viernes, 9 de marzo de 2012

UN JUAN ESCOGIDO POR DIOS


¿Cuántos Juanes tiene la historia? … Si… La historia de la humanidad, la historia de la Iglesia, la historia de la vida misma… Muchos, muchísimos, Juanes que han dejado plasmado huellas, huellas que no las borra fácilmente el tiempo. Juanes que en su época, algunos, fueron muy amados y otros difícilmente comprendidos.
Hay un JUAN que conozco, que reúne todas esas cosas y muchas más. Este, es un Juan escogido por Dios para acompañar a la Santísima Virgen María durante 33 días. ¿Será esto algo característico de los Juanes? Recordemos al Apóstol San Juan y a San Juan Diego. El Juan al que me refiero tuvo ese privilegio hace casi 59 abriles, cuando apenas tenía 8 añitos de edad. En ese entonces, Juan Ángel Collado, un niño campesino y sumamente tímido de la Isla de Puerto Rico, tuvo el privilegio maravilloso de ver, como dice él a la mujer más hermosa que jamás hayan visto sus ojos. Durante 33 días consecutivos, del 23 de abril al 25 de mayo -ver historia- el niño Juan estuvo al lado de Ella… caminando día tras día y recibiendo formación particular de Aquella que fue la formadora de Cristo, y quien se le identificó como la Virgen del Rosario.
Si, definitivamente fue un privilegio muy grande. Pero hay privilegios que cuestan caro, a Juan le ha costado persecución, calumnias, sufrimientos, dolor y soledad. Porque desde pequeño llevó consigo una de las señales que autentifican las verdaderas manifestaciones de Dios: la persecución. Desde chico muchos le decían mentiroso y que no era verdad que la Virgen se le apareció en aquel lugar, esto a pesar de que dos hermanitas, Ramonita e Isidra Belén, eran también testigos presenciales de la aparición. En su inocencia infantil, Juan Ángel, llegó a pensar que había sido malo haber visto a la Madre de Dios. ¡Qué crueles solemos ser los seres humanos cuando nos creemos “más papista que el papa”!
Sin embargo la Virgen Madre Formadora le había enseñado muy bien. Él, Juan, repetía constantemente a la Virgen: “Quiero estar siempre a tu lado”. Y Ella maternalmente le decía: “Eso es lo que tú dices ahora”. Un día, después que el niño volviera a expresar ese deseo, Ella levantó su mano derecha y frente a los ojos del niño apareció una visión.

Allí estaba un hombre todo ensangrentado, llevando sobre sus hombros un pesado madero que le hacía caer sobre las piedras del camino, abriéndole sus heridas cada vez más; le escupían, le insultaban y le daban latigazos. Así fue subiendo hacia un monte donde lo colocaron sobre una cruz. Con duros martillazos traspasaron sus manos y sus pies con clavos sin punta, causándole un profundísimo dolor. El niño miraba angustiado sin comprender y, entonces, la Santísima Virgen le dijo: "Eso es estar a mi lado".
Y así ha sido. Como amigo de la Cruz de Cristo, como verdadero hijo de María Santísima la vida de Juan Ángel Collado ha sido una de Calvario y de Cruz, eso es estar al lado de la Virgen; pero su vida ha estado impregnada de amor y sabiduría para todos aquellos que lo conocemos realmente.
¿Por qué escribo hoy sobre él? Porque es su cumpleaños… Y aunque va pasando el tiempo, no así, el respeto y cariño de todos los que de alguna manera u otra le agradecemos profundamente su SI, ese que le llevo de ser instrumento para que la Misión de la Virgen del Rosario del Pozo se hiciera una realidad. ¿Qué tiene detractores? Si, muchísimos… Dentro y fuera de la Iglesia. Pero los frutos son los que valen, que por algo dijo Jesucristo que por sus frutos los conocerán. Y en honor a la verdad por eso escribo estas líneas, y van a quedar cortas, porque es mucho, lo que tendríamos que decir de este gran hombre… Que ladren los perros a las sombras si así lo quieren, algún día se cansarán y nunca dejaran huellas, ni siquiera de lo que se ha escrito y gritado para manchar la fama e imagen de Juan Ángel Collado. Pero él si, sus verdaderas huellas quedarán plasmadas en las futuras generaciones que llevarán por siempre en su mano derecha el crucifijo, en la izquierda el rosario y sellos de amor y plenitud en sus vidas.
Juan nos enseñó que no es lo mismo “que tengas el pelo blanco a que se ponga blanco el pelo”. Y no solo por las canas que trae el sufrimiento redentor sino por el amor que se hace eterno. También, decía que “el amor de María toco tus puertas para sufrir”. ¡Gracias Juan! Todos los que hemos aprendido a dar la vida por Dios y la Virgen, le damos gracias… Porque el pelo se ha puesto blanco, aunque algunos nos lo pintemos y porque al enjuagar las lágrimas de la Purísima del Pozo hemos ido poco a poco descubriendo la verdadera alegría y esa magia del amor de la que tanto hablas y donde se saborea el mundo sobrenatural de Dios.
Estoy segura que en cualquier país del mundo, donde quiera que se encuentre un promulgador fiel o devoto de la Virgen del Rosario del Pozo, le envía un abrazo de luz, a quien consideramos el padre fundador de la Misión Nuestra Señora del Rosario del Pozo. ¡Feliz Cumpleaños, Juan…!
Algo importante, para quitar la preocupación de encima para los que así se sientan… Es bien sabido que Dios escribe derecho en renglones torcidos, y que Sus designios y misterios son revelados según Su Santa Voluntad a Sus escogidos

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