sábado, 17 de marzo de 2012

Arzobispo de San Salvador Óscar Romero

Óscar Romero

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez
Arzobispo de San Salvador
Mural de Óscar Romero en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador
Mural de Óscar Romero en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador
Ordenación 4 de abril de 1942
Consagración episcopal 21 de junio de 1970 por Girolamo Prigione

Nacimiento Ciudad Barrios, 15 de agosto de 1917
Fallecimiento San Salvador, 24 de marzo de 1980

Escudo de Óscar Romero
Sentire cum Ecclesia
Ficha en catholic-hierarchy.org

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (Ciudad Barrios, El Salvador, 15 de agosto de 1917San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero,1 fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral.

Como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país.2 Su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en El Salvador. Dentro de la Iglesia Católica se le consideró un obispo que defendía la "opción preferencial por los pobres". En una de sus homilías, Monseñor Romero afirmó: "La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación." (11 de noviembre de 1977)

En 1994, una causa para su canonización fue abierta por su sucesor Arturo Rivera y Damas. A partir de este proceso, Monseñor Romero ha recibido el título de Siervo de Dios.3 En Latinoamérica muchos se refieren a él como San Romero de América.4 Fuera de la Iglesia Católica, Romero es honrado por otras denominaciones religiosas de la cristiandad,5 incluyendo a la Comunión Anglicana la cual lo ha incluido en su santoral.6 7 Él es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la Abadía de Westminster, en Londres,8 y fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979.9


Infancia y juventud

Óscar A. Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, en el departamento de San Miguel (El Salvador). Era el segundo de 8 hermanos, hijos del matrimonio formado por el telegrafista y empleado de correos, Santos Romero y Guadalupe Galdámez.1 Fue bautizado, el 11 de mayo de 1919, en la iglesia parroquial de su ciudad natal. Desde niño tuvo una salud muy frágil. En la escuela pública donde estudió, destacó en materias humanísticas más que en matemáticas.

Practicó desde su infancia, la oración nocturna y la veneración al Inmaculado Corazón de María.

Carrera eclesial

En 1930, a la edad de 13 años, ingresó al seminario menor de la ciudad de San Miguel, que era dirigido por sacerdotes claretianos. Posteriormente, en 1937 ingresó en el Seminario de San José de la Montaña de San Salvador.1 Ese mismo año, viajó a Roma donde continuó sus estudios de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Vivió en el colegio Pío latinoamericano (casa que alberga a estudiantes de Latinoamérica), hasta que llegó a ser ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 a la edad de 24 años.10 En Roma fue alumno de monseñor Giovanni Batista Montini, (futuro papa Pablo VI).

Regresó a El Salvador en 1943 siendo nombrado párroco de la ciudad de Anamorós en La Unión; después fue enviado a la ciudad de San Miguel donde sirvió como párroco en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz y como secretario del Obispo diocesano monseñor Miguel Ángel Machado.

Posteriormente fue nombrado secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador en 1968. El 21 de abril de 1970, el papa Pablo VI lo designó Obispo Auxiliar de San Salvador, recibiendo la consagración episcopal el 21 de junio de 1970, de manos del nuncio apostólico Girolamo Prigrione.10 El 15 de octubre de 1974, fue nombrado obispo de la diócesis de Santiago de María en el departamento de Usulután. Ocupó esa sede durante dos años.10 El 3 de febrero de 1977, fue nombrado por el Papa Pablo VI como Arzobispo de San Salvador, para suceder a Monseñor Luis Chávez y González.10

Muchos sacerdotes y laicos de la Arquidiócesis sintieron extrañeza ante su nombramiento, pues preferían para el cargo a Mons. Arturo Rivera y Damas, obispo auxiliar de Mons. Chávez.11 Algunos consideraron a Romero como el candidato de los sectores conservadores12 que deseaban contener a los sectores de la Iglesia arquidiocesana que defendían la “opción preferencial por los pobres” (conocidos como clero medellinista).

