podía celebrar la misa o administrar el bautismo. Aunque vender los oficios eclesiales sea erróneo, una acción así no invalida la ordenación de un hombre. El error de San Bruno debería animarnos a todos nosotros. Cometer una equivocación es simplemente eso: una equivocación.
Nadie desea equivocarse, pero todos lo hacemos a veces. Ocasionalmente, nuestra equivocación es grave, con consecuencias de largo alcance. Puede ser inconveniente; puede creamos una situación de apuro, pero no es el fin del mundo y no deberíamos tratarla como tal.
Cuando reconozcamos que hemos cometido un error, podemos y debemos tratar de rectificarlo, pero cuando la corrección sea imposible, el mejor curso será simplemente el de admitirlo y seguir adelante.. Regañarte, condenarte y hundirte a ti mismo no cambiará la equivocación, pero te cambiará a ti. Erosionará tu confianza en ti mismo y te hará más proclive a cometer un error en el futuro.
Cuando descubras que estás en un error, date un respiro. Date permiso para unirte a la raza humana, propensa a las equivocaciones.

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