jueves, 4 de abril de 2013

Francisco de Paula, Santo

Eremita y Fundador, 2 de abril
 
Francisco de Paula, Santo
Francisco de Paula, Santo

Eremita y Fundador
de la Orden de los Mínimos en Calabria

Martirologio Romano: San Francisco de Paula, ermitaño, fundador de la Orden de los Mínimos en Calabria, prescribiendo a sus discípulos que viviesen de limosnas, no teniendo propiedad ni manipulando dinero, y que utilizasen sólo alimentos cuaresmales. Llamado a Francia por el rey Luis XI, le asistió en el lecho de muerte, y célebre por la austeridad de vida, murió a su vez en Plessis-les-Tours, junto a Tours (1507).

Etimológicamente: Francisco = el abanderado, de origen germano.

Fecha de canonización: En 1519 por el Papa León X.
Francisco nació en Paula, región de Calabria (Italia) en el año 1416, y es uno de los más jóvenes fundadores de órdenes religiosas que recuerda la historia.

A los trece años vistió el hábito franciscano, pero dos años más tarde desapareció. Después de algunos años lo descubrió un cazador en un refugio en las ásperas montañas cerca de Cosenza.

La fama de su santidad y de sus milagros atrajo a un buen número de jóvenes deseosos de seguir su ejemplo, con los cuales fundó la Orden de los Mínimos o Ermitaños de san Francisco de Asís.

Los invitó a la penitencia, reduciendo su alimentación durante los 365 días del año a pan, pescado, agua y verduras.

Pero las duras penitencias no acortaron su vida, pues vivió hasta la edad de 91 años. Murió un viernes santo, el 2 de abril de 1507, mientras se encontraba en Francia, en Plessis-les-Tours.

Fue canonizado por el Papa León X en 1519, a los doce años de su muerte, y aún hoy se le propone no sólo como modelo de penitencia, sino también -como dijo Pablo VI el 27 de mayo de 1977- como modelo de valentía para denunciar “las malversaciones de los poderosos”.

Una vez el pobre fraile, flaco y agotado por los ayunos, iba de Cosenza a Reggio Calabria y de aquí necesitaba pasar el estrecho de Mesma, pues se dirigía a Sicilia. Como ninguno de los barqueros quiso llevarlo, el santo extendió su manto y sobre él navegó por el mar hasta Mesina. El prodigio le ganó la reputación de taumaturgo y el título de patrono de los marineros. La vida de este austero santo, que vivió entre honores siquiera sin darse cuenta, está llena de milagros. Su fama superó los confines de Italia y llegó hasta Francia, a donde Luis XI quiso que el Papa lo enviara para que lo curara de una grave enfermedad.

El humilde fraile, avisado por un enviado pontificio, emprendió el viaje a Francia. Cuando llegó a París no le restituyó al rey la salud que pedía, pero sí le dio la del alma: lo reconcilió con Dios y lo convenció a aceptar su Santísima voluntad. Antes de morir, Luis XI lo nombró director espiritual del hijo y sucesor Carlos III.
   
San Francisco de Paula
J Bourdichon 1507 Sanctus Francescus de Paula.jpg
Fundador de la Orden de los Mínimos
Fundador de los Minimos
Nacimiento27 de marzo de 1416
Paula
Fallecimiento2 de abril de 1507
Tours
Venerado enIglesia Católica Romana
Beatificación1513
Canonización1519 por el Papa León X
Festividad2 de abril
Atributosbastón
PatronazgoBandera de Italia Calabria, Bandera de España Viver (Castellón), Ráfol de Almunia (Alicante), Albanchez de Mágina (Jaén), Los Baldíos (La Laguna), Bandera de Panamá La Chorrera (Panamá), Bandera de México (San Francisco del Refugio, Colotlán Jalisco, México), Bandera de Venezuela (Baruta).
San Francisco de Paula (Paula, 27 de marzo de 1416Tours, 2 de abril de 1507) fue un eremita, fundador de la Orden de los Mínimos y santo de la Iglesia Católica de la región sureña de Calabria en Italia.

