Juan 16, 16-20. Pascua. Cuando la belleza y la verdad de Cristo conquistan nuestros corazones, experimentamos la alegría de ser sus discípulos. | |
Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué significa esto que nos dice: «Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver?». Decían: «¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir». Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: «Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: «Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. Oración introductoria Jesús mío, Tú, que eres tan grande, me conoces, conoces mi corazón, mis virtudes y mis debilidades. Tú sabes que hay muchas cosas en mi corazón que me inquietan y me acongojan. Todo ello te lo ofrezco para encontrar en ti mi alegría. Petición Padre bueno, te pido me des fuerza para enfrentar todas las dificultades que encuentro en mi vida; aumentes mi fe, para que crea en tu palabra; aumentes mi esperanza para que me abandone en ti y confíe plenamente que nada me separará de tu amor Meditación del Papa Francisco El Espíritu Santo que guía a la Iglesia, y a cada uno de nosotros, a la Verdad plena. En nuestros días, marcados por el relativismo, es necesario preguntarnos como Pilato: ¿Qué es la Verdad?. La Verdad con mayúsculas no es una idea que nosotros nos hacemos o consensuamos, sino una persona con la que nos encontramos. Cristo es la Verdad, que se ha hecho carne. Y el Espíritu Santo hace posible que lo reconozcamos y lo confesemos como Señor. El Espíritu Santo nos recuerda las palabras de Jesús y las imprime en nuestros corazones. Él es la ley inscrita en nuestro interior, donde tomamos las decisiones. El Espíritu Santo, además, nos lleva a la inteligencia de la Verdad completa. Él es quien suscita el sentido de la fe en los creyentes creando una comunión, cada vez más profunda, con Cristo. Mediante el Espíritu Santo, el Padre y el Hijo hacen morada en nosotros. (S.S. Francisco, 15 de mayo de 2013). Reflexión El cristianismo es el camino de la alegría. Al igual que en la vida de Jesús, los cristianos encontramos muchas cruces en nuestro camino, por que es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la Vida. Un camino arduo; pero, sobretodo, lleno de alegría, de la alegría profunda de poseer a Dios, de tener el triunfo y la bienaventuranza final asegurada. Propósito Me esforzaré por dejar de lado toda crítica y queja sobre las dificultades de mi día y le daré gracias a Dios por acompañarme este día. Diálogo con Cristo Jesús, hoy no te quiero pedir me quites mis cruces, es más te las quiero agradecer. Te las agradezco por que sé que Tú me las has dado por que sabes que yo puedo con ellas, por que sabes que con ellas me puedo unir a ti, y ahí es donde me doy cuenta de que no pesan las cruces y sólo queda la alegría de saberme tu amado. El camino de Dios es de renuncia, de mortificación, de entrega, pero no de tristeza o de apocamiento(San José María Escrivá, Amigos de Dios, 128) jueves 29 Mayo 2014Jueves de la sexta semana de PascuaSan Felix Zaragoza, Santa Úrsula Ledóchowska Leer el comentario del Evangelio por San Agustín : «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón» Hechos 18,1-8.
Pablo dejó Atenas y fue a Corinto.
Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, a raíz de un edicto de Claudio que obligaba a todos los judíos a salir de Roma. Pablo fue a verlos, y como ejercía el mismo oficio, se alojó en su casa y trabajaba con ellos haciendo tiendas de campaña. Todos los sábados, Pablo discutía en la sinagoga y trataba de persuadir tanto a los judíos como a los paganos. Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por entero a la predicación de la Palabra, dando testimonio a los judíos de que Jesús es el Mesías. Pero como ellos lo contradecían y lo injuriaban, sacudió su manto en señal de protesta, diciendo: "Que la sangre de ustedes caiga sobre sus cabezas. Yo soy inocente de eso; en adelante me dedicaré a los paganos". Entonces, alejándose de allí, fue a lo de un tal Ticio Justo, uno de los que adoraban a Dios y cuya casa lindaba con la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. También muchos habitantes de Corinto, que habían escuchado a Pablo, abrazaron la fe y se hicieron bautizar. Salmo 98(97),1.2.3ab.3cd-4.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. Juan 16,16-20.
Jesús dijo a sus discípulos:
"Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver". Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: "¿Qué significa esto que nos dice: 'Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'?. ¿Y que significa: 'Yo me voy al Padre'?". Decían: "¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir". Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: "Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: 'Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'. Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo." Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia Sermones sobre el evangelio de san Juan
El Señor dijo: «Dentro de poco ya no me veréis; dentro de otro poco, me veréis» (Jn 16,16). Eso que él llama un poco, es todo el espacio de nuestro tiempo actual, eso que el evangelista Juan dice en su carta: «Es la última hora» (1Jn 2,18). Esta promesa... va dirigida a toda la Iglesia, como también esta otra promesa: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28,20). El Señor no podía retrasar su promesa: dentro de poco tiempo y le veremos y ya no tendremos nada que pedirle, ninguna pregunta para hacerle porque ya todos nuestros deseos se verán satisfechos, y yo no buscaremos más.
Este poco tiempo nos parece largo porque todavía está discurriendo; cuando habrá terminado, entonces nos daremos cuenta de cuán corto ha sido. Que nuestro gozo sea diferente del que tiene el mundo de quien se dice: «El mundo se alegrará». En este tiempo en que crece nuestro deseo, no estemos sin gozo, sino tal como dice el apóstol Pablo: «Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación» (Rm 12,12). Porque la mujer, cuando va a dar a luz, a la cual el Señor nos compara, siente tanto gozo por el hijo que va a parir que no se entristece por su sufrimiento. |
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
jueves, 29 de mayo de 2014
Se transformará en alegría
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario