miércoles, 10 de abril de 2013

Dios mandó a su Hijo para salvar al mundo

Juan 3, 16-21. Pascua. No acabamos de darnos cuenta de lo que significa este amor de Dios, inmenso, gratuito, desinteresado, un amor hasta el extremo.
 
Dios mandó a su Hijo para salvar al mundo
Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»

Oración introductoria

Jesús, pongo toda mi libertad en tus manos para que Tú me guíes hacia esa luz que me aleje de las tinieblas. Dedico tiempo al radio, a la música, a la televisión, a los mensajes que me llegan por internet, etc., en vez de buscar con ahínco más y mejor tiempo para mi oración.

Petición

Dios mío, haz que me dé cuenta que lo primero que tengo que buscar en mi día y en mi corazón es tu luz, tu verdad, tu voz de suave y firme Pastor.

Meditación de SS Benedicto XVI

Con su oración, Jesús quiere llevarnos a la fe, a la confianza total en Dios y en su voluntad, y quiere mostrar que este Dios que tanto ha amado al hombre y al mundo, hasta el punto de mandar a su Hijo Unigénito, es el Dios de la Vida, el Dios que lleva esperanza y es capaz de darle la vuelta a situaciones humanamente imposibles. La oración confiada de un creyente, por tanto, es un testimonio vivo de esta presencia de Dios en el mundo, de su interés en el hombre, de su acción para llevar a cabo su plan de salvación. [...] Queridos hermanos y hermanas, nuestra oración abre la puerta a Dios, que nos enseña a salir constantemente a de nosotros mismos para ser capaces de acercarnos a los demás, especialmente en los momentos de la prueba, para llevarles consuelo, esperanza y luz. Que el Señor nos conceda ser capaces de una oración cada vez más intensa, para reforzar nuestra relación personal con Dios, agrandar nuestro corazón a la necesidad del que está a nuestro lado y sentir la belleza de ser "hijos en el Hijo", junto a muchos hermanos. (Benedicto XVI, 14 de diciembre de 2012).

Reflexión

La oscuridad nos inquieta. La luz, en cambio, nos da seguridad.

En la oscuridad no sabemos dónde estamos. En la luz podemos encontrar un camino. En pocas líneas, el Evangelio nos presenta los dos grandes misterios de nuestra historia.

Por un lado, "tanto amó Dios al mundo". Sin que lo mereciéramos, nos entregó lo más amado. Aún más, se entregó a sí mismo para darnos la vida. Cristo vino al mundo para iluminar nuestra existencia.

Y en contraste, "vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz". No acabamos de darnos cuenta de lo que significa este amor de Dios, inmenso, gratuito, desinteresado, un amor hasta el extremo.

El infinito amor de Dios se encuentra con el drama de nuestra libertad que a veces elige el mal, la oscuridad, aún a pesar de desear ardientemente estar en la luz. Pero precisamente, Cristo no ha venido para condenar sino para salvarnos. Viene a ser luz en un mundo entenebrecido por el pecado, quiere dar sentido a nuestro caminar.

Obrar en la verdad es la mejor manera de vivir en la luz. Y obrar en la verdad es vivir en el amor. Dejarnos penetrar por el amor de Dios "que entregó a su Hijo unigénito", y buscar corresponderle con nuestra entrega.

Propósito

Que mi testimonio de vida, coherente con la Palabra de Dios, ilumine el camino de los demás.

Diálogo con Cristo

Gracias, Señor, por darme la luz para saber tomar el camino que me lleve a la santidad. Ciertamente ese camino no es el más fácil, ni ante los ojos humanos el más bonito o agradable. Es más, hay un temor interno que no me deja abandonarme totalmente en tu providencia, un espíritu controlador que no logro dominar fácilmente. Pero qué maravilla saber que Tú, a pesar de mis apegos, me sigues amando, perdonando, realmente quiero corresponder a tanto amor.
miércoles 10 Abril 2013
Miércoles de la segunda semana de Pascua

San Ezequiel



Leer el comentario del Evangelio por
Isaac el Sirio : “Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único”

Lecturas

Hechos 5,17-26.

