Los cinco minutos de María
Nuestro trato con María nos lleva irremisiblemente al trato con Dios:
- con Dios Padre, con quien ella comparte la fecundidad;
- con Dios Hijo, que se ha dado a ella sin reservas;
- con Dios Espíritu Santo, que la ha llenado de su amor.
Orar a la Virgen es tratar con Dios, con ese Dios Uno y Trino que colma enteramente su Inmaculado Corazón.
María está compenetrada de Dios; quien a ella se acerca no puede menos de sentirse cerca de Dios.
Virgen dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo, que nunca me oponga a lo que Dios quiere de mí.
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