lunes, 8 de abril de 2013

Ubaldo Adimari, Beato

Presbítero Servita, 9 de abril
Ubaldo Adimari, Beato
Ubaldo Adimari, Beato

Presbítero Servita

Martirologio Romano: En el monte Senario, en la Toscana, Italia, beato Ubaldo Adimari, presbítero de la Orden de Siervos de María, que pasó de la milicia terrestre al servicio de María, por obra de san Felipe Benizi ( 1315).

Etimológicamente: Ubaldo = Aquel de espíritu inteligente, es de origen germánico.

Fecha de beatificación:Culto confirmado en el año 1821 por el Papa Pío VII.
Ubaldo nació en Borgo Sansepolcro, en la región de Toscana, a mediados del siglo XIII. Ya “desde tierna edad amó la vida religiosa” – como atestigua fray Pablo Attavanti en su Diálogo sobre el origen de la Orden-.Primero estudió filosofía y humanidades; más tarde, por su devoción y reverencia hacia la Virgen gloriosa, ingresó en la Orden de los frailes Siervos de santa María y se dedicó al estudio de la teología.

Fray Ubaldo era considerado como “insigne modelo de virginidad” –agrega Attavanti- y pronto adquirió fama de santidad. Era emprendedor y poseía un magnífico espíritu de trabajo; nunca se dejó vencer por una vida fácil y cómoda.

Lo que cuenta la tradición sobre su trato frecuente y amistad con san Felipe, añade a su imagen un rasgo muy personal y confirma la fama de sus virtudes.

En efecto, la obra titulada Sobre el origen y en alabanza de los Siervos de fray Tadeo Adimari y la Vida de Felipe de Florencia de Nicolás Borghese, que a su vez recogen datos de la antiquísima “Leyenda” de san Felipe, refieren que el Santo, hallándose en Todi en trance de agonía y sin conocimiento desde hacía tres horas, a la llegada de fray Ubaldo, quien había sido advertido prodigiosamente de este suceso, de improviso se incorporó un poco, abrazó a su hermano y amigo, y, contento de haberlo visto, murió en la paz del Señor.

No se sabe a ciencia cierta en cual convento de la Orden vivió el Beato, pero hay indicios para suponer que pasó sus últimos años en el convento de Monte Senario, en donde resplandeció por sus virtudes y milagros; según se cuenta, allí murió en olor de santidad el año 1315.

Fue sepultado en Monte Senario –como se lee en la Crónica de la Orden de la bienaventurada Virgen María de fray Miguel Poccianti-. En el año 1707 bajo el altar mayor de la iglesia de Monte Senario, cerca del sepulcro de nuestros siete santos Padres, fue hallado un cuerpo, que por su considerable estatura nadie dudó que fuera el del beato Ubaldo; efectivamente, fray Pablo Attavanti atestigua en la citada obra que el Beato era “un hombre bien parecido y de gran estatura”. El Papa Pío VII confirmó su culto en el año 1821. El cuerpo del beato Ubaldo fue trasladado en 1969 a la capilla de san José de la Basílica de Monte Senario, donde es venerado con gran piedad.

Oración
Señor, Dios nuestro,
principio de la unidad y fuente del amor,
concede a tus hijos que,
a imitación del beato Ubaldo
y por intercesión suya,
te glorifiquen con la santidad del cuerpo
y la unión de los corazones.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
Beato Ubaldo Adimari, religioso presbítero
fecha: 9 de abril
n.: 1245 - †: 1315 - país: Italia
otras formas del nombre: Ubaldo da Borgo San Sepolcro, Ubaldo de Florencia
canonización: Conf. Culto: Pío VII 3 abr 1821
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monte Senario, en la Toscana, beato Ubaldo Adimari, presbítero de la Orden de Siervos de María, que pasó de la milicia terrestre al servicio de María, por obra de san Felipe Benizi.

En 1276, uno de los más importantes jefes del partido gibelino de Florencia era el joven Ubaldo Adimari. Rico, favorecido por la naturaleza y de familia muy distinguida. Ubaldo había llevado hasta los treinta años una vida turbulenta y disipada. Pero un día, al oír un sermón de san Felipe Benizi, se sintió movido a penitencia y, en uno de esos arranques de las naturalezas generosas, prometió no volver a llevar armas en toda su vida. San Felipe Benizi le recibió en la Orden de los Servitas. Ubaldo se dedicó a hacer penitencia por sus pecados, para vencer su carácter orgulloso y altivo. Con los años llegó a ser tan bondadoso que, en cuanto salía al jardín del monasterio de Monte Senario, los pájaros iban a posarse sobre su cabeza, sus hombros y sus manos. Poseía también el don de milagros. Se cuenta que una vez, al llegar su turno de sacar agua de la fuente para la comida de los monjes, se le rompió el único cántaro que llevaba; Ubaldo transportó entonces el agua en su propio hábito y el líquido alcanzó para satisfacer la sed de todos los monjes.

San Felipe quería mucho a su piadoso discípulo; durante varios años se hizo acompañar por él en sus viajes y le nombró su confesor. Cuando san Felipe enfermó, en Todi, Ubaldo tuvo el presentimiento sobrenatural de que se aproximaba la muerte de su maestro y se apresuró a ir a verle. San Felipe pidió «su libro», y los presentes le dieron la Biblia, el Breviario y el rosario; pero Ubaldo, que le conocía mejor, le alargó el crucifijo, en el que el santo había aprendido toda su sabiduría. San Felipe fijó sus ojos en Cristo hasta que la muerte se los cerró. Ubaldo le sobrevivió treinta años, en Monte Senario. El culto del beato Ubaldo fue confirmado en 1821.

Ver Gianni-Garbi, Annales Ordinis Servorum B.V.M., vol. I, pp. 228-229; Speirr, Lebensbilder aus dem Servitenorden, pp. 437 ss. La mayoría de las vidas de San Felipe Benizi, por ejemplo la de P. Soulier, hablan también de Ubaldo.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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