viernes, 5 de abril de 2013

Isidoro de Sevilla, Santo

Obispo y Doctor de la Iglesia, 4 de abril
 
Isidoro de Sevilla, Santo
Isidoro de Sevilla, Santo

Obispo y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: En Sevilla, en la Hispania Bética, san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, cuya memoria se celebra en España el día veintiséis de este mismo mes.
San Isidoro de Sevilla (560-636) es el último de los padres latinos, y resume en sí todo el patrimonio de adquisiciones doctrinales y culturales que la época de los padres de la Iglesia transmitió a los siglos futuros.

Isidoro fue un escritor enciclopédico, muy leído en la edad media, sobre todo por sus “Etimologías”, una “summa” muy útil de la ciencia antigua, en la que condensó los principales resultados más con celo que con espíritu crítico. Pero a pesar de poseer tan ricamente la ciencia antigua y de influir considerablemente en la cultura medieval, su principal preocupación como obispo fue lograr la madurez espiritual e intelectual del clero español. Para esto fundó un colegio eclesiástico, prototipo de los futuros seminarios, dedicando mucho de su laboriosa jornada a la instrucción de los candidatos al sacerdocio.

La santidad era algo común en la familia de san Isidoro: tres hermanos fueron obispos y santos -Leandro, Fulgencio e Isidoro-; una hermana –Florentina- fue religiosa y santa. Leandro, el hermano mayor, fue tutor y maestro de Isidoro, que quedó huérfano cuando era muy niño.

El futuro doctor de la Iglesia, autor de muchos libros que tratan de todo el saber humano: agronomía, medicina, teología, economía doméstica, etc., al principio fue un estudiante poco aplicado. Como tantos otros compañeros, dejaba de ir a la escuela para ir a vagar por los campos. Un día se acercó a un pozo para sacar agua y notó que las cuerdas habían hecho hendiduras en la dura piedra. Entonces comprendió que también la constancia y la voluntad del hombre pueden vencer las duras asperezas de la vida.

Regresó con amor a sus libros y progresó tanto en el estudio que mereció ser considerado el hombre más sabio de su tiempo -Isidoro sucedió al hermano Leandro en el gobierno de la importante diócesis de Sevilla-. Como el hermano, fue el obispo más popular y autorizado de su tiempo, y también presidió el importante concilio de Toledo, en el 633. Se formó con la lectura de san Agustín y de san Gregorio Magno, y aun sin tener el vigor de un Boecio o el sentido organizador de un Casiodoro, Isidoro compartió con ellos la gloria de ser el maestro de la Europa medieval y el primer organizador de la cultura cristiana. Isidoro fue muy sabio, pero al mismo tiempo de profunda humildad y caridad; no sólo obtuvo el título de “doctor egregius”, sino también la aureola de la santidad.
 

Isidoro de Sevilla 

San Isidoro de Sevilla
Isidor von Sevilla.jpeg
San Isidoro de Sevilla (1655) de Bartolomé Esteban Murillo, Catedral de Sevilla.
Proclamado Doctor de la Iglesia el 25 abril de 1722 por el papa Inocencio XIII
NacimientoAproximadamente en 556
Cartagena
Fallecimiento4 de abril de 636
Sevilla
Venerado enIglesia Católica, Iglesia Ortodoxa
Festividad4 de abril Griego
26 de abril Romano
22 de diciembre Mozárabe
AtributosObispo latino, con un libro y a veces montado sobre un caballo blanco y sosteniendo una espada.
PatronazgoFilosofía y Letras, topógrafos, informática, Internet, estudiantes y Universidad CEU San Pablo.
 
Basílica de San Isidoro de León, donde se encuentran sus restos.
Isidoro de Sevilla (nacido probablemente en Cartagena hacia 556Sevilla, 4 de abril de 636) fue un eclesiástico católico y erudito polímata hispanogodo de la época visigótica. Fue arzobispo de Sevilla durante más de tres décadas (599-636) y canonizado por la Iglesia católica.

Biografía

 Origen

Se desconoce el lugar real de nacimiento de Isidoro aunque su familia era originaria de Cartagena. Era hijo de Severiano, el cual pertenecía a una familia hispano-romana de elevado rango social; su madre, en cambio, era de origen visigodo y, según parece, estaba lejanamente emparentada con la realeza. Su familia era originaria de Cartagena y se distinguió por su contribución a la conversión de los reyes visigodos (arrianos) al catolicismo.
Al parecer, la familia de Isidoro huyó a Sevilla tras la conquista bizantina al ser éstos defensores del rey Agila I frente a Atanagildo, aliado de los bizantinos.
Miembros de esta familia son su hermano Leandro, su inmediato predecesor en el arzobispado de Sevilla y oponente del rey Leovigildo (llegó al arzobispado al inicio del reinado del nuevo rey, el ya católico Recaredo); su hermano Fulgencio, que llegó a ser obispo de Cartagena y de Astigi (hoy Écija), y también su hermana Florentina, de la que la tradición dice que fue abadesa a cargo de cuarenta conventos. Los cuatro fueron canonizados y se les conoce colectivamente como los Cuatro Santos de Cartagena, siendo los patrones de la diócesis cartagenera. Isidoro también es hermano de Teodora o Teodosia, reina de la Hispania visigoda por su matrimonio con el rey Leovigildo. Isidoro y sus hermanos Leandro, Fulgencio y Florentina son tíos, por tanto, de los hijos de Leovigildo y Teodora: Hermenegildo (posteriormente también canonizado) y Recaredo, el rey visigodo que se convirtió al cristianismo católico.