 Biografía

Francisco nació en Paula (Cosenza), el 27 de marzo de 1416, hijo de Giacomo D'Alessio, apodado Martolilla, y Viena de Fuscaldo, una pareja de firme fe católica, devota en particular de San Francisco de Asís al que, incluso ya encontrándose en edad avanzada, le pidieron la gracia de un hijo.
Nacido pues, el primogénito, fue por ellos espontáneo imponerle el nombre de Francisco. A este primer niño se sumó pronto, otra hija: Brígida.
De niño, Francisco contrajo una forma grave de infección en un ojo, al grado de que los padres se dirigieron de nuevo en ruego al poverello de Asís, prometiéndole, en caso de curación, que el pequeño vestiría por un año entero (lo cual se llama famulato) el hábito de la orden franciscana. La enfermedad cedió con celeridad.

La formación

Desde pequeño, Francisco fue particularmente atraído por la práctica religiosa, denotando humildad y docilidad a la obediencia. A la edad de trece años contó la visión a un fraile franciscano que le recordó el voto hecho por los padres. Acogido en el convento franciscano de San Marco Argentano (Cosenza), quedó, por un año, cumpliendo a la promesa de sus padres.
El año de famulato evidenció las aptitudes místicas del joven, incluidos aquellos fenómenos sobrenaturales que acompañaron toda su biografía, aumentando con ello su fama en vida y su culto después de la muerte. Durante este año de dedicación al convento, el pequeño Francisco se afanó en la observancia regular y en despachar las tareas más humildes de la casa como la limpieza de los suelos, la cocina, el servicio del comedor y la cuestación, y ya entonces practicó muchos ayunos y abstinencias.
Concluido el año, los frailes de San Marco Argentano habrían querido retenerlo, pero Francisco conservó el deseo de conocer otras modalidades de vida consagradas, inquietud que había albergado antes de hacer su elección.
En 1430 llevó a cabo, con su familia, una larga romería que, teniendo Asís como meta principal, incluyó algunos de los principales centros de la espiritualidad católica italiana: Loreto, Roma y Montecassino, también tocando los eremitorios del Monte Luco.
El lujo de la Ciudad Eterna lo impresionó negativamente, empujándolo, al parecer, a reprender al cardenal Cusano, a quien hizo notar que Jesús no tuvo vestidos tan suntuosos.
Franziskus von Paola.jpg
Regresando a Paula, inició un periodo de vida eremítica, utilizando un lugar inaccesible incluido en las propiedades de la familia y suscitando el estupor de los paulanos.
En 1435, otros se asociaron con esta experiencia, reconociéndolo como conductor espiritual.
Con los suyos, construyó una capilla y tres dormitorios, dando, de hecho, principio a la experiencia, todavía en curso, de la Orden de los Mínimos.
A las primeras adhesiones, muchos otras se añadieron, tanto que el 31 de agosto de 1452 el nuevo arzobispo de Cosenza, monseñor Pirro Caracciolo, concedió la aprobación diocesana, acto que comportó a la Orden la facultad de instituir un oratorio, un monasterio y una iglesia.
Y justo la edificación del nuevo monasterio fue la ocasión que los conciudadanos de Francisco utilizaron para certificarle su profunda consideración: hasta los nobles paolanos hicieron de obreros para acelerar con ello la construcción.
La fama de santidad de Francisco se difundió rápidamente, tanto que en 1467 el papa Pablo II mandó a Paola a un emisario para tener noticias sobre el ermitaño calabrés.
Regresado a Roma, el enviado pontificio, monseñor Baldassarre De Gutrossis, presentó una relación objetiva sobre la vida de ruego y austeridad que invadió el monasterio.
El 4 de julio del mismo año, cuatro cardenales firmaron la carta que concedió la indulgencia a los que habían contribuido a la construcción de la iglesia del monasterio de Paula, además de a los que la habían visitado.
En 1470 tuvo principio el proceso jurídico-canónico para la aprobación definitiva de la nueva orden de ermitaños. La "causa paulana" fue patrocinada por monseñor Baldassarre da Spigno.
El 17 de mayo de 1474, el papa Sixto IV reconoció oficialmente al nueva orden con la denominación Congregación eremítica paolana de San Francisco de Asís.
El reconocimiento de la regla, de extrema austeridad, vino en cambio con el papa Alejandro VI, en concomitancia con el cambio del nombre por aquel, todavía en uso, de Orden de los Mínimos. Con la aprobación, los eremitorios, sobre el modelo de aquel de Paola, florecieron en Calabria y Sicilia.
Paterno Calabro en 1472, Spezzano della Sila en 1474, Corigliano Calabro en 1476 y Milazzo en 1480, fueron el parteaguas. Francisco encontró mientras tanto estable morada en Paterno Calabro, que se volvió, por lo tanto, un punto de referencia esencial para la gente y para los pobres de su tierra.
Así los dirigió por consejos de carácter espiritual pero también por consejos puramente prácticos.

