miércoles, 29 de octubre de 2014

¿Qué clase de ateo eres?


Queridos Amigos:
luzTe pregunto (y debes preguntártelo tú mismo) a que clase de ateos perteneces, porque hay de ateos a ateos.
Me explico: algunos se auto clasifican de “ateos filosóficos”, o sea de esos que después de profundos y erróneos silogismos, declaran que Dios no existe. Hay pocos, pero los hay. Yo no sé cómo pueden explicar la existencia del cosmos, pero en fin.
Diferentes son y abundan, los “ateos prácticos”, aquellos que no se han molestado en filosofar ni niegan la existencia de Dios, pero por desgracia están demasiado ocupados en las cosas de la vida, como nos lo decía Jesucristo en el Evangelio del domingo pasado. No hay tiempo para Dios. El negocio, el deporte, la tele, el descanso, los amigos, los quehaceres en la casa, en fin las ocupaciones de la vida, en muchas ocasiones trivialidades sin importancia. Entre semana porque es entre semana, los domingos, porque estamos demasiado ocupados en descansar, aparte de que vienen las amistades, salimos de paseo o es el juego América-Chivas. O lo que es peor, estamos crudos de la pachanga del sábado. Pero para Dios no tenemos mas tiempo que el que dura una persignada de futbolista, o sea un segundo y tres décimas.
Benedicto se duele de esto. “Existe una forma de ateísmo que definimos como “ateísmo práctico” en el cual no se niegan las verdades de la fe o los ritos religiosos, sino que simplemente se consideran irrelevantes para la existencia cotidiana, desgajados de la vida, inútiles. Se vive “como si Dios no existiera”, (que yo se los pongo en latín para que no digan): “Etsi Deus non daretur”, que contrasta con la primera de las cuestiones de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino: “Ut sit Deus” que quiere decir como interrogante: “¿Existe Dios?”.
El ateísmo práctico es deletéreo porque conduce a un modo de vivir en la indiferencia hacia la fe y hacia la cuestión de Dios.
Cualquiera de los dos ateísmos, deja al hombre al garete, y la vida pierde su sentido.
En este “Año de la Fe”, recordemos que la Fe “es un encuentro con Dios que habla y actúa en la Historia. No es un espejismo, fuga de la realidad, cómodo refugio, sentimentalismo, sino implicación de toda la vida”. El Cristianismo no es una filosofía, no es una idea, una alineación: es el encuentro real y personal con un persona: Cristo el Señor. Un encuentro fuerte como son las Jornadas de Vida Cristiana, los Cursillos de Cristiandad y los diversos Retiros que la Iglesia nos proporciona.
Amigo: si no has tenido un encuentro, un auténtico encontronazo con Jesús, como le sucedió a San Pablo, búscalo y tu vida tendrá un nuevo sentido… y serás feliz. Te lo prometo.

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