Juventud

 
Isidoro de Sevilla presentando su obra a su hermana Florentina. Manuscrito de la Biblioteca Nacional de Francia, hacia el año 800.
Se formó con lecturas de Agustín de Hipona y Gregorio Magno; estudió en la escuela catedralicia de Sevilla donde aprendió latín, griego y hebreo. Al morir su hermano Leandro, arzobispo de Sevilla, lo sucedió en el gobierno de la diócesis, y su episcopado duró 37 años (599-636). Vivió en una época de transición entre la decadencia de la Edad Antigua y del mundo romano, y el nacimiento de la Edad Media y de las nuevas nacionalidades de influencias germanas. En ese contexto, se propuso recomponer las debilitadas estructuras culturales de España, y desplegó todos sus recursos pedagógicos para contrarrestar la creciente influencia de las culturas consideradas bárbaras. Propició el desarrollo de las artes liberales, del Derecho y de las ciencias, y en el Cuarto Concilio Nacional de Toledo, iniciado el 5 de diciembre del 633, estableció las bases de un decreto que impuso una política educativa obligatoria para todos los obispos del reino.
La maestría de San Isidoro en griego y hebreo le dio reputación de ser un estudiante capaz y entusiasta. Su propio latín estaba afectado por las tradiciones locales visigodas y contiene cientos de palabras identificables como localismos hispanos (el editor de su obra en el siglo XVII encontró 1.640 de tales localismos, reconocibles en el español de la época).

 Isidoro y el arrianismo

En una época de desintegración de la cultura clásica, de violencia e ignorancia entre las clases dominantes, Isidoro impulsó la asimilación de los visigodos, que ya llevaban dos siglos en Hispania, a fin de conseguir un mayor bienestar, tanto político como espiritual, del reino. Para ello, ayudó a su hermano en la conversión de la casa real visigoda (arrianos) al catolicismo e impulsó el proceso de conversión de los visigodos tras la muerte de su hermano (599). Presidió el segundo sínodo provincial de la Bética en Sevilla (noviembre de 618 o 619, durante el reinado de Sisebuto), al que asistieron no sólo prelados peninsulares sino también de la Narbonense (que formaba parte del reino visigodo de Toledo) y Galia.
 
Estatua de Isidoro de Sevilla por José Alcoverro ubicada en la escalinata de acceso a la Biblioteca Nacional de España.
En las actas del concilio se establece totalmente la naturaleza de Cristo, rebatiendo las concepciones arrianas.

Vejez

A edad avanzada, también presidió el IV Concilio de Toledo (633), que requirió que todos los obispos estableciesen seminarios y escuelas catedralicias. Siguiendo las directrices establecidas por Isidoro en Sevilla fue prescrito el estudio del griego y el hebreo, y se alentó el interés por el estudio del Derecho y la Medicina.
También marcó la unificación litúrgica de la España visigoda e impulsó la formación cultural del clero. El concilio fue probablemente un reflejo de las ideas de Isidoro. Pero el concilio no sólo produjo conclusiones de carácter religioso o eclesiástico, sino también político. El lugar ocupado por el rey y la deferencia a él debida en el concilio es también destacable: la Iglesia es libre e independiente, pero ligada mediante una solemne lealtad al rey. Nada se dice acerca de la lealtad al obispo de Roma. Para muchos autores fue uno de los primeros pensadores en formular la teoría del origen divino del poder regio: Dios concedió la preeminencia a los príncipes para el gobierno de los pueblos.

 Muerte y canonización

Fue el primero de los grandes compiladores medievales. Fue canonizado en 1598, y en 1722 el papa Inocencio XIII lo declaró doctor de la Iglesia.
Los restos mortales de Isidoro se encuentran actualmente en la Basílica de San Isidoro de León, adonde fueron trasladados desde su sepulcro en Sevilla en 1063; ese año el monarca leonés Fernando I comisionó a los obispos Alvito de León y Ordoño de Astorga para obtener las reliquias del rey de la taifa de Sevilla, Al-Mutadid, tributario suyo. Existen también algunas reliquias suyas en la catedral de Murcia.
En el altar mayor de la parroquia de La Anunciación de Abla (Almería) también se encuentra una reliquia de San Isidoro, donada por la Curia Romana en el mes de diciembre de 2008 con motivo de la consagración de dicho altar.