 La situación política

El Reino de Nápoles estuvo en aquel periodo gobernado por los aragoneses, aunque localmente el poder efectivo fue sostenido por las familias nobiliarias según lo que fue el sistema feudal. Naturalmente las condiciones de vida no fueron fáciles para la mayoría de la población, que ocupó el nivel social más bajo.
Francesco adoptó también en tal contexto histórico la misión de la difusión de la vida cristiana.
 
Milagro de San Francisco de Paula, óleo de Francesco Cappella.
Entre los fenómenos sobrenaturales atribuidos a Francisco está aquel de la curación de un chico enfermo de una incurable llaga en un brazo, saneada con hierbas comunes; el desatascar milagroso del agua del "Cucchiarella", que Francisco hizo manar golpeando con el bastón una roca cerca del convento de Paula y que todavía es objeto de romerías; las piedras del milagro que quedaron en vilo mientras amenazaron con caer sobre el convento ("Os Paradas, por caridad").
Pero el "milagro" más famoso es ciertamente aquel conocido como el cruce del estrecho de Mesina sobre su capa extendida, después de que el barquero Pietro Coloso se negara a transbordar gratis a él y algunos seguidores, que ha contribuido a determinar con ello el "nombramiento" como patrón de la gente del mar de Italia.
Otro "carisma" atribuido al santo ermitaño fue la profecía, como cuando previó que la ciudad de Otranto caería en manos de los turcos en el 1480 y sería reconquistada por el rey de Nápoles.

La experiencia francesa

La noticia de sus dotes de santidad y taumaturgia también la alcanzó Francia, por los mercantes napolitanos, llegándole al rey Luis XI el que, enfermado él gravemente, lo mandó llamar preguntándole de visitarlo.
Francesco fue muy reacio a la idea de dejar su gente necesitada mucha que inducir al soberano francés a mandar una misión diplomática cerca del Papa para que le ordenara a Francisco ir cerca de él.
El Papa y el rey de Nápoles aprovecharon la ocasión para consolidar las frágiles relaciones con la potente Francia, vislumbrando, en perspectiva, la posibilidad de alcanzar un acuerdo para abolir la Pragmática Sanción de Bourges de 1438.
Necesitaron algunos meses pero para convencer a Francisco para dejar su tierra para atravesar los Alpes, y abandonar su estilo de vida austera, para pasar a vivir en un edificio real.
El 2 de febrero de 1483, partiendo de Paterno Calabro, Francisco dejó Calabria hacia Francia, remontando por el Vas de Diano, se paró primero en Polla, luego en la abadía de Santa Maria La Nova de Campagna y en Salerno. Pasó por Nápoles donde fue acogido por una gran muchedumbre aclamante y por el mismo rey Fernando I.
En Roma encontró muchas veces Papa Sixto IV que le confió muchos encargos. Se embarcó por lo tanto en Civitavecchia hacia Francia.
A su llegada cerca de la corte, en el Castillo de Plessis-lez-Tours, Luis XI se arrodilló. Él no lo curó del mal pero la acción de Francisco llevó a una mejoría las relaciones entre Francia y el Papa.
Francisco vivió en Francia unos veinticinco años y supo hacerse apreciar tanto por el pueblo simple como por los eruditos de la Sorbona.
Muchos religiosos franciscanos, benedictinos y ermitaños, fascinados por su estilo de vida, también se incorporaron en Francia, contribuyendo a la universalización de su orden.
Francisco gradualmente comportó el paso de un puro eremitismo a un real cenobitismo, con la fundación de una segunda orden, para las monjas y una tercero, para los laicos. Las correspondientes reglas fueron aprobadas por el Papa Julio II el 28 de julio de 1506.
El rey Carlos VIII, sucesor de Luis XI, estimó mucho a Francisco y contribuyó a la fundación de dos monasterios de la orden de los Mínimos, uno a Plessis-les-Tours y a uno sobre el monte Pincio a Roma.
En 1498, a la muerte de Carlos VIII, subió al trono Luis XII que, aunque Francisco preguntara de volver a Italia, no lo concedió.