Arzobispado

De la galería de Mártires del siglo XX en la Abadía de Westminster- la Madre Isabel de Rusia, Martin Luther King Jr., el arzobispo Óscar Romero, el pastor Dietrich Bonhoeffer

1977

El 10 de febrero de 1977, en una entrevista que le realizó el periódico La Prensa Gráfica, el arzobispo designado afirmó que:

El gobierno no debe tomar al sacerdote que se pronuncia por la justicia social como un político o elemento subversivo, cuando éste está cumpliendo su misión en la política de bien común.13

El 20 de febrero, mientras la arquidiócesis se preparaba para la toma de posesión del nuevo arzobispo, el país celebraba elecciones presidenciales. Luego de los comicios, el 26 de febrero, el Consejo Central de Elecciones declaró vencedor al general Carlos Humberto Romero, candidato del Partido de Conciliación Nacional, (en el poder desde 1962). Las fuerzas opositoras denunciaron un fraude electoral de grandes proporciones y convocaron a una concentración popular en la Plaza Libertad de San Salvador. El 28 de febrero, las fuerzas de seguridad gubernamentales disolvieron violentamente esta concentración popular, con un saldo de decenas de muertos y desaparecidos.

Durante la semana anterior a la toma de posesión de Mons. Romero como arzobispo, el gobierno del presidente Arturo Armando Molina arrestó y expulsó del territorio salvadoreño a los sacerdotes Bernard Survill (norteamericano) y Willibrord Denaux (belga), miembros del clero arquidiocesano. Tres semanas antes, a finales de enero, había sido arrestado y expulsado del país el sacerdote colombiano Mario Bernal.

El 22 de febrero, Mons. Romero tomó posesión del cargo de Arzobispo de San Salvador en una ceremonia sencilla celebrada en la capilla del Seminario Mayor de San José de la Montaña, a la que asistieron el nuncio apostólico Mons. Emmanuelle Gerada y los demás obispos de El Salvador. Ese mismo día, el gobierno anunció que varios religiosos que se hallaban fuera del país, entre ellos el español Benigno Fernández S. J. y el nicaragüense Juan Ramón Vega Mantilla, no debían regresar.

El 5 de marzo, durante una asamblea especial de los obispos, se eligió a Mons. Romero como vicepresidente de la Conferencia Episcopal de El Salvador y se preparó un comunicado para denunciar la persecución de la Iglesia en el país.

El 12 de marzo de 1977, el P. Rutilio Grande, S. J., amigo íntimo de Mons. Romero, fue asesinado en la ciudad de Aguilares junto a dos campesinos. Grande llevaba cuatro años al frente de la parroquia de Aguilares, donde había promovido la creación de comunidades cristianas de base y la organización de los campesinos de la zona. El propio presidente de la República informó a Mons. Romero sobre la muerte de Grande, prometiendo una investigación sobre los hechos. El arzobispo reaccionó a este asesinato convocando a una misa única, para mostrar la unidad de su clero. Esta misa se celebró el 20 de marzo en la plaza Barrios de San Salvador, a pesar de la oposición del nuncio apostólico y de otros obispos.14

1978-1979

Óscar Romero.

En estas fechas, cambió su predicación y pasó a defender los derechos de los desprotegidos. Monseñor Romero denunció en sus homilías los atropellos contra los derechos de los campesinos, de los obreros, de sus sacerdotes, y de todas las personas que recurrieran a él, en el contexto de violencia y represión militar que vivía el país. En sus homilías posteriores a la muerte de Rutilio Grande, recurrió sin temor a los textos de la Conferencia de Medellín, y pidió una mayor justicia en la sociedad. Durante los tres años siguientes, sus homilías, transmitidas por la radio diocesana YSAX, denunciaban la violencia tanto del gobierno militar como de los grupos armados de izquierda. Señaló especialmente hechos violentos como los asesinatos cometidos por escuadrones de la muerte y la desaparición forzada de personas, cometida por los cuerpos de seguridad. En agosto de 1978, publicó una carta pastoral donde afirmaba el derecho del pueblo a la organización y al reclamo pacífico de sus derechos.

Asesinato

Monumento a Monseñor Romero en la ciudad de Santa Ana.