Obra

Producción literaria

Fue un escritor muy prolífico y un infatigable compilador y recopilador. Compuso numerosos trabajos históricos y litúrgicos, tratados de astronomía y geografía, diálogos, enciclopedias, biografías de personas ilustres, textos teológicos y eclesiásticos, ensayos valorativos sobre el Antiguo y Nuevo Testamento, y un diccionario de sinónimos.
Su obra más conocida es las Etimologías (hacia 634), monumental enciclopedia que refleja la evolución del conocimiento desde la antigüedad pagana y cristiana hasta el siglo VII. Este texto, también llamado Orígenes y dividido en veinte libros, con 448 capítulos, constituye una enorme obra enciclopédica en la que se recogen y sistematizan todos los ámbitos del saber de la época (Teología, Historia, Literatura, Arte, Derecho, Gramática, Cosmología, Ciencias Naturales...). Gracias a esta obra, se hizo posible la conservación de la cultura romana y su transmisión a la España visigoda.
Asimismo cabe destacar su obra La Hispania,la cual es una colección de cánones conciliares y epístolas pontificias. Los cánones recogidos corresponden a concilios griegos, africanos, galicanos y españoles, mientras las epístolas pontificadas, más de un centenar, quedan agrupadas por orden cronológico. La riqueza de contenido y universalidad de sus planteamientos confieren a La Hispania un papel de capital importancia, sin parangón posible con cualquier otra colección canónica de la misma época. La Hispania fue precedida desde mediados del siglo VI por un índice formado por el extracto de los cánones, y constó de tres recenciones: la Isidoriana, correspondiente a la redacción primitiva, la Juliana de la época de San Julián de Toledo) y la vulgata, o edición más difundida y utilizada, que habría de ser bien conocida en las Galias y que influyó además en otras colecciones canónicas posteriores.
Casi diez siglos después de su muerte fue declarado Doctor de la Iglesia por el papa Inocencio XIII.

Producción historiográfica

Isidoro de Sevilla escribió diversas obras históricas, siendo la más importante Etimologías, una extensa compilación en la que almacena, sistematiza y condensa todo el conocimiento de la época. Otra obra, pero de menor importancia es su Historia de los Godos, Vándalos y Suevos.
 
Folio 26v miniado del Códice toledano (siglo IX) de las Etimologías (ahora en la Biblioteca Nacional de España, signatura: Vitr. 14-3). Escrito en minúscula visigoda de la escuela toledanosevillana, procede de la Catedral de Toledo.

 Las Etimologías

Una de las cuestiones que se abordan en este libro es definir el concepto de Historia y diferenciar los tipos de historia que pueda haber. Isidoro de Sevilla coloca a la historia dentro del género de la Gramática, ya que, al igual que en la Antigüedad, la trata como un género literario. Dice que la Historia es la narración de hechos acontecidos y que etimológicamente significa ver o conocer. Esto difiere de la concepción que tenía Heródoto, ya que para él significaba investigar.
Para Isidoro, los escritores antiguos sólo escribían de lo que habían visto. Él hace una genealogía de la Historia y cita como primer historiador a Moisés, que es el que hace la historia sobre el principio del mundo. Entre los griegos, el primer historiador sería Dares Frigio, que realmente fue un personaje de la Ilíada, un sacerdote de Troya. Isidoro lo considera así porque en el siglo VI aparece una historia apócrifa de la Guerra de Troya, aparentemente escrita por este hombre, y será la fuente más valorada sobre este hecho durante la Edad Media (incluso más que Homero). El siguiente historiador griego en importancia considera que fue Heródoto.
En las Etimologías, Isidoro de Sevilla explica que los antiguos dividieron la Filosofía en tres partes, que según el formato de la Tabla de Tríadas se puede presentar así: Física, Lógica y Ética. Cada una de ellas se puede subdividir a su vez:
  • División de la Física: Geometría/Aritmética/Música
  • División de la Lógica: Gramática/Dialéctica/Retórica
  • División de la Ética: Justicia/Prudencia/Fortaleza/Templanza
Luego, Isidoro de Sevilla habla de la utilidad de la Historia, que es para la enseñanza del momento presente. Este autor y esta obra serán muy influyentes durante toda la Edad Media.

Historia de los godos, vándalos y suevos

Es la historia de los pueblos que se asientan en la Península durante el siglo V d. C. Ahora se da un paralelismo con lo ocurrido con Eusebio de Cesarea, porque escribe desde el lado de los visigodos, que son los pueblos que se enfrentan a los romanos. Su tarea debe ser que no se muestre a los visigodos como los malos y a los romanos como los buenos. Por eso dice que durante la conquista, todos los romanos que estuviesen en un lugar sagrado, como dentro de una iglesia, o que simplemente gritasen el nombre de Cristo, no fueron muertos ni hechos cautivos.

