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Benigno de Dijón, Santo |
Presbítero y Mártir
Martirologio Romano: En Dijón, en la Galia Lugdunense (Francia), san Benigno, venerado como presbítero y mártir.
Etimológicamente: Benigno = Aquel que actúa con Benevolencia, es de origen latino.
En su libro De gloria martyrum habla San Gregorio de Tours de un santo de Dijon, llamado Benigno. Existía allí el sepulcro del santo y era venerado por los fieles, los cuales afirmaban recibir favores divinos mediante sus plegarias en el sepulcro del santo. Éste era un bello y antiguo sepulcro, tanto, que le dio sospechas al obispo Gregorio de Tongres (f 539) de que se tratase de una tumba pagana y lo puso en contra del culto que allí se tributaba, pero una revelación vino a certificarle de la autenticidad cristiana de la tumba, y entonces se tomó la decisión de erigir sobre la cripta una basílica, junto a la cual se construye además una abadía que con el tiempo se haría famosa. Y parece que es de ese tiempo la Passio S. Benigni, tenida hoy por puramente imaginativa, y sin que los datos que contiene merezcan fe histórica. Según esta passio Benigno era un sacerdote enviado por San Policarpo de Esmirna y que luego de predicar el evangelio y por haberlo hecho fue arrestado, amenazado, atormentado y maltratado de varios modos para que apostatara, pero, no lográndose este objetivo, fue aherrojado primero en un calabozo y finalmente sacrificado. El nuevo Martirologio retiene la memoria del santo limitándose a decir que "es venerado como presbítero y mártir", pero sin afirmar que sepamos con certeza que lo fuera. Ya el Martirologio jeronimiano señalaba su memoria el 1 de noviembre.
AÑO CRISTIANO Edición 2005
Autores: Lamberto de Echeverría (†), Bernardino Llorca (†) y José Luis Repetto Betes
Editorial: Biblioteca de Autores Católicos (BAC)
Tomo XI Noviembre ISBN 84-7914-845-4
San Benigno en la Enciclopedia Católica
Mártir honrado como santo patrón y primer precursor del cristianismo de Dijón, una ciudad antigua en el territorio de la tribu galicana de los Lingones (civitas Lingonum, Langres). Es un hecho histórico que Benigno sufrió el martirio en una persecución en el siglo III y fue honrado públicamente como un mártir. Su fiesta se celebra el 1 de noviembre, su nombre se halla bajo esta fecha según el llamado Martirologio de San Jerónimo (ed. Rossi-Duchesne; cf. Acta SS., noviembre, I1, 138). A principios del siglo VI en Dijon no se conocían pormenores concernientes a la persona ni a la vida de Benigno. Según Gregorio de Tours la gente sencilla reverenciaba su tumba; pero el obispo Gregorio de Langres (507 o 507-539 ó 540) deseaba poner fin a dicha veneración, porque él creía que la tumba pertenecía a un pagano. Habiendo visto en una visión nocturna que la tumba pertenecía al santo mártir Benigno, hizo restaurar la tumba donde yacía el sarcófago, y construyó una basílica sobre ella. Por ese tiempo hubo una aparición repentina de Actas del martirio del santo, que fueron traídas a Dijon por un peregrino en su camino hacia Italia. Estos relatos no tienen base histórica; de acuerdo a ellas San Policarpo de Esmirna había enviado a Benigno como misionero a Dijon, donde trabajó como sacerdote y finalmente murió como mártir. Por alguna razón desconocida su muerte es situada en las persecuciones bajo el mando de Aureliano (270-275). El autor no se había percatado que el envío de Policarpo y su martirio bajo Aureliano son cronológicamente irreconciliables. Duchesne ha probado que estos "Actos" pertenecen a otro grupo completo de leyendas que emergieron en los primeros años del siglo VI, y que pretendían describir los comienzos del cristianismo en las ciudades de esa región (Besançon, Autun Langres, Valencia). Todas son falsificaciones de una misma mano y no poseen ningún valor histórico.