En octubre de 1979, recibió con cierta esperanza las promesas de la nueva administración de la Junta Revolucionaria de Gobierno, pero con el transcurso de las semanas, volvió a denunciar nuevos hechos de represión realizados por los cuerpos de seguridad.

Un día antes de su muerte, hizo un enérgico llamamiento al ejército salvadoreño:

Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles... Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: "No matar". Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión.
-Óscar Romero

El día lunes 24 de marzo de 1980 fue asesinado cuando oficiaba una misa en la capilla del hospital de La Divina Providencia en la colonia Miramonte de San Salvador. Un disparo hecho por un francotirador impactó en su corazón, momentos antes de la Sagrada Consagración. Al ser asesinado, tenía 62 años de edad. Sus restos mortales descansan en la cripta de la Catedral Metropolitana de San Salvador. En 1993 la Comisión de la Verdad, organismo creado por los Acuerdos de Paz de Chapultepec para investigar los crímenes más graves cometidos en la guerra civil salvadoreña, concluyó que el asesinato de Monseñor Óscar Romero había sido ejecutado por un escuadrón de la muerte formado por civiles y militares de ultraderecha y dirigidos por el mayor Roberto d'Aubuisson, (fundador del Partido ARENA) y el capitán Álvaro Saravia, el cual, años más tarde confesó en una entrevista periodística15 su participación junto con importantes miembros empresariales del país, señalando a Mario Ernesto Molina Contreras, hijo del ex-presidente Arturo Armando Molina y a Roberto d'Aubuisson entre otros.16 D'Aubuisson, que murió en 1992 como consecuencia de un cáncer, siempre rechazó su vinculación al hecho.

En 2004, una corte de los Estados Unidos declaró civilmente responsable del crimen al capitán Saravia, único de los involucrados aún con vida.17 18 El 6 de noviembre de 2009, el Gobierno salvadoreño presidido por Carlos Mauricio Funes Cartagena decidió investigar el asesinato de Romero para acatar un mandato de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos del año 2000.19

El 12 de mayo de 1994 la Arquidiócesis de San Salvador pidió permiso a la Santa Sede para iniciar el proceso de canonización.20 El proceso diocesano concluyó en 1995 y el expediente fue enviado a la Congregación para la Causa de los Santos, en la Ciudad del Vaticano, quien en 2000 se lo transfirió a la Congregación para la Doctrina de la Fe (en ese entonces dirigida por el cardenal alemán Joseph Ratzinger, actual Papa Benedicto XVI) para que analizara concienzudamente los escritos y homilías de monseñor Romero. Una vez terminado dicho análisis, en 2005 el postulador de la causa de canonización, monseñor Vicenzo Paglia, informó a los medios de comunicación de las conclusiones del estudio: “Romero no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la Iglesia, del Evangelio y de los pobres”. El proceso seguirá nuevos trámites, que si son superados, podrían acercar la fecha en que Óscar Arnulfo Romero sea elevado a los altares como el primer santo y mártir de El Salvador.

Honores recibidos

Placa del Monumento a Monseñor Romero en San Salvador.
  • Doctor Honoris Causa de la Universidad de Lovaina de Bélgica (1980).
  • Doctor Honoris Causa de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos (1978).
  • Doctor Honoris Causa de la Universidad de El Salvador (1980).
  • Doctor Honoris Causa de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador.
  • Premio Paz de la Acción Ecuménica Sueca (1980).
  • Hijo meritísimo Post Mortém de la Asamblea Legislativa de la República de El Salvador (2000).
  • Ciudadano Ilustre de la municipalidad de Ciudad Barrios (1970).
  • Día Nacional de Monseñor Óscar Arnulfo Romero cada 24 de marzo, declarado por la Asamblea Legislativa de la República de El Salvador (2010).21
  • Día Internacional para el Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y para la Dignidad de las Víctimas, declarado por la Organización de las Naciones Unidas cada 24 de marzo, en reconocimiento a los valores de Monseñor Romero y su dedicación al servicio de la humanidad (resolucíón de la 71ª sesión plenaria del 21 de diciembre de 2010). 22

Mons. Romero en la cultura popular

Romero fue símbolo de unión con los pobres durante la guerra en El Salvador (1980-1992). Actualmente es considerado como un símbolo de la iglesia catolica en El Salvador, y de otras partes del mundo. Algunos sectores le nombran "San Romero de América",23 24 apelativo concebido por el religioso Pedro Casaldàliga.25

La película Romero, realizada en 1989, está basada en su biografía. Con guion escrito por John Sacret Young y siendo Raúl Julia la estrella principal, representando a Monseñor Óscar Romero.