De la fe católica contra los judíos

En medio de un proceso de luchas internas y de reformulaciones ideológicas, la comunidad judía hispana del los siglos VI y VII fue víctima expiatoria de un deseo de consolidación de la monarquía alrededor del catolicismo [Eva Castro Caridad y Francisco Peña Fernández "Isidoro de Sevilla. Sobre la fe católica contra los judíos", Universidad de Sevilla, 2012, p. 31] En su obra De fide catholica contra Iudaeos amplía las ideas de San Agustín sobre la presencia judía en sociedad cristiana. Se trata de un opúsculo escrito contra el judaísmo, aunque Isidoro estaba en contra del rey Sisebuto en su idea de que era necesario promover la conversión al cristianismo por la fuerza. Isidoro prefirió convencer a obligar, pero tampoco fue enérgico en rechazar la violencia que sobre los judíos se ejercía en este periodo.[1] Como Agustín, acepta la necesidad de no eliminar la población judía por su papel supuesto en la venida segunda de Jesús. Isidoro de Sevilla recogió la más relevante tradición polémica antigua convirtiendo su texto en uno de los más relevantes en materia apologética anti-judía hasta bien entrada la Edad Media. La influencia del postulado del pensador hispalense fue esencial en el armazón ideológico que rodeo la reactivación del anti-judaísmo europeo desde finales del siglo XI al siglo XIII [A. S. Abulafia, Christians and Jews in Dispute. Sydney, 1998, p. 517)

Como teórico de la música

A lo largo de sus escritos encontramos una serie de menciones a diversas cuestiones musicales que resultan trascendentales para conocer tanto el pensamiento como las prácticas musicales de aquella época. En las Etimologías, la música se aborda en el Libro III, dentro del Quadrivium, junto con las matemáticas, geometría y astronomía. Allí Isidoro de Sevilla habla sobre el valor de la memoria en música ante la falta de notación musical, al no poderse escribir los sonidos. En esta misma obra encontramos afirmaciones sobre la música como: «Sin la música, ninguna disciplina puede ser perfecta, puesto que nada existe sin ella», en el Libro III. C. 15, que nos da una idea del valor que se confería a la música entonces. Junto con las Instituciones de Casiodoro constituyen una fuente de información esencial sobre las siete artes liberales, entre las que se incluye la música. Asimismo, Isidoro hace referencias excepcionales sobre el repertorio litúrgico hispano más acordes con una visión práctica de la música. Esta perspectiva supone un primer paso hacia una nueva concepción de una teoría de la música más ligada a la realidad que a la especulación.
Al igual que otros teóricos como Boecio, San Agustín o Casiodoro, Isidoro recoge en sus escritos términos como "sinfonia" o "diafonia", que podrían identificarse como el sonar de varias voces, pero siempre son casos muy oscuros. Parece que este tipo de denominaciones podría hacer alusión a la aparición de dos sonidos sucesivos, en vez de simultáneos. El minucioso estudio de estas fuentes es fundamental para determinar con exactitud el origen de la polifonía en la música clásica occidental.

Otras obras

Estos son algunos otros de sus trabajos, todos escritos en latín:
  • Chronica Majora: una historia universal.
  • De differentiis verborum: un breve tratado teológico sobre la doctrina de la Trinidad, la naturaleza de Cristo, del Paraíso, los ángeles y los hombres.
  • De natura rerum (Sobre la naturaleza de las cosas): un libro de astronomía e historia natural dedicado al rey visigodo Sisebuto.
  • Preguntas en el Antiguo Testamento.
  • De ordine creaturarum.
  • Regula monachorum.
  • Sententiae libri tres (Codex Sang. 228; siglo IX)[2]
  • De viris illustribus.
  • De ecclesiasticis officiis.
  • Un tratado místico sobre los significados alegóricos de los números.
  • Una serie de cartas breves.

 Datos de interés

Leyenda

Según cuenta la leyenda, en 1063 Fernando I guerreó por tierras de Badajoz y Sevilla, e hizo tributario suyo al rey taifa de Sevilla. De él consigue la entrega de las reliquias de Santa Justa, pero cuando su embajada llega a Sevilla a recogerlas, no las encuentra. Sin embargo, una vez en Sevilla, el obispo de León, miembro de la embajada, tiene una visión mientras duerme, gracias a lo cual encuentran milagrosamente las reliquias de San Isidoro. El retorno se hace por la Vía de la Plata. Cerca ya de León, la embajada se interna en tierras pantanosas, sin que los caballos puedan avanzar. Al taparles los ojos a los caballos, éstos salen adelante dirigiéndose hacia la recién construida iglesia de los Santos Juan y Pelayo, que desde entonces se llamará de San Isidoro.

 Influencia

Isidoro fue muy leído durante la Edad Media y Renacimiento (al menos diez ediciones fueron impresas entre 1470 y 1530). Su influencia fue enorme entre sus contemporáneos. Braulio, obispo de Zaragoza y amigo de Isidoro, le describió como el hombre elegido por Dios para salvar a los hispanos de la marea de barbarie que amenazaba con inundar la civilización clásica en Hispania. El VIII Concilio de Toledo (653) manifestó su admiración por la figura de Isidoro con las siguientes elogiosas palabras: «El extraordinario doctor, el último ornamento de la Iglesia Católica, el hombre más erudito de los últimos tiempos, el siempre nombrado con reverencia, Isidoro». Este tributo fue ratificado por el XV Concilio de Toledo, celebrado en 688. Entre sus discípulos se encuentra Ildefonso de Toledo.
Todos los escritos históricos medievales de España estuvieron basados en las obras de Isidoro. Hasta el siglo XII, fue transmitido mediante traducciones de fuentes árabes, siendo una de las fuentes principales para la penetración en Europa de los trabajos de Aristóteles y otros griegos.