El sereno epílogo y la gran herencia espiritual

Después de haber transcurrido los últimos años en serena soledad, murió en Francia en Plessis-les-Tours el 2 de abril de 1507. Aproximándose su fin, llamó a sí a sus cofrades sobre el lecho de muerte, exhortándolos a la caridad recíproca y al mantenimiento de la austeridad en la regla. Proveyó al nombramiento del vicario general y por fin, después de haber recibido los sacramentos, se hizo leer la Pasión según San Juan mientras su alma exhaló.

 Patronazgos

Alacuás (Valencia). La devoción en Alacuás a San Francisco de Paula, que se celebra tradicionalmente el tercer domingo de Pascua, se remonta a pocos años después de la muerte del santo, cuando en el siglo XVI el señor de la villa donó tierras para que se fundara un convento de los Mínimos de San Francisco, orden religiosa fundada por el santo.
En el siglo XIX, se constituyó también la fraternidad de la orden Mínima Seglar, encargada en la actualidad de organizar las celebraciones religiosas de San Francisco de Paula en Alacuás, según señaló el secretario de la orden Mínima Seglar, Francisco Martínez.
Gaspar Bono, beatificado por el papa Pío VI en 1786, fue provincial de la orden de los Religiosos Mínimos, fundada por San Francisco de Paula en 1435. Se dedicó al apostolado, la predicación y la enseñanza y, aunque permaneció la mayor parte de su vida en el monasterio de San Sebastián, en Valencia, también estuvo en Alacuás, donde ejerció el cargo de superior del convento de los Mínimos.
También es el Patrón de Bolbaite Valencia. Su fiesta patronal se celebra el 2º Domingo de Pascua y hay una extrema devoción por el Santo.
Asimismo es patrón de Viver (Castellón) cuya fiesta se celebra el segundo viernes siguiente al domingo de Pascua. Su tradición se remonta al siglo XVI cuando Fernando de Aragón, Duque de Calabria, introdujo a los frailes en su dominio feudal de Viver. Es de destacar que como recordatorio de la obra social del convento, el día de la fiesta se reparte un guiso de arroz y bacalao (denominado sopa del santo) a todos los participantes, sean locales o foráneos.
Callosa de segura (alicante) es el patrono de los monaguillos de la parroquia arciprestal de San Martin Obispo.
Es el Patrón de Santaella (Córdoba) cuya fiesta se celebra el 2 de Abril. La imagen del Patrón es procesionada por las calles del pueblo junto a la Custodia en la celebración de Corpus Christie.

 Culto

Fue canonizado en 1519, sólo doce años después de su muerte, durante el pontificado del Papa León X, al que predijo la elección al solio pontificio cuando éste todavía era un niño, acontecimiento muy raro por sus tiempos.
En 1562, los hugonotes forzaron su tumba, encontraron el cuerpo incorrupto y le pegaron fuego.
Su fiesta se celebra el 2 de abril, día de su nacimiento al cielo. Sin embargo, no pudiéndose celebrar a menudo como fiesta litúrgica porque casi siempre recurre en Cuaresma, se celebra cada en Paola en el aniversario de su canonización, que ocurrió el 1 mayo de 1519. La noticia, en cambio, llegó a Paula después de tres días; por eso los festejos son del 1 al 4 de mayo.
En las representaciones religiosas san Francisco de Paula es representado de las siguientes maneras:
  • Vestido con una manta o saya, con un bastón en mano y una barba blanca corriente.
  • Mientras atraviesa el estrecho de Mesina sobre su capa, que hace de casco y de vela, sustentada por su bastón, junto a un frailecillo.
  • Vestido con una saya, mientras que sujeta una calavera con una mano y un flagelo con la otra.
  • Mientras levita sobre una muchedumbre de fieles con el lema CHARITAS.