La canción El Padre Antonio y el Monaguillo Andrés, de Rubén Blades, narra la historia de un sacerdote asesinado durante la misa, como un homenaje a "un cura bueno: Arnulfo Romero".

Muchos músicos populares también dedican sus arreglos musicales en memoria de la labor que él condujo a través de los años en su labor pastoral, dentro de esos cantos están: Monseñor Romero, profeta, mártir y pastor. Otros: grupo Yolocamba I Ta, Luis Enrique Mejía Godoy con Farabundo y Romero, Nancy White con Hymn to Oscar Romero, el grupo chileno Sol y Lluvia con: Gorrión de amor, Super Pakito Chac con SLM80 y el grupo Hondureño Pez Luna con su canción Monseñor.

En ocasión del XXV Aniversario, dos nuevos discos salen a la luz: una nueva versión de la “Misa Popular Salvadoreña” con la participación los integrantes de “Exceso de Equipaje”: Guillermo Cuéllar, Alberto Masferrer y Paulino Espinoza, las voces del coro de la Universidad Tecnológica y otros músicos invitados y el álbum Profeta, 25 años después, grabado por jóvenes de la Red de Músicos Católicos Caritas Christi de El Salvador. Canciones como "Corazón de maíz" (Preludio) y "Nacistes al morir" (Ricardo Amaya) son parte de este homenaje..

También existe una fundación que contribuye no solo a rescatar los valores del evangelio a los más necesitados sino también a desarrollar actividades socioculturales de formación y acompañamiento a otras organizaciones populares cuyo nombre es "Fundación Monseñor Romero".26

Véase también

Referencias

  1. a b c Biblioteca Virtual "Miguel de Cervantes", Apunte biográfico, consultado el 2 de abril de 2007
  2. Oficina de Canonización del Arzobispado de San Salvador, Biografía de Óscar Arnulfo Romero, consultado el 2 de abril de 2007
  3. Oficina de Canonización del Arzobispado de San Salvador, Proceso de canonización de Monseñor Romero, consultado el 2 de abril de 2007
  4. Pedro Casaldáliga, San Romero de América, consultado el 15 de agosto de 2007
  5. Revista Raíces, Desde el viejo Vancouver: memorias de Jon Cortina, noticia sobre el homenaje a Mons. Romero en una iglesia unitaria de Canadá, consultado el 15 de agosto de 2007
  6. Episcopales Latinos, "San Romero de América, consultado el 15 de agosto de 2007
  7. Revista Raíces, Monseñor Romero y Sudáfrica, consultado el 15 de agosto de 2007
  8. Revista Proceso de la UCA, Monseñor Romero en Westminster, consultado el 15 de agosto de 2007
  9. MONSEÑOR OSCAR ARNULFO ROMERO, emiliani.edu.sv
  10. a b c d Catholic-Hierarchy, Archbishop Oscar Amulfo Romero y Galdamez, consultado el 2 de abril de 2007
  11. Piezas para un retrato, pág. 74-77: testimonios de César Jérez S.J., Ricardo Urioste y José Simán
  12. Monseñor Romero, Su vida, su testimonio y su palabra, pág. 11
  13. La Prensa Gráfica, 10 de febrero de 1977, citado en La palabra queda, pág. 13
  14. Se sigue aquí la descripción de los primeros cien días del arzobispado de Mons. Romero hecha en La palabra queda, págs. 12-32
  15. El Faro, "Así matamos a monseñor Romero" Entrevista al Capitán Álvaro Saravia [1]
  16. Comisión de la Verdad para El Salvador, Caso Arzobispo Romero, consultado el 3 de abril de 2007
  17. El Faro, Álvaro Saravia: El primer condenado, consultado el 3 de abril de 2007
  18. Centro para la Justicia y Responsabilidad, Nota de prensa sobre el proceso de Fresno, consultado el 15 de agosto de 2007.
  19. El Salvador acepta investigar el asesinato de arzobispo Oscar Romero. AFP. Consultado el 7 de noviembre de 2009.
  20. Emilio de Armas, Mons. Oscar Arnulfo Romero: “por la paz de mi país y por el florecimiento de nuestra Iglesia”, consultado el 3 de abril de 2007.
  21. ASAMBLEA DECLARA “DÍA NACIONAL DE MONSEÑOR OSCAR ARNULFO ROMERO”
  22. Proclamación del 24 de marzo como Día Internacional para el Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y para la Dignidad de las Víctimas
  23. San Romero de América.
  24. Romero de América, BBC Mundo.
  25. San Romero de América. Diario Vasco.
  26. [2]