 Véase también

Pendón de San Isidoro

 Referencias

Específicas
  1. Joseph Pérez, Los judíos en España, Madrid: Marcial Pons Historia, 2005 (Biblioteca Clásica), pág. 26.— ISBN 978-84-96467-03-3
  2. versión digitalizada del códice en Stiftsbibliothek St. Gallen
Bibliografía
  • Bodelón, Serafín: Literatura latina de la Edad Media en España. Madrid: Akal, 1989. ISBN 978-8-47-600394-7 (Google Libros)
  • Castro Caridad, Eva y Peña Fernández, Francisco. Isidoro de Sevilla. Sobre la fe católica contra los judíos, Universidad de Sevilla, 2012
  • De Sevilla, Santo Isidoro: Etimologías. Madrid: Edición Bilingüe Latín-Español, 2004.
  • Drews, W. The unknown neighbour. The jews in the thought of Isidore of Seville, Leiden-Boston, 2006.
  • Domínguez del Val, Ursicino: «Isidoro de Sevilla» en Diccionario de Historia Eclesiástica de España. Madrid: Inst. Enrique Florez-CSIC, 1973.
  • Escudero, José Antonio: Curso de Historia del Derecho: Fuentes e Instituciones político-administrativas, pp. 216-217. Madrid: Solana e Hijos, 2003. ISBN 84-398-4903-6
  • Fontaine, Jacques: Isidoro de Sevilla: génesis y originalidad de la cultura hispánica en tiempos de los visigodos. Turnhout, Bélgica: Brepols, 2000; traducción española de Miguel Montes, Ed. Encuentro, 2002. ISBN 84-7490-653-9 ISBN 978-8-47-490653-0 (Google Libros)
  • Fubini, Enrico: La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX. Madrid: Alianza, 1992.
  • Hoppin, Richard: Medieval Music. Nueva York: W. W. Norton, 1978. ISBN 03-930-9090-6 Traducción al español como La música medieval. Madrid: Akal, 2000. ISBN 84-7600-683-7 (Google Libros)
  • Reese, Gustave: Music in the Middle Ages. Nueva York: W. W. Norton, 1940. ISBN 03-930-9750-1 Traducción al español como La música en la Edad Media. Madrid: Alianza, 1989. ISBN 84-206-8543-7
  • Madoz, José: San Isidoro de Sevilla, semblanza de su personalidad literaria. León: Estudios Isidorianos, 1960.
  • Pérez de Urbel, Fray Justo: San Isidoro de Sevilla: Su vida, su obra y su tiempo. León: Universidad de León, 1995.
  • Rowell, Lewis: Introducción a la filosofía de la música. Antecedentes históricos y problemas estéticos. Barcelona: Gedisa, 1999.

 Enlaces externos




San Isidoro de Sevilla

(560- +4 de abril del 636). Arzobispo, Doctor de la Iglesia,
Teólogo, historiador.
Reconocido como el hombre mas sabio de su época.
Fiesta: 26 de abril

Ver también enlaces sobre el santo
De sus escritos: El obispo debe tener su puerta abierta a todo el que llegue
Benedicto XVI sobre San Isidoro

