martes, 19 de noviembre de 2013

El gozo espiritual



San Benito le recomienda al monje que viva la Cuaresma en el gozo espiritual de la Pascua. Si combinamos este consejo, con el deseo de que la entera vida del monje debe ser una Cuaresma, podemos llegar a concluir que, entonces, la entera vida del monje debiera vivirse en el gozo espiritual de la Pascua. Es, entonces, una perspectiva llena de gozo, no sólo aplicable a los monjes que viven en el Monasterio, sino a todos los bautizados que también esperan alcanzar con Cristo la Tierra Prometida de la Pascua.

Vivir con gozo espiritual implica sobrellevar con alegría las penalidades, contrariedades, limitaciones y hasta los propios pecados e imperfecciones, sabiendo que la lógica mundana no terminará imponiendo sus inexorables consecuencias, sino que al final triunfará de modo insospechado el gozo de la Pascua.

Vivir con gozo espiritual implica comprender la Cruz del Señor y, desde ella, los propios sufrimientos, en la esperanza contra toda evidencia de que, al final, triunfará el poder del Señor sobre el malvado fararón que quiere someternos a las esclavitud de su fuerza.

Vivir con gozo espiritual exige del bautizado saberse peregrino sobre la tierra, comprender que su morada no está en este mundo, sino que se esconde con Cristo en el corazón de Dios Padre todopoderoso.

Vivir con gozo espiritual ayuda a relativizar todas las estrecheces, enfermedades y contrariedades, pues nada de lo que aquí pueda acontecer admite comparación alguna con la gran dicha que nos aguarda más allá de nuestros propios límites biológicos o psicológicos.

Vivir con gozo espiritual lleva a un silencioso gozo, a una esperanzada paciencia, a una continua alabanza en el corazón, pues cualquier otra alegría no merece tal nombre en su comparación. Es más, quien vive con este gozo espiritual, asume en su corazón cuanto de bueno, cuanto de bello, noble y grande ha creado Dios en nosotros, cuanto nos ha hecho capaces de participar en su obra creadora siendo también nosotros artífices de bondad, de hermosura y de nobleza.

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