El sumo sacerdote y toda su gente, que eran el partido de los saduceos, decidieron actuar en la forma más enérgica.
Apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.
Pero un ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel durante la noche y los sacó fuera, diciéndoles:
«Vayan, hablen en el Templo y anuncien al pueblo el mensaje de vida.»
Entraron, pues, en el Templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Mientras tanto el sumo sacerdote y sus partidarios reunieron al Sanedrín con todos los ancianos de Israel y enviaron a buscar a los prisioneros a la cárcel.
Pero cuando llegaron los guardias no los encontraron en la cárcel. Volvieron a dar la noticia y les dijeron:
«Hemos encontrado la cárcel perfectamente cerrada y a los centinelas fuera, en sus puestos, pero al abrir las puertas no hemos encontrado a nadie dentro.»
El jefe de la policía del Templo y los jefes de los sacerdotes quedaron desconcertados al oír esto y se preguntaban qué podía haber sucedido.
En esto llegó uno que les dijo: «Los hombres que ustedes encarcelaron están ahora en el Templo enseñando al pueblo.»
El jefe de la guardia fue con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo.


Salmo 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9.

Bendeciré al Señor en todo tiempo, no cesará mi boca de alabarlo.
Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren.
Engrandezcan conmigo al Señor y ensalcemos a una su nombre.
Busqué al Señor y me dio una respuesta y me libró de todos mis temores.

Mírenlo a él y serán iluminados y no tendrán más cara de frustrados.
Este pobre gritó y el Señor lo escuchó, y lo salvó de todas sus angustias.
El ángel del Señor hace sus rondas junto a los que le temen y los guarda.
Gusten y vean cuán bueno es el Señor ¡dichoso aquel que busca en él asilo!



Juan 3,16-21.


¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.
Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios.
Esto requiere un juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Pues el que obra el mal odia la luz y no va a la luz, no sea que sus obras malas sean descubiertas y condenadas.
Pero el que hace la verdad va a la luz, para que se vea que sus obras han sido hechas en Dios.»


Extraído de la Biblia Latinoamericana.



Leer el comentario del Evangelio por

Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul
Capítulo sobre el conocimiento, IV, 77-78

“Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único”

El hombre enardecido por la llama de la verdad, aun no ha conocido la
verdad en su esencia. Cuando la haya aprendido realmente ya no se
enardecerá a causa de ella. El don de Dios y el conocimiento que confiere
el don no son nunca motivo para turbarse o para levantar la voz, porque el
lugar donde habita el Espíritu con amor y humildad es un lugar donde reina
la paz...

Si el celo ardoroso hubiera sido necesario para enderezar los caminos
del hombre ¿por qué Dios se habría revestido de un cuerpo y habría
utilizado la dulzura y la humildad para convertir al mundo a su Padre? ¿Y
por qué habría abierto sus brazos en la cruz por los pecadores, sometiéndo
su cuerpo santísimo al sufrimiento en favor del mundo? Yo afirmo que Dios
lo hizo por una sola razón: dar a conocer al mundo su amor, para que
nuestra capacidad de amar, aumentada por esta constatación, se haga cautiva
del amor de Dios. Así, el extraordinario poder del reino de los cielos que
consiste en el amor, ha encontrado una ocasión de expresarse en la muerte
de su Hijo...para que el mundo se dé cuenta del amor de Dios por su
creación. Si este gesto admirable, hubiese tenido por fin únicamente el
perdón de nuestros pecados, habría bastado otro medio para realizarlo.
¿Quién lo habría rechazado si se hubiese realizado por medio de una muerte
corriente? Pero Dios no quiso una muerte cualquiera para que tú
comprendieras que hay aquí un misterio...

¿Por qué hacían falta los insultos y salivazos?... ¡Oh sabiduría
vivificante! Te has dado cuenta ahora y has comprendido cuál era la razón
de la venida del Nuestro Señor y de todo lo que le siguió, antes que él
mismo nos lo explicara por su propia boca. En efecto, está escrito que
“tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único.” (Jn 3,16)     

 

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