jueves, 22 de mayo de 2014

Heraldos del infortunio ajeno



Hace unos días concretamente este fin de semana pasado, recibí una decena de whatsapp relativos a una imputación de tres políticos de Estepa. Tres políticos a los cuales yo no les enmendaré la plana, pues considero muy cuestionable su manera de gobernar y sobre todo la manera con que han tratado a muchas personas en cuanto a contrataciones y sobre todo despidos. Entiendo que tantos mensajes por el whatsapp, responden a la facilidad que las nuevas tecnologías nos ofrecen para transmitir en tiempo real y a un gran número de personas, una determinada información o mensaje. 

Y está bien informar y difundir cosas. Pero junto a esto me pregunto, ¿hay en esa difusión una clara intencionalidad por difundir el infortunio ajeno? Todos de alguna manera somos voceros –o podemos serlo-, de causas o noticias concretas que se refieren a personas y cuyas circunstancias no son felices. Pero como he dicho en otras ocasiones, en un pueblo como es Estepa los ciudadanos tenemos que vernos todos los días, tratarnos, hay vinculos familiares entre personas de distinto color político; nos tratamos de vecinos en muchos casos etc…; y por ello considero que merece la pena ser sensibles a la realidad de cada cual, sin que por ello haya que exonerarlo de la responsabilidad jurídica, civil y social. Cuando difundimos mensajes de este tipo, ¿nos hemos puesto en el papel del protagonista y que a buen seguro lo estará pasando mal? Llegado a este punto y por mi condición cristiana, me atrevo a reseñar un pasaje del Evangelio de Mateo (7,12a): “Así pues, haced con los demás lo mismo que queréis que los demás hagan con vosotros”. ¿Qué quieres tú para ti? No, no me estoy yendo por las ramas, que luego todos vamos a la iglesia cuando nacemos y nos morimos. Yo no puedo apartar mi condición cristiana de mi pensamiento político, van de la mano en un maridaje estupendo que intento vivir con coherencia y mucha gratitud. Y es por eso que siendo consciente de esta enseñanza de Jesús, se me ocurre pensar hoy que si por causa de un error o una equivocación yo fuera el imputado en tal o cual cosa, y si tuviera una familia y unos amigos que se adolecen de mi infortunio; me gustaría al menos que se me tratara con respeto –y quizás con sensibilidad-, se observara mi presunción de inocencia y se me diera la oportunidad de explicarme. Insisto en algo, en este escrito insisto en la moral y no exonero a nadie de su responsabilidad. Quien cometa una ilegalidad, la justicia caiga sobre él. Quien robe dinero, que lo devuelva hasta el último €uro. Y con el que no paga, ¡¡que pague!! Ya dijo Dios en el libro del Deuteronómio (cap.24,15): "Al trabajador, págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque está necesitado, y su vida depende de su jornal; de otra manera clamará al Señor y serás culpable de pecado."

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