domingo, 19 de octubre de 2014

REALIZAR EL COMBATE ESPIRITUAL, ELEGIR A DIOS PARA SALIR DEL ABISMO



 Todos en el paso por el mundo, haremos experiencia del descenso al infierno, y todos tendremos la opción, la oportunidad de elegir entre descender como súbditos, como señores. Descienden como súbditos los que se aman-adoran a sí mismos, los que se prefieren a sí antes que a Dios, mientras que descienden como señores los que eligen a Dios y padecen los tormentos injustamente, donde al renunciar a sí mismos y sufrir como víctimas inocentes por amar a Dios y al prójimo, lo que hacen es vencer y dominar a los espíritus, adquirir poder y autoridad sobre ellos.

 Los espíritus que vencen y dominan, son los del infierno, sus niveles o regiones, los que también se hallan en los corazones, los que surgen en cada uno a medida que hacemos el paso por el mundo como tentación, donde muchos son atrapados, y donde pocos perseveran eligiendo al Señor, llegando así a ser señores de sí mismos y no esclavos.

 No importa lo que cada uno sea, tena, haga, ni donde se encuentre, Dios mira los corazones, y es en el interior donde podemos estar como en El Cielo aun en la tierra, como en el infierno aun en la tierra, según amemos a Dios, o nos amemos mas a nosotros que a Él. Lógicamente, las responsabilidades, actividades, etc., influencian y pueden llegar a ser contraproducentes, no en vano siempre en la historia los que libraron el combate espiritual fueron al desierto, eligieron la pobreza, no tener nada, ni a nadie en el mundo.

 No es malo tener o no tener, lo que es malo es olvidarse de Dios teniendo o no teniendo, y no es tampoco castigo suyo lo que ocurre, sino que s consecuencia de lo que elegimos. Todos debemos hacer el esfuerzo-sacrificio de amar a Dios, confiar en Él, creer en su Amor, porque así es como lo tenemos y Él nos tiene, así es como mas allá de lo que seamos o no, tengamos o no, sepamos o no, podamos o no, etc., hemos adquirido el Verdadero Tesoro, la amistad con Dios, lo demás es superfluo, depende de lo que a cada uno Dios le de.

 Todos conocemos el fondo de nuestro abismo, nuestra falta de amor a Dios y al prójimo, y todos tenemos la oportunidad de llenar tal abismo, no como pretenden los demonios y sus discípulos en el mundo, sino a la manera de Dios, es decir, perdonando, amando, perdonándonos, perdonando a Dios, a los que nos quieren y a los que no, y amando mucho, solo así se llena el abismo-vacío, le ponemos remedio a la abominable desolación interior que es lo que nos atormenta.

 Por Don de Dios, todos nos vamos conociendo a nosotros mismos, vamos viendo el vacío interior y ahí es donde debemos aceptar humildemente la verdad y renunciando a todos los vicios, convertirnos en don-ofrenda a Dios, porque es así como se genera amor, así se re-enciende el Fuego, y es ahí donde El Señor puede Volver-bajar-descender.

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