Es muy común entre las personas que conocemos y en nosotros mismos, que la manera de actuar en muchas ocasiones no les gusta. No están conformes de cómo son, pero tampoco intentan ver qué es lo que tienen que cambiar, para sentirse a gusto.
Hoy os dejo esta sencilla y práctica guía, para formar el carácter en tu vida cotidiana.
Para ubicarnos en el contexto del valor del carácter, debemos considerar que:
Tener carácter implica una decisión firme y una férrea voluntad para proponernos objetivos y alcanzarlos en la medida de nuestras posibilidades, constancia en el cultivo de los buenos hábitos, una actitud positiva hacia el trabajo y el esfuerzo continuo por dominar los impulsos de nuestro temperamento.
En base a todo esto, podemos afirmar que una persona con carácter:
- Tener retos constantes para consigo mismo.
- Cumple con tus deberes y obligaciones sobreponiéndote a las dificultades y al cansancio.
- Modera su estado de ánimo y el mal humor para conservar la calma en cualquier circunstancia.
Para mejorar la vivencia de este valor, conviene reflexionar detenidamente en las siguientes cuestiones:
- ¿He cumplido con mis propósitos para este último mes? ¿Los he aplazado por mucho tiempo?
- ¿Abandono con facilidad una tarea por ser laboriosa, incómoda o desagradable?
- ¿Me quejo de todo o critico con frecuencia? (a las personas y su forma de ser, la cantidad de trabajo, el tráfico, la comida, etc.)
- ¿Tengo dificultad para aceptar mis errores? ¿Busco excusas y normalmente busco evadir las consecuencias de mis fallos?
- ¿Me exalto con facilidad y demuestro mi mal humor para que se note que estoy contrariado? ¿Sucede de igual manera si me siento triste o deprimido?
- ¿Sé escuchar con atención a los demás?
- ¿Normalmente tengo una actitud de servicio a los demás?
- ¿Mi trato es amable y cordial con todas las personas?
Ahora que hemos revisado y recordado los fundamentos de este valor, lo que sigue, es realizar acciones concretas que nos ayuden a fortalecerlo.
Puedes tomar como base:
- Levantarse 10 minutos antes de la hora acostumbrada.
- No quejarse continuamente del tráfico y de la imprudencia de los demás
- Hacer lo necesario por ser puntual. (Duerme o levántate más temprano; reduce el tiempo de tu descanso; utiliza una agenda o la alarma de tu reloj, etc.)
- Ver menos tiempo la televisión o en su defecto ver el noticiero completo.
- Hablar bien de las personas.
- Llegar al trabajo o a la casa con una sonrisa.
- Saludar con educación y cortesía a todas las personas.
- Pedir perdón si ofendimos o hicimos pasar un mal momento a alguien por nuestro mal humor.
- No perder el tiempo para iniciar cualquier tarea o trabajo.
- Comenzar a trabajar en lo más importante y necesario, no en lo que más nos gusta o parece más sencillo.
- Terminar en forma completa y cuidando los pequeños detalles, todo aquello que tenemos que hacer (informes, planes, trabajos escolares, etc.)
- Cumplir con las promesas y compromisos que hemos hecho.
- Aprender a escuchar y considerar las opiniones y consejos que nos dan.
Decisión, reflexión y perseverancia para alcanzar nuestros objetivos, constituyen un buen principio y una sólida base para hacer del valor del carácter, el sello distintivo de nuestra personalidad.
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