Bibliografía

  • James R. Brockman S. J., La palabra queda. Vida de Monseñor Óscar A. Romero. UCA Editores, Colección Teología Latinoamericana, primera edición en español, San Salvador, El Salvador, 1985. ISBN 84-8405-075-0
  • Jesús Delgado Acevedo, Oscar A. Romero. Biografía, Ediciones Paulinas, Madrid, España, 1986. ISBN 84-285-1084-9
  • Miguel Cavada, Monseñor Romero, Su vida, su testimonio y su palabra, Imprenta Criterio y Fundación Monseñor Romero, Cuarta edición, San Salvador, El Salvador, 2005.
  • María López Vigil, Piezas para un retrato, UCA Editores, primera edición, San Salvador, El Salvador, 1993. ISBN 84-8405-188-9 (edición en formato electrónico)
  • Roberto Morozzo Della Rocca, Monseñor Romero. Vida, pasión y muerte en El Salvador Ediciones Sígueme, Salamanca. 2010. ISBN 978-84-301-1729-1

Enlaces externos

Predecesor:
Luis Chávez y González
Arzobispo de San Salvador
1977 - 1980
Sucesor:
Arturo Rivera y Damas

APUNTE BIOGRÁFICO

Trazar un recorrido por la vida de Óscar Arnulfo Romero supone adentrarse en uno de los periodos más convulsos de la historia de su país, El Salvador, y de toda América Latina. En los años en los que Monseñor Romero desarrolló de manera más intensa su actividad religiosa, entre 1966 y 1980, el incremento de movimientos comunistas de campesinos en toda Latinoamérica (que se vio favorecido sin duda por el ejemplo de la revolución cubana del 59) y el compromiso de un sector importante de la Iglesia Católica con los más pobres, iniciado en el Concilio Vaticano II y ratificado en la Conferencia de Obispos Latinoamericanos de Medellín de 1968, chocaron de pleno con unos gobiernos opresores, surgidos a menudo de golpes de estado y apoyados en buena medida por Estados Unidos, cuyos intereses en la zona eran mucho más económicos que humanitarios.

Óscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios (San Miguel) el 15 de agosto de 1917. Fue el segundo de los 8 hermanos de una modesta familia. Su padre, Santos, era empleado de correo y telegrafista y su madre, Guadalupe de Jesús, se ocupaba de las tareas domésticas. El Salvador era por entonces un país de relativa prosperidad económica (gracias al cultivo y exportación de café) pero dominado por un poder oligárquico que mantenía oprimida a la población campesina.

Desde pequeño, Óscar fue conocido por su carácter tímido y reservado. A muy corta edad tuvo que interrumpir sus estudios debido a una grave enfermedad, de manera que a los 12 años trabajaba ya como aprendiz en una carpintería. Su ingreso en el seminario menor de San Miguel tiene lugar en 1931. Allí permaneció durante 6 años hasta que tuvo que interrumpir de nuevo sus estudios, esta vez para ayudar a su familia en unos momentos de dificultad económica. Durante tres meses trabajó con sus hermanos en las minas de oro de Potosí por 50 centavos al día.

En 1937 Óscar ingresa al Seminario Mayor de San José de la Montaña en San Salvador. Siete meses más tarde es enviado a Roma para proseguir sus estudios de Teología. Es ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 y continúa en Roma un tiempo con el fin de iniciar una tesis doctoral que pretende orientar hacia la mística o la teología ascética, pero la guerra europea le impide terminar los estudios y se ve obligado a regresar a El Salvador.