 Bibliografía

  • Francesco Russo, Bibliografia di S. Francesco di Paola, 2 voll., Roma 1957 e 1967.
  • I Codici autografi dei processi casentino e turonense per la canonizzazione di S. Francesco di Paola (1513), Roma 1964
  • Vita S. Francisci de Paula, Minimorum Ordinis institutoris, scripta ab anonimo eiusque sancti discipulo eique coaevo, a cura di Giuseppe Perrimezzi, Roma 1707 (rist. Paola 1967)
  • Giuseppe Roberti, S. Francesco di Paola fondatore dell'Ordine dei Minimi (1416-1507). Storia della sua vita, Roma 1963
  • S. Francesco di Paola, Chiesa e società del suo tempo., Atti del convegno Internazionale di studio (Paola 20 – 24 maggio 1983), Roma 1984
  • Pietro Addante, San Francesco di Paola, San Paolo, 1988
  • Alessandro Galuzzi, Origine dell'Ordine dei Minimi, Roma 1967
  • Giuseppe Fiorini Morosini, Il carisma penitenziale di S. Francesco di Paola e dell'Ordine dei Minimi. Storia e spiritualità, Roma 2000
  • Redazioni della regola e correttorio dei Minimi. Testo latino e versione italiana, a cura di Antonio Castiglione, Roma 1978
  • Fede, Pietà, Religiosità popolare e S. Francesco di Paola. Atti del II convegno Internazionale di Studio (Paola, 7-9 dicembre 1990), Roma 1992
  • Gianni Iacovelli, L' attività taumaturgica di s. Francesco di Paola, Gerni (Collana Scientia), 1990
  • Filippo Abbiati, Guida ai miracoli di san Francesco di Paola, Orizzonti Meridionali, 2007
  • Giuseppe N.Catrambone, Il viaggio incantato di San Francesco di Paola, Adelphi, 2007
  • Giovanni Sole, Francesco di Paola. Il santo terribile come un leone, Rubbettino, 2007
  • Maurizio Ulino, Una confraternita viva dal XIII secolo. La confraternita di S. Maria della Neve della città di Campagna (13 dicembre 1258), Studi & Ricerche, Campagna (Sa) 2010.

Véase también

 Enlaces externos


San Francisco de Paula
ermitaño + 1507
2 de abril
Nacido en Paula (Calabria) el año 1416, fundó una congregación de vida eremítica que después se transformó en la Orden de los Mínimos, y que fue aprobada por la Santa Sede el año 1506. Murió en Tours (Francia) el año 1507.
De sus cartas: Convertíos con sinceridad

Santiago y Viena eran pobres y vivían con la pena de no tener hijos. Por fin, después de mucha oración y por la intercesión de San Francisco de Asís, les nace un niño a quien pusieron el nombre del santo.
En compañía de sus padres realizó algunas peregrinaciones. Entre ellas resaltó en su vida la visita al monasterio benedictino de Monte Casino. También él amaba la soledad como medio para entregarse al Señor.
Pidió permiso a sus padres y, a los catorce años, se retiró a una cueva no lejana de Paula, junto a Cosenza, y más tarde a un lugar aún más solitario. Su vida de penitencia y oración pronto se conoció. Se multiplican los discípulos que querían imitar su vida. Otros vienen por sus muchos milagros. Así nació una nueva familia religiosa, la de los Ermitaños de Paula (1474), que se convertiría en la Orden dc los Mínimos (1493). Construye varios monasterios.
El Papa Sixto IV aprueba su Orden con el nombre de Ermitaños de Calabria y nombra a Francisco de Paula superior general perpetuo por una Bula del 23 de mayo de 1474. Su fama se extiende por todas partes. Le llaman de Sicilia. Debe embarcar y no dispone de medios para pagar la barca. ¿Qué hacer? Arroja el manto pardo sobre las olas, se coloca sobre él, y, haciendo de vela, atraviesa el estrecho ante el asombro de la multitud que le contempla. Un milagro similar al de San Raimundo.
La resonancia de las maravillas obradas por el santo calabrés llegó hasta Roma, en donde el papa Pablo II quiso verle (1467). Más tarde, Sixto IV le envió como legado ante el rey de Francia Luis Xl (1482). Francisco fijó su residencia en Plesis-les-Tours, en donde moraba el rey, y nuevamente los ermitaños vinieron a someterse a su disciplina.
Lleno de méritos y viendo ya su obra consolidada, muere el 2 ce abril, 1507, Viernes Santo. Tenía noventa y un años de edad, y un gran renombre taumatúrgico y penitencial. Seis años después el Papa León X lo beatificaba.
San Francisco de Paula, ruega por nosotros.
 