"Isidoro" significa: "Regalo de la divinidad" (Isis: divinidad. Doro: regalo)
Nació en Cartagena, España hacia el año 560. Su padre llamado Severiano, nacido en Cartagena, probablemente era de una familia romana, pero estaba emparentado con los reyes visigodos.
Isidoro era el menor de cuatro hermanos. Sus dos hermanos, Leandro y Fulgencio también llegaron a ser santos. Su hermana Santa Florentina, fue abadesa de varios conventos. ¡La santidad se comparte y se fortalece cuando los lazos familiares son santos!
Su hermano Leandro que era mucho mayor que él, se encargó de su educación porque quedaron huérfanos siendo Isidoro un niño. Parece ser que Leandro era muy severo, porque cuenta una leyenda, que siendo Isidoro muy niño huyó de su casa para escapar de la severidad de su hermano. Luego volvió por voluntad propia, lleno de buenos propósitos. Leandro lo encerró para impedir que se escape de nuevo. Probablemente lo envió a un monasterio para seguir estudiando.
Un día se acercó a un pozo para sacar agua y notó que las cuerdas habían hecho hendidura en la dura piedra. Entonces comprendió que también la conciencia y la voluntad del hombre pueden vencer las duras dificultades de la vida. Entonces regresó con amor a sus libros.
Isidoro llegó a ser uno de los hombres mas sabios de su época, aunque al mismo tiempo era un hombre de profunda humildad y caridad. Fue un escritor muy leído. Se lo llamó el Maestro de la Edad Media o de la Europa Medieval y primer organizador de la cultura cristiana. La principal contribución de San Isidoro a la cultura, fueron sus Etimologías u Orígenes, una "summa" muy útil de la ciencia antigua condensando, mas con celo que con espíritu crítico los principales resultados de la ciencia de la época, siendo uno de los textos clásicos hasta mediados del siglo XVI.
Fue un escritor muy fecundo: entre sus primeras obras está un diccionario de sinónimos, un tratado de astronomía y geografía, un resumen de la historia desde la creación, biografías de hombres ilustres, un libro sobre los valores del Antiguo y del Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, varios tratados teológicos y eclesiásticos y la historia de los visigodos, que es lo más valioso en nuestros días, ya que es la única fuente de información sobre los godos. También escribió historia de los vándalos y de los suevos.
San Isidoro fue como un puente entre la Edad Antigua que terminaba y la Edad Media que comenzaba. Su influencia fue muy grande en Europa, especialmente en España. Entre sus discípulos está San Ildefonso de Toledo
Probablemente ayudó a su hermano Leandro, obispo de Sevilla a gobernar la diócesis. Le sucedió en el cargo cuando murió. Su episcopado duró treinta y siete años, bajo seis reyes, completó la obra comenzada por San Leandro, que fue de convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo.
Cuenta una graciosa leyenda que cuando tenía un mes de vida, un enjambre de abejas invadió su cuna y dejó en los labios del pequeño Isidoro un poco de miel, como auspicio de la dulce y sustanciosa enseñanza que un día saldría de esos labios.
También decía San Ildefonso que "la facilidad de palabra era tan admirable en San Isidoro, que las multitudes acudían de todas partes a escucharle y todos quedaban maravillados de su sabiduría y del gran bien que se obtenía al oír sus enseñanzas".
Su principal preocupación como obispo fue la de lograr una madurez cultural y moral del clero español. Fundó un colegio eclesiástico, prototipo de los futuros seminarios, dedicándose personalmente a la instrucción de los candidatos al sacerdocio.
Como su hermano, fue el obispo mas popular y autorizado de su tiempo.
Continuó la costumbre de su hermano de arreglar las cuestiones de disciplina eclesiástica en los sínodos, cuya organización se debió en gran parte a San Leandro y San Isidoro.
San Isidoro presidió el segundo Concilio de Sevilla en 619, y el cuarto Concilio de Toledo, en 633. Muchos de los decretos del Concilio fueron obra de San Isidoro, especialmente el decreto que se estableciese un seminario en todas las diócesis.
Su sistema educativo era abierto y progresista, propuso un sistema que abarca todas las ramas del saber humano.
Según parece, San Isidoro previó que la unidad religiosa y un sistema educativo amplio, podían unificar los elementos heterogéneos que amenazaba desintegrar España y gracias a eso gran parte del país se convirtió en un centro de cultura, mientras que el resto de Europa se hundía en la barbarie.
Otro de los grandes servicios que San Isidoro prestó a la Iglesia española fue el de completar el misal y el breviario mozárabes, que San Leandro había empezado a adaptar de la antigua liturgia española.
San Isidoro se formó con lecturas de San Agustín y San Gregorio Magno.
Su amor a los pobres era inmenso. En los últimos seis meses aumentó tanto sus limosnas que los pobres llegaban de todas partes a pedir y recibir ayuda.
Cuando sintió que iba a morir, pidió perdón públicamente por todas sus faltas, perdonó a sus enemigos y suplicó al pueblo que rogara a Dios por él. Distribuyendo entre los pobres el resto de sus posesiones, volvió a su casa y murió apaciblemente el 4 de abril del año 636 a la edad de 80 años.
El año 1063 fue trasladado su cuerpo a León, donde hoy recibe culto en la iglesia de su nombre.
La Santa Sede lo declaró Doctor de la Iglesia, en 1722.


 
      

    4 de abril
San IsidoroArzobispo de Sevilla
(año 636)
San IsidoroIsidoro significa: "Regalo de la divinidad (Isis: divinidad. Doro: regalo). Nació en Sevilla en el año 556. Era el menor de cuatro hermanos, todos los cuales fueron santos y tres de ellos obispos. San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina se llamaron sus hermanos.
Su hermano mayor, San Leandro, que era obispo de Sevilla, se encargó de su educación obteniendo que Isidoro adquiriera el hábito o costumbre de dedicar mucho tiempo a estudiar y leer, lo cual le fue de gran provecho para toda la vida.
Al morir Leandro, lo reemplazó Isidoro como obispo de Sevilla, y duró 38 años ejerciendo aquel cargo, con gran brillo y notables éxitos.
Isidoro fue el obispo más sabio de su tiempo en España. Poseía la mejor biblioteca de la nación. Escribió varios libros que se hicieron famosos y fueron muy leídos por varios siglos como por ej. Las Etimologías, que se pueden llamar el Primer Diccionario que se hizo en Europa. También escribió La Historia de los Visigodos y biografías de hombres ilustres.
San Isidoro es como un puente entre la Edad Antigua que se acababa y la Edad Media que empezaba. Su influencia fue muy grande en toda Europa y especialísimamente en España, y su ejemplo llevó a muchos a dedicar sus tiempos libres al estudio y a las buenas lecturas.
Fue la figura principal en el Concilio de Toledo (año 633) del cual salieron leyes importantísimas para toda la Iglesia de España y que contribuyeron muy fuertemente a mantener firme la religiosidad en el país.
Se preocupaba mucho porque el clero fuera muy bien instruido y para eso se esforzó porque en cada diócesis hubiera un colegio para preparar a los futuros sacerdotes, lo cual fue como una preparación a los seminarios que siglos más tarde se iban a fundar en todas partes.
Dice San Ildefonso que "la facilidad de palabra era tan admirable en San Isidoro, que las multitudes acudían de todas partes a escucharle y todos quedaban maravillados de su sabiduría y del gran bien que se obtenía al oír sus enseñanzas".
Su amor a los pobres era inmenso, y como sus limosnas eran tan generosas, su palacio se veía continuamente visitado por gentes necesitadas que llegaban a pedir y recibir ayudas. De todas las ciencias la que más le agradaba y más recomendaba era el estudio de la Sagrada Biblia, y escribió unos comentarios acerca de cada uno de los libros de la S. Biblia. Cuando sintió que iba a morir, pidió perdón públicamente por todas las faltas de su vida pasada y suplicó al pueblo que rogara por él a Dios. A los 80 años de edad murió, el 4 de abril del año 636.
La Santa Sede de Roma lo declaró "Doctor de la Iglesia".