Su labor como sacerdote comienza en la parroquia de Anamorós, trasladándose poco después a San Miguel, donde durante 20 años realiza labor pastoral: impulsa movimientos apostólicos como la Legión de María, los Caballeros de Cristo o los Cursillos de Cristiandad; desarrolla obras sociales como "Alcohólicos anónimos" o Cáritas; promueve la construcción de la Catedral de San Miguel y favorece la devoción a la Virgen de la Paz. En esos años, su trabajo es el de un sacerdote dedicado a la oración y la actividad pastoral, pero todavía sin un compromiso social evidente. Mientras, el país vive sumido en un caos político: se suceden los golpes de estado en los que el poder queda casi siempre en manos de los militares.

En 1966 Monseñor fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador. Comienza así una actividad pública más intensa que viene a coincidir con un periodo de amplio desarrollo de los movimientos populares que se manifestaría de forma evidente apenas un año más tarde con la primera huelga general obrera.

Foto Su nombramiento como obispo auxiliar de Monseñor Luis Chávez y González, en 1970, no fue bien visto por los sectores más renovadores: Monseñor Chávez y González y Monseñor Rivera (también obispo auxiliar) estaban impulsando los cambios pastorales que el Vaticano II y la Conferencia de Medellín de 1968 exigían para el desarrollo de una nueva forma de entender el papel de la Iglesia Católica en América Latina y los planteamientos de Monseñor Romero, nombrado además director del periódico Orientación, eran todavía muy conservadores. Además, su labor como rector del Seminario Mayor San José de la Montaña, que desde 1915 había sido dirigido por los jesuitas, resultó un fracaso en la gestión económica, por lo que el seminario debió ser cerrado.

Nombrado Obispo de la Diócesis de Santiago de María, se traslada a la misma en diciembre de 1974. El contexto político se caracteriza sobre todo por una especial represión contra los campesinos organizados. En junio de 1975 se producen los hechos de Tres Calles: la Guardia Nacional asesina a 5 campesinos. Monseñor Romero llega a consolar a los familiares de las víctimas y a celebrar la misa. No hace una denuncia pública de lo ocurrido, como le habían pedido algunos sectores, pero sí envía una dura carta al presidente Molina.

El nombramiento de Monseñor Romero como arzobispo de San Salvador, el 23 de febrero de 1977, es una sorpresa negativa para el sector renovador, que esperaba el nombramiento de Monseñor Rivera, y una alegría para el gobierno y los grupos de poder, que ven en este religioso de 59 años un posible freno a la actividad de compromiso con los más pobres que estaba desarrollando la Arquidiócesis.

Foto Sin embargo, un hecho ocurrido apenas unas semanas más tarde, que se revelará decisivo en la escalada de violencia sufrida en El Salvador, va a dejar clara la futura línea de actuación de Romero: el 12 de marzo es asesinado el padre jesuita Rutilio Grande, hombre progresista que colaboraba en la creación de grupos campesinos de autoayuda y buen amigo de Monseñor. El recién electo arzobispo insta al presidente Molina para que investigue las circunstancias de la muerte y, ante la pasividad del gobierno y el silencio de la prensa a causa de la censura, amenaza incluso con el cierre de las escuelas y la ausencia de la Iglesia católica en actos oficiales.

Foto La postura de Óscar Romero, cada vez más "peligrosamente" comprometida con el pueblo, comienza a ser conocida y valorada por el contexto internacional: el 14 de febrero de 1978 es nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Georgetown (EE.UU); en 1979 es nominado al Premio Nobel de la Paz y en febrero de 1980 es investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lovaina (Bélgica). En ese viaje a Europa visita a Juan Pablo II en el Vaticano y le transmite su inquietud ante la terrible situación que está viviendo su país.