SAN FRANCISCO DE PAULAFundador de los Frailes Mínimos
San Francisco de PaulaNació en un pueblecito llamado Paula, en Italia, en 1416. Cuando tenía unos pocos años se enfermó gravemente de los ojos. Se encomendó junto con sus padres a San Francisco y este santo le obtuvo de Dios la curación. En acción de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís, y allá recibió la inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a hacer penitencia.
Se retiró a la montaña, y ahí permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de yerbas silvestres y durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra. Pronto, varios hombres siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que cumplir siempre. Decía así: "Cuaresma perpetua". Esto quiere decir que en la alimentación se debían hacer las mortificaciones que antiguamente se hacían en cuaresma con el fin de fortificar la voluntad.
Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de "hermanos menores", San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad el nombre de "hermanos Mínimos". El Divino Espíritu le concedió a San Francisco de Paula el don de hacer milagros, de hacer curaciones, y el don de profecía.
El Papa Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula es un verdadero modelo para los que tienen que llamarles la atención a los gobernantes que abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que deberían emplear en favor de los pobres. Por muchos años nuestro santo recorrió ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios a las gentes. Y en aquellos tiempos (como ahora) había alcaldes, gobernadores, ministros y hasta jefes de Estado que abusaban de su poder y gastaban los dineros públicos para enriquecerse o para hacer gastos inútiles y conseguir lujos, en vez de socorrer a los necesitados. A ellos les iba recordando San Francisco que a cada uno le dirá Cristo en el día del juicio aquellas palabras que dijo en el Evangelio: "Dame cuenta de tu administración" .
También les recordaba esta frase del Apocalipsis: "He aquí que tengo y traigo conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus obras". Todo esto hacía pensar muy seriamente a muchos gobernantes y los llevaba a corregir los modos equivocados de proceder que habían tenido en el pasado.
El santo logró convertir a Luis XI antes de su muerte. Este quedó tan agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de su hijo, el futuro Carlos VIII, rey de Francia.

Murió el Santo, 2 de abril de 1507. El pueblo empezó inmediatamente a proclamarlo como santo y los milagros empezaron a sucederse.
Doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo Pontífice León X , en 1519.



San Francisco de Paula, eremita fundador
fecha: 2 de abril
n.: 1416 - †: 1507 - país: Francia
canonización: C: León X 1 may 1519
hagiografía: José Gros y Raguer
San Francisco de Paula, ermitaño, fundador de la Orden de los Mínimos en Calabria. Prescribió a sus discípulos que viviesen de limosnas, que no tuvieran propiedad ni tocasen nunca dinero, y que utilizasen sólo alimentos cuaresmales. Llamado a Francia, por el rey Luis XI, le asistió en el lecho de muerte, y, célebre por la austeridad de vida, murió a su vez en Plessis-les-Tours, junto a la ciudad francesa de Tours.
patronazgo: patrono de los ermitaños, los marineros, para pedir descendencia, contra la peste y la tristeza.
oración:
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elevado a san Francisco de Paula a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. (de la liturgia)

