El Obispo de Luoyang (China), Mons. Pietro Li Hongye, falleció de un infarto el pasado sábado 23 de abril, a la edad de 91 años, mientras presidía la celebración de la Vigilia Pascual. El Prelado dedicó su vida a servir a la Iglesia en fidelidad al Papa, lo que valió ser apresado en varias ocasiones, siendo el periodo más largo uno de 28 años de cárcel.
Según informa la agencia vaticana Fides, Mons. Li Hongye murió mientras bendecía el agua antes de administrar el bautismo en la Misa de la Vigilia Pascual.
El Prelado nació el 6 de enero de 1920 en una familia católica de tres generaciones en el pueblo de Xicunxian en la provincia de Henan. A los 12 años entró en el seminario menor y completó sus estudios en el seminario mayor de Kaifeng, fue ordenado sacerdote el 22 de abril de 1944.
El Obispo fue arrestado y encarcelado varias veces desde cuando era sacerdote a partir del 1955. En 1956 fue juzgado como "obstinado", y condenado a prisión en la remota provincia de Qinghai donde permaneció hasta 1984.
En ese año era el único sacerdote en toda la diócesis de Luoyang. El 10 de septiembre de 1987 recibió la ordenación episcopal y tomó posesión de esta sede. El 25 de junio de 1994 fue arrestado de nuevo y en 2001 otra vez más, mientras predicaba un retiro a las religiosas de su diócesis.
Fides señala que los fieles chinos "lo recuerdan por su fuerza para vivir fielmente su vocación y por el sufrimiento vivido durante los períodos de estancia en prisión o bajo arresto domiciliario o bajo estrecha vigilancia".
"Era apreciado por todos por su vida sin miedos, por su intelecto despierto, por su fe profunda, por la prudencia y la firmeza, y por el apego al Santo Padre. Era un hombre de gran cultura, notorio por un conocimiento profundo de la lengua italiana".
En su incansable labor a menudo visitaba las comunidades católicas, que se reunían casi todas en la casa de uno de los fieles, porque las iglesias del pasado habían sido requisadas por el Gobierno y destinadas a otros usos.
Estas visitas le costaban gran esfuerzo, porque no se puede llegar a todas partes con el transporte público. A veces tenía que caminar muchas horas para llegar a su destino.
Fides recuerda a Mons. Li Hongye como "un hombre de temperamento fuerte, que ha sido una figura prominente en la Iglesia en China por sus muchos años de testimonio de martirio por la fe. La situación política general, la extrema pobreza de muchas comunidades católicas y la falta de personal eclesiástico han hecho heroico su trabajo".
Ser Obispo en China no es un privilegio sino un pase para el martirio y el sufrimiento. ¡Cuántos obispos podrían aprender fidelidad y amor a sus fieles de este santo obispo chino!.
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