San Isidoro de Sevilla, obispo y doctor de la Iglesia
fecha: 26 de abril
n.: c. 560 - †: 636 - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Fiesta de san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, que, discípulo de su hermano Leandro y sucesor suyo en la sede de Sevilla, en la Hispania Bética, escribió con erudición, convocó y presidió varios concilios, y trabajó con celo y sabiduría por la fe católica y por la observancia de la disciplina eclesiástica. Descansó en el Señor el 4 de abril.
patronazgo: patrono de los estudiantes y de los internautas.
refieren a este santo: San Fulgencio de Écija
oración:
Señor, Dios todopoderoso, tú elegiste a san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, para que fuese testimonio y fuente del humano saber; concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta y una aceptación generosa de tu eterna verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica)

El discípulo y amigo de san Isidoro, San Braulio, decía que Dios parecía haberle destinado a oponer un dique a la barbarie y ferocidad de los ejércitos godos en España. El padre de Isidoro, que se llamaba Severiano, había nacido en Cartagena, probablemente de una familia romana, pero estaba emparentado con los reyes visigodos. Dos de los hermanos de san Isidoro, Leandro, que era mucho mayor que él, y Fulgencio, llegaron también a ser obispos y santos. Santa Florentina, su hermana, fue abadesa de varios conventos. La educación de Isidoro se confió a Leandro, quien parece haber sido bastante severo. Según la leyenda, Isidoro, siendo niño, huyó de la casa para escapar a la severidad de su hermano y a las lecciones, que encontraba demasiado difíciles; aunque Isidoro volvió espontáneamente al hogar lleno de buenos propósitos, Leandro le encerró en una celda para impedir que se fugase de nuevo. Tal vez le envió a un monasterio a continuar su educación.
Cualquiera que haya sido el sistema empleado por Leandro, los resultados fueron excelentes, ya que Isidoro llegó a ser uno de los hombres más sabios de su época y, cosa muy notable en aquellos tiempos, un hombre muy interesado en la educación. Aunque es casi seguro que nunca fue monje, profesaba gran amor a las órdenes religiosas; los monjes le rogaron que compusiese el código de reglas que lleva su nombre y que se generalizó en toda España. En dicho código insiste san Isidoro en que no debe haber en los monasterios ninguna distinción entre hombres libres y siervos, porque todos son iguales ante Dios. Muy probablemente, san Isidoro ayudó a san Leandro en el gobierno de la diócesis de Sevilla y le sucedió en ella después de su muerte. Durante su episcopado, que duró treinta y siete años, bajo seis reyes, completó la obra comenzada por san Leandro de convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo. También continuó la costumbre de su hermano de arreglar las cuestiones de disciplina eclesiástica en los sínodos, cuya organización se debió en gran parte a san Leandro y a san Isidoro. Modelo de gobierno representativo, dichos sínodos han sido estudiados con admiración por quienes se interesan en el moderno sistema parlamentario. San Isidoro presidió el segundo Concilio de Sevilla en 619, y el cuarto Concilio de Toledo, en 633; en este último, sus excepcionales méritos como principal maestro de España le valieron la precedencia sobre el arzobispo de Toledo. Muchos de los decretos del Concilio fueron obra de San Isidoro, en particular el decreto de que se estableciese en todas las diócesis un seminario o escuela catedralicia. El sistema educativo del anciano prelado era extraordinariamente abierto y progresista; lejos de imitar servilmente el sistema clásico, propuso un sistema que abarcaba todas las ramas del saber humano, así las artes, la medicina y las leyes, como el hebreo y el griego; por lo demás, en España se estudiaba a Aristóteles mucho antes de que los árabes le pusiesen de moda.
Según parece, san Isidoro previó que la unidad religiosa y un sistema educativo suficientemente amplio eran capaces de unificar los elementos heterogéneos que amenazaban desintegrar a España. Gracias a él, en gran parte, España se convirtió en un centro de cultura, en tanto que el resto de Europa se hundía en la barbarie. La principal contribución de san Isidoro a la cultura fue la compilación de una especie de enciclopedia, llamada «Etimologías» u «Orígenes», que sintetizaba toda la ciencia de la época. Se ha llamado a san Isidoro «el Maestro de la Edad Media»; su obra fue uno de los textos clásicos hasta mediados del siglo XVI. El santo fue un escritor muy fecundo: entre sus primeras obras, se contaban un diccionario de sinónimos, un tratado de astronomía y geografía física, un resumen de la historia del mundo desde la creación, una biografía de los hombres ilustres, un libro sobre los valores del Antiguo y del Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, varios tratados teológicos y eclesiásticos y la historia de los godos, de los vándalos y de los suevos. De todas estas obras, la más valiosa en nuestros días es, sin duda, la historia de los godos, ya que constituye nuestra única fuente de información sobre un período de la época visigótica. Otro de los grandes servicios que san Isidoro prestó a la Iglesia española fue el de completar el misal y el breviario mozárabes, que san Leandro había empezado a adaptar de la antigua liturgia española para uso de los godos.
A pesar de que vivió casi hasta los ochenta años, san Isidoro no abandonó nunca la práctica de la austeridad, no obstante que su salud se había debilitado mucho. En los últimos seis meses de su vida aumentó de tal modo sus limosnas, que los pobres invadían su casa, de la mañana a la noche. Cuando comprendió el santo que se acercaba su fin, invitó a dos obispos a que fuesen a verle. En su compañía se dirigió a la iglesia, donde uno le cubrió con una burda manta y el otro le echó ceniza sobre la cabeza. Así, vestido de penitente, san Isidoro alzó los brazos hacia el cielo y pidió en voz alta perdón por sus pecados; en seguida recibió el viático, se encomendó a las oraciones de los presentes, perdonó a sus enemigos, exhortó al pueblo a la caridad y distribuyó entre los pobres el resto de sus posesiones. Después volvió a su casa y murió apaciblemente, al poco tiempo. La Iglesia le declaró Doctor universal en 1722. Su nombre aparece en el canon de la misa de rito mazárabe que se celebra todavía en Toledo. San Beda el Venerable comenzó a escribir, poco antes de morir, un comentario de las obras de san Isidoro.