En efecto, en 1980 El Salvador vivía una etapa especialmente violenta en la que sin duda el gobierno era uno de los máximos responsables. La Iglesia calcula que, entre enero y marzo de ese año, más de 900 civiles fueron asesinados por fuerzas de seguridad, unidades armadas o grupos paramilitares bajo control militar. De todos era sabido que el gobierno actuaba en estrecha relación con el grupo terrorista ORDEN y los escuadrones de la muerte.

Apenas llegado de su viaje, el 17 de febrero, el arzobispo Romero envía una carta al presidente Carter en la que se opone a la ayuda que EEUU está prestando al gobierno salvadoreño, una ayuda que hasta el momento sólo ha favorecido el estado de represión en el que vive el pueblo. La respuesta del presidente estadounidense se traduce en una petición al Vaticano para que llame al orden al arzobispo. Sin embargo, en otros países continúa el reconocimiento a la labor de Romero: por esas mismas fechas, recibe el premio de la Paz de Acción Ecuménica Sueca.

El cerco se cierra: a fines de febrero, Héctor Dada, miembro de la Segunda Junta de Gobierno de FotoEl Salvador, informa a Monseñor de que tiene conocimiento de amenazas de muerte contra su propia persona y contra el Arzobispo; Romero recibe también un aviso de amenazas de similar seriedad por parte del Nuncio Apostólico en Costa Rica, Monseñor Lajos Kada y a comienzos de marzo es volada una cabina de locución de la emisora YSAX, La Voz Panamericana, que transmitía sus homilías dominicales. Los días 22 y 23 de marzo, las religiosas que atienden el Hospital de la Divina Providencia, donde vive el Arzobispo, reciben llamadas telefónicas anónimas que lo amenazan de muerte. Finalmente, el 24 de ese mismo mes, Óscar A. Romero es asesinado por un francotirador mientras oficia misa en la Capilla de dicho Hospital.

Los funerales, celebrados en la Catedral Metropolitana de San Salvador el 30 de Marzo de 1980, se convirtieron en una batalla campal en la que las fuerzas de seguridad acometieron contra miles de salvadoreños concentrados en la plaza de la catedral, entre los que se encontraban miembros del Bloque Popular Revolucionario. El resultado: más de 40 muertos y doscientos heridos.

Tal como denuncia el Informe de la Corte Interamericana de Derechos Humanos , el gobierno no realizó ninguna investigación exhaustiva sobre el asesinato del arzobispo Romero. Roberto D'Aubuisson, líder de los escuadrones de la muerte y antiguo miembro de la Guardia Nacional de Somoza, fue arrestado en mayo de ese mismo año y, a pesar de las pruebas que lo implicaban tanto en el asesinato de Monseñor como en la conspiración para realizar un golpe de estado, fue puesto en libertad con el beneplácito del ministro de Defensa. Cuatro años más tarde, el embajador Robert White declaró ante un comité del congreso que existían pruebas suficientes para afirmar "más allá de cualquier duda razonable" que D'Aubuisson había planeado y ordenado el asesinato, aunque este nunca fue procesado.

Al asesinato de Monseñor le siguieron otros actos de violencia terribles contra una Iglesia comprometida con el pueblo salvadoreño, como la violación y asesinato de tres monjas y una seglar estadounidenses el 2 de diciembre de 1980 o el asesinato de seis sacerdotes jesuitas por escuadrones de la muerte en noviembre de 1989. Dichos actos se insertaron en un periodo convulso de enfrentamiento entre el poder represor y las guerrillas del FMLN que se prolongaría durante más de una década.

Foto

La firma del acuerdo entre el gobierno y el FMLN, llevada a cabo en 1992, supuso para El Salvador el inicio de ese proceso de paz con el que soñó Monseñor Romero, un proceso de democratización y de recuperación económica que se ha basado, como proponía Monseñor, en el diálogo. En este periodo, la figura de Óscar A. Romero ha continuado siendo un símbolo de justicia y de compromiso social para el pueblo salvadoreño. La celebración del XX aniversario de su muerte en el año 2000 ha llevado incluso a la creación de una Fundación Monseñor Romero y a una propuesta de beatificación que cuenta con el apoyo de católicos de muy diversos países, y que en cierto modo supone una forma de reivindicación del papel que aún hoy desarrolla una parte importante de la Iglesia Católica en América Latina.

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