San Benigno de Dijón, presbítero y mártir
fecha: 1 de noviembre †: s. inc. - país: Francia canonización: pre-congregación hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Dijón, en la Galia Lugdunense, san Benigno, venerado como presbítero y mártir.
Sobre la historia de san Benigno poco puede decirse de cierto. Alban Butler sólo se atreve a que fue un misionero romano que sufrió el martirio en Dijon, «probablemente en el reinado de Aureliano». Pero aun esto es demasiado, ya que no sabemos dónde nació san Benigno, y la fecha que Butler fija es, probablemente, bastante posterior. No es imposible que san Benigno haya sido discípulo de san Ireneo de Lyon y que le hayan martirizado en Epagny. Aunque más tarde empezó a venerársele en Dijon, lo cierto es que, a principios del siglo VI, no se le conocía allí. San Gregorio de Tours dice que, en aquella época, los habitantes de Dijon veneraban una tumba, y que su bisabuelo san Gregorio, obispo de Langres, opinaba que en ella estaba enterrado un pagano; pero un ángel le reveló milagrosamente en sueños que era el sepulcro del mártir san Benigno. Así pues, Gregorio de Langres restauró el sepulcro y construyó una basílica sobre él. El obispo no sabía nada sobre la vida del mártir, pero ciertos peregrinos que venían de Italia le regalaron una copia de «La pasión de San Benigno». Es muy poco probable que tal documento haya sido redactado en Roma, ya que, en realidad, el estilo de esa obra indica más bien que fue escrita por un contemporáneo de Gregorio de Langres en Dijon y es enteramente espuria.
La «Pasión de San Benigno» refiere que san Policarpo de Esmirna, tras la muerte de San Ireneo (quien en realidad murió cincuenta años después de san Policarpo), vio una aparición del santo. A raíz de ella, envió a dos sacerdotes, Benigno y Adoquio, así como al diácono Tirso, a predicar el Evangelio en las Galias. Tras una naufragio en Córcega, donde se unió al grupo san Andéolo, los misioneros desembarcaron en Marsella y se dirigieron a la Costa de Oro. En Autun los hospedó un tal Fausto, y san Benigno bautizó a san Sinforiano, el hijo de su huésped. Los misioneros se separaron allí. San Benigno convirtió en Langres a Santa Leonila y a sus tres nietos gemelos. Después se trasladó a Dijon, donde predicó con gran éxito y obró muchos milagros. Al estallar la persecución, el juez Terencio denunció a Benigno ante el emperador Aureliano, quien estaba entonces en la Galia (por consiguiente, el martirio de san Benigno tuvo lugar unos cien años después de la muerte de san Policarpo). El santo misionero fue aprehendido en Epagny, cerca de Dijon. Tras sufrir numerosos tormentos y pruebas, a las que opuso otros tantos milagros no menos extraordinarios, el verdugo le deshizo la cabeza con una barra de hierro y le perforó el corazón. El cadáver fue sepultado en una tumba que semejaba un monumento pagano para engañar a los perseguidores.
Mons. Duchesne ha demostrado que esta leyenda constituye el primer eslabón de una cadena de novelas religiosas, escritas a principios del siglo VI, con el objeto de describir los orígenes de las diócesis de Autun, Besançon, Langres y Valence (los santos Andoquio y Tirso, Ferréolo y Ferrucio, Benigno, Félix, Aquileo y Fortunato). Tales obras no merecen el menor crédito, y aun la existencia histórica de algunos de los mártires es dudosa.
En Acta Sanctorum, nov., vol. I, hay seis versiones diferentes de La pasión de San Benigno. Además del comentario de los bolandistas, véase Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. I, pp. 51-62, y Leclercq, en Dictionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie, vol. IV, cc. 835-849.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
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