Los materiales biográficos primitivos sobre san Isidoro no son muy satisfactorios. Existe un relato de su muerte, escrito por Redempto y un panegírico de su discípulo Braulio; pero la biografía que se atribuye a Lucas, obispo de Tuy, es muy pobre y carece de valor histórico, ya que fue escrita varios siglos después de la muerte del santo. Puede leerse en Acta Sanctorum, abril, vol. I. En Patrología IV, de Di Berardino, BAC, 2000, pág 98-114 se encontrará una amplia introducción, con especial énfasis en las obras; hay allí mismo una completa y actualizada bibliografía, tanto de fuentes acerca de Isidoro, como de fuentes y ediciones de su obra. Benedicto XVI dedicó en 2008 una catequesis a la figura del santo. En un sitio particular de internet puede encontrarse una completa webgrafía sobre el santo, que dirige a hagiografías, biografías y obras, en ediciones más o menos extensas, hay allí, por supuesto, varias direcciones donde pueden leerse capítulos de las Etimologías o de las Sentencias, curiosidades de su obra, etc; lamentablemente el sitio no está ya activo, pero subsiste su copia estática en Web Archive, este link dirige a esa copia estática. También en la Biblioteca de ETF puede encontrarse alguna referencia documental al santo.
Mención especial merece la cuestión del patronazgo de internet: san Isidoro resulta ser uno de los «candidatos» a ser declarado «patrono de internet», por el enciclopedismo y eclecticismo de su cultura, como muy acertadamente lo destacó la catequesis del Papa. No sé si ya ha sido «elegido» o no; lo que es lamentable es que se desvirtúe el concepto de «patrono» esperando que a través de certificados oficiales Roma nos dé servido el aire a respirar: un patrono es aquel a quien se invoca y responde, como le dice Elías a los profetas de Baal (cfr. 1 Re 18) «el dios que responda por el fuego, ése es Dios», lo mismo puede decirse: aquel santo que se invoca en determinadas situaciones, ante determinadas realidades, por determinadas personas, y responde, ése es el patrono, que además pueden ser varios (somos monoteístas, pero no «monopatronistas»), ¿qué sentido tiene esperar un «certificado oficial de santo patrono» si los internautas no le rezan y el santo responde «por el fuego»? Mi opinión personal [Abel Della Costa] es que san Isidoro de Sevilla es un santo completamente idóneo para ser invocado como patrono de los internautas, pero no creo que sea necesario ni juntar firmas, ni armar ciberdebates al respecto, sólo rezarle, que es la mejor solución a todos los problemas, y en especial el mejor método para saber a qué patrono invocar.
El cuadro es el Isidoro de Sevilla de Murillo (1655), en la sacristía de la Catedral de Sevilla. la segunda imagen muestra a san Braulio de Zaragoza, amigo, discípulo y colaborador de Isidoro, y al propio Isidoro (a la derecha), en una iluminación del códice 167, en la biblioteca del monasterio de Einsiedeln, de la segunda mitad del siglo X.


fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 
 


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