Nacido en Paola, reino de Nápoles, el 27 de marzo de 1416. Anacoreta de muy joven, más tarde apóstol y fundador de la Orden de los Mínimos. Muere en Tours (Francia), el día 2 de abril de 1507. Al cabo de sólo doce años fue elevado al honor de los altares, en 1519, por León X.
Francisco de Paula no fue sacerdote, pero sí un reformador auténtico. Influyó poderosamente en la historia del Renacimiento. La vertiente paganizante del movimiento renacentista aparecía muy peligrosa para el espíritu cristiano, que tan celosamente había conservado y fomentado los grandes focos monacales de la Edad Media. La sensualidad y el afeminamiento se iban infiltrando en todos los ambientes y, a grandes pasos, se desmoronaba la ascética cristiana por el enfriamiento de quienes debieran practicarla. Por ello el joven Francisco ataca de raíz el mal de la época cuando, tras el año de oblación transcurrido en el convento franciscano de San Marcos Argentato, decide retirarse a la soledad penitente.
Había pisado la misma tierra bendita de su patrón y se sentía impulsado a imitar al Poverello en su modo filial de vivir en manos de Dios. También de la libertad de espíritu del patriarca franciscano encontramos ya rasgos en la peregrinación de Francisco de Paula por tierras de Umbría. Ha encontrado a un cardenal del siglo viajando con un lujo extraordinario. Y el joven mendigo, de aspecto ignorante, ha sabido reprender discretamente al magnate de elegantes y ricas vestiduras. Luego pasa meses y meses encerrado en vida austerísima: durmiendo en la tierra desnuda, alimentándose de las hierbas crudas; el cuerpo, ceñido de cuerda con nudos. Al cabo de cinco años la fama de su virtud llega al cenit y, pese a su resistencia, afluyen los discípulos. Al lado de su cabaña plantan muchas más, tiene que pensar en un convento, y lo edifican, con la ayuda de todos sus conciudadanos. En medio de la pobreza y la alegría se van fundando nuevas comunidades.
El renombre del ermitaño llega a Sicilia. Le llaman allá. Llega a pie a orillas del mar, con el bordón de peregrino. Dícele al barquero: «Hermano, ¿me pasa usted?». El barquero contesta con ironía: «Señor, ¿me paga usted?». «No tengo dinero para pagarle», replica el ermitaño. «Ni yo barca para pasarle», concluye el otro. Entonces, ante multitud de testigos, el Santo, tras una breve oración y bendición de las olas, atraviesa el estrecho de Messina sobre la cubierta de su manto extendido sobre el mar y con su mismo borde sirviéndole de vela.
Muchos otros milagros acompañaron el paso de Francisco, signos de la presencia de Dios al lado del Reformador. Este don taumatúrgico tenía sus raíces en las sólidas virtudes que adornaban su alma y que culminaban en la que era su consigna constante y que, como tal, pasó a su familia espiritual: Caridad. Bondad y dulzura resplandecían en quien por natural debía aparecer como severo y retraído. La alegre humildad le facilitó la convivencia amorosa con la gente sencilla del pueblo, con los desvalidos y desheredados, de los que se constituyó en valiente defensor ante los atropellos de los señores. «La tiranía no place a Dios bendito», era su estribillo. Frente al mismo Fernando, déspota rey de Nápoles, se mantuvo en su intrepidez; y el soberano, con sus consejeros, tuvo que rendirse ante la fuerza de la santidad, viéndose obligado a prometerle administración justa y caritativa. También en la corte resplandecieron sus virtudes y milagros. Cuentan sus biógrafos que una vez tomó una moneda de la bandeja repleta que le ofrecía el rey para comprar su silencio, y desmenuzándola entre sus dedos, brotaron de ellos gotas de sangre, símbolo de la opresión de los débiles.
Su vida termina con la célebre expedición a Francia. Luis XI, otro tirano de la época, se siente morir en su retiro de Plessisdu-Parc (Tours) y ansioso de salud hace llamar al taumaturgo de Paula. Éste sólo acude tras la recomendación del Papa Sixto IV. Llegado a la corte, rechaza los interesados favores del rey y le indica el camino de la vida verdadera, invitándole a devolver el dinero, que le ofrecía a él, a todos los que había expoliado en su reinado. Y Luis XI se rendía también ante la santidad. El fundador de los Mínimos no le libró de la muerte, pero alegró sus últimos días con palabras celestiales, que le prepararon una agonía llena de esperanza.
Desde entonces permanece el Santo en Francia, realizando nuevas fundaciones. Y en Tours le llega la hora del triunfo. El Viernes Santo, 2 de abril de 1507, a los acordes de la pasión de San Juan, que se hace leer en el lecho de muerte, Francisco de Paula, el taumaturgo, penitente y fundador, entrega el alma a Dios. Dios acepta su vida y al punto sanciona con maravillas el clamor de la gente de Tours, que en plena calle le proclama digno de los altares.

 
 
 

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