Hoy, 4 de julio, conmemoramos a Santa ISABEL de PORTUGAL, Reina.
SANTA ISABEL DE PORTUGAL (1271-1336) nació en Zaragoza, reino de Aragón, en España; por sus venas corría sangre de reyes y de santos.
Isabel de Aragón fue la quinta hija del rey aragonés Pedro III; era nieta del rey Jaime el Conquistador y biznieta de Federico II Hohenstaufen, emperador de los países alemanes; y por el lado materno era biznieta de Isabel de Turingia, mejor conocida como Santa Isabel de Hungría.
En honor de esta santa que perteneció al linaje de su familia la bautizaron así, y las vidas de ambas santas del mismo nombre también habrían de mostrar notables similitudes.
A los 12 años de edad, la pequeña Isabel fue entregada en matrimonio al rey Dionisio de Portugal. Éste no se esforzaba mucho por ocultarle sus continuos engaños amorosos, aunque al mismo tiempo mantenía controlada a su esposa con enfermizos celos. No obstante, Santa Isabel también aceptó entre los suyos a los hijos ilegítimos.
Dionisio tampoco confiaba en su mujer en la vida política de su país. La acusó de conspirar en su contra junto con su hijo Alfonso IV; actuando violenta e impulsivamente, a la esposa la desterró y al hijo le declaró la guerra.
Sin embargo, Santa Isabel pudo escapar de su destierro y llegar a tiempo justo antes de la batalla. Desarmada, ella misma cabalgó entre ambos ejércitos, y así consiguió evitar la confrontación y que padre e hijo hicieran las paces.
En su vida privada, Santa Isabel se volvía cada vez más devota; patrocinaba conventos, fundó el convento de las Clarisas en Coimbra, así como numerosos hospitales. Y finalmente, a la muerte de su esposo, en 1325, profesó como terciaria franciscana.
Muchos años pasó Santa Isabel recluida en el convento de Coimbra, ofrendando su vida a la oración y al cuidado de los pobres y de los enfermos. Su intervención durante una severa hambruna salvó muchas vidas, lo cual le valió el amor de todo Portugal.
En 1336 estaba a punto de estallar otra guerra de familia, en esta ocasión entre su hijo Alfonso IV y el suegro de éste, el rey de Castilla. A pesar de su edad avanzada y de su débil salud, Santa Isabel se dirigió de inmediato a Estremoz, donde habría de librarse la batalla, y volvió a cabalgar entre los dos ejércitos, parando otra vez la guerra.
A los pocos días falleció en ese lugar, donde dejó todas sus fuerzas. Santa Isabel yace sepultada en Coimbra. Fue canonizada en 1525 por el papa Urbano VIII.
El atributo de Santa Isabel de Portugal son las rosas, pues son también el símbolo de los reyes portugueses. Ella es la santa patrona de Portugal, Coimbra, Estremoz y Zaragoza; se invoca su ayuda en casos de amenazas bélicas.
SANTA ISABEL DE PORTUGAL nos enseña la importancia de evitar a toda costa la guerra.
SANTA ISABEL DE PORTUGAL (1271-1336) nació en Zaragoza, reino de Aragón, en España; por sus venas corría sangre de reyes y de santos.
Isabel de Aragón fue la quinta hija del rey aragonés Pedro III; era nieta del rey Jaime el Conquistador y biznieta de Federico II Hohenstaufen, emperador de los países alemanes; y por el lado materno era biznieta de Isabel de Turingia, mejor conocida como Santa Isabel de Hungría.
En honor de esta santa que perteneció al linaje de su familia la bautizaron así, y las vidas de ambas santas del mismo nombre también habrían de mostrar notables similitudes.
A los 12 años de edad, la pequeña Isabel fue entregada en matrimonio al rey Dionisio de Portugal. Éste no se esforzaba mucho por ocultarle sus continuos engaños amorosos, aunque al mismo tiempo mantenía controlada a su esposa con enfermizos celos. No obstante, Santa Isabel también aceptó entre los suyos a los hijos ilegítimos.
Dionisio tampoco confiaba en su mujer en la vida política de su país. La acusó de conspirar en su contra junto con su hijo Alfonso IV; actuando violenta e impulsivamente, a la esposa la desterró y al hijo le declaró la guerra.
Sin embargo, Santa Isabel pudo escapar de su destierro y llegar a tiempo justo antes de la batalla. Desarmada, ella misma cabalgó entre ambos ejércitos, y así consiguió evitar la confrontación y que padre e hijo hicieran las paces.
En su vida privada, Santa Isabel se volvía cada vez más devota; patrocinaba conventos, fundó el convento de las Clarisas en Coimbra, así como numerosos hospitales. Y finalmente, a la muerte de su esposo, en 1325, profesó como terciaria franciscana.
Muchos años pasó Santa Isabel recluida en el convento de Coimbra, ofrendando su vida a la oración y al cuidado de los pobres y de los enfermos. Su intervención durante una severa hambruna salvó muchas vidas, lo cual le valió el amor de todo Portugal.
En 1336 estaba a punto de estallar otra guerra de familia, en esta ocasión entre su hijo Alfonso IV y el suegro de éste, el rey de Castilla. A pesar de su edad avanzada y de su débil salud, Santa Isabel se dirigió de inmediato a Estremoz, donde habría de librarse la batalla, y volvió a cabalgar entre los dos ejércitos, parando otra vez la guerra.
A los pocos días falleció en ese lugar, donde dejó todas sus fuerzas. Santa Isabel yace sepultada en Coimbra. Fue canonizada en 1525 por el papa Urbano VIII.
El atributo de Santa Isabel de Portugal son las rosas, pues son también el símbolo de los reyes portugueses. Ella es la santa patrona de Portugal, Coimbra, Estremoz y Zaragoza; se invoca su ayuda en casos de amenazas bélicas.
SANTA ISABEL DE PORTUGAL nos enseña la importancia de evitar a toda costa